massobreloslunes: Seis años

domingo, 13 de octubre de 2024

Seis años

Tienes seis años. ¡Seis! Ya no se te puede considerar una toddler, lo mires por donde lo mires. Eres total y definitivamente una niña de brazos y piernas preocupantemente largos. Tienes un treinta de pie porque has heredado las barcas de tu padre, y al mirar tus zapatos ya no tiene uno esa sensación de ternura que da ver diminutos zapatitos infantiles.

Este es el año en que te cortaste el pelo con flequillo porque ya no aguantabas más las trenzas de raíz que aprendí a hacerte en YouTube y que eran la envidia del resto de las madres. Con tu nuevo corte de pelo pareces aún más mayor, y el flequillo destaca tus ojazos curiosos y almendrados. Te miro y me sobrecoge lo bonita que eres, lo especial y expresivo de tu linda carita. No sé cómo te has apañado para combinar dos genéticas físicamente tan mediocres en una mezcla tan encantadora.

Sigues siendo más lista que el hambre. Ya sabes leer casi del todo en inglés y en español, y alucino al ver cómo tu cerebro funciona distinto para interpretar cada idioma: en español silabeas y en inglés te paras para interpretar la palabra entera.

Ya nos podemos ir juntas de viaje. Nos escapamos a Londres en agosto de locura, porque se te ocurrió que querías bañarte en una fuente de la que yo te había hablado, y lo pasamos de miedo. Fue mágico ver cómo te adaptabas a un entorno nuevo: como pasabas del temor frente al metro y a los autobuses de dos plantas a tirar de mi mano señalando la dirección en la que teníamos que ir. Vimos las joyas de la corona, recorrimos el Támesis en barco y le dimos de comer puñados de gusanos a dos armadillos de cuyos nombres (Monty y Pedro) todavía te acuerdas.

Como te tenemos prohibidas las pantallas (y, créeme, algún día nos lo agradecerás) estás enganchadísima a los podcasts. De ahí sacas tu alucinante vocabulario: «look at me towing this suitcase», me dijiste el otro día, arrastrando la maleta a tu espalda. De ahí aprendes también complicadísimas historias que relatas sin pararte a respirar, y tu costumbre de jugar añadiendo acotaciones de diálogo a lo que dicen tus muñecos.

Tus preguntas nos dejan con la boca abierta: «¿Quién fue la primera madre?»,  quisiste saber hace unas semanas, y ahí nos tienes apañándonoslas como podíamos para explicarte la diferencia entre un Neandertal y un Homo sapiens. Empiezas siempre preparándonos con un «Mom, can I ask you something?», y yo te contesto siempre: «You can ask me anything» que espero que no olvides nunca.

Me encanta que nunca aceptes un no por respuesta, aunque a veces me saque de quicio. Me encanta que eres buena, que tienes buen corazón, y que siempre das la gracias por las pequeñas cosas. «Mom, you did great», me has dicho hoy al terminar tu fiesta de cumpleaños. Me encanta que por fin has descubierto lo maravillosas que son las librerías, y que aunque no vamos a muchas porque vivir en el extranjero lo dificulta un poco, la última vez que entramos en una no había manera de sacarte.

Eres la mejor hermana mayor que puede existir. Le tienes una paciencia sobrehumana al bruto de tu hermano, lo saludas con una sonrisa por la mañana y te lo comes a besos cuando te deja. Le hablas en vuestro lenguaje especial, tongues, y a él se le ilumina la cara cuando te ve. Me recuerdas que me calme cuando pierdo los nervios: «Mom, he's just a baby», me dices, y yo respiro hondo y sonrío porque en ese momento es imposible no hacerlo.

El curso pasado, cuando te ibas por la mañana en el ascensor, nos gritábamos a través de la puerta cuánto nos queríamos, intentando cada una superar a la otra: a million, a hundred millions, a hundred thousand dinosaurs, to the moon and back. Imagino que si algún día tienes hijos, comprenderás que ni con todas las palabras me es posible resumir cuánto te quiero. Hasta entonces, espero que baste con transmitirte la suficiente cantidad de amor como para que cuando te diga que te quiero, sigas respondiéndome: «I know, Mom. I know». 

Hace poco empezamos a crear un diccionario de palabras intraducibles inventadas por nosotras, a partir de un libro que te regalé con palabras únicas de muchos idiomas. Una de ellas es olkanulafa: loving someone so much that it hurts a little. Así es exactamente como te quiero yo 

Eres mi cosa favorita, mi niña hermosa hecha de magia de unicornio y polvo de estrellas. 

Que cumplas muchos más.

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