Mostrando entradas con la etiqueta Gnosticismo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Gnosticismo. Mostrar todas las entradas

miércoles, 23 de enero de 2013

LAS SIBILAS, ORÁCULOS DE SABIDURÍA



¿Quiénes fueron las Sibilas? Esas fascinantes mujeres vivieron en la Antigüedad y fueron reverenciadas por su capacidad para entrar en contacto con el más allá y vaticinar el futuro. Jugaron un papel decisivo para la política de ciudades e imperios, y cayeron en el descrédito y el olvido con el cristianismo. Los datos históricos que conservamos acerca de ellas son escasos y confusos. Su imagen está rodeada de mitos y leyendas extraordinarios, que nos hablan de una cosmovisión muy distinta a la nuestra. Intentaremos comprender por qué llegaron a ser tan importantes en el mundo antiguo. En un recorrido histórico, veremos cómo la figura de la sibila resurgió en la Edad Media como profetisa cristianizada, con un maravilloso canto que hoy está siendo recuperado como patrimonio de la humanidad, y examinaremos el auge y transformación de su imagen en el Renacimiento, como una expresión cualificada del eterno femenino del que hablaron Goethe y Nietzsche. Al final del viaje podremos disfrutar con un bonito montaje audiovisual, que espero que ilustre adecuadamente esas metamorfosis.


1. La Sibila en Grecia
Una de las primeras referencias escritas a la Sibila de Delfos la encontramos en Heráclito (544-484 a.C.) pero la figura se remonta a un pasado mucho más remoto. “Sibylla” quiere decir profetisa o mujer sabia, y era el nombre que recibían quienes se dedicaban al oráculo más prestigioso de la antigüedad. Los griegos consideraban a Delfos el “ómphalos”, el ombligo del mundo. En un paraje de  singular belleza, al pie del majestuoso monte Parnaso, el dios Apolo se reunía con las Musas, en un bosquecillo de laurel, su planta emblemática, a cantar, danzar y recitar poesía con su lira. Pero antes de convertirse en esta idílica Arcadia, el lugar fue escenario de un cruento sacrificio que otorgó al dios solar sus poderes de adivinación. En un tiempo remoto esa mágica montaña fue sede del culto  arcaico a la diosa madre minoico-micénica y, después, morada de la diosa Gea (Tierra) y la gran serpiente Pyto, poseedora de la sabiduría. Para apoderarse de ella, en un combate que prefigura el de San Jorge contra el dragón, Apolo mató a la Serpiente, se purificó en la fuente Castalia y enterró las cenizas del mítico animal en un sarcófago bajo el “ómphalos” de piedra, que marcaba el kilómetro cero para los griegos. Sobre él se erigió un santuario excavado en la roca, donde la sibila o “pitia” (de ahí la palabra “pitonisa”) actuaba como intermediaria entre los hombres y el dios.