Suele suceder que los científicos deseen generalizar o universalizar sus hallazgos y hagan filosofía, metafísica, psicología, e incluso
teología, aunque ésta sea negativa. Y suele suceder que, al meterse en camisas
de once varas, lo hagan con palmaria simplicidad, ligereza o temeridad. O con alguno,
varios o con todos esos modos de generalizar.
Un caso sonado es el del famoso biólogo Richard Dawkins. No
contento con negar taxativamente la existencia de los dioses, e incluso de Papá
Noel, pretende que todo el mundo crea que los dioses no existen, creencia ésta que,
como su contraria (la de que los dioses existen), está bien lejos de poder ser
demostrada. Es de esos ateos, cada vez más abundantes, que militan o profesan su ateísmo, más allá del agnosticismo o el indeferentismo escéptico. Considera una misión (en
cierto sentido zubiriano, misión religiosa) combatir dogmas religiosos, supersticiones y pseudociencias, en nombre de una Razón que no están dispuestos a compartir con
nadie más.