Una parte que no encajaba entre la concepción del escenario y lo que Fosse me contaba es que el protagonista y narrador es un pescador jubilado que sale de su casa, baja al muelle, un rato va en barca... y como se puede apreciar en la foto, el pueblo está rodeado de acantilados y difícil será para un anciano el bajar al agua, pero así son los mundos que nos construimos cuando leemos. Y en el resto del divague voy a incluir fotos de las Faroe, porque son maravillosas -una amiga estuvo allí hace poco, lo confirma- y porque imaginarme a los personajes en esos enclaves aún hace que la novela me guste más.
A las afueras de este pueblo vive nuestro protagonista al que, por cierto, hemos visto nacer en las primeras páginas en las que su padre, Olai, le pone el nombre de su abuelo, Johannes. Y poco más, esta parte es breve, pero habla de llegar a este mundo, de nacer: "y este probablemente sea uno de los mayores esfuerzos que tiene que hacer una persona en su vida, el de salir de su origen en el vientre de su madre y entrar en su propia vida". No recordamos nuestro parto -aunque conozco a una persona que asegura que sí- pero debe ser un proceso, si no tan duro como para la madre, también intenso para el bebé: ese navegar el canal del parto sin cuaderno de bicátora para salir al mundo frío y clínico que es el quirófano, y luego ya solo frío, que es la vida. De repente, en una ffwd bestial, nos reecontarmos con Johannes, el anciano pescador que ocupa la segunda parte de la novella.
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"poco a poco se fueron haciendo a la idea de que no tendrían más hijos, así es la cosa, es lo que nos ha tocado, se decían, y daban gracias a Dios nuestro Señor por haberles dado a Magda, porque sin ella la vida habría resultado algo triste allí en el Islote al que se fueron a vivir".
Pero el pensamiento recurrente de Johannes que más me ha dado que pensar es su viudedad. Su mujer, Erna, ha muerto hace poco y por sorpresa, él siempre pensaba que le tocaría primero y ni se había planteado lo que iba a ser la vida en soledad. Todas estas partes, que están narrada con esas mismas letanías circulares son tremendamente nostálgicas. Y a la mitad del mundo que siga en pareja le va a tocar ajustarse a eso, un día. Observo cómo reacciona alguna gente a mi alrededor, "no me acostumbro", "nunca me acostumbraré". Cuando roté seis meses de residente por psicogeriatría escuché muchas historias: un hombre may mayor, que había vivido una vida entera, viajado por el mundo y esas cosas con su mujer que había fallecido unos meses antes, que decía "no veo la razón de seguir", y cómo no entenderle. Aquí Johannes dice cosas que parten el corazón porque, lejos de ser una pareja de Disney -como todo ciclo de relaciones, ya estaban aburridos, y a veces se peleaban- cuando vuelve de su paseo piensa cosas como "si Enna viviera, sería un verdadero gusto llegar a casa". Esto es bonito y debería ser un aviso para lo que damos por hecho.
Porque Johannes se ha de forzar a salir pues, "ay qué pena, piensa Johannes, qué lástima da quedarse solo, es una verdadera lástima, piensa Johannes, será mejor que vuelva a salir enseguida, piensa, en casa ya no hay quien pare, piensa Johannes".
"solo que ahora ella se ha idopara siempreAsí es la cosa, dice Johannes"
"pero por mucho que calentara la casa nunca llegaba a calentarse del todo, y por muchas luces que encendiera tampoco llegaba a iluminarse del todo, de modo que si por eso fuera, podía quedarse en la cama holgazaneando tanto como aguantara, solo que tampoco podía darse por vencido (...) En fin, dice. Así es la cosa, dice. Tengo que ponerme en marcha, dice".
"Y Johannes piensa en lo bien que estuvieron los últimos años que vivió Erna, sin apuros de dinero, sin trajines ni fatigas de ningún tipo, vivieron en paz y tranquilidad, pero de pronto un día Erna amaneció muerta en su cama ahí arriba en la guardilla, piensa Johannes, y mira hacia la ventana de la cocina donde solía apostarse Erna y ahí no hay Erna ninguna, no hay más que suelo vacío, piensa Johannes" .
"pero será lo que tenga que ser, tampoco tiene mayor importancia, ahora que Erna está muerta y los chicos ya hace tiempo son mayores, no sería un drama que acabara alimentando a los cangrejos, piensa Johannes"
"basta con pensar en todas las veces que Erna usó esos barreños, cuántas coladas no haría en esos barreños antes de tener su lavadora, pues unas cuantas, y ahora Erna ya no está, mientras que los barreños siguen aquí, así es la cosa, las personas desaparecen mientras que las cosas permanecen"
Supongo que ese pensamiento de dónde irán mis cosas es también envejecer, aunque me haga 30 kms en bici y el cuerpo más o menos aguante. Pero no hace falta tener cierta edad para leer esta novela, aunque leerla con 20, cuando se es inmortal, no debe ser lo mismo. Aún así lo recomiendo porque aunque llueva, a ratitos sale el sol: solo hay que saber encontrar el arco iris...