Quiero dibujar, así que dibujo. Me pongo Quique González y me paso una hora intentando plasmar en el papel un perfumero celeste que compré en Granada la última vez que estuve allí. En realidad lo que querría es salir a la calle a dibujar, pero entre lo lentísima que soy y que todavía no he ubicado lugares para dibujar en Cádiz, al final me he quedado en casa. En casa con Quique González, mi nuevo bloc tamaño A3 y el perfumero.
Dibujar en Granada es un bonito recuerdo, pero ahora mismo no opino que sea bonito. Ahora mismo, mientras dibujo, la melancolía me pasa por encima como una ola gigante y yo echo el aire por la nariz mientras espero a que pase para salir a respirar. Quiero volver a Granada o, en su defecto, ir a EEUU, y ahora no puedo hacer ninguna de las dos cosas. Pero recuerdo a mi amiga Andrea un día que estuvimos tomando un helado en Puerta Real y hablando de esto. "Las cosas se van haciendo poco a poco", decía. "Míranos a Guillermo y a mí: primero nos compramos el ordenador, luego el coche... poquito a poco. Ya irás a EEUU algún día".
Pienso que tiene razón mientras paseo la vista por mi piso. Mi piso me parece tan sumamente bonito y acogedor que a ratos, cuando no tengo nada que hacer, me siento en el sofá y me quedo mirándolo. Hace dos años ni habría soñado en tener un piso así para mí sola. Y aquí estoy. La soledad no me molesta en absoluto. Me limpia por dentro, como si después de pasarme la mañana escuchando locos necesitara estos ratos en silencio, este no intercambiar información con nadie para poder reacomodar en las neuronas la que he recibido.
Hoy hemos tenido un intento de suicidio, un ansioso, un deprimido, dos esquizofrénicos y un caso de acoso laboral. Entendedme, que cuando digo "un esquizofrénico" realmente debería decir "una persona diagnosticada de esquizofrenia". Para ser políticamente correcta, y tal. Bueno, pues hoy he tenido pacientes diagnosticados de todas esas cosas. Y yo después he seguido en mi día normalísimo y absurdo, durmiendo la siesta, comprando en el carrefour, gastándome demasiado dinero en ropa y pensando que estoy boba, que a ver si a estas alturas me voy a volver yo una fashion victim.
Y planeo ir ahorrando mis euros de a poquito. Porque estoy escribiendo en el Macbook que quería en el piso que anhelaba sobre los locos que un día quise conocer. Pienso, mientras repaso con el lápiz el contorno del perfumero, que a veces los sueños se van cumpliendo despacito. Y estoy tan orgullosa de mí misma que no puedo respirar.
Algún día iré a EEUU. Seguro.