massobreloslunes: 12/10/07

lunes, 10 de diciembre de 2007

Otro lunes

Ayer J. y yo hicimos un trato y acordamos que íbamos a tener un lunes estupendo. No sé cómo le habrá ido a él, pero a las siete y media de la mañana, caminando por las calles heladas casi en plena noche, mi lunes se parecía bastante a esto:



Tenía dos horas seguidas de psicología de la educación con el HDP (Hombrecito de la Posguerra)(malpensados), un señor mayor subalimentado y presumiblemente homosexual que tiene el pelo de una sola pieza, como Ken pero en canoso, y que viste como si acabaran de sacarlo de una escuela rural de los años cuarenta. Después, poco a poco, a base de desayunar un par de veces y pegarme al radiador en los cambios de clase, mi día ha empezado a mejorar.

En casa, he comido velozmente y me he echado una SG (Siesta Gustosa). Mis siestas se dividen normalmente en SGs y SIs (Siestas Infernales), en las que o no puedo dormirme (me pasa poco) o no puedo despertarme. A las cuatro he subido a la facultad a hacer mi útil trabajo de útil becaria, que os explicaré otro día que no me haya propuesto que sea particularmente estupendo.

En el autobús, escuchando Shakira música en mi MP3, me sentía bastante reconciliada con el mundo, incluso a pesar de tener la cara incrustada en un sobaco (que no era mío) y detrás a la típica señora que se apretaba contra mí y mascullaba "a ver si pasamos un poquito para atrás". Yo observaba mis manos agarradas a la barra vertical y las manos de los demás, que también se aferraban a los distintos salientes del enorme autobús de dos piezas. Pensé en todo el cuidado que tenían con sus cuerpos aquellas personas: desde la más hermosa y joven hasta la más vieja y arrugada. Nadie quería caerse.

Normalmente, los autobuses de la universidad renquean un poco Cartuja arriba. El nuestro ha superado las cuestas con dignidad, pero justo al llegar a la parte llana, la que une la facultad de Letras y la mía, ha dicho "aquí me quedo" y se ha quedado parado, mientras el conductor daba acelerones como un cani en un semáforo e intentaba ponerlo en marcha de nuevo. Al principio todos nos hemos quedado quietos, como si nada, dando golpecitos con los pies al ritmo de la radio, mirando por las ventanas. Pasaban los minutos y a la gente se le empezaban a escapar las sonrisas, las miradas de incredulidad. Era curioso aquello: el enorme autobús parado en llano, abarrotado de estudiantes inmóviles, resoplando como un anciano cansado. Enfrente de mí, una chica sorprendentemente guapa se reía y enseñaba unos dientes blancos y fuertes. Al final, alguien ha pedido que se abran las puertas y hemos salido apresuradamente. Me ha dado un poco la sensación de que estábamos abandonando el barco y al pobre conductor, que me recordaba a un hindú cabreado dándole con una vara a un elefante sentado testarudamente en el barro (sé que es una comparación extraña).

Así que he subido a mi despacho, dejando al autobús varado en la carretera, y me he puesto a mirar blogs y hablar por el messenger trabajar eficazmente. Y he encontrado esta viñeta, que me ha hecho mucha gracia:





Feliz loqueosquededelunes.