Ahora que trabajo me cuesta cogerle el ritmo a las estaciones. Los años de residencia empiezan a contar a partir de mayo, que es una fecha rarísima. A veces no me acuerdo bien de la época del año en la que estoy y me tengo que plantear por unos segundos si el verano ya ha llegado o cómo de cerca queda la navidad. Es verdad que a medida que te haces mayor los años pasan cada vez más rápido, pero ni me importa ya. Qué más da la edad, qué más dan las marcas que le hace uno al calendario. Si estás en el presente no importa mucho la cantidad de tiempo que tengas detrás o delante.
Tengo propósitos de otoño. El primero es que este año voy a participar en el Nanowrimo. Resumo en una frase y el resto lo miráis en el enlace, ¿vale?: se trata de escribir una novela de 50000 palabras a lo largo de noviembre. Creo que alguna lectora por aquí es nanowrimera (¿Aldery? ¿Coseta?), así que agradecería consejos y sugerencias durante el mes y pico que me queda. La idea me tiene entre divertida y acojonada, porque o no soy capaz de terminar o lo hago y me vuelvo loca, dejo el PIR y me dedico a escribir tirada debajo de un puente, lo que veo inviable porque yo escribo a ordenador y a ver dónde enchufo yo el Mac si me hago transeúnte.
Más proyectos. Seguir escalando. Este verano ha sido mágico en ese sentido. Era como si el universo estuviera a favor de que yo trepara, verídico. La gente que conocía escalaba, todo cuadraba para poder escalar y hasta mi sucedáneo de amor trepaba estupendamente. No sé si la racha de viento trepador seguirá flotando a mi favor, pero tengo claro que quiero comprometerme con este deporte y ver hasta dónde me lleva. Eso mola, porque cuando me haya hecho una chiflada del escalar y vaya por ahí con mi furgo, podré escribir otra entrega de "Por eso me quedé soltera" que se titulará "Pues me quedé soltera porque no hay tíos que escalen, mediten, lean, sean guapos, listos, alegres, dulces, crean en el amor y la tengan grande". Será un gran post.
Otro proyecto... ¿la artesanía? Quizá vuelva a pintar camisetas o a fabricar bisutería con Fimo. Una amiga pone un puesto en el rastro de Vejer una vez al mes y yo ahora tengo mucho tiempo libre. ¿Psicóloga de día, escaladora los findes, perriflauta una vez al mes? ¿Psicoescaliflauta? ¿Escapsicoperra?
Ey, y no olvidemos la Iluminación. Es mortalmente necesario que medite más a menudo. Me encuentro bastante bien, gracias a que el deporte me mantiene tranquila, escribir me mantiene cuerda y la luz de Cádiz me tiene el eje hipotalámo-hipofisiario más feliz que una perdiz. Peeero es verdad que no hay nada como la paz que te da meditar a diario. Entonces es como que todo te da igual, porque tú tienes paz interior y lo demás te la pela. Todo te fascina, la gente te cae bien, te da lo mismo ir que venir y puedes ver el devenir de las cosas en una perspectiva kármica. Es genial, en serio; es una pena que dé tanta pereza sentarse. Pero en estas últimas semanas estoy retomándolo muy poco a poco, y creo que ahora que se va el calor voy a empezar a coger otra vez el ritmo.
Me gustan todos mis proyectos y me gusta el otoño en Cádiz. Baja el calor, se van los turistas, la gente se relaja, cambian la hora y el centro se pone precioso, con las luces de los comercios todavía encendidas cuando se hace de noche. Me apetece comer castañas, ponerme chaquetas y botas, dormir debajo del nórdico y cocinar sopa. Quien inventara lo de las estaciones mola, porque no te aburres.
Y después de esta chorrada de post, que lo he escrito sin ninguna convicción y con unas ganas de irme a dormir que me muero, os deseo buenas noches, un feliz otoño y un bonito viernes.