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jueves, 8 de septiembre de 2022

VANIDAD Y AUTOESTIMA

Espejo de Neón, JBL 2021



San Jerónimo le dio forma latina al griego del Eclesiastés, libro sapiencial del Antiguo Testamento. La primitiva versión hebrea se nos ha perdido y se titulaba “Qohélet”, que significa predicador. Su “prédica” se puede resumir en el segundo y rotundo versículo mil veces repetido y comentado en nuestra historia cultural: “Vanitas vanitatem et omnia vanitas”, Vanidad de vanidades y todo es vanidad. Y sigue preguntando e inquietando el sabio Cohélet: “¿Qué saca el hombre de todo el trabajo con que se afana debajo de la capa del sol?” (Ec. 1, 2-3).

Quien nos habla desde hace dos milenios y pico ha perseguido la sabiduría, la ciencia, pero ¡ay!, también ha llegado a la conclusión de que el conocimiento trae consigo desazones, porque quien acrecienta el saber, también acrecienta el trabajo y, por cierto, que por mucha diferencia que haya entre el iluminado y el que yace en tinieblas, el aprendiz de sabio aprende pronto que “una es la suerte que afecta a todos” (Ec. 2, 14) y que la única certidumbre es que morirán igual el sapiente que el necio, porque nada hay estable en este mundo (2,11).

sábado, 8 de octubre de 2016

MIEDO A LA SOLEDAD

   
                
“Era la playa metafísica de las grandes soledades. Allí la arena se mezclaba al polvo siniestro del cemento y de todo lo torpe, hasta formar un plano de infinita desdicha. El mar era sólo una espesa materia corporal simulando el movimiento de las olas, y la luna una mancha de empobrecidos grises”
                                       Rafael Pérez Estrada. Los oficios del sueño, Madrid, 1992.

Quizá no haya un miedo tan general, cerval y tan traicionero para la especie humana como el miedo a la soledad. De cómo se trenza con el miedo a la libertad tal vez dé cuenta el popular libro de Erich Fromm. No lo recuerdo.

La celda de aislamiento es el peor castigo para el castigado, la más temible prisión para el preso. La soledad conduce a la locura y Robinson Crusoe perdería por completo la razón si no fuera por la compañía de Viernes. Y esto, a pesar de la necesidad que todos tenemos de soledad y recogimiento, la necesidad visceral y mental de estar solos de vez en cuando, de reservar y conservar una intimidad. Tu corazón –decía Balzac- es un tesoro, vacíalo de golpe y quedarás arruinado. Elegir vivir solo un tiempo está bien. Muchos rituales de tránsito de diversas culturas así lo imponen. Pero no poder sino estar solo continuamente es un infierno.

viernes, 18 de julio de 2014

Miedo al Dolor

“Lo fácil es sufrir” es el provocativo título del ensayo de mi paisano José María García García (nacido en Huesa, Jaén, 1967). Sevillano de residencia, licenciado en Filosofía y doctor en Psicología, su libro, editado por Alegoría (Sevilla 2013), es el resultado de su experiencia como psicoterapeuta reconocido.

Es un libro útil para modificar ciertas tendencias generales en la Edad de la Queja, cuyas masas consumidoras se ven infectadas por el narcisismo soberbio y el narcisismo llorica. Parte su autor de la distinción entre "sufrimiento" y "dolor", palabras que suelen usarse como sinónimas. 

El dolor supone una amenaza directa a nuestra integridad física, es un signo, un aviso natural, también suele incorporar una lección saludable, no repetimos por naturaleza las acciones que nos resultan dolorosas, por eso hay que empeñarse en fumar o tomar alcohol. Sin embargo, entiende José María por “sufrimiento” la potenciación emocional y/o cognitiva del dolor. Y resulta que muchas veces el sufrimiento no es otro que la incapacidad para hacer frente a las causas que producen el dolor. “Porque no hay entendimiento, hay sufrimiento”. El mismo miedo a dolor, muchas veces puramente imaginario o injustificado, es causa principalísima de sufrimiento.