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12 agosto 2022

Demasiado contenido

Todo el mundo - menos yo-, necesita un descanso de esto. Yo de vez en cuando necesito un respiro de mí misma (razones obvias), pero de meter una media de dos mil palabras al día sobre las vacaciones no me canso nunca. Por tanto, no es por empatía con alguna persona humana  (tal vez algoritmos, como alguno incluso se atreve a insinuar) potencialmente allá afuera que va a haber un break (recreo) de esta serie, es que me voy, de nuevo. Esta vez a ver a Roc.

El Pequod para principiantes!
El sobrinísimo me espera en algún punto del levante peninsular y mis objetivos son, aparte de ser la Primamaribel universal de la baba, monitorizar su progreso (con esos padres nunca se sabe aunque, atención, le compraron la versión del baño-del-bebé de Moby-Dick; cómo no lo descubrí yo antes???), cortarle la cresta de punki con la que ya nació, pero que ahora está impresentable (la Yaya siempre nos cortaba el pelo muy corto de peques porque pensaba que así “crecía for fuerza”-puedo atestiguar que funciona) y bañarme con él en la piscinita que le ha comprado mi madre (oj!! cabré?).

El problema es que esa semana generaré más contenido, más historias que escribirme a mí misma, a los bots y algoritmos que me tratan de vender cosas y al lector desconocido, al que nadie conoció (gracias sabina) al que tal vez, siguiendo con la canción, habría que elevar a nivel “soldado”, porque anda que no hay que luchar con hidras de siete cabezas para seguir esto mínimamente. Adivina, adivinanza.

Este receso no ha sido planeado pero tal vez vaya bien porque aquí se termina la parte turca del periplo y comienza la griega de la que no voy a adelantar nada, o se me acusa de clickbait. Cierto que una ya no sabe qué usar para convertirse en autora de bestsellers: ya que hasta pongo títulitos que facilitan la lectura, no me pidan que encima las haga más sucintas.

Me despido con la ruta completa que llevo describindo los últimos días y como siempre digo en estas circunstancias, volveré. Para qué engañarnos, no "más y mejor", solo más.

Love

Di




16 julio 2022

Riego por aspersión de personas. Aquello de hacer tiempo y acabar perdiendo el tren. Entra Ramona (CT & D9)

 Sábado, 16 de Julio de 2022:  Bodrum - ferry a Kos  (CT & D9)




Hoy, por fin, voy a ser breve: dejaré que hablen las imágenes. Por ejemplo, la del desayuno que hacemos en el agradable patio de la pansiyon (no hay pérdida: a la derecha), aunque Mini sigue sin entender la comida turca (mención especial a la guindilla, como toda la ensalada, sin aliñar).

Como se anotó anoche, tenemos que pasar el día por Bodrum sin nada que hacer. Nuestra única tarea de verdad es asegurarnos estar en el puerto del ferry con bien de tiempo para ir a Kos, nuestra primera isla griega. Zarpamos a las 16:30.



Comprad comprad mis  hermosos jabalíes
Damos un paseo por Bodrum, donde el zoco está cubierto de lonas blancas, todo preparado para que la gente siga comprando, pese a los elementos (no han venido a luchar contra ellos, los elementos). Ja, con facilidades a mí, pero Mini se compra un pantalón y una camisa de lino - creo que no se lo he visto puesto más que una vez después, pero hey, por lo menos no es otro hoodie, que ya sería el número 14. El Peda -loado- por fin encuentra unas flip-flop que le gustan y también las adquiere.  Nota: hay muchas tiendas de ropa de piel - lo que yo definiría como "más moral que el alcoyano". 
Patio sin aspersión,
luego vacío

Tiendas pintoresqui


Mini escribe una postal, compra un magneto. Tomamos un zumo al lado de uno de los puertos y vemos españoles -los primeros- bajando de veleros privados. Una empleada de agencia de viajes indica que la terminal del ferry está hacia la derecha de la bahía, algo más allá de donde nos dejó a nosotros el de Datca. Hay tieeeempo (han visto el video de alguien diciendo "hay tiempo de comer sin problema" cuando la erupción del volcán de La Palma?: Ese tono).

Riego por aspersión de personas
Atención al monster-kebab
En la terraza de uno de los restaurantes de kebabs hay esa especie de aspersión (desconozco el nombre) que yo descubrí en la Expo de Sevilla. Fui con unos amigos de la facultad y me llevé a una Fashion de 11 años (arghh, aún menor que Mini, en qué estaban pensando mis padres?) y, aparte de la aspersión recuerdo muchas risas y no haber pasado tanto frío en mi vida como en la tienda de campaña cuando amanecía. Total, que divago: de vuelta a Bodrum, nos dejamos atraer por la aspersión más que por la comida. Creeo que paso todo el rato con la cara enfocada (y la boca abierta, lets face it) a la lluvia esa. No sé cómo irá el negocio porque si todos son como yo, es difícil levantarse de las sillas para enfrentarse del nuevo al zoco.

Qué detalle: esto es un café
(el café turco tiene "sedimento" en el fondo)


Preocupación inicial
Ya de vuelta a la pansyion a por las maletas nos despedimos del dueño y del hombre de las manualidades, que sigue allí, y tiene lugar la siguiente conversación: 
-Vamos al ferry de Kos
-Ah, pero eso está bastante lejos… unos 50 minutos. 
-Un momento, 50 o 15? (fifty-fifteen, en inglés puede ser confuso). El hombre debe ver el leve brillo de terror en mis ojos y dice, claramente mintiendo: 
-15. 

Claro, típico: todo el maldito día como quien dice “haciendo tiempo” en el horno que es Bodrum, y ahora estamos a menos de una hora de la salida del ferry y no tenemos clara la terminal.

El hombre de las manualidades
podría ser un secreta

Pánico en el entreacto

Internet no aclara nada. El hombre llama a nosédónde. En el billete no pone nada, tal vez el nombre de la compañía. Otra vez, nadie sabe nada. La mujer de la mañana nos ha dicho hacia la derecha, el Peda pensaba que hacia la derecha, el hombre dice que hacia la izquierda. Quiero gritar. No voy a detallar la hora más estresante de todo el viaje, pero por supuesto decidimos ir a la derecha (y mira que el lema es “siempre a la izquierda”) y cuando llegamos allí -como saliendo de un casting de peli de George A. Romero- nos dicen que sí, que de ahí salen ferries pero que ese es el puerto sólo de cargo, y que donde queremos ir está no de donde venimos sino muchísimo más a la izquierda, al otro lado de la bahía.




Siga a ese taxi!
Yo veo pasar mi vida ante mis ojos: perdemos el ferry. Queda menos de media hora, caminar es imposible y el tráfico es aún peor. Saltamos en un taxi, y le damos instrucciones. El pobre hombre sale por una variante y solo le falta subirse por una acera -que en un punto creo que va a hacer. Cuando vemos los ferries ahí de lejos deben ser como las 16:20. Entonces, plink, una idea no considerada por mí antes (ya se sabe que si puedo evitarlo, no manejo dinero): “Peda, cómo vamos a pagar a este hombre?”

Porque, qué se hace la última mañana en un país con la divisa que te queda? Exacto: comprar pantalones, camisas, flipflops, magnetos y chorradas. No nos queda ni una lira turca. El Peda, como la esfinge que es: “ya cruzaremos ese puente cuando lleguemos”. Qué?? El barco está ahí, ese fkin puente se está hundiendo bajo nuestros pies!!!

Sus instrucciones:  “Tú déjame al taxista, y vete directa a la ventanilla con los billetes”. Obedezco como la mujer sumisa (que no maneja el vil metal) que soy. Por Dios: lo va a amordazar y meterlo en su propio maletero? Para cuando lo encuentren ya estaremos en otro país, fugitivos de la justicia. Parece que no ha hecho falta, no se podía pagar con tarjeta pero el Plan B ha funcionado: el hombre ha aceptado de buen grado casi el doble de la carrera en euros. Puente cruzado, quemémoslo ahora. 

Volvamos a la ventanilla, donde estoy yo hiperventilando. Creo que no tengo ni fuerzas para contarle mi vida (bueno, un poco sí). La chica, muy maja, me tranquiliza. 
-Dígales que no se vayan
-No tranqui, que no se van. 
-Pero es que son las 16:30, hora de zarpar, y estamos aquí. 
-Lo sé, pero hasta que yo no diga, no se van. 
Solo falta que me dé un peluche. Va super-lenta, hay que pagarle impuestos, se acepta tarjeta. 

Mucha policía poca diversión
Otro factor que no habíamos tenido en cuenta: este es un cruce in-ter-na-cio-nal. Así que liberados de esa mujer, el siguiente obstáculo es la poli turca (entra Alan Parker y todo  "El expreso de medianoche"): hay que pasar aduanas. 

Obviamente, no hay nadie (todos embarcados), y el poli se toma su tiempo con los pasaportes. En ese momento veo salir un poco de la aún no hinchada Ramona por una bolsa y me planteo que quizás ha sido mejor que mis compas no la hayan logrado hinchar antes. Ya estamos resultando un espectáculo lamentable de esa manera en aduana, imaginen con un donut naranja bajo el brazo. 

El poli nos mira mal tras pasar todas las páginas y dice que “dónde está nuestra ID”. ID? ¿Quiere el carnet de identidad español? Entonces caemos en la cuenta: le hemos dado los pasaportes españoles, y en Antalya, hace una vida, entramos con el británico (no olvidemos, para ahorrarnos £30) y ese es el que sellaron. El tío está buscando el sello, cómo controlan.

Cuando por fin nos sentamos en el ferry, el subidón de adrenalina es tal que no sé dónde meterme. Aún vienen un par de mochileras más tarde que nosotros, las miro con superioridad moral y durante el trayecto, que no llega a media hora me dedico a dar gracias al Creador.

Kos: estamos en Grecia!
La llegada a kos, nueva fila en nueva aduana con unos argentinos delante, que parecen de una banda, shá sabés. Y luego el clásico de todas las llegadas: el del alquiler del coche no está, cuando por fin llega nos cuenta que es fan de “la casa de papel” y que conoce a todos los personajes y cuando nos dan el coche alucinamos porque es más grande de lo normal.

Tenemos 40 minutos hasta nuestro alojamiento en el sur de la isla, que regenta un tal Philippos. Philippos tiene peluca (tal vez, laca) y usa su fecha de nacimiento (03101965) como clave de wifi. El apartamento está bien, tiene tres balcones y uno con vistas al mar. 

Una de las principales intervenciones de Philippos entonces no es explicarnos la isla ni dar recomendaciones de restaurantes sino, atención, llevarse a mis compas a un cuarto oscuro lleno de cachivaches y allí, hinchar a Ramona. Mini sale feliz y esto bien merece un baño. 

No voy a decir “bien está lo que bien acaba” porque es como los que dicen “así pasó y así se lo hemos contado”. Solo diré: piscina al atardecer + Grecia + Ramona = Felichitá.

Ramona, we love you



15 julio 2022

Camas plaza-de-toros. Quedada vintage. Fotos Titanic. En las pansiyones no hay piscina (CT & D8)

 Viernes, 15 de Julio de 2022: Fethiye-Sarigerme-Marmaris-Datca-Ferry-Bodrum (CT & D8)



Breve nota geográfica (imprescindible, lo siento)
Para entender parte de las movidas de hoy (las derivadas de los accidentes geográficos, al menos), hay que mirar el mapa de arriba. Tenemos que dejar el coche en Datca, en la puntita de la península de Reşadiye que (fíjense, joer!) es muy estrecha, se extiende por 80 kms y separa el golfo de Gökova al norte del de Hisarönü al sur. Luego hay que coger un ferry que cruce a Bodrum, donde pasaremos la última noche en Turquía y de allí ferry a Grecia. Desde Datca no hay ferry a Grecia, de ahí este rodeo, que bien porque termina en "ruta escénica".

Epifanía matinal en cama sin fin
Al despertar en la cama porta-aviones, tras el ahora-cómo-salgo-de-aquí y ya arrastrándome hacia uno de los lados, una idea me asalta: no podemos llegar a Datca con vida sin aire acondicionado. Ya da igual la exclamación del salpicadero -que ni “pasado el rato” se fue tras la intervención de los ancianos de Bagdad Café-, no importa que se queme el motor. Ahora hablamos de supervivencia: unas horas más tarde, recién salida de la cama, llamo a oskarrentacar y contarles nuestra circunstancia. Total que, voilá, nos toman en serio!: nos piden localización y que “en un rato” viene una persona con el nuevo coche. Qué servicio, oskar: no estaríais en el aeropuerto la primera noche, pero luego do de pecho.

Tras desayunar esperamos en la piscina, donde hay una familia turca bañándose con todas las telas. Me pregunto si esto es antihigiénico en silencio, porque tal vez  esa pregunta sea racista y en casa me echan broncas. Por eso y por no acabar de aclararme con los nuevos géneros fluidos (hay 76, dicen), menuda es Mini.

Nadie sabe nada. Quedada vintage
Cuando llega el representante de oskarrentacar, un señor mayor con camiseta corporativa, nos damos cuenta que nadie, incluido el señor, sabe dónde hemos de dejar el coche en Datca. Que parece que oskarentacar no tiene oficina en Datca: o sea, no se llega a romper el air con y aparecemos en la puntita de la península y no hay donde dejar el coche. En serio: yo no sé cómo sigo viajando con esta gente. Tras varias llamadas a central quedamos en el siguiente plan: llevad el coche a Marmaris, allí habrá otro agente con camiseta corporativa que nos llevará al ferry de Datca y todos amigos. 

Hay que calcular con precisión a qué hora estaremos en Marmaris - integrando el turismo, maremía. El ingenuo nos pide el móvil, que les pongamos un mensaje, ja, como si la vida fuera así de fácil. Tras dejarle casi llorando con la historia de que no nos funciona el teléfono en Turquía (hubiera querido contarle las anécdotas derivadas, no hay tiempo), quedamos como antiguamente “allá las 3 en la gasolinera de la entrada de Marmaris”. Jesús José y María. 

Nota: No he contado que este despliegue
de cartón está por todas las carreteras turcas: 
en serio, asusta.

Playa del día
Nos ponemos en marcha con la idea de parar en la playa de Iztuzu, donde parece que anidan las tortugas pero nos equivocamos de salida de la A400 y terminamos en la playa de Sarigerme, otra que hay que pagar para entrar, pero sin ruinas. Aquí nos damos un baño con la presión de “tenemos que estar a las 3 en la gasolinera de Mamaris”. Al salir desestimamos entrar en Iztuzu y menos mal porque, pese a todo, llegamos con más de media hora de retraso a nuestra cita con la siguiente camiseta de oskar que nos espera en Marmaris. Se llama Halil.

Qué bonito vivir en ese enclave: lo de abajo es Marmaris

Halil, el hombre tranquilo
Halil tiene 24 años y se pone al volante. Huele aún peor que nosotros así que se integra perfectamente en nuestro grupo. Se le nota talante plácido y no habla demasiado.  Yo voy al lado y le hago preguntas; su inglés no es muy bueno pero le gusta hablar. 

Ya sé que he dado la brasa lo suficiente con los “scenic drives”, así que solo una línea:  si hay uno que quiero repetir de este viaje, con tranquilidad, es este. Esta península es maravillosa, cubierta de árboles y montañas, y en muchos tramos se puede ver mar por las dos partes. En un punto, Halil para el coche para hacernos fotos, sin pedírselo. 

 Al llegar al ferry nos tomamos algo juntos y nos cuenta algo más de su vida. Hace poco que terminó con su novia, vive con sus padres, hace cuatro meses que trabaja con oskar. Atención que la compañía tiene como 463 coches por todo el país, no es cosa de la Costa Turquesa. Se hace raro que los Pedalistas hayan contratado una compañía conforme.


Quién diría que es Turquía


La península de Datca a un lado...


...  y al otro...



Ferry de Datca a Bodrum: inevitable momento Titanic
Es un ferry pequenito, entrarán 4-6 coches abajo, y tiene un piso y arriba la cubierta que es genial y pasamos allí todo el cruce. Se mueve bastante (ese ruido, plas-plas-plas) y hemos de sacar las maletas que habíamos dejado en una esquina abajo porque se llenan de olas. 

Está atardeciendo. Comemos restos de mantecados y frutos secos. Hacemos las obligadas fotos Titanic (en proa muchísimo viento, recordemos: siempre sombreros con barboquejo - aprendí esta palabra el otro día gracias a un divagante). No hay mucha gente arriba pero aún así, lo sabemos, se habría hecho el ridículo igual. Observamos al resto de viajeros, nos inventamos historias. Hacemos fotos al mar, a la montania y a Bodrum, que está allá al fondo, y no llegamos nunca. Lo que pensábamos era un cruce de menos de una hora se transforma en más de dos horas.

Cubierta del ferry

Mal contraluz

Timón 

Bodrum
Bodrum es una ciudad en toda regla, muy turística. Desde donde nos deja el ferry caminamos al hotel en la zona antigua que resulta ser una “pansiyon” (no me nieguen el parecido razonable, sospechosamente, con "pensión"). La habitación es muy básica, tirando a monacal pero tiene un patio cubierto de árboles encantador. Aparte de los dueños, que son de nuevo amables turcos, hay otro hombre o dos haciendo manualidades: o bien manejan redes, o parece que hacen souvenirs de madera.


Uno de los puertos de Bodrum
(atención al "uno de" para maniana)

Las calles están a tope de ese turismo playero, hay mil restaurantes gentrificados por las callejuelas, tiendas de helados artesanos, el zoco, el seafront con bares de cocktails. Cenamos en uno de esos restaurantes en la calle tras graves disensiones con Mini que no quiere saber ya más de berenjenas rellenas y otras delicatessen turcas.

Tras rezar de rodillas y unos latigazos en la celda de la pansiyon (más dolorosa si cabe por contraste de cama-emperadora de ayer), me acuestro pensando que queda una sesión más de maltrato al cuerpo mañana: por esos errores que se comenten cuando se planea, tenemos el ferry a Kos a las 16:30. Qué vamos a hacer todo el día en Bodrum, con la que está cayendo? Porque va a ser que la pansiyon no tiene piscina, y la conversación con el hombre de las redes llega hasta donde llega.  Turquía y los turcos me han encantado y me duermo pensando que mañana, tras tres años,  estaré por fin en Grecia. 


Antes muerta que sencilla:
atención, que eso es una lámpara


Ni una callejuela
 sin su restaurante gentrificado


Bares de cocktails
donde no ir en familia


14 julio 2022

Y aún hay gente que paga por "la experiencia" (Día de estreses varios: Viaje con nosotros si quiere gozar) (CT & D7)

   Jueves, 14 de Julio de 2022: Kas-Patara-Ölüdeniz-Fethiye(CT & D7)

Propósito de la enmienda
Hay demasiado contenido: se me acumula. Pero elegí mal día para empezar a acortar las bitácoras del viaje. En serio: lo voy a intentar, pero es que en este día pasaron muchas cosas. Maniana, en serio. Y sin más dilación... 

Ahora sí que sí: reportaje de la colada
Ayer se me acusó de recurrir a viles técnicas de clickbait, a “se lo contamos después de la publicidad”, a "próximamente...". Pero aquí está. Nos levantamos y esperándonos, la colada que tuve que escurrir anoche :

Ha merecido o no la pena esperar?


Unas prendas que se resistieron y
pasaron a la UCI del tendedero


Ni con agua caliente
Tenemos el check-out de Casa Murat a las 12 y aprovechamos la terraza hasta entonces. El pobre no se debe creer cuando por fin nos ve salir, le da igual que nos hayamos cargado su lavadora: si me queréis, irse!

Salimos de Kas y el Peda nos quiere enseñar esa península de la derecha que el divagante ha visto hasta la saciedad en fotos estos pasados tres días, y por la que él asegura que va a correr. Llegar allá es una pequeña odisea porque el tráfico en países semi-desarrollados es un infierno, y además, los talantes son otros. Tenemos que permanecer parados un rato porque unos ancianos han de sacar de su camioneta enmedio de la vía una caja de tomates para un restaurante, y en otra porque uno va a bajar una sandía. Para seguir con lo de la inmersión cultural, uno no debe de irritarse por estas cosas como harías en tu ciudad, has de planteartelo como “una experiencia”, además gratuita. 

Quién sabe si esto no es una "experiencia"
pagada por mis compas
para generar contenido de blog

Sobre la península no recuerdo nada aparte de cuánta gente en el mundo tiene casas con vistas al mar y  dime el tamanio de tu bandera y te diré lo inseguro que eres. 



La carretera es la que habíamos hecho un par de días antes en busca de Kaputas (increíble cómo se ve la cala de lejos, sale un azul así como el de Lefkadas), pasamos por Kalkan, el Kas pijo y casi enseguida llegamos a Patara.

La A400, el Big Sur turco

Foto movida (desde el coche),
pero ese azul que sale es Kaputas
(kaputas, kaputas!)


Dolor de retinas con los misiles de carretera


Patara: problemas de acceso
Patara era el principal puerto de Licia, famoso por su oráculo de Apolo (dicen que competía con el de Delfos), pero no se han encontrado restos del templo. De nuevo, es otra de esas ruinas con sus baños, anfiteatro y demás, que tienen playa, pero aquí se puede pagar por separado. Nos acercamos peligrosamente a nuestro horario habitual de insolación culta, pero esta vez pasamos de las ruinas y vamos a la playa, oh-oh-oh, todos con sombrero.

Es una de las playas de arena más largas del Mediterráneo, 9 kms, hasta la desembocadura del río, y luego otros 6 más. Por preservación de las ruinas no han dejado desarrollar el acceso, con lo cual hay un aparcamiento en un extremo de la playa, y por esa entrada todo el mundo accede. Esto significa que la gente se hacina nada más entrar - donde solo hay un par de chiringuitos- y el resto está vacía. Es una playa inmensa y salvaje, no hay sombrillas ni hamacas ni chillout que valga. Nosotros avanzamos un poco, para quitarnos de encima a la gente, con ese calor. Hay unas mallas metálicas que cubren los nidos de tortugas - no están y cómo culparlas: deben estar durmiendo. 

Revolcón por ola de rulo
Ya en la guía dice que en la playa hay "bastantes olas, para estándares mediterráneos” [Nota; nunca olvidaré la Playa de Barra (pronunciado "baja") de Tijuca de Río de Janeiro. Nunca he visto unas olas que me dieran más miedo y nunca he sentido una resaca más grande bajo mis pies]. Nada que ver pero se confirma: muchísimas olas, luego mis compas están encantados. Yo me voy para adentro, aspirando a evitar la orilla donde rompen épicamente. Hay que seguir los consejos de Mini “yo en el mar siempre estoy atenta, nunca sabes lo que te puede pasar”. Recuerda en el curso de surf cuando una ola se la tragó y se despertó en la arena con todo gente alrededor "y no oía nada". En esas estamos cuando una ola monstruo, traidora, vengativa, me pilla totalmente desprevenida. Sin timepo ni reacción para meterme debajo por mi propio pie, ella me hace los honores y me pega un revolcón del diez. Cuando salgo, he tragado agua hasta por los lagrimales, me cuesta recuperar la respiración, y como buena drama queen tengo otra vez 11 anios.

Parroquiana y su equipo oleaje


La inmensidad, la falta de detalle me inmoviliza como fotógrafa
Cojo la cámara y me voy playa arriba, pero hay muchas menos oportunidades fotográficas que una playa cerrada. Esto es todo "la inmensidad", y algún burkini. Recuerdo casi cualquier  playa de Mani, por ej Alipa, qué festival.  Así que al final, decido volver al coche para sentarme a leer bajo un olivo (servidumbres del no equipado).  

Salir de la playa es una pequeña travesía del desierto, pero descubro unas duchas y por fin llego al olivo, que comparto con una pareja turca que están con su (hagan sus apuestas) camping gas. Estarán preparando el cordero de los pobres o lo que sea, y luego ponen las dos teteras, como hizo Merald la noche de autos. Estos no me dicen nada, casi me extraña, yo sigo leyendo.

Lo que yo llamo
operación salida de la playa organizada


Alguien se ha quedado encerrado fuera de un coche?
Pasado un rato vienen el Peda y Mini. Que se lo han pasado tan bien, pero que quemaba la arena.  ¿En serio? ¿Quién lo hubiera dicho? No he anotado que ambos compas de viaje aún no se han comprado chanclas de playa “porque no les ha gustado ningún modelo que han visto”, y están yendo a la playa con deportivas. Sin palabras. Nadie me hace caso en este grupo y ya ni el "os lo dije" reconforta. En venganza, a ellos les hace reír mucho la siguiente anécdota que yo no le veo la gracia: 

El Peda dice que va a dejar el aire acondicionado conectado un poco antes de irnos, mientras comemos un snack. Pasados unos momentos, una luz se hace en mi cabeza, y entra la historia de Rob y Laeti. Estos amigos alquilaron un coche en EE.UU. y un día que se bajaron a ver algo, por supuesto en sitio desolado, dejaron las llaves en el contacto y el coche se cerró automáticamente. Ahí estaban ellos, sin teléfono, fuera de un coche de alquiler cerrado en un desierto. Intentaron romper el cristal con una piedra, sin éxito y al final de casualidad un coche pasó por ahí. Esto mismo le ha pasado estas vacaciones a Mónica en Kefalonia, claro que ellos tenían teléfono y 50 euros cuesta el rápido rescate. Como decía, esta historia entra en acción en la sala de proyección que es mi cabeza y caigo que el coche se va a auto-cerrar. O bien ya se ha cerrado.

-¿Has dejado la llave puesta?

-Claro, para que funcione el aire acondicionado.

Doy un salto, corro al coche, directa a una puerta, cerrada, la otra cerrada. Les miro a los dos, brazos al cielo, que siguen bajo el olivo mirándome divertidos.

-Nos hemos quedado encerrados fuera…. 

Y los cabrones:

-Ese no es nuestro coche.

Y se parten de risa. El coche de al lado es como todos los coches aquí: berlinas blancos. Yo qué sé de modelos y matrículas, dejadme en paz. Paso al nuestro que sorprendentemente está abierto. Según el Peda, ya no hacen los coches con ese auto-cierre. Pues mi pequeño Wolfy lo tiene, claro que "coche nuevo" no es. Salimos del maldito Patara, yo con 20 anios más por el estrés. 

Gasolinera de otro tiempo y lugar
A falta de dron,
la portada de la guía: Oludeniz
De vuelta a la A400, nuestra siguiente playa es Ölüdeniz, la mítica que aparece en todas las guías de viajes. Pero antes, qué día: aún no hemos terminado con las aventuras automovilísticas. Nada más salir de Patara empieza a fallar el aire acondicionado y le sale al coche una exclamación en el salpicadero. Igual deberíamos parar, igual las dos cosas juntas implican que el motor se está quemando, yo-que-sé (de nuevo). Recordemos que en una entrada de blog está el esquema de “las partes del motor”, según JAL, así que a una mala, tranquilos, podemos referirnos allí.

Paramos en la primera gasolinera que vemos, que no es precisamente una de esas grandes cadenas, con pequeño supermercado y demás servicios. Como solo les puede pasar a los Pedalistas, paramos en una en la que no ha entrado un vehículo en 30 anios, el equivalente de la estación de “No es país para viejos”, sin Javier Bardem pero sí con dos hombres ya de edad avanzada sentados en sus sillas, con los que tratamos de entendernos con lenguaje de signos. Miran el salpicadero, tranquilos, no hay problema, y señalan a un lado donde hay una casita, y otro más joven que, a todas luces por lo que tiene en la mano propone hincharnos las ruedas. Vamos a ver, ¿esa exclamación quiere decir que la presión está baja? Alguien también menciona la palabra “service”: ¿que hay que hacerle un servicio?

Dejamos que el joven hinche las cuatro ruedas, no quiere cobrar, le damos lo que sea, los ancianos asienten. La exclamación no se va, por supuesto, pero él sugiere que tenemos que andar un rato, bien lejos de aquí. Todo suena despatarrante, lo sé. En el "name it" de la moneda hemos elegido cruz, y ha salido cruz: salimos, por lo menos, con vida.


Ölüdeniz: paraíso de arriba, purgatorio de abajo
Ölüdeniz debió ser el paraíso para el primer licio que pasaba por ahí cazando conejos: es una lengua de arena blanca con aguas verdaderament turquesas, tiene un “Blue Lagoon” hacia dentro y el monte Baba lleno de vegetación lo observa todo... en fin, una maravilla que no puedo reportar porque no tengo dron ni hice paragliding. 

Trampa: esta foto no es mía
(Oludeniz)

Bajar es precioso, está rodeado de tremendas montañas verdes, y cuando llegas, por el cielo van volando unos 20 paragliders que por supuesto Mini hubiera querido hacer (no encontramos de dónde salen, ni al bajar ni al subir vemos esa salida a esa parte de la montaña). . 

A pie de mar es horrible, incluso peor que en nuestra salvaje imaginación alentada por el grunión de la guía. Para muestra: en el puerto hay una hilera de ochos barcos turísticos que pretenden ser pirata. Disneyland de nuevo. No hay más preguntas. Huimos. 





Cuando el "reservado el derecho de admisión" no me hubiera extraniado
Hoy dormimos en un hotel a las afueras de Fethiye, la siguiente ciudad. Además del sudorosos, ensalitrados, y agotados basal, estamos deshidratados y medio muertos porque hace ya un buen rato que no funciona el aire acondicionado. En recepción ven acercarse al elenco de "Thriller", sin fuerzas para el baile, y no nos echan: un punto para ellos.

Sin preguntar, nos metemos en la piscina vacía. La gente normal está "arreglándose para la cena" (ese concepto) y nos miran cuando pasan, abrazados a nuestros churros y ramonas prestadas [nota: el Peda y Mini soplaron en la nuestra como dos minutos y la conclusión fue "debe estar rota". Ahora está en el capó ahí a medias, la pobre].

La habitación es inmensa, y el baño tiene jacuzzi. Grandilocuencia incomprensible en hotel medio. La cama, de esas que has de remar para encontrar a tu compa, allá lejos. Es el único hotel con cena incluida, supongo porque está enmedio de la nada. Solo hay turcos, somos los únicos guiris y la cena en el jardín se pasa entre gatos (Mini logra que toda una camada nos haga corro y observe atenta). Hay que pasar a que te sirvan las senoras sonrientes, con las que de nuevo hay que usar la mímica. Hay albóndigas turcas, arroz, una cosa que parece pan tostado y resulta ser pollo, ensalada.

Penúltima noche en Turquía: en la cama-plaza-de-toros recapitulo, menudo día. Hay gente que necesita disfrazarse de pirata y meterse en un barco de atrezzo para vivir "la experiencia". Esa otra experiencia: deja de perseguirnos ya a nosotros...

Viaje con nosotros Si quiere gozar Viaje con nosotros A mil y un lugar Y disfrute De la amistad de sirenas Y de serpientes de mar

13 julio 2022

La plebe también viaja, tía. Aburrida fauna del barco-isla-Kekova. Y por fin: (accidentada) colada (CT & D 6)

  Miércoles, 13 de Julio de 2022: Isla de Kekova


Noche toledana
Fue un noche horrible. Lo que fuera que me había picado en la playa durante nuestro acercamiento cultural era un malbicho, que por supuesto ni se acercó a mis compas de viaje. Busquemos responsabilidades: me pregunto si lo mío con mosquitos y vampiros es lo que dice esa persona que, preguntada si quiere azúcar en el té/café contesta “no, ya soy lo suficientemente dulce”?  O sea, que yo soy demasiado dulce,  I am too sweet, y los josdeputa lo saben. 

Antes de irme a la cama, me asomo por la ventana lateral y veo una piara de jabalíes andar por la calle, como si nada. Deben venir de la montania: hay un par grandes, y un montón pequenitos, Me recuerda lo que decía la gente en la pandemia, con búfalos por las ramblas y tal. 

Volviendo a la noche: nada me calma, sé que no me debo rascar, pero a ratos, desesperada, ya se sabe. Ya paro, mañana iré a la farmacia, promesas varias, me doy una ducha fría de cintura para abajo (que es lo único que me ayuda un rato).

Tour dominguero
Tras la agitada tarde-noche de ayer, no pudimos volver a Kas contratar el barco para ir a la isla de Kekova y “la ciudad sumergida”, que es el plan de hoy. Así que tenemos que madrugar -para nuestros estándares-, desayunar con prisas -para nuestros estándares- y bajar -en coche, que luego hay que subir- a Kas a ver si queda plaza en alguno.

Qué va: todo el pescado vendido (atención, metáfora) pero tras un par de intentos fallidos, en uno quedan plazas, pero "sin colchoneta". Estos barcos tienen una parte de abajo (con mesas, donde luego se come- esto es lo más parecido a un “todo incluido” que estaré yo) y una cubierta superior, bajo un toldo blanco, con colchonetas, y de esas no quedan. No nos importa: al final alternamos abajo con ratos para secarnos en otras colchonetas que hay en proa (sin toldo).
Era verdaderamente
"todo incluido"
(no faltaba detalle:
atención cuqui cuchara)

Democratización de la isla paradisíaca
La zona de Kekova tiene algunas de las ruinas más bonitas, muchos asentamientos licios, hoy en día muchos de ellos sumergidos. Por lo visto en el pasado solo se podía acceder por yate, pero el desarrollo de las carreteras etc, ha dado lugar a estos tours: es lo que tiene la democratización de estas cosas.

Foto aburrida 1


Hay unos videos de instagram últimamente en los que sale “así es en instagram, así en la realidad” (para exponer la mentira de esa foto de Santorini o Times Sq. sin gente). He visto uno que podría ser este tour, o cualquiera de los otros que hemos visto ofertados en ciertos puntos de la Costa Turquesa en el que “instagram” es las fotos de agua transparente vs. realidad (una hilera como de quince barcos con su bandera turca esperando para salir).

Foto aburrida 2

Hoy no estamos solos en todo el día, siempre que llegamos a una cala hay otro barco por lo menos. No me estoy quejando y eso que odio la gente, pero también creo que es elitista quejarse de que ahora viaje tanta. Si estuviéramos en aquella época en la que volar era un lujo de los más ricos y viajar la extranjero, más, yo no habría salido de Vetusta. Si es que hasta en las calas de Menorca en verano hay 80 veleros. Ay, tía, o sea, es que ya ni con velero te garantizas exclusividad.

Foto aburrida 3


Breve (en serio, soy yo!) descripción del día
Hoy, por fin, un divague breve, porque no hay mucho que contar: un día en el que ves este mar tan espectacular muy de cerca y paras cinco veces a bañarte en calas y bucear con tubo.

Primero hay que llegar a Ucagiz, el pueblo desde el que salen los barcos. Allí nos llevan en un bus desde Kas: horroroso, porque ni la foto del influencer Ataturk (sigue mirando hacia arriba) que lleva el piloto logra que el aire acondicionado se note. A la vuelta (6 pm), hasta arriba de sal y sol, ni os cuento lo que es eso. Un detalle para no olvidar que somos populacho. 

Luego, la “ciudad sumergida”. En la costa norte de la isla de Kekova hay unas ruinas sumergidas, Batik Sehir (“ciudad hundida”), aún no identificadas como una ciudad específica, pero que tiene escaleras, calles, paredes de casas y un embarcadero, dicen (quien pueda identificar algo de eso en mis soporíferas fotos, gana un premio de esos que dábamos cuando estaba mi co-bloguera). Hubo varios terremotos en la zona en siglos pasado y la ciudad fue parcialmente sumergida. En esta zona no se puede parar a hacer buceo ni nadar, por temas de protección. 

Foto aburrida 4



Paramos tras la comida en Kaleköy (antigua Simena), ya en el continente, que fue una pequeña ciudad licia habitada desde el siglo IV. Solo se puede acceder por barco y tiene un anfiteatro pequeñito, de 200 asientos, templos y tumbas licias. También tiene un castillo medieval arriba que se hizo para proteger a la los habitantes de los piratas de la isla de Kekova. 

"Cueva del pirata", dicen.
Por qué me siento como en Disneyland?

Cuando llegamos aquí, el calor es horroroso: la idea de subir al castillo o casi cualquier cosa que no sea estar a remojo se hace muy dura (pese a ser casi nuestro horario habitual de “visita cultural”). Inasequibles al desaliento, bajamos e intentamos un breve paseo (no subir al castillo, vamos aprendiendo). Pero enseguida se desata una bronca con Mini (nadie recuerda ya porqué, tal vez tenemos flashbacks de la insolación de la tumba) y volvemos malhumorados al barco en lugar de explorar. Da igual: me echo a leer abajo (intento brevemente las colchonetas de arriba ya que no hay nadie, pero es imposible, no corre nada de viento). La portada de mi libro de “elegancia involuntaria” casi hace juego con el mar. Me quedo frita.

Lo mío llevando libro con tapa a juego
con el mar, 
¿es elegancia involuntaria?

Como he dicho, el día va de parar a bañarse en calas. Pero, para qué aburrir con esto o con los peces (se imaginan entrada de blog descriptiva de snorkeling? “Los peces son todos en blanco y negro, ninguno espectacular”). Mini se pasa casi todo el rato saltando desde la borda al agua. Yo en algún punto tengo algún recuerdo dedicado a las medusas, ya que campan en lugares de agua caliente, como aquí. El agua en Turquía está MUY caliente, nivel que hasta Fashion, que (sic) "solo se siente cómoda en el Caribe”, se lanzaría aquí sin problemas. Los colores son la pera.

Los pececitos de arriba
Estos días son alertas, notas mentales a una misma, breves recordatorios por si se olvida por qué nunca jamás hay que viajar en grupo. Un día vale, porque hay algunas cosas que solo se pueden visitar así - o en uno de los 80 yates-, pero ya. Lo que más juego da son los “tipos humanos” de esos que hemos encontrado otras veces. Cómo olvidar a Doña Concha en Pelion, o a Panos Panetis, pero ni siquiera hay mucha salsa hoy aquí. 

El principal postulante es el guía, que es un senor con camisa de plana, bermudas y náuticos, que resulta el top de la elegancia en este contexto de gente con chanclas de dedo, (o tal vez sea "elegancia involuntaria" de Riezu, no sé). Me pregunto si ese hombre es mayor o menor que nosotros: a menudo, cuando veo a una persona "de pro" (padre de familia con coche berlina, director de banco, mujer con bolso), pienso que son mayores que yo. Luego me doy cuenta de que cada vez hay más gente menor, gente que llevan ya vidas establecidas y conforme. El Peda opina que es menor. Por alguna razón, le atraemos y viene a hablar con nosotros todo el rato. Igual por lo exótico, somos de los pocos no-turcos del tour. 

Ante todo, comodidad, chicas
Aburridísimo un alemán casado con turca que viene a interesarse "por el idioma que hablamos", no nos localizaba. Luego las dos chicas con el burkini (uno de ellos me gusta, con motivo marinero y quiero tocar la tela, recuerdo que el día anterior Merald la definió como de “paracaídas”) que van con dos chicos. Me planteo que me sentiría muy incómoda si yo fuera uno de esos chicos, en bañador tan cómodo, y tener a tu amiga o novia con esa vestimenta. Por último, está la pareja de los guapos: me pregunto si son modelos. Ella es oriental y él es rubio con ojazos (Mini: "se parece al dibujo animado de Hércules"). Disculpas: sé que mi dedicación al blog dejó que desear porque no les hice foto.






Y por fin llega el momento más esperado: la colada del viajero
El día que llegamos, Murat nos explicó la equipación del piso que consistía en un ejército de electrodomésticos Bosch. Murat pensaba que es una buena marca, pero ahora se estaba desencantando. Esto me cuenta cuando le pongo un whatsapp pidiéndole ayuda con la lavadora. Porque sí, esta noche ha llegado el momento más esperado: al llegar del barco, he puesto la colada.

Hay tanta ropa, que primero pongo la de color. Sin embargo, en un punto se para y no hay manera: ni desconectándola sigue el programa. Veo que mi ropa flota en un tercio de agua. Pongo solo el centrifugado para que se se vaya el agua, pero rien de rien. 

Tras muchos intentos es cuando contacto a Murat, que me dice que está "algo fumado", pero que sube (es parte de su talante hippie, junto con tener una guía de la India en la estantería). Se disculpa profusamente, no sabe qué ha pasado, está feliz, con esos ojos del cannabis. Tranqui.

Yo que me las prometía tan felices: estas vacaciones comenzaban premium en cuanto a coladas: con lavadora! Y va y me toca una rota. Así que tengo que sacar la ropa chorreando, y escurrirla en el lavadero de la terraza.  Escurro como si fuera una lavandera con pañuelo en la cabeza a orillas del Manzanares, bajo la luna llena sobre Kas. Desestimo hacer la segunda colada de blanca. 

Lo cuelgo todo en el tendedero que a ese efecto ha dejado Murat en la terraza y en la barandilla. Y me voy a dormir embadurnada en crema post-mosquito que he comprado en una farmacia en Kas y soñando, mientras miro con simpatía lo tendido, con las fotos que voy a hacer mañana por la mañana para mi blog…

Lo siento, no pillé los jabalíes

... en su lugar, fotos llenas de atmosfera
y sustancias (pasa Murat)