YO: No tenemos ninguna fecha de aniversario. Quiero un aniversario.
J: (...)
YO: Porque el señor don miedo-al-compromiso se negó a dejar claro que me amaba hasta vete a saber cuándo.
J: Pues vamos a poner un aniversario. ¿Qué día te gusta?
YO: No sé...
J: Podría ser la fecha de las Jornadas del Balneario, cuando dimos el taller de escritura juntos. Fuimos un equipo. Eso es bonito, ¿no?
YO: Sí, pero... no sé, al final las jornadas no han sido un buen recuerdo para mí. Me decepcionaron un poco.
J: ¿Y el viaje a la Alpujarra? Nuestro primer viaje juntos.
YO: No está mal, pero para eso queda mucho. Yo quiero que sea dentro de poco. Llevo un montón de tiempo aguantándote y quiero un aniversario antes de que te hartes y me dejes para buscarte a ti mismo o vete a saber qué.
J: Hija, pues no sé... eres muy exigente.
YO: A ver... ¿no hay ninguna fecha en concreto en la que me miraras y te dijeras: "la amo"? Ése sería un bonito momento para recordar.
J: No sé, mi amor, ha habido muchos momentos especiales para mí. Cada momento a tu lado es especial.
YO: Vaya, que no te acuerdas.
J: Um...No, lo siento.
YO: Pues yo sí recuerdo un momento en que pensé que te amaba.
J: ¿Sí? ¿Cuál?
YO: Fue el último fin de semana que pasamos juntos en Granada, antes de acabar los exámenes. Tú, yo y la gata en la casa del Albayzín. Fuimos al bar aquél donde todo era rojo y cuadrado para reírnos de los modernos, ¿sabes cuál te digo?
J: Sí.
YO: Nos pusieron de tapa unas patatitas asadas pequeñas, con aceite, ajo y perejil, creo recordar. Estaban buenísimas.
J: ¿Y así te diste cuenta de que me amabas?
YO: Espera, que no he acabado. Era un número par de patatas, y yo me comí todas las que me tocaban. Cuando a ti sólo te quedaba una en el plato, la miré fijamente y pensé: "si parte la patata y me da la mitad, es el hombre de mi vida".
J: ¿Y partí la patata?
YO: Partiste la patata.
J: Menos mal.
(Así que, si a alguien le interesa saber por qué celebraremos el próximo domingo la fecha de nuestro aniversario ñoño, que sepa que es el aniversario del día en que J. se ganó mi corazón partiendo una patata por la mitad)
(Ah, y escribo sobre eso hoy porque no se me ocurre nada más y llevo muchos días sin actualizar).