jueves, 15 de agosto de 2024

El “Alarido” de MUNCH –Primera Parte. Bio-Galería


Edvard Munch, el artista que pintó su grito desesperado

Iba por la calle con dos amigos cuando el sol se puso. De repente, el cielo se tornó rojo sangre y percibí un estremecimiento de tristeza. Un dolor desgarrador en el pecho. Me detuve; me apoyé en la barandilla, preso de una fatiga mortal. Lenguas de fuego como sangre cubrían el fiordo negro y azulado y la ciudad. Mis amigos siguieron andando y yo me quedé allí, temblando de miedo. Y oí que un grito interminable atravesaba la naturaleza.


El Grito es el título de cuatro cuadros del noruego Edvard Munch. La versión más famosa se encuentra en la Galería Nacional de Noruega y fue completada en 1893. Otras dos versiones del cuadro se encuentran en el Museo Munch, también en Oslo, mientras que la cuarta, pertenece a una colección particular. En 1895, Munch realizó también una litografía con el mismo título.

En los últimos años, la obra, en dos versiones diferentes, ha sido objeto de robos de gran repercusión mediática. La versión más conocida, la de la Galería Nacional, fue robada en febrero de 1994, y recuperada en una acción policial doce semanas después. En agosto de 2004 se produjo el robo de una de las versiones expuestas en el Museo Munch. Dos años después, el 31 de agosto de 2006 la policía noruega anunció la recuperación de la pintura, en buen estado.

La versión que llevaba 70 años en manos del noruego Petter Olsen, cuyo padre había sido vecino, amigo y luego mecenas de Munch, fue subastada el 2 de mayo de 2012 por 119,9 millones de dólares, en la casa Sotheby's de Nueva York, convirtiéndose así en la obra más cara vendida en una subasta.

Todas las versiones del cuadro muestran una figura andrógina en primer plano, que simboliza a un hombre moderno en un momento de profunda angustia y desesperación existencial. El paisaje del fondo es Oslo visto desde la colina de Ekeberg. El grito es considerado como una de las más importantes obras del artista y del movimiento expresionista, constituyendo una imagen de icono cultural, semejante al de la Gioconda, de Leonardo da Vinci.

El cuadro es abundante en colores cálidos de fondo, luz semioscura y la figura principal es una persona en un sendero con vallas que se pierde de vista fuera de la escena. Esta figura está gritando, con una expresión de desesperación. En el fondo, casi fuera de escena, se aprecian dos figuras con sombrero que no se pueden distinguir con claridad. El cielo parece fluido y arremolinado, igual que el resto del fondo.

La fuente de inspiración para El grito podría encontrarse quizás, en la atormentada vida del artista, un hombre educado por un padre severo y rígido que, siendo niño, vio morir a su madre y a una hermana de tuberculosis. En la década de 1890, a Laura, su hermana favorita, le diagnosticaron un trastorno bipolar y fue internada en un psiquiátrico. 

El estado anímico del artista quedó reflejado en las líneas, que Munch escribe en su diario hacia 1892, reproducido tras la imagen de encabezamiento, dado su profundo significado biográfico.

Versión litográfica del cuadro aparecida en La Revue Blanche, en 1895

Munch inmortalizó esta impresión en el cuadro La desesperación, que representa a un hombre con un sombrero de copa, de medio lado, inclinado sobre una barandilla y en un escenario similar al de su experiencia social.

Munch: Desesperación

No muy contento con el resultado, Munch pinta un nuevo cuadro, esta vez con una figura más andrógina, de frente, mostrando el rostro, y con una actitud menos contemplativa y más activa y desesperada. Lo mismo que la anterior, esta primera versión de El grito, se llamó La desesperación. Según detalla Robert Rosenblum, un especialista de la obra del pintor, la fuente de inspiración para esta estilizada figura humana podría haber sido una momia peruana que Munch vio en la Exposición Universal de París en 1889.

El cuadro fue expuesto por primera vez en 1893, formando parte de un conjunto de seis piezas titulado Amor. La idea de Munch era la de representar las distintas fases de un idilio, desde el enamoramiento inicial a una ruptura dramática. El grito representaba la última etapa, envuelta en angustia.

La obra fue muy bien acogida por la crítica, y el conjunto Amor fue clasificado como arte demente; -después, el régimen nazi, clasificó a Munch de artista degenerado y retiró todos los cuadros que había en una exposición en Alemania. 

Un crítico consideró el conjunto, y en particular El grito, tan perturbador, que aconsejó a las mujeres embarazadas que no visitaran la exposición. La reacción del público fue discrepante; el cuadro se convirtió en motivo de discusión y por primera vez se hizo mención de El grito en las críticas y reportajes de la época.

Munch realizó cuatro versiones de El grito. 

El original de 1893 (91 x 73,5 cm) con una técnica mixta de óleo y pastel sobre cartón, está expuesto en la Galería Nacional de Oslo. 

La segunda (83,5 x 66 cm) en témpera sobre cartón se exhibió en el Museo Munch de Oslo hasta que fue robado en 2004. 

La tercera pertenece al mismo museo y 

la cuarta es propiedad de un particular. 

Para responder al interés del público, Munch realizó también una litografía (1895) que permitió imprimir el cuadro en revistas y periódicos. El 31 de agosto del 2006 la policía de Oslo anunció que la segunda versión de la obra había sido recuperada, junto con la Madonna, otra obra de Edvard Munch también robada en el 2004. 

Boceto para El grito (1893, reverso), témpera sobre cartón, 91 × 73,5 cm, Galería Nacional Noruega
El grito (1893), pastel sobre cartón, 74 × 56 cm, Museo Munch de Oslo
El grito (1895), pastel sobre cartón, 79 × 59 cm, colección particular

El 12 de febrero de 1994, El grito de la Galería Nacional de Oslo fue robado en pleno día por una banda de ladrones que estaba conformada por los más buscados en la época. En principio se pensó en un grupo antiabortista activo en Noruega, pero luego se comprobó que había sido una banda encabezada por el ladrón de arte más famoso del mismo país; Pål Enger; tardaron 50 segundos en realizar la operación y él mismo reconoció en su declaración policial escrita que había tenido el cuadro escondido entre las tablas de la mesa del comedor, y que se permitieron dejar esta nota: «Gracias por la falta de seguridad». 

Tres meses después los ladrones se dirigieron al gobierno noruego solicitando, por la entrega del cuadro, un millón de dólares estadounidenses. El gobierno rechazó la oferta. El 7 de mayo se recuperó el cuadro en una acción conjunta efectuada por la policía noruega en colaboración con Scotland Yard y el Museo Getty.

El grito en la Galería Nacional de Noruega (2006)

El 22 de agosto de 2004, la versión expuesta en el Museo Munch fue robada a mano armada por tres hombres enmascarados, junto con la Madonna del mismo autor. El museo esperó una petición de rescate pero ésta nunca llegó. Además se ofreció una recompensa de 97 millones de euros. Según el periódico sueco Svenska Dagbladet, el cuadro habría sido quemado a fin de eliminar pruebas. 

Los dos cuadros fueron recuperados el 31 de agosto de 2006 por la policía noruega, dos años después de su robo, y en relativo buen estado. Sin embargo, el 20 de diciembre del mismo año se reveló que los expertos del Museo Munch llegaron a la conclusión de que el daño hecho a El grito, era irreparable. El deterioro, debido a la humedad en la zona baja de la pintura, causó una decoloración que impide que el cuadro pueda ser completamente restaurado a su perfección original.

El Grito, exhibida en 2018 en la Galería Nacional de Noruega

El grito como icono

La publicación en La Revue Blanche, en diciembre de 1895 de la versión litográfica de El grito, de 1895, marcó el inicio de la estrecha identificación del pintor con esta obra.

A finales del siglo XX, El grito adquirió estatus de icono cultural que comenzó en el período post-Segunda Guerra Mundial. En 1961 la revista Time utilizó El grito en la portada de su edición dedicada a los complejos de culpa y a la ansiedad. Entre 1983 y 1984, el artista pop Andy Warhol realizó una serie de estampaciones en seda sobre las obras de Munch, que incluían El grito. La idea fue desacralizar la pintura convirtiéndola en un objeto de reproducción en masa.

Característico del arte posmodernista es el irónico e irreverente tratamiento que realiza Erró, de la obra cumbre de Munch, en sus acrílicos El segundo grito (1967) y Ding dong (1979).

Erró: El Segundo Grito

Erró: Ding Dong

La reproducción de la obra en toda clase de productos, desde camisetas hasta tazas de cerámica, pósters, llaveros, etcétera, da testimonio de su estatus como icono, así como de la completa desacralización para el público actual. En esa misma línea, se puede comparar con otras obras de arte, convertidas también en iconos, como La Gioconda de Da Vinci

El grito es una obra con gran fuerza emocional, cuya banalización en la cultura popular se puede interpretar como el intento de desactivar el sentimiento de incomodidad que inevitablemente provoca en el espectador. 

El muralista estadounidense Robert Fishbone, descubrió un filón en el mercado cuando, en 1991, comenzó a vender muñecas hinchables con la figura central de la obra. Su compañía con sede en San Luis, On The Wall Productions, vendió cientos de miles. Los críticos señalan que, al sacar la figura de contexto, Fishbone destruyó la unidad de la obra de Munch, neutralizando, de este modo, su fuerza expresiva.

El pintor mexicano Mauricio García Vega, también tiene una versión de "El Grito" en blanco y negro.

La versión al pastel sobre tabla de 1895 de la obra, propiedad del empresario noruego Petter Olsen, se vendió en Sotheby's de Londres por un precio récord de casi 120 millones de dólares en subasta el 2 de mayo de 2012. La puja comenzó en 40 millones de dólares y duró más de 12 minutos cuando el empresario estadounidense Leon Black por teléfono dio la oferta final de 119.922.500 dólares, incluyendo la prima del comprador. Sotheby's dijo que la obra era la más colorida y vibrante de las cuatro versiones pintadas por Munch y la única cuyo marco fue pintado a mano por el artista, para incluir su poema, detallando la inspiración de la obra. Tras la venta, el subastador de Sotheby's Tobias Meyer dijo que la obra "valía cada centavo", añadiendo: "Es uno de los grandes iconos del arte en el mundo y quien lo haya comprado debe ser felicitado".

Picasso: Desnudo, Hojas Verdes y Busto

El anterior récord de la obra de arte más cara vendida en una subasta, lo tenía Desnudo, hojas verdes y busto, de Picasso, que se vendió por 106,5 millones de dólares en Christie's, dos años antes, el 4 de mayo de 2010. En 2018, este pastel sigue siendo el cuarto precio nominal más alto pagado por un cuadro en subasta.

♦♦♦

Edvard Munch; Løten, 12 de diciembre de 1863 - Oslo, 23 de enero de 1944. Pintor y grabador. Sus evocadoras obras sobre la angustia influyeron profundamente en el expresionismo alemán de principios del siglo XX.

Sus obras han sido consideradas como variaciones constantes sobre la gran sinfonía de la existencia humana en sus lados diurnos, pero aún más, como es congruente con la sensibilidad finisecular, en los nocturnos. El amor y el odio, el deseo y la angustia, las pasiones y las emociones, son elevados a arquetipos de la vida anímica del hombre moderno o, incluso, de la propia condición humana.

El pintor decía de sí mismo que, del mismo modo que Leonardo da Vinci había estudiado la anatomía humana y diseccionado cuerpos, él intentaba diseccionar almas. Por ello, los temas más frecuentes en sus obras fueron los relacionados con los sentimientos y las tragedias humanas, como la soledad; melancolía; la angustia, El grito, la muerte; Muerte de un bohemio y el erotismo, Amantes, El beso. Se le considera precursor del expresionismo, por la fuerte expresividad de los rostros y las actitudes de sus figuras, además del mejor pintor noruego de todos los tiempos.

Edvard Munch sería clasificado como simbolista y como representante temprano del expresionismo, que sería la tendencia artística predominante en la primera mitad del siglo XX. 

Desde muy joven, en la década de 1880, buscaba expresar sus experiencias emocionales en el arte. Así representó la ruptura con el predominante enfoque del naturalismo en lo externo y objetivo. Se anticipó al cambio que inundaría la década de 1890 hacia lo subjetivo y lo psicológico. La temática existencial como la angustia, la muerte, el amor, los celos y la melancolía se vuelven fundamentales en su obra.

En su intento por expresar los "estados más sutiles del alma", Munch desarrolló su característico estilo. Para expresar sentimientos fuertes y sutiles era necesaria otra forma de expresión diferente al naturalismo. En la obra de Munch se mezclan la realidad interior y exterior en grandes superficies limitadas por claros contornos.

El grito, realizado en 1893, fue una de sus obras más importantes. La idea de esta obra va surgiendo despacio. Como sabemos, fue en 1892 cuando escribió:

Iba por la calle con dos amigos cuando el sol se puso. De repente, el cielo se tornó rojo sangre y percibí un estremecimiento de tristeza. Un dolor desgarrador en el pecho. Me detuve; me apoyé en la barandilla, preso de una fatiga mortal. Lenguas de fuego como sangre cubrían el fiordo negro y azulado y la ciudad. Mis amigos siguieron andando y yo me quedé allí, temblando de miedo. Y oí que un grito interminable atravesaba la naturaleza.

Munch hijo del médico militar Christian Munch y su esposa Laura Cathrine, tuvo una infancia muy difícil, ya que su madre y su hermana mayor murieron de tuberculosis cuando él era muy joven, y su padre era un hombre de economía modesta dominado por obsesiones de tipo religioso que falleció en 1889. De todo ello surgió una personalidad conflictiva y un tanto desequilibrada, que él mismo consideraba la base de su genio.

Su padre Christian se casó con Laura, una mujer con la mitad de su edad, en 1861. Edvard tenía una hermana mayor, Johanne Sophie, y tres hermanos menores: Peter Andreas, Laura Catherine e Inger Marie. Laura tenía talento artístico y puede haber alentado a Edvard y Sophie. Edvard estaba emparentado con el pintor Jacob Munch y el historiador Peter Andreas Munch.

Autorretrato con brazo esquelético, 1895, Museo Munch, Oslo.

La familia se trasladó a Christiania, rebautizada como Kristiania en 1877 y hoy, Oslo, en 1864 Christian Munch fue nombrado oficial médico en la Fortaleza de Akershus. La madre de Edvard murió de tuberculosis en 1868, al igual que la hermana favorita de Munch, Johanne Sophie, en 1877. Después de la muerte de su madre, los hermanos Munch fueron criados por su padre y su tía Karen. 

A menudo enfermo durante gran parte de los inviernos y sin ir a la escuela, Edvard dibujaba para mantenerse ocupado. Fue instruido por sus compañeros de escuela y su tía. Christian Munch también instruyó a su hijo en historia y literatura, y entretuvo a los niños con vívidas historias de fantasmas y los cuentos del escritor estadounidense Edgar Allan Poe.

Tal como lo recordaba Edvard, el comportamiento positivo de Christian hacia sus hijos se vio ensombrecido por su morboso pietismo. Munch escribió: "Mi padre era temperamentalmente nervioso y obsesivamente religioso, hasta el punto de la psiconeurosis. De él heredé las semillas de la locura. Los ángeles del miedo, el dolor y la muerte estuvieron a mi lado desde el día en que nací". 

Christian reprendía a sus hijos diciéndoles que su madre les miraba desde el Cielo y se afligía por su mal comportamiento. El entorno religioso opresivo, la mala salud de Edvard y las vívidas historias de fantasmas ayudaron a inspirar sus macabras visiones y pesadillas; el niño sentía que la muerte avanzaba constantemente hacia él. A una de las hermanas menores de Munch, Laura, le diagnosticaron una enfermedad mental a una edad temprana. De los cinco hermanos, solo Andreas se casó, pero murió unos meses después de la boda. Munch escribiría después: "Heredé dos de los enemigos más temibles de la humanidad: la tuberculosis y la locura". 

La paga militar de Christian Munch era muy baja, y sus intentos de desarrollar una práctica paralela privada fracasaron, manteniendo a su familia en una pobreza perenne. Se mudaban con frecuencia de un piso barato a otro. Los primeros dibujos y acuarelas de Munch representaban aquellos interiores y los objetos individuales, como frascos de medicamentos, aunque también, instrumentos de dibujo, además de algunos paisajes. En su adolescencia, el arte ya dominaba claramente los intereses de Munch. 

A los 13 años, fue a su primera exposición junto a otros artistas en la Asociación de Arte recién formada, donde admiró el trabajo de la escuela noruega de paisaje. Volvió para copiar las pinturas, y pronto empezó a pintar al óleo.

En 1879, se matriculó en un colegio técnico para estudiar ingeniería, donde se destacó en Física, Química y Matemáticas. Aprendió el dibujo a escala y en perspectiva, pero las frecuentes enfermedades interrumpieron sus estudios. Al año siguiente, para gran decepción de su padre, dejó la universidad decidido a convertirse en pintor. Su padre veía el arte como un "oficio profano", y sus vecinos, con amargura, le enviaron cartas anónimas. En contraste con el pietismo rabioso de su padre, Munch adoptó una postura no dogmática hacia el arte. Escribió su objetivo en su diario: "En mi arte intento explicarme la vida y su significado".

En 1881, Munch se matriculó en la Real Escuela de Arte y Diseño de Kristiania, uno de cuyos fundadores era su pariente lejano Jacob Munch. Sus maestros fueron el escultor Julius Middelthun y el pintor naturalista Christian Krohg. Ese año, Munch demostró su rápida absorción del aprendizaje en la academia en sus primeros retratos, incluido uno de su padre y su primer autorretrato. 

En 1883, participó en su primera exposición pública y compartió un estudio con otros estudiantes. Su retrato de cuerpo entero de Karl Jensen-Hjell, un notorio bohemio de la ciudad, obtuvo la respuesta desdeñosa de un crítico: "Es impresionismo llevado al extremo. Es una parodia del arte". Las pinturas de desnudos de Munch de este período sobreviven solo en bocetos, a excepción de Desnudo de pie (1887). Es posible que fueran confiscadas por su padre.

Edvard Munch, Inger en la playa (1889).

Desde muy joven, Munch asumió la influencia de impresionistas como Édouard Manet y después, de otros artistas del postimpresionismo como Vincent van Gogh y Paul Gauguin. Durante estos primeros años, experimentó con muchos estilos, incluidos el naturalismo y el impresionismo. Algunas obras tempranas recuerdan a Manet. Muchos de estos intentos le acarrearon críticas desfavorables por parte de la prensa y le valieron constantes reproches por parte de su padre, quien, sin embargo, le proporcionaba pequeñas sumas para los gastos de manutención, a pesar de que, en un momento dado, tal vez influido por la opinión negativa del primo de Munch, Edvard Diriks, un pintor tradicional establecido, destruyó al menos una pintura, probablemente un desnudo, y se negó a adelantarle más dinero para materiales de arte.

Munch también soportó la ira de su padre por su relación con Hans Jæger, el nihilista local que vivía según el código "la pasión por destruir es también una pasión creativa" y que abogaba por el suicidio como el último camino hacia la libertad: "Mis ideas se desarrollaron bajo la influencia de los bohemios o más bien bajo la influencia de Hans Jæger. Mucha gente ha afirmado erróneamente que mis ideas se formaron bajo la influencia de Strindberg y los alemanes... pero eso es incorrecto. Ya se habían formado para entonces". 

En ese momento, a diferencia de muchos otros bohemios, Munch todavía era respetuoso con las mujeres, además de reservado y de buenos modales, pero empezó a ceder ante las borracheras y las peleas de su círculo, inquieto por la revolución sexual que se estaba produciendo en aquel momento, y por las mujeres independientes que lo rodeaban. Más tarde se volvió cínico en materia sexual, expresándolo no solo en su comportamiento y su arte, sino también en sus escritos. Un ejemplo es un largo poema llamado La ciudad del amor libre. Aún dependiendo de su familia para comer, la relación de Munch con su padre se mantuvo tensa por las preocupaciones sobre su vida bohemia.

Después de numerosos experimentos, llegó a la conclusión de que el lenguaje impresionista no le permitía una expresión suficiente. Lo encontró superficial y demasiado parecido a la experimentación científica. Sintió la necesidad de profundizar y explorar situaciones llenas de contenido emocional y energía expresiva. Bajo el mandato de Jæger de que Munch debería "escribir su vida", lo que significa que debería explorar su propio estado emocional y psicológico, el joven artista comenzó un período de reflexión y autoexamen, registrando sus pensamientos en su "diario del alma". Esta perspectiva más profunda lo ayudó a trasladarse a una nueva visión de su arte. Escribió que su pintura La niña enferma (1886), basada en la muerte de su hermana, fue su primera "pintura del alma", su primera ruptura con el impresionismo, pero la obra recibió una respuesta negativa de los críticos y de su familia, y provocó otro "estallido violento de indignación moral" de la comunidad. Solo su amigo Christian Krohg lo defendió:

Edvard Munch, Melancolía, 1891, óleo, lápiz y crayón sobre lienzo, 73 × 101 cm, Museo Munch, Oslo

"Pinta, o más bien mira, las cosas de una manera diferente a la de otros artistas. Ve sólo lo esencial, y eso, naturalmente, es todo lo que pinta. Por esta razón, las imágenes de Munch son, por regla general, "incompletas", como la gente está encantada de descubrir por sí misma. Ah, sí, están completos. Su obra completa. El arte está completo una vez que el artista realmente ha dicho todo lo que tenía en mente, y esta es precisamente la ventaja que tiene Munch sobre los pintores de la otra generación, que realmente sabe cómo mostrarnos lo que ha sentido y lo que lo ha cautivado. y a esto subordina todo lo demás."

Munch continuó empleando una variedad de técnicas de pinceladas y paletas de colores durante la década de 1880 y principios de la de 1890, mientras luchaba por definir su estilo. Su lenguaje continuó oscilando entre el posimpresioista, como se ve en Retrato de Hans Jæger, y el impresionista, como en la Rue Lafayette. Su Inger en la playa (1889), que provocó otra tormenta de confusión y controversia, insinúa las formas simplificadas, los contornos pesados, los contrastes agudos y el contenido emocional de su estilo maduro por venir. Comenzó a calcular cuidadosamente sus composiciones para crear tensión y emoción. Aunque influido estilísticamente por los postimpresionistas, evolucionó en un tema de contenido simbolista, que representaba un estado mental en lugar de una realidad externa.

Hans Jaeger por Edvard Munch (1889) (Dcha. La Vanguardia)

En 1889, Munch presentó su primera exposición individual con casi todas sus obras hasta la fecha. El reconocimiento que recibió dio lugar a una beca estatal de dos años para estudiar en París con el pintor francés Léon Bonnat.

Munch parece haber sido uno de los primeros críticos de la fotografía como forma de arte, y comentó que "nunca competirá con el pincel y la paleta, ¡hasta el momento en que se puedan tomar fotografías en el cielo o en el infierno!"

La hermana menor de Munch, Laura, fue el tema de su Melancolía interior, de 1899. Amanda O'Neill dice sobre la obra: "En esta acalorada escena claustrofóbica, Munch no solo retrata la tragedia de Laura, sino también su propio temor a la locura que podría haber heredado".

Munch: Melancolía Interior

En 1885 realizó el primero de sus numerosos viajes a París, donde conoció los movimientos pictóricos más avanzados y se sintió especialmente atraído por el arte de Gauguin. Visita allí el Salón y el Louvre, que le impresionó notablemente. Ese mismo año participó en la Feria Mundial de Amberes

Tras una primera influencia de la pintura impresionista y postimpresionista, empieza a pintar tres de sus obras capitales: El día siguiente, Pubertad y La niña enferma, la cual causa un escándalo en la Exposición de Otoño de Oslo en el año 1886.

Edvard Munch - El día después

Edvard Munch: Pubertad

Edvard Munch: La Niña Enferma

No tardó en crear un estilo sumamente personal, basado en acentuar la fuerza expresiva de la línea, reducir las formas a su expresión más esquemática y hacer un uso simbólico, no naturalista, del color, y de ahí su clasificación como pintor simbolista. En su primera exposición individual con 110 cuadros en Oslo consiguió que una parte del público lo aclamara con entusiasmo.

Munch llegó a París durante las celebraciones de la Exposición Universal (1889) y se alojó con dos compañeros artistas noruegos. Su cuadro Mañana (1884) se exhibió en el pabellón noruego. Pasaba las mañanas en el ajetreado estudio de Bonnat, que incluía modelos femeninas, y las tardes en la exposición, las galerías y los museos, etc. donde se esperaba que los estudiantes hicieran copias como una forma de aprender técnicas y observar. Munch registró poco entusiasmo por las lecciones de dibujo de Bonnat: "Me cansa y me aburre, me adormece", pero disfrutó de los comentarios del maestro durante los viajes al museo.

Edvard Munch: Por la mañana

Munch quedó cautivado por la gran muestra de arte europeo moderno, incluidas las obras de tres artistas que serían influyentes para él: Paul Gauguin, Vincent van Gogh y Henri de Toulouse-Lautrec, todos notables por el modo en que usaron el color para transmitir emociones. Munch se inspiró particularmente en la "reacción contra el realismo" de Gauguin y su credo de que "el arte es obra humana y no una imitación de la naturaleza", una creencia declarada anteriormente por Whistler. Como dijo más tarde uno de sus amigos de Berlín sobre Munch, "él no necesita ir a Tahití para ver y experimentar lo primitivo de la naturaleza humana. Lleva su propio Tahití dentro de él".

Influido por Gauguin, así como por los aguafuertes del artista alemán Max Klinger, Munch experimentó con grabados como medio para crear versiones gráficas de sus obras. En 1896 creó los primeros en madera, un medio que resultó ideal para sus imágenes simbólicas. Con su contemporáneo Nikolai Astrup, Munch es considerado un innovador del medio grabado en madera en Noruega. 

En diciembre de 1889 murió su padre, dejando a la familia de Munch en la indigencia. Volvió a casa y arregló un gran préstamo de un rico coleccionista noruego. Los parientes adinerados no lo ayudaron, y asumió la responsabilidad financiera de su familia a partir de ese momento. 

La muerte de Christian lo deprimió y quedó plagado de pensamientos suicidas: "Vivo con los muertos: mi madre, mi hermana, mi abuelo, mi padre... Suicídate y luego se acabó. ¿Por qué vivir?". Las pinturas de Munch del siguiente año incluyeron escenas de tabernas incompletas y una serie de paisajes urbanos brillantes en los que experimentó con el estilo puntillista de Georges Seurat.

En el año 1890 la influencia del postimpresionismo en sus obras fue muy notoria. Ese mismo año recibió su segunda beca estatal. Un año después, empezó a desarrollar los motivos del Friso de la vida; un ciclo pictórico que incluye muchas de sus obras más conocidas, y que, en conjunto, pretenden dar una visión unitaria de la vida, donde se plasman ampliamente las memorias personales de Munch, incluyendo la devastadora pérdida de su madre, Laura Munch, y de su hermana favorita, Sophie.

Edvard Munch: El Friso de la Vida; Amor y Muerte.

En 1892, Munch formuló su estética sintetista característica y original, como se ve en Melancolía (1891, arriba), en la que el color es un elemento cargado de símbolos, considerada por el artista y periodista Christian Krohg como la primera pintura simbolista de un artista noruego, Melancolía fue expuesta en 1891 en la Exposición de Otoño de Oslo. 

En 1892, Adelsteen Normann, en nombre de la Unión de Artistas de Berlín, invitó a Munch a participar en su Exposición de Noviembre, la primera exposición individual de la sociedad. Sus pinturas provocaron una amarga controversia, denominada "El caso Munch", y, después de una semana, la exposición cerró. Munch estaba complacido con la "gran conmoción" y escribió en una carta: "Nunca había pasado un momento tan divertido; es increíble que algo tan inocente como la pintura haya creado tal revuelo".

"Para el joven Munch, que no era particularmente bien recibido en casa, esta invitación de Berlín fue un honor y un estímulo", escribió Jens Thiis, quien después se convirtió en director de la Galería Nacional de Noruega, en Oslo. La exposición se anunció como, "Cuadros en la línea de Ibsen", y debería durar 14 días, del 5 al 19 de noviembre. El espacio de exhibición fue el recién renovado Salón de Honor en la rotonda de la planta baja del “Architektenhaus” en la Wilhelmstraße, donde la Asociación de Arquitectos de Berlín organizaba regularmente exposiciones especiales, pero el edificio, erigido por Wilhelm Böckmann en 1876-77 fue demolido en 1934.

Munch llevó un total de 55 pinturas a Berlín, "que mostraban su evolución artística, desde la década de 1880, un desarrollo que comenzaba con el realismo radical y presentaba después la influencia del impresionismo francés y el posimpresionismo en las pinturas más recientes". Al respecto escribió Reinhold Heller: “Las características de los últimos movimientos artísticos parisinos de vanguardia se pueden ver en estas obras, que en su radicalismo superan fácilmente todo lo producido por los artistas berlineses más progresistas, como Max Liebermann y los otros miembros del recién fundado Grupo de los XI". Obras que la crítica también consideró "tan inusual a nuestros ojos que a primera vista, uno difícilmente puede orientarse en este colorido juego de manchas de color violeta y verde."

August Strindberg por Edvard Munch

Junto a las pinturas de Munch de su fase impresionista, como la Rue Lafayette, estaban otras como, El día después (1895, arriba); una mujer joven después de una noche de copas. 

Edvard Munch, Rue Lafayette (1891).

Estas obras no provocaron indignación por sus motivos, sino por su estilo de pintura. Al aplicar y raspar repetidamente la pintura, Munch trató de hacer visible la dolencia física y la extinción de una persona.

El título "Cuadros en la línea de Ibsen” sugería nuevas representaciones de paisajes noruegos como montañas y fiordos, con los que pintores como Hans Dahl y Adelsteen Normann tuvieron éxito comercial en ese momento; Pero pronto quedó claro para todos los artistas de Berlín y los visitantes de la exposición que Munch no era un pintor dócil de estados de ánimo, sino, como lo expresó el Illustrirte Zeitung,"uno de los impresionistas modernos más atrevidos, cuyo arte se burla de todas las tradiciones de los movimientos más antiguos.“ En el Kunstchronik, el suplemento de la Revista de Bellas Artes, el historiador del arte y publicista Adolf Rosenberg explicó:

“Lo que el noruego había logrado en términos de informe, de brutalidad de la pintura, crudeza y mezquindad de sentimiento eclipsa todos los pecados de los impresionistas franceses y escoceses."

Poco después de su inauguración, Munch escribió a su familia: "Sí, la exposición ya está abierta, y es un escándalo colosal, porque aquí hay una masa de miserables pintores ancianos que están furiosos por la nueva dirección del arte.- Los periódicos se quejan terriblemente, aunque en algunos me han elogiado. – Pero a todos los jóvenes les gustan mucho mis pinturas.

Resulta curioso el rechazo provocado por las obras de Munch, que prefiguraban el expresionismo, en la ciudad que pocos años después acogería a los mayores representantes de ese estilo.

Las obras de Munch sorprendieron al ala conservadora de la asociación. El escultor Max Kruse escribió sobre los hechos del 5 de noviembre de 1892: "Habíamos invitado a Edvard Munch a una exposición. Pero no teníamos idea del estallido de indignación, sí, de ira, entre los viejos caballeros.” 

En el “Freien Bühne”, Walter Selber escribió con intención amargamente irónica: “¡Eso debería ser arte! ¡Oh miseria, miseria! ¡Era diferente de cómo lo pintamos, era nuevo, extraño, repulsivo, feo, malvado! ¡Fuera las pinturas, fuera, fuera! Era el pintor impresionista Walter Leistikow oculto tras un seudónimo.

Surgió una animada discusión tanto en la prensa alemana como en la Asociación de Artistas de Berlín sobre "si un 'impresionista' que niega la tradición tiene derecho a exponer en el club, o si su obra es un 'insulto a todos esos artistas honestamente esforzados a los que […] se roba la luz y el espacio, por lo que uno tendría derecho a cerrar la exposición para no insultar más al público.

Poco después de ver la exposición, los ejecutivos de la asociación volvieron corriendo a la sala de reuniones y "Anton von Werner declaró que la exposición era "una burla al arte, llena de obscenidad y mezquindad, y la cerró". Pero no estaba en el poder de Werner cerrar la exposición de Munch inmediatamente después de su inauguración. Hubo resistencia a esto, dentro de la asociación, especialmente entre los miembros más jóvenes. “Sin embargo, no tanto, porque la gente estuviera entusiasmada con Munch. Se trataba de la libertad de cada artista para seguir sus propios caminos, incluso los no convencionales. Los estatutos se oponían a la clausura inmediata por lo que se convocó a asamblea general extraordinaria.

En esa asamblea general “tumultuosa”, 23 artistas, entre ellos, Hermann Eschke, Wilhelm Streckfuss, Emil Hundrieser y Louis Douzette, exigieron que la rotonda se cerrara de inmediato y “por respeto a los esfuerzos artísticos honestos en el deseo ciertamente justificado de Asociación de Artes de Berlín y de la sospecha de que era indigna".

Una contramoción presentada por 30 artistas encabezados por Karl Breitbach, Karl Köpping, Otto Brausewetter y August von Heyden exigía que la exposición fuera reemplazada por otra. Werner, que no había votado como presidente de la reunión, pudo prevalecer en la votación. Con 120 votos contra 105, se aceptó la moción del grupo en torno a Hermann Eschke y se decidió clausurar la exposición. Así las obras de Munch se retiraron a los pocos días.

Berlín

Aunque estuvo desde 1892 viviendo en Alemania varios años, sobre todo en Berlín, hizo frecuentes viajes a Noruega y París, donde realizó numerosas exposiciones como la de Berlín. 

En 1893 entabla relaciones con la tertulia del «Cochinillo negro» (Zum schwarzen Ferkel), lugar frecuentado por los artistas de la época. Ese mismo año pinta El grito, una de sus más importantes obras. En Berlín, Munch se involucró en un círculo internacional de escritores, artistas y críticos, incluido el dramaturgo sueco y destacado intelectual August Strindberg, a quien pintó en 1892. (Arriba).

El dramaturgo Strindberg, en una fotografía

También conoció al escritor y pintor danés Holger Drachmann, a quien pintó en 1898. Drachmann era 17 años mayor que Munch y uno de sus compañeros de bebida en la taberna del Cochinillo Negro (Zum schwarzen Ferkel) en el periodo 1893-1894. En 1894, Drachmann escribió sobre Munch: "Lucha mucho. Buena suerte con tus luchas, noruego solitario".

Durante sus cuatro años en Berlín, Munch esbozó la mayoría de las ideas que conformarían su principal obra, El friso de la vida, primero diseñada para la ilustración de libros pero luego expresada en pinturas. Vendió poco, pero obtuvo algunos ingresos cobrando entradas para ver sus controvertidas pinturas. Para entonces, Munch ya estaba mostrando renuencia a desprenderse de sus pinturas, a las que llamaba sus "hijos".

Sus otras pinturas, incluidas las escenas de casino, muestran una simplificación de formas y detalles que marcaron su estilo maduro temprano. Munch también comenzó a preferir un espacio pictórico poco profundo y un fondo mínimo para sus figuras frontales. Dado que las poses se elegían para producir las imágenes más convincentes de estados mentales y condiciones psicológicas, como en Cenizas, las figuras tienen una calidad monumental y estática. 

Las figuras de Munch parecen representar papeles en el escenario de un teatro -Muerte en la habitación del enfermo-, cuya pantomima de posturas fijas significa diversas emociones; dado que cada personaje encarna una sola dimensión psicológica, como en El Grito, los hombres y mujeres de Munch comenzaron a parecer más simbólicos que realistas. Escribió: "Ya no deberían pintarse los interiores, la gente leyendo y las mujeres tejiendo: habría que pintar gente viva, respirando y sintiendo, sufriendo y amando".

Muerte en la Habitación de un Enfermo

Entre 1894 y 1897 creó sus primeros aguafuertes mientras continuaba realizando exposiciones en Estocolmo, Berlín y Oslo; una de sus exposiciones con más éxito. Con el estudio de Toulouse-Lautrec, Bonnard y Vuillard creó una serie de bocetos mediante una técnica que puede considerarse un invento común, como eran los bocetos de óleo sobre papel o bien sobre tableros unidos con cola en los que no se trabajaba el fondo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario