massobreloslunes: 09/01/14

lunes, 1 de septiembre de 2014

Sobre escritura y privacidad

Hoy he publicado un post en Vivir al Maximo sobre blogging. Básicamente, defiendo que (casi) cualquiera puede beneficiarse de abrir un blog, aunque sea un blog personal, misceláneo, no planificado y no remunerado como este.

Ha habido un par de comentarios acerca de la privacidad, y la conveniencia o no de contar tu vida por Internet. Ese tema me ha hecho pensar desde siempre. De alguna forma, siento que existe la creencia general de que contar tus historias o tus intimidades a) no es verdadera "literatura"; b) solo te sirve a ti para exorcizar tus neuras, y es hasta cierto punto egoísta y c) tiene terribles consecuencias negativas porque amenaza esa "privacidad" de la que todos hablamos.

Después de nueve años contando mi vida en Internet, y de poner cada vez menos barreras a que la gente que me conoce en la vida real pueda verlo, he aprendido varias cosas sobre el tema.

En primer lugar, sí que hay mérito literario en hacer atractivo un blog personal: hay miles de blogs personales, y unos se leen más y otros menos, así que algo tendrán. Hace poco empecé un diario, porque pensé que me ayudaría a mantener la cordura escribir un rato al día sin pensar que nadie iba a leerlo. Mi diario es una mierda, literariamente hablando. En serio, no aguantaríais ni dos entradas. Está lleno de frases tipo "hoy ha sido un día un poco raro... me siento un poco desmotivada, pero bueno; ya se me pasará, supongo. O no. Me duele mucho la cabeza últimamente, ¿por qué será? En fin, yo qué sé; si no pienso en ello, quizá me duela menos". Y así durante páginas y páginas.

A este blog le dedico mucho tiempo. Quiero decir tiempo por cada entrada, porque es cierto que últimamente publico con menos frecuencia. Pero escribo desde la certeza de que hay gente que va a leerme y no quiero que se aburra. Recorto, corrijo y me quedo un rato mirando al infinito para buscar la palabra adecuada. No es ficción, pero intenta ser buena escritura.

Lo segundo que he aprendido es que en mí, personalmente; en mi vida concreta, con mis circunstancias, ser abierta sobre mi mundo interior me ha traído muchas más consecuencias buenas que malas. Ahora mismo solo puedo listar un par de consecuencias negativas (enfados por veces que he metido la pata), por un millón y medio de consecuencias positivas. Y lo más positivo no es que los lectores me lleven a comprar pintaúñas, que es genial. Lo mejor, para mí, es cuando la gente me escribe al correo, o me comenta en una entrada, y me dice: "me encanta tu blog, me siento identificado/a, me ayuda a sentirme menos solo, me río mucho". A lo largo de estos años, mostrarme como soy en Internet ha ayudado a otra gente a sentirse menos sola, y para mí en eso se resume la gracia de la escritura y la lectura. Encuentras a gente que te importa y sigues sus andanzas. Que esa gente exista o no es secundario.

¿Me importa que los demás conozcan mis intimidades? En general, no. Al contrario. Me hace sentirme segura. Quiere decir que hay un montón de gente que sabe mucho de mí y, aun así, me aguanta e incluso me aprecia. No tengo grandes secretos que me hundirían la vida si se supieran. Lo único que me preocupa un poco es que algún ex-paciente encuentre algo que haya escrito sobre él y se sienta mal, y por eso he censurado o eliminado algunos posts antiguos sobre mi trabajo. También me preocupa, lógicamente, que gente de mi vida real se sienta expuesta porque escriba sobre ellos aquí, y últimamente soy un poco más cauta con eso. Pero ha sucedido pocas veces.

Leer la intimidad de otra gente ha sido importante para mí. Además de la ficción, por supuesto, ha habido personas ahí fuera capaces de desnudarse, en uno u otro sentido (y la ficción es otra forma de desnudarse, solo que un poco más sutil) y mostrarme que ellos también son humanos, son vulnerables y sufren. Me ha ayudado Geneen Roth hablando de comida y emociones, o Natalie Goldberg contando sus inseguridades después de ser una escritora publicada y famosa. Me ayuda Jonathan Franzen hablando de superar la vergüenza en un capítulo particular de su novela, o Murakami mostrándose discretamente a través de su afición a correr.

Creo que hay un deseo terrible de enseñarse en todos los escritores, incluso en los autores de ficción más recalcitrantes, y ni siquiera estoy segura de que eso sea malo. ¿Para qué estamos aquí, si no? ¿Para fingir que tenemos vidas perfectas y respetables? ¿Para estar seguros de que nadie encontrará nada "raro" buscándonos en Google? ¿Qué es raro? Cuando la gente se entera de algo sobre ti, no pasa nada grave. No se cae el mundo. Están demasiado ocupados con su propio ombligo como para dar demasiada importancia al tuyo.

Ahora que estoy escribiendo una novela, voy descubriendo lo divertido y gratificante que es crear esa misma conexión a través de un personaje que no existe. Quizá mientras mejor escritora de ficción vaya siendo, menos necesite escribir sobre mí misma. No lo sé. Pero ahora pienso que escribo sobre mí misma porque este blog es, de hecho, la novela de mi vida, y que a lo mejor no es el mayor ejercicio de creatividad del mundo, pero la gente parece disfrutarlo. A mí me gusta que me conozcáis. No me siento invadida. Además, a mi loca cabeza le queda demasiado mundo interior sin compartir como para creer de verdad que aquí lo cuento todo.

Así que bueno, por concluir algo: que cada cual haga lo que quiera con su vida y con su blog. La privacidad es como el culo: todo el mundo la tiene, y a los demás tampoco les importas tanto. Haz lo que te haga sentir mejor a ti. Es reconfortante y divertido convertir tu vida anodina en algo que los demás disfrutan; y si es ególatra, neurótico o cualquier otra denigrante palabra esdrújula, no debería obsesionarte. No creo que al final del camino nos preocupe si conseguimos mantenernos lo bastante blindados a los ojos de otros. Más bien, creo que pensaremos "¿quién me conoció lo suficiente? ¿A quién dejé entrar de verdad en este triste y cansado corazón?".

Pero no sé. Es solo una forma de verlo.