Siento la falta de actualizaciones últimamente. Simplemente, no sé me ocurre qué contaros.
Pasadlo muy bien esta noche y entrad al 2006 con buen pie. Muchos besos desde este humilde rincón de la blogosfera.
sábado, 31 de diciembre de 2005
sábado, 24 de diciembre de 2005
X-mas
Puesto que ayer tardé exactamente el tiempo que dura un empaste en enamorarme perdidamente de mi (joven y guapo) dentista, he decidido dejar el drama y volver a mi escritura alegre y libre de trágicos amantes perdidos.
Porque, como dice mi padre, "tíos hay más que botellines del Águila".
Así que, tomad nota, SE ACABARON los post en segunda persona y los mensajes enviados al vacío como esperanzadas botellas de náufrago. Marina is back.
Por otro lado, feliz navidad.
Paz, amor y flores para todos.
Porque, como dice mi padre, "tíos hay más que botellines del Águila".
Así que, tomad nota, SE ACABARON los post en segunda persona y los mensajes enviados al vacío como esperanzadas botellas de náufrago. Marina is back.
Por otro lado, feliz navidad.
Paz, amor y flores para todos.
martes, 20 de diciembre de 2005
Pasando página
Mañana me voy de vacaciones de navidad. Ya sabéis: llenar la maleta hasta que casi reviente, vaciar la nevera, cortar la luz y el agua. Luego mi casa, con mi madre preparándome zumos y mi hermano jugando a la play en su cuarto, los adornos de navidad, las siestas junto a la chimenea, los paseos por Málaga nocturna, iluminada, bellísima. Deambular junto a los puestecillos del parque, comprar regalos, hacer tiramisú para la cena de Nochebuena.
A lo tonto a lo tonto, ya ha pasado una etapa del año: la que va de octubre a diciembre, que es alegre y despreocupada porque aún no le ves las orejas al temible lobo que son los exámenes. Cuando vuelva a sentarme en esta mesa, tendré a febrero mirándome avieso desde la esquina del calendario. Ahora mismo no; ahora mismo, me creo que me sobra tiempo y me puedo dedicar a perderlo un poco.
Pienso en cómo han sido estos tres meses. Ha sido un tiempo de mucha juerga, demasiada; de saltarme clases, de ir a la cafetería, de dormir hasta tarde. También he tenido madrugones, desayunos a oscuras en la cocina, caminatas heladas desde mi casa a la parada del autobús. Me veo en el salón charlando con mis compañeras, en la cocina fregando platos con Ana, en mi cuarto dormitando bajo el nórdico las mañanas de domingo.
Sobre todo ha sido época de ti (oh, TÚ, protagonista de mis últimos posts, el Omnipresente, el Innombrable). De conocerte, de ilusionarme, de desilusionarme y volverme a ilusionar. Lo último ha sido la desilusión. Pero también ha habido caminatas de tu casa a la mía, bajo la lluvia, en la mañana, despeinada y con una media sonrisa en los labios. Y viajes en coche escuchando tu música y tu voz traduciéndome las canciones. Y sexo caliente y móvil, juguetón, insaciable. Y llamadas de teléfono, y mensajitos de móvil, y conversaciones de messenger. Y muchas palabras.
Ya todo eso pasó, y espero entusiasmada a que llegue el año nuevo. Traerá exámenes, nervios, cafés y risas en la biblioteca. Traerá el lento camino que lleva del frío que nos castiga ahora al calor que nos aturdirá a final de curso. Traerá más Tús que se merezcan serlo más que tú. Por supuesto, traerá también desengaños, decepciones, mañanas grises, noches en vela. Pero espero que venga cargado de otras mañanas de esas en las que te levantas pegado al cuerpo de alguien, notando cómo su vientre roza tu espalda cuando respira, o cómo tu cabeza sube y baja sobre su pecho.
Qué sé yo, qué más da, si venga lo que venga vamos a acabar igual: reduciéndolo todo a palabras como éstas.
O agrandándolo, quién sabe.
A lo tonto a lo tonto, ya ha pasado una etapa del año: la que va de octubre a diciembre, que es alegre y despreocupada porque aún no le ves las orejas al temible lobo que son los exámenes. Cuando vuelva a sentarme en esta mesa, tendré a febrero mirándome avieso desde la esquina del calendario. Ahora mismo no; ahora mismo, me creo que me sobra tiempo y me puedo dedicar a perderlo un poco.
Pienso en cómo han sido estos tres meses. Ha sido un tiempo de mucha juerga, demasiada; de saltarme clases, de ir a la cafetería, de dormir hasta tarde. También he tenido madrugones, desayunos a oscuras en la cocina, caminatas heladas desde mi casa a la parada del autobús. Me veo en el salón charlando con mis compañeras, en la cocina fregando platos con Ana, en mi cuarto dormitando bajo el nórdico las mañanas de domingo.
Sobre todo ha sido época de ti (oh, TÚ, protagonista de mis últimos posts, el Omnipresente, el Innombrable). De conocerte, de ilusionarme, de desilusionarme y volverme a ilusionar. Lo último ha sido la desilusión. Pero también ha habido caminatas de tu casa a la mía, bajo la lluvia, en la mañana, despeinada y con una media sonrisa en los labios. Y viajes en coche escuchando tu música y tu voz traduciéndome las canciones. Y sexo caliente y móvil, juguetón, insaciable. Y llamadas de teléfono, y mensajitos de móvil, y conversaciones de messenger. Y muchas palabras.
Ya todo eso pasó, y espero entusiasmada a que llegue el año nuevo. Traerá exámenes, nervios, cafés y risas en la biblioteca. Traerá el lento camino que lleva del frío que nos castiga ahora al calor que nos aturdirá a final de curso. Traerá más Tús que se merezcan serlo más que tú. Por supuesto, traerá también desengaños, decepciones, mañanas grises, noches en vela. Pero espero que venga cargado de otras mañanas de esas en las que te levantas pegado al cuerpo de alguien, notando cómo su vientre roza tu espalda cuando respira, o cómo tu cabeza sube y baja sobre su pecho.
Qué sé yo, qué más da, si venga lo que venga vamos a acabar igual: reduciéndolo todo a palabras como éstas.
O agrandándolo, quién sabe.
sábado, 17 de diciembre de 2005
Encuentra los siete errores
Primer error: hacer botellón en Granada, al aire libre y el pleno mes de diciembre.
Segundo error: escuchar las canciones que me ponía en el coche.
Tercer error: mientras oigo la música, recordar (leve pero deliberadamente) su forma de hacer el amor.
Cuarto error: publicar esto en un sitio donde él puede leerlo y creerse que le pienso un poco.
Quinto error: confundir las coliflores con bechamel con la bechamel con coliflores.
Sexto error: bloguear sin sentido como si caminara, errabunda, por calles que no conozco.
Séptimo error: dedicarme a la autocompasión pública.
Resultado: dolor de garganta, escozor en los ojos, náuseas y la inquietante sensación de que aún estaré un tiempo echándole de menos.
Segundo error: escuchar las canciones que me ponía en el coche.
Tercer error: mientras oigo la música, recordar (leve pero deliberadamente) su forma de hacer el amor.
Cuarto error: publicar esto en un sitio donde él puede leerlo y creerse que le pienso un poco.
Quinto error: confundir las coliflores con bechamel con la bechamel con coliflores.
Sexto error: bloguear sin sentido como si caminara, errabunda, por calles que no conozco.
Séptimo error: dedicarme a la autocompasión pública.
Resultado: dolor de garganta, escozor en los ojos, náuseas y la inquietante sensación de que aún estaré un tiempo echándole de menos.
miércoles, 14 de diciembre de 2005
¿Alguien me lo explica?
Vale que no me gustan los blogs cuentavidas, pero a ver si alguien me soluciona este acertijo.
Mi vida sentimental es igual a:
- Si me gusta y me conviene, no me pone.
- Si me pone, no me gusta ni me conviene, y además es un cabrón.
- Si me pone y me gusta, se quiere ir con su ex.
- Si ni me pone ni me gusta, se enamora de mí hasta los huesos.
- Y si me pone, me gusta, se enamora de mí hasta los huesos, le quiero con locura y es el tío más bueno del planeta... me aburro y le dejo.
Hay que joderse.
Mi vida sentimental es igual a:
- Si me gusta y me conviene, no me pone.
- Si me pone, no me gusta ni me conviene, y además es un cabrón.
- Si me pone y me gusta, se quiere ir con su ex.
- Si ni me pone ni me gusta, se enamora de mí hasta los huesos.
- Y si me pone, me gusta, se enamora de mí hasta los huesos, le quiero con locura y es el tío más bueno del planeta... me aburro y le dejo.
Hay que joderse.
viernes, 9 de diciembre de 2005
...y fuego jugó solito
- Marina
- Qué.
- ¿Estás jugando con fuego?
- Ummm… sí, eso hago. ¿Por qué?
- Por nada, pero… te vas a quemar, ¿no crees?
- Qué va…
- El fuego quema a todo el mundo y te terminará quemando a ti también.
- Que no.
- ¿Por qué?
- Pues porque no, porque yo estoy teniendo mucho cuidado con él. Además…
- ¿Además qué?
- Además, yo soy especial.
- Vaya…
- Sí… el fuego ha quemado a los demás, pero es porque no eran yo. Cuando me conozca bien, entonces seguro que no me hace nada.
- Verás como te quemas. El fuego es fuego.
- Verás como no.
(Algún tiempo después).
- Marina.
- …
- Marina.
- ¿Sí?
- ¿Son eso ampollas?
- Ummmm… quizás.
- Odio decir que ya te lo dije.
- Qué.
- ¿Estás jugando con fuego?
- Ummm… sí, eso hago. ¿Por qué?
- Por nada, pero… te vas a quemar, ¿no crees?
- Qué va…
- El fuego quema a todo el mundo y te terminará quemando a ti también.
- Que no.
- ¿Por qué?
- Pues porque no, porque yo estoy teniendo mucho cuidado con él. Además…
- ¿Además qué?
- Además, yo soy especial.
- Vaya…
- Sí… el fuego ha quemado a los demás, pero es porque no eran yo. Cuando me conozca bien, entonces seguro que no me hace nada.
- Verás como te quemas. El fuego es fuego.
- Verás como no.
(Algún tiempo después).
- Marina.
- …
- Marina.
- ¿Sí?
- ¿Son eso ampollas?
- Ummmm… quizás.
- Odio decir que ya te lo dije.
miércoles, 7 de diciembre de 2005
Cómo sobrevivir a los mejores años de nuestra vida
Como estoy en la casa familiar, me están dando ataques de adolescencia repentina. Una cree que se está convirtiendo en sofisticada mujer de mundo y se encuentra peleándose con su madre, viendo Dirty Dancing y exclamando a cada rato "qué peliculón, qué peliculón" o abrazándose a su oso de peluche mientras reniega de los tíos.
Mi embarazosa adolescencia me asalta en los olores, en cómo subo y bajo a zancadas las escaleras para coger el teléfono, en las irreprimibles ganas que me están entrando de escuchar Take That. Recuerdo diarios forrados con cubiertas chillonas y candados diminutos, hojas con corazones y velas de colores para hacer sortilegios de amor. ¿Sabéis todas esas series de estúpidas chicas americanas? Bueno, eran bohemias intelectuales a mi lado. Yo fui una adolescente de libro, con amigas íntimas, declaraciones intempestivas y brillo de labios. Ahora, que me creo que me he escapado de todo eso y me he incorporado a un mundo despreocupado de cañas, vaqueros y carpetas bajo el brazo, me encuentro con que me atacan, como ráfagas de viento en una casa mal construida, ventoleras emocionales como las de los quince años. Hay que joderse.
Amor eterno frente a sexo sin compromiso. Tacones y pelo liso frente a zapatillas y el sucedáneo de melena descuidada que llevo ahora. Me creo que he crecido y empiezo a controlar mi vida, pero aún tengo demasiado cercana la época en que me miraba cada día el pecho en el espejo para ver si me había crecido.
Espero que se me pase. Para vacunarme, duermo largas siestas junto a la chimenea, leo a Freud y bebo vino dulce mientras ayudo a mi madre en la cocina (porque no sé si ayudará, pero está bueno).
Al menos, mis sentimientos son mixtos: mitad pava pubescente, mitad universitaria cínica:
Creo que nadie va a quererme nunca, y además
no quiero que nadie lo haga.
Mi embarazosa adolescencia me asalta en los olores, en cómo subo y bajo a zancadas las escaleras para coger el teléfono, en las irreprimibles ganas que me están entrando de escuchar Take That. Recuerdo diarios forrados con cubiertas chillonas y candados diminutos, hojas con corazones y velas de colores para hacer sortilegios de amor. ¿Sabéis todas esas series de estúpidas chicas americanas? Bueno, eran bohemias intelectuales a mi lado. Yo fui una adolescente de libro, con amigas íntimas, declaraciones intempestivas y brillo de labios. Ahora, que me creo que me he escapado de todo eso y me he incorporado a un mundo despreocupado de cañas, vaqueros y carpetas bajo el brazo, me encuentro con que me atacan, como ráfagas de viento en una casa mal construida, ventoleras emocionales como las de los quince años. Hay que joderse.
Amor eterno frente a sexo sin compromiso. Tacones y pelo liso frente a zapatillas y el sucedáneo de melena descuidada que llevo ahora. Me creo que he crecido y empiezo a controlar mi vida, pero aún tengo demasiado cercana la época en que me miraba cada día el pecho en el espejo para ver si me había crecido.
Espero que se me pase. Para vacunarme, duermo largas siestas junto a la chimenea, leo a Freud y bebo vino dulce mientras ayudo a mi madre en la cocina (porque no sé si ayudará, pero está bueno).
Al menos, mis sentimientos son mixtos: mitad pava pubescente, mitad universitaria cínica:
Creo que nadie va a quererme nunca, y además
no quiero que nadie lo haga.
martes, 6 de diciembre de 2005
Bienvenido
De aquí a treinta y tantos años a lo mejor se compra una casa.
Para los veintimuchos se casará o se arrejuntará.
A mitad de la veintena encontrará su primer curro.
Con veintitantos se licenciará… retrasándose un poco más si hace caso a los genes ingenieriles de su familia.
Dentro de veintidós años igual ha abierto un blog.
Con veinte tendrá su primera novia seria.
Con dieciocho, si tiene suerte, perderá la virginidad.
A los quince mirará revistas porno y los culos de las niñas de su clase.
Con trece le empezará a cambiar la voz y le saldrá bigotillo.
De aquí a diez años espero que aún juegue, y que juegue en la calle.
Con siete seguro que le encantan las piezas de lego y construir, quién sabe… caminos, canales y puentes, seguro.
Con cinco hablará ya casi como una personita.
En dos años hará caerse la baba de todo el que tenga a su alrededor.
De aquí a doce-dieciocho meses dirá “papá" y "mamá”.
En los próximos días va a hacer felices a un montón de personas.
De momento acaba de nacer y ya le quieren. Se llama Jorge, y desde aquí le doy la bienvenida a este mundo (ni bueno ni malo; el que tenemos, sin más) y le dedico su primer post.
Para los veintimuchos se casará o se arrejuntará.
A mitad de la veintena encontrará su primer curro.
Con veintitantos se licenciará… retrasándose un poco más si hace caso a los genes ingenieriles de su familia.
Dentro de veintidós años igual ha abierto un blog.
Con veinte tendrá su primera novia seria.
Con dieciocho, si tiene suerte, perderá la virginidad.
A los quince mirará revistas porno y los culos de las niñas de su clase.
Con trece le empezará a cambiar la voz y le saldrá bigotillo.
De aquí a diez años espero que aún juegue, y que juegue en la calle.
Con siete seguro que le encantan las piezas de lego y construir, quién sabe… caminos, canales y puentes, seguro.
Con cinco hablará ya casi como una personita.
En dos años hará caerse la baba de todo el que tenga a su alrededor.
De aquí a doce-dieciocho meses dirá “papá" y "mamá”.
En los próximos días va a hacer felices a un montón de personas.
De momento acaba de nacer y ya le quieren. Se llama Jorge, y desde aquí le doy la bienvenida a este mundo (ni bueno ni malo; el que tenemos, sin más) y le dedico su primer post.
domingo, 4 de diciembre de 2005
Home alone
Mis compañeras de piso están cada una en su ciudad, así que yo, que se supone que me he quedado en Granada para estudiar, me dedico a:
- Cantar mucho y muy alto.
- Bajar películas apropiándome yo solita de todo el ancho de banda.
- Pasar el día en pijama.
- Recitar a Espronceda y a Quevedo mientras la ropa, tendida en el salón para que no la moje la lluvia, me mira boquiabierta.
- Fregar MIS platos, y ni uno más.
- Cocinar crepes para Jose mientras destroza canciones a la guitarra.
- Invitarte a cenar y desnudarte en mitad del pasillo.
(Ummm... no sé qué me gusta más de todo lo anterior)(Es broma, sí que lo sé)
- Cantar mucho y muy alto.
- Bajar películas apropiándome yo solita de todo el ancho de banda.
- Pasar el día en pijama.
- Recitar a Espronceda y a Quevedo mientras la ropa, tendida en el salón para que no la moje la lluvia, me mira boquiabierta.
- Fregar MIS platos, y ni uno más.
- Cocinar crepes para Jose mientras destroza canciones a la guitarra.
- Invitarte a cenar y desnudarte en mitad del pasillo.
(Ummm... no sé qué me gusta más de todo lo anterior)(Es broma, sí que lo sé)
sábado, 3 de diciembre de 2005
Todos los fríos el frío
De todos los fríos del mundo...
... el de antes de dormir, cuando pataleo bajo el edredón para entrar en calor...
... el de levantarme por la mañana y sentir cómo se enfría el sudor nocturno al contacto con el aire helado...
... el de los segundos que transcurren entre salir de la ducha y coger la toalla...
... el que hace en la calle, cortante y arisco, que me lame las manos y el trozo de mejilla que deja libre la bufanda...
... el de la facultad, que soluciono apoyándome en el radiador durante los cambios de clase, teniendo cuidado de no dejarme pegados los trozos de piel...
... mi favorito es, sin duda, el que paso justo antes de meterme desnuda en tu cama.
... el de antes de dormir, cuando pataleo bajo el edredón para entrar en calor...
... el de levantarme por la mañana y sentir cómo se enfría el sudor nocturno al contacto con el aire helado...
... el de los segundos que transcurren entre salir de la ducha y coger la toalla...
... el que hace en la calle, cortante y arisco, que me lame las manos y el trozo de mejilla que deja libre la bufanda...
... el de la facultad, que soluciono apoyándome en el radiador durante los cambios de clase, teniendo cuidado de no dejarme pegados los trozos de piel...
... mi favorito es, sin duda, el que paso justo antes de meterme desnuda en tu cama.
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