(En memoria de Umberto Eco, 1932-2016)
Introducción
En una sobresaliente disertación de 1959, reeditada en 1962 en
Obra abierta, Umberto Eco examina las relaciones entre el Zen y el Occidente. El impacto de esta mística oriental en la Usamérica de la
beat generation, la influencia del magisterio del maestro Daisetz Teitaro Suzuki. Eco ensaya explicar por qué el Zen y por qué en esos momentos tuvo tan gran predicamento en Norteamérica y Europa, o sea los elementos del Zen que han podido fascinar a los occidentales.
El Zen es una actitud fundamentalmente
antiintelectual, de elemental y decidida aceptación de la vida en su inmediatez, en su libre fluir, en su positiva discontinuidad. En esta categoría de la
discontinuidad halla una cierta clave, pues la cultura occidental moderna ha destruido definitivamente los conceptos clásicos de continuidad, de ley universal, de relación causal y previsibilidad de los fenómenos. En general, la filosofía occidental ha renunciado a elaborar metafísicas (a no ser que tomemos cosmologías como la del big bang por tales), prescindimos de módulos definitivos que expliquen el mundo. La
discontinuidad irradia en conceptos como ambigüedad, inseguridad, incertidumbre, azar, probabilidad... Tras la teoría general de la relatividad y los descubrimientos de la física cuántica, la conciencia de un universo ordenado e inmutable con un tiempo y espacio únicos no es ya más que una nostalgia.