El gobierno ha estado anunciando un pronto envío a la discusión legislativa de un proyecto para instaurar el salario único en el sector público. Aún no lo ha hecho. Por eso, considero que es muy importante el análisis, realizado por una comisión de la propia Corte, que presentó el señor Roger Mata ante los magistrados que integran la Corte Plena. Este comentario toma como base la nota de La Nación del 18 de febrero, titulada “Salario global en Corte significaría aumento de ¢5.444 millones por año.”
El ejercicio hecho permite sacar a la luz varios elementos que deberían servir como faros acerca de algunos de los resultados posibles de la puesta en práctica de dicha política, esencialmente establecida para disminuir el gasto de las diversas entidades estatales. Así, se terminaría con una serie de pluses salariales, cuyos efectos nocivos e injustos son bien conocidos, que se incorporarían, de alguna manera, en sólo el salario.
De hecho, ya se ha puesto en práctica el salario único en el Banco de Costa Rica, el Banco Central y la Contraloría General de la República, bajo modelos distintos, pues, al momento, no existe uno uniforme, pero, me permito sugerir que es oportuno que esos tres entes, que han tenido experiencias al respecto, indiquen a la ciudadanía con exactitud la forma en que se ha implantado en cada entidad y qué grado de cobertura del personal se acogió al nuevo sistema, así como cuáles han sido los resultados financieros de reducción del gasto ya obtenidos, y cuáles por obtener, teniendo como punto de referencia que lo buscado es disminuir el gasto gubernamental.
Veamos algunos de los resultados interesantes del informe de marras del Poder Judicial. Lo primero es si las erogaciones adicionales (esto es, tal vez sólo habría un aumento en el gasto salarial en los primeros años, pero es bueno saber si luego habrá uno mayor), más bien se incrementarían en función del grado y naturaleza de los grupos salariales a los que se les aplicaría el salario único.
A le fecha, el Poder Judicial tiene alrededor de 12.000 empleados, con distintos años de trabajo y diferentes anualidades. Para el estudio se formularon varios escenarios muy llamativos y que vale la pena conocer. Uno es una cobertura del 47% del personal, (que sería a 6098 empleados) que “tienen entre cero y 10 años de laborar… {con] el salario global conformado por salario base y 10 anualidades.” La introducción de un salario uniforme para este grupo significaría un gasto salarial anual adicional de ¢5.444 millones.
Otro es un grupo que tiene de “cero a nueve años (con salario base y nueve anualidades), que estaría compuesto de 5.341 funcionarios, que equivale a un 41.3% del total. En este caso, “el monto adicional por pagar sería de ¢4.436 millones” al año.
Asimismo, si el nuevo salario global se diera al 25% de los trabajadores (3.239) que están en el rango de “cero a cinco años” con “un salario base y cinco anualidades”, el incremento anual en el gasto por salarios sería de ¢1.477 millones.
Por tanto, en la Corete, bajo la idea de un salario uniforme conformado por salario base más ciertos pluses, habría aumentos sustanciales, que oscilarían entre ¢1.477 y ¢5.44 millones al año, según ciertos supuestos antes indicados. ¿Y el ahorro buscado en el gasto? Se responde en el comentario de marras: “Todos quisiéramos que la planilla del Poder Judicial pudiera estar en el salario único para generar un ahorro más considerable, pero todos sabemos que este modelo no genera ahorros instantáneos, sino que será en unos 15 años.” Una posibilidad interesante, ante lo expuesto por el medio, es señalar cuál sería el valor presente de esos flujos, negativos al inicio y positivos luego, como para ver la virtud de cuál camino es el menos malo, si se quiere poner en tales términos.
Dado que se señala la pronta presentación de la reforma salarial, vale la pena tener claros aspectos esenciales como a qué grupos de trabajadores se les aplicaría, tal vez para obtener el mayor ahorro en el valor presente del gasto. Y, por supuesto, asumiendo que, durante ese flujo de años, no habrá variación en las reglas de juego de la aplicación del salario uniforme, como podría ser instaurar nuevos pluses. El tema sin duda que se las trae y exige la atención ciudadana, pues no vaya a resultar que no estemos teniendo cuidado con lo que estamos pidiendo: lo que nos podría terminar pasando; esto es, que el gasto gubernamental aumente con el salario uniforme, en vez de bajar.
Jorge Corrales Quesada