massobreloslunes: 07/10/07

martes, 10 de julio de 2007

La seño Matilda

Después de los exámenes, el espectáculo de danza de la panza (próximamente hit de youtube) y la mudanza, sin transición, me he incorporado a mi trabajo de verano. Soy profe.
La idea de que un trabajo de verano como monitora de niños en riesgo social sería más gratificante y menos machacante que, digamos, trabajar de camarera o de reponedora, surgió de algún lugar de mi mente probablemente enajenado. Hoy, que llevo dos días allí, creo que trabajar de curtidora o de herrera es, probablemente, descansado y feliz al lado de guiar por la vida a la PPP (Pequeña Pandilla de Psicópatas) que nos han encomendado.
Si fueran niños aceptablemente normales, o al menos fueran pocos, o por lo menos tuviéramos espacio y materiales, quizás sería todo un poco más sencillo. El problema es que nos han juntado con lo mejor de cada casa (o de cada clase) y por cada niño razonablemente obediente hay tres que son unos trastos. Encima, son veinticinco metidos toda la mañana en una clase pequeñísima y con la mitad del colegio en obras. Y fresquitos, claro.
De todas formas, no puedo quejarme. Mis niños tienen entre 3 y 5 años, y por mucho que haya que estar todo el día encima de ellos y te digan seño-seño-seño-seño setecientas veces por minuto, tienen aún restos de inocencia y sonrisas luminosas. Además, como cada uno es de un país, parece que estoy en la atracción de "It's a small world" de Disneylandia. Los mayores son pequeños aprendices de delincuentes que se dedican a clavarse lápices y a subirse en los asientos de las excavadoras. Tienen unas miradas de locos salvajes que hasta ahora sólo había visto en mi gato Bandido, que es como una pequeña y bicolor encarnación del Mal.
Mañana vamos al Aquavelis. Tengo espantosas visiones de niños esnucados, ahogados e insolados. Intento desplazarlas de mi mente y pensar en días felices y agua luminosa y refrescante. Ya os contaré.