viernes, 25 de diciembre de 2015

Ortega y Gasset y nuestro tiempo

"Todo en el mundo es extraño y es maravilloso para unas pupilas bien abiertas"
Ortega y Gasset

Quisiera hablar en este post acerca de Ortega y Gasset. Y aunque no conozco bien su obra, si me permito hablar de ella es porque no tengo otra pretensión que la de compartir, como en una charla entre amigos, algunas ideas orteguianas que me han resultado particularmente interesantes. 

Sin duda don Ortega y Gasset era un pensador lúcido y un observador penetrante. Además escribía en un español claro y elegante que proporciona una satisfacción accesoria al leerlo. Preocupado ante todo por el mundo, y no mucho por el "más allá" del cual sin embargo da muestras de tener una vislumbre, se interesaba no sólo por los grandes temas de su tiempo sino también por lo cotidiano y lo aparentemente trivial.

Yo no lo leía desde hacía muchísimo tiempo, décadas, y de hecho no recordaba casi nada de sus ideas. Esta vez, entre otras cosas, me sorprendió su capacidad para extraer significados de lo más nimio que resultan tan interesantes como sus análisis de los temas importantes.

Así, por ejemplo, en cierto momento plantea la siguiente pregunta: "¿Qué  color  vemos  cuando  vemos  un  color  desteñido?". Y enseguida contesta: "El  azul  que  tenemos  delante  lo  vemos  como habiendo sido otro azul más intenso y este mirar el color actual con el pasado, a través del que fue, es una visión activa que no existe para un espejo, es una  idea."

De ese modo, a partir de un asunto en apariencia irrisorio, Ortega pone al lector frente a una cuestión de suma importancia: la idealidad de nuestra percepción inmediata de las cosas. Si percibimos el azul que fue en el azul desteñido que tenemos delante, es porque lo que  percibimos está atravesado por el sentido. El pensar, el lenguaje, la cultura, y nuestra propia historia, mediatizan y configuran lo que percibimos con nuestros sentidos físicos. Y lo mismo sucede con todo lo que experimentamos a diario aunque no medie ninguna toma de conciencia ni reflexión sobre ello.

sábado, 12 de diciembre de 2015

ONFRAY: SOBRE ISLAM, ISLAMISMO Y OCCIDENTE

Escrito por Ana Azanza


Me permito este post en la línea del que escribió MáximoLameiro. Estaba ansiosa por saber cuál había sido la reacción de Onfray tras el 13N. Esta conferencia fue pronunciada un mes antes de los atentados de París,  su contenido no puede ser más ilustrativo a propósito de la cuestión del Islam y Occidente. De ahí el interés de escucharla, puesto que me parecen los propósitos de un filósofo que se informa, que estudia y que utiliza su saber para asuntos de interés general, además de hablar con fundamento. He escuchado otras intervenciones suyas posteriores a la fecha de autos que tampoco me han decepcionado.
Un detalle curioso es que esta conferencia fue pronunciada en la ciudad belga de Charleroi, el país que según hemos sabido después reunía condiciones excepcionales para fomento y cobijo de terroristas islámistas.

Los sucesos de París lo sorprendieron en Cayenne

lunes, 7 de diciembre de 2015

Hume y el suicidio


David Hume me ha parecido siempre un filósofo excelente, y no sólo porque despertara a Kant del sueño de la razón dogmática. Era un tipo simpático, gran conversador, extraordinariamente culto e inteligente, pero su fama de ateo le impidió ingresar en la universidad. No fue ateo, sino escéptico. Se comportó como un magnífico anfitrión de Rousseau cuando este viajó a la Gran Bretaña, y el suizo le pagó con reproches de paranoico. Su gran amigo Adam Smith, con el que cruzó cartas memorables, gozó de mejor gloria en vida que él, y no tuvo que ganarse el sustento como Hume, de bibliotecario y mercenario de la historiografía.
Aunque su exagerado empirismo le llevó al absurdo de negar el valor cognitivo de los saberes narrativos, poéticos o artísticos, su descubrimiento de lo mucho que debe nuestra idea de Dios al funcionamiento de nuestra mente, o de lo mucho que debe la idea del yo a la imaginación, igual que su conclusión de que nuestras certezas científicas están en deuda con nuestros hábitos y creencias; o su descalificación del dogmatismo, pues nuestro conocimiento sobre la naturaleza es sólo probable, dado que los mismos acontecimientos naturales no son necesarios, sino contingentes...; y en fin, su fino análisis de los sentimientos y pasiones del alma, a los que concede una importancia capital en la moral (emotivismo)..., todas estas ideas, y algunas más, me fascinaron hace más de treinta años y aún hoy siguen estimulando mi reflexión.

Monumento a Hume en Edimburgo
Por eso peregriné en Edimburgo buscando su tumba, que no hallé. Me indignó que los curas de las iglesias de Edimburgo a los que interrogué ni siquiera le conociesen. Años después, mi hijo Antonio José me hizo el favor de cumplir por mí con este precepto de honrar a los muertos (y a su padre humeófilo) e hizo las fotografías que ilustran esta entrada.

Por lo menos me traje en aquella ocasión de Edimburgo un ejemplar de sus Selected Essays (Oxford 1993), y sus Enquiries concerning the Human Understanding and concerning the Principles of Morals, un ejemplar de segunda mano, con exlibris manuscrito de Jan A. Sinclair (November 1959) en el libro salido de las prensas oxonienses, a parte de algunos discretos subrayados, el tomo no escondía por desgracia ninguna carta de amor.

Años después, y por mantener mi competencia in English, me propuse traducir uno de sus ensayos, y no sé por qué me dio por On suicide. No estaba deprimido, ni mucho menos. Lo traduje para la revista digital Casinada, editada por mi buen amigo Carlos Salinas en formato texto para que sus contenidos tuvieran fácil difusión en los países menos adelantados informáticamente.