sábado, 25 de julio de 2009

Una triste historia


A la mitad de una clase en una Universidad, uno de los alumnos, oriundo de un país comunista, inesperadamente le preguntó al profesor:

- “¿Usted sabe cómo se capturan los puercos salvajes?”

El profesor creyó que era un chiste y esperaba una respuesta divertida. El joven respondió que no era un chiste.

- “Usted captura puercos salvajes encontrando un sitio adecuado en la floresta y tirando un poco de maíz en el piso. Los puercos vienen diariamente a comer el maíz de gratis. Cuando se acostumbran a venir diariamente, Usted construye una cerca a un costado del sitio en donde ellos se acostumbraron a venir. Cuando se acostumbran a la cerca, ellos regresan a comer el maíz y usted construye otro lado de la cerca.. Ellos vuelven a acostumbrarse y regresan a comer. Usted va poco a poco hasta instalar los cuatro costados del cercado alrededor de los puercos, al final instala una puerta en el último lado. Los puercos ya estarán acostumbrados al maíz fácil y a las cercas, comienzan a venir solos por la entrada. Es ahí cuando Usted cierra el portón y captura a todo el grupo.”

- “Así de simple, en un segundo, los puercos pierden su libertad. Ellos empiezan a correr en círculos dentro de la cerca, pero ya están sometidos. Luego, empiezan a comer el maíz fácil y gratis. Se quedan tan acostumbrados a eso que se olvidan cómo cazar por sí mismos, y por eso aceptan la esclavitud.”

El joven comentó con el profesor que era exactamente eso que él veía suceder en Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Ecuador. Sus gobierno dictatoriales, escondidos bajo el manto “democrático”, los estaba empujando hacia el comunismo tirando maíz gratis disfrazado de programas de ayuda de dinero, misiones, planes, impuestos diversos, leyes de “protección”, subsidio para cualquier cosa, expropiaciones indebidas, programas de “bienestar social”, médicos cubanos y medicinas “gratis”, siempre y siempre nuevas leyes inconsecuentes, etc.; todo a costilla del sacrificio de la libertad, “migaja a migaja”.

Debemos siempre recordarnos que “No existe comida gratis” y además que “No es posible que alguien preste un servicio más barato que el que uno mismo hace”.

No es irreal, está sucediendo en Ecuador, Nicaragua, Venezuela y Bolivia. Y podría suceder en otros países.

1 comentario:

Adrián dijo...

Muy bueno. Quién lo escribió?