martes, 30 de abril de 2019

Virginia WOOLF y el Grupo de BLOOMSBURY -1- Bio Galería.



Virginia Woolf en 1902, (20 años) por Beresford

Virginia Woolf, que, antes de casarse, se llamaba Adeline Virginia Alexandra Stephen, nació el 25 de enero de 1882, en Londres. En 1941, a los 59 años, su cuerpo apareció en el río Ouse, cerca de Monk’s House, en la población de Rodmell, donde vivía con su marido, Leonard Woolf, al que dejó una dolorosa carta.

Fue una de las principales escritoras modernistas del siglo XX. Durante el período de entreguerras, fue una figura notable de la élite literaria londinense y componente fundamental del Grupo de Bloomsbury, que reunía escritores, artistas y filósofos ingleses. 

Entre sus obras más célebres, destacan, Mrs. Dalloway, 1925; Paseo al faro, 1927; Orlando, 1928 y Una habitación propia, de 1929.

Sus padres fueron Sir Leslie Stephen y Julia Stephen Duckworth –o Prinsep, o Jackson, y fue educada por ellos en su casa de Hyde Park Gate, en Kensington, dentro de un ambiente literario inmerso en la alta burguesía.

Julia Stephen con Virginia en 1884. Fotografía de Henry Herschel Hay Cameron

Leslie Stephen, su padre, era novelista, historiador, ensayista, biógrafo, montañero y sir (1832-1904). Su primera esposa, era hija del extraordinario novelista William Makepeace Tackeray, autor, entre otras, de la célebre historia de Barry Lyndon.

Leslie Stephen en 1878

Julia Prinsep Jackson (1846-1895), la madre de Virginia, había nacido en la India, y cuando se trasladó a Inglaterra con su madre –era ya famosa por su belleza -, sirvió como modelo para algunos pintores prerrafaelitas, como Edward Burne-Jones.

Julia Prinsep Stephen, modelo de la princesa Sabra, en la pintura de Edward Burne-Jones: Princess Sabra Led to the Dragon, de1866

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Tanto Leslie como Julia, eran viudos y ambos tenían hijos de sus anteriores matrimonios, así pues, en su casa, convivieron los descendientes de tres familias distintas.

-Los hijos de Julia Stephen y su primer marido, Herbert Duckworth, fueron: 

George Duckworth (1868–1934); 
Stella Duckworth (1869–1897) y 
Gerald Duckworth (1870–1937).

-La única hija de Leslie Stephen y de su primera esposa, Minny Thackeray -hija mayor del citado escritor William Makepeace Thackeray:

Laura Makepeace Stephen, diagnosticada con una discapacidad mental, vivió con sus padres hasta 1891, año en que fue internada en un asilo, donde permaneció el resto de su vida.

-Leslie Stephen y Julia Jackson, finalmente, tuvieron otros cuatro hijos:

Vanessa (1879–1961)
•Thoby (1880–1906), 
•Virginia (1882-1945) y
•Adrian (1883–1948).


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Virginia, al contrario que sus hermanos, no recibió una enseñanza reglada, pero tuvo, sin embargo, acceso a la gran biblioteca familiar en su casa de Hyde Park Gate, en la que se familiarizó con los autores clásicos y con la literatura inglesa.

Ejercieron gran atractivo sobre su imaginación, los veranos que la familia solía pasar en Cornualles, hasta 1895, cuyos paisajes, y, especialmente el faro de Godrevy, aparecen en algunos de sus escritos, y muy especialmente, en Al faro, To the Lighthouse, de 1927.

Desgraciadamente, aquellas felices vacaciones, terminaron con el inesperado fallecimiento de su madre, Julia Stephen, a causa de la gripe, el 5 de mayo de 1895, a los 49 años, provocando una evidente depresión a Virginia, que se prolongó hasta el verano. 

Apenas repuesta, el 19 de julio de 1897, fallecía también, durante su viaje de bodas, en este caso por peritonitis, su medio hermana Stella Duckworth, que se había ocupado de ella desde la desaparición de la madre.

Stella Duckworth

Dos años después su hermano Thoby abandonaba el hogar familiar para ingresar en el Trinity College, de Cambridge, donde hizo amistad con algunos compañeros, que más tarde, tendrían mucho que ver en la vida de Virginia, así: Lytton Strachey, Saxon Sydney-Turner, Clive Bell, y Leonard Woolf.


Thoby Stephen

Pero para entonces, la vida –quizás, habría que decir, la muerte-, parecía decidida a no dar tregua a la futura escritora. El fallecimiento de su padre, a causa de un cáncer, el 22 de febrero de 1904, sumió a Virginia en una nueva depresión, que también se produjo a la llegada del verano, pero que en esta ocasión pareció más grave, y se extendió durante el resto del año, requiriendo, incluso, un internamiento, aunque de breve duración.

Virginia con su padre, Leslie Stephen

Ante las sucesivas y dolorosas pérdidas, los cuatro hermanos, Vanessa, Thoby, Virginia y Adrian, decidieron cambiar de domicilio. Vendieron la casa de Hyde Park y se instalaron en Bloomsbury, en Gordon Square. Allí iniciaron una relación amistosa y habitual con los citados compañeros de Thoby, a los que se añadiría Duncan Grant.

Duncan Grant

Todos ellos constituyeron los cimientos del que sería el celebérrimo Grupo de Bloomsbury. Thoby organizó las veladas, llamadas Thursday Evenings; Vanessa, creó el Friday Club, para pintores, y Virginia empezó a hacer reseñas de libros y artículos para varios periódicos; en 1905 -año en que, además, visitó Portugal y España-, publicó treinta ensayos.

Vanessa, Virginia, y Violet Dickinson visitaron a Thoby y Adrian en Grecia, en septiembre de 1906. A la vuelta, Thoby y Vanessa estaban enfermos, y el día 20 de noviembre, a los 26 años, Thoby fallecía a causa de fiebres tifoideas.

Violet Dickinson y Virginia Woolf in 1902

A primeros de febrero del año siguiente, Vanessa se casaba con Clive Bell. El nuevo matrimonio se quedó a vivir en la casa de Gordon Square, mientras Virginia se fue con Adrian, a otra vivienda, en Fitzroy Square, aunque no por mucho tiempo, ya que, en 1911, ambos decidieron compartir residencia con Duncan Grant, Maynard Keynes, y Leonard Woolf.

Clive Bell, el marido de Vanessa, la hermana mayor de Virginia

Virginia también se casó, a mediados de agosto de 1912, con Leonard Woolf; ella tenía 30 años y Leonard, 31.


Virginia y Leonard Woolf, 1912

Desgraciadamente, el matrimonio -en todo caso, siempre bien avenido-, no impidió que, poco después de la boda, Virginia sufriera una nueva recaída en su proceso depresivo, que en aquella ocasión la llevó a un intento de suicidio, naturalmente, fallido; pero que no le permitió reponerse completamente, hasta 1915. 

Para entonces, ya había estallado la funesta Primera Guerra Mundial. Virginia y Leonard se trasladaron a vivir a Hogarth House, en Richmond, cerca de Londres y compraron una imprenta, -será la famosa Hogart Press, que, a partir de 1917, imprimirá casi toda la obra de Virginia-, pero antes de ponerla en marcha publica su primera novela, Fin de Viaje -The Voyage Out, en marzo de 1915, en la editorial de su medio hermano, Gerald Duckworth and Company Ltd.

Primera edición de Fin de Viaje/The Voyage Out. Duckworth & Co., London, 1915.

En tanto que el matrimonio Leonard-Virginia se afirmaba progresivamente, sobre cálidas relaciones afectivas, su nueva empresa editora, publicaba Dos Relatos/Two Stories: A Mark on the Wall /La Marca en la Pared, de Virginia, y Three Jews/Tres Judíos, de Leonard Woolf, en un solo volumen, ya con la firma Hogarth Press. 

Two Stories. Escrito e impreso por Virginia Woolf y L. S. Woolf. 
Publicado en 1917, The Hogarth Press, Paradise Road, Richmond, London

Poco después, Virginia empezó un Diario, en el que siguió escribiendo, como veremos, hasta la víspera del que sería el último día de su vida.

El 11 de noviembre de 1918, se firmaba –en un tren-, el Armisticio de Compiègne. que prologaba el fin de la Primera Guerra Mundial.




A finales de 1922 Virginia conoció a Vita Sackville-West, dentro del Grupo de Bloomsbury. Mantuvieron una relación durante la década de los 20, y en 1928, Virginia se inspiró en su carácter y actitudes, para crear su personaje Orlando, personaje renacido en diferentes épocas históricas, con distinto sexo, pero con la misma identidad mental, que se mantiene, de manera idéntica, en ambos cuerpos. Virginia se basó, en parte, en los viejos modelos de Orlando en la literatura universal: el Innamorato, de M. Boiardo, de 1485, y el Furioso, de Ariosto, publicado en 1522.


Nigel Nicholson, el hijo de Vita, declaró que aquel libro era la más larga y encantadora carta de amor de la literatura. 

El final de la relación, entre Virginia y Vita no afectó a su amistad, que permaneció indemne.
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El 2de marzo de 1941, Virginia se llenó los bolsillos de piedras y se alejó por las aguas del Ouse, después de dejar una nota a su marido. Su cuerpo apareció tres semanas después; el 18 de abril. Leonard Woolf enterró las cenizas en el jardin de Monk's House. 

-Virginia tomó una decisión con su conciencia plena-, dijo la compositora y poeta Patti Smith en el Magazine littéraire, -no se arrojó al río desde la orilla, sino que se sumergió con resolución. Eligió poner fin a su vida tal como la había vivido, con un espíritu libre e independiente-.

Virginia Woolf en Monk's House.
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Considerada una de las mejores novelistas del siglo XX, así como una gran innovadora de la lengua inglesa, su influencia en la creación literaria es todavía notable. A pesar de las traumáticas pérdidas familiares durante su adolescencia, así como la conmoción bélica que sufrió, -si bien, a la larga contribuirían a su dramática desaparición-, se convirtió en una pionera del porvenir de las mujeres, basado en la educación, y el papel que estas jugarían en las letras occidentales, a través de obras tan destacadas como Una habitación propia/A Room of One's Own y Tres Guineas/ Three Guineas.
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El nombre de Virginia Woolf, está en los fundamentos del Bloomsbury Group, Bloomsbury Set, o, sencillamente, Bloomsbury, que reunió a artistas, universitarios, e intelectuales, de los que la mayoría procedían de la Universidad de Cambridge y vivían en Londres, unidos por lazos de amistad, que empezó en los primeros años del siglo XX, y se mantuvo hasta el principio de la Segunda Guerra Mundial. El Grupo siempre fue asunto de controversia, desde su composición, hasta su propia denominación.

Hoy se considera que, en su origen, se formó con novelistas y ensayistas, como la propia Virgilia Woolf, E.M.Forster y Mary o Molly MacCarthy; el biógrafo y ensayista Lytton Strachey, el economista John Maynard Keynes; los pintores, Duncan Grant, Vanessa Bell y Roger Fry, y críticos literarios, artísticos o políticos, como Desmond MacCarthy, Clive Bell y Leonard Woolf.
Ralph Partridge, E.M. Forster, Lytton Strachey, Pierre Lancel y Francis Partridge. 1922-24

Mary ('Molly') MacCarthy (nacida Warre-Cornish), Lady MacCarthy, fotografiada por Lady Ottoline Morrell, en 1912. NPG.  /  Mary MacCarthy con su hijo Michael, en 1915

Estudio de la cara y manos de Lytton Strachey, pintado por Dora Carrington

El economista John Maynard Keynes, a la derecha, con George Bernard Shaw. Cambridge, 1935.

Duncan Grant: Autorretrato, 1920, National Gallery of Scotland.

Vanessa Bell / Vanessa y Virginia

Vanessa Bell ante su estudio en el jardín de Charleston, la casa que compartía con Duncan Grant. Retrato de Virginia por Vanessa Bell.

Roger Fry, autorretrato, en 1928 y Desmond MacArthy, por Duncan Grant

Clive Bell, de Roger Fry y Leonard Woolf, de Quentin Bell

Vanessa Bell, Virginia Woolf y sus hermanos, Thoby, el mayor, y Adrian, el pequeño, eran, originariamente miembros del grupo, al igual que algunos de los antiguos compañeros de la Universidad de Cambridge, como el enigmático Saxon Sydney-Turner. Lytton Strachey y Duncan Grant — futuro compañero de Vanessa — eran primos. 

En los primeros tiempos de la historia del grupo, se produjeron diversas relaciones amorosas. La mayor parte de ellos, vivieron mucho tiempo en el barrio del centro-oeste de Londres, llamado Bloomsbury. Las reuniones que los Stephen organizaron los jueves, en el 46 de Gordon Square, constituyeron el punto de partida de lo que se convertiría en el Bloomsbury Group. Parece que el término «Group» definía mejor la naturaleza del mismo, que evidentemente, no era solamente de carácter social.


Duncan Grant et John Maynard Keynes.

Una curiosa característica de las amistades y relaciones surgidas entre los primeros componentes del grupo de Bloomsbury, fueron anteriores a su celebridad como escritores, artistas o pensadores, así como se produjo el hecho de que algunos de sus amigos más próximos, hermanos y parejas, no pertenecieron al Grupo, como, por ejemplo, Dora Carrington, la pintora, amiga de Lytton Strachey, mientras que Lydia Lopokova, la esposa de John Maynard Keynes, llegó a ser admitida, pero, con muchas reticencias. 

Dora Carrington, Ralph Partridge, Lytton Strachey, Oliver Strachey, Frances Partridge (1923).
El escritor Lytton Strachey y la pintora Carrington en su casa de Ham Spray.

Lydia Lopokova y J.M. Keynes en la década de 1920

En ocasiones se ha dicho que Ottoline Morrell –aunque protectora y/o amiga de escritores como Aldous Huxley, Siegfried Sassoon, T. S. Eliot y D. H. Lawrence-, así como los artistas como Mark Gertler, Dora Carrington, Gilbert Spencer, Vita Sackville-West, o Arthur Waley-, formaron parte del Grupo, pero nunca fueron considerados como tales, ni por ellos mismos, ni por los auténticos miembros.

Lady Ottoline Violet Anne Morrell y Vita Sackville-West

Lytton Strachey con Virginia Woolf.

Analistas de Bloosmbury –entre ellos, algunos de sus propios miembros-, en ocasiones, incluso han cuestionado la existencia del Grupo como tal. Sin embargo, la vida y la obra de sus componentes, muestra una superposición, y una semejanza de ideas y de actitudes que los ligaban entre sí, y que contribuyó a mantener la unidad entre aquellos amigos y parientes. 

Sus convicciones, en cuanto a la naturaleza de la consciencia y su relación con la naturaleza exterior, en cuanto a la separación fundamental entre los individuos, que les aportó a la vez, aislamiento y amor, en cuanto a la naturaleza humana y no humana del tiempo y de la muerte, y en cuanto a los bienes ideales que son el amor verdadero y la belleza, todo lo cual se encuentra tras su hostilidad hacia el capitalismo y sus guerras imperialistas. Tales convicciones explican la actitud crítica de Bloomsbury ante el realismo materialista en la pintura y las obras de imaginación, tanto como sus ataques contra las prácticas represivas de la sociedad para mantener la desigualdad legal entre los sexos.

El Grupo de Bloomsbury prevenía esencialmente de familias cuyas profesiones implicaban la pertenencia a las capas superiores de la clase media. Si algunos —E. M. Forster, Virginia Woolf y Vanessa Bell — disponían de fondos que aseguraban su independencia, otros, como Lytton Strachey, Leonard Woolf, los MacCarthy, Duncan Grant y Roger Fry, necesitaban trabajar para vivir. 

Solo Clive Bell podía ser clasificado como «rico». Excepto Duncan Grant, todos los miembros varones de Bloomsbury tuvieron sus principios en Cambridge, en el King's College o en el Trinity College. Fue en el Trinity donde en 1899, Lytton Strachey, Leonard Woolf, Saxon Sydney-Turner y Clive Bell se habían hecho grandes amigos de Thoby Stephen, quien les presentó en Londres a sus hermanas Vanessa y Virginia; y así fue con nació el Grupo en realidad. 

Todos los antiguos de Cambridge, aparte de Clive Bell y de los hermanos Stephen, eran miembros de una sociedad secreta que reunía estudiantes del primer ciclo y que eran conocidos como «Cambridge Apostles»; fue allí donde conocieron a los mayores, como Desmond MacCarthy y Roger Fry, tanto como a E. M. Forster y J. M. Keynes, que procedían del King's College.

Por medio de los “Apóstoles”, los miembros de Bloomsbury conocieron también a los filósofos analíticos, G. E. Moore y Bertrand Russell, que iban a revolucionar la Filosofía británica a la vuelta del siglo. Los Principia Ethica (1903) de Moore, proporcionaron al Grupo una filosofía moral. La distinción entre el fin y los medios, es un lugar común de la ética, pero lo que más interesaba de los Princpia Ethica a Bloomsbury, era la noción del valor intrínseco, que dependía de una intuición personal del bien y de la estética. Para ellos, el “sentido de los bello es una vía privilegiada para la moral”. Este texto influyó muy especialmente en el Bloomsbury Group, “nebulosa inasible” de talentos, antes de la Primera Guerra Mundial y los unificó en torno a la ética intuicionista.

E. M. Forster

Después de abandonar la Universidad, los jóvenes de Cambridge empezaron a conocer a las mujeres del Grupo gracias a la familia Stephen en su casa de Bloomsbury. La prematura muerte de Thoby en 1906 los unió más profundamente. Lytton Strachey se hizo amigo íntimo de las hermanas Stephen, lo mismo que Duncan Grant, de hecho, las relaciones homosexuales con Lytton Strachey, John Maynard Keynes y Adrian Stephen. Clive Bell se casó con Vanessa en 1907, y Leonard Woolf, que había vuelto de Ceylán, donde ejercía funciones oficiales, se casó con Virginia, en 1912.

Las amistades de los «Cambridge Apostles», introdujeron en el seno del Grupo a Desmond MacCarthy, a su esposa Molly y a E. M. Forster. Excepto este último, que publicó tres novelas antes del gran éxito de Howards End, en 1910, los miembros del Grupo, al que Roger Fry se unió ese mismo año, se revelaron mucho después. Sus famosas exposiciones postimpresionistas de 1910 y 1912, permitieron al lector británico descubrir las innovaciones artísticas que nacían en el continente, pero, sobre todo, implicaron a Bloomsbury en una segunda revolución intelectual, que se situaba en la prolongación de la revolución filosófica de Cambridge.
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“Dreadnought Hoaxters”, 1910. / El engaño del acorazado Dreadnought. Virginia, a la izquierda. NPG

El grupo alcanzó gran notoriedad en 1910, cuando algunos de sus miembros participaron en el «Engaño del Dreadnought»; una broma organizada por Horace de Vere Cole, que, haciéndose pasar por un miembro de la familia real de Abisinia, logró engañar a la Royal Navy, a cuyos representantes hizo visitar en la nave almirante, HMS Dreadnought, a una supuesta delegación real de Abisinia, que no era otra que un grupo de amigos del Grupo, disfrazados. 

Virginia

El artificio atrajo la atención, en Gran Bretaña, sobre la aparición del Bloomsbury Group, un círculo de jóvenes intelectuales londinenses formados en la Universidad de Cambridge, y actores en la farsa que proporcionó meses de publicaciones en las revistas de humor.



Bloomsbury participó igualmente en el empleo promovido por Fry, de los postimpresionistas, en las artes aplicadas, con la creación de 1913, de los Omega Workshops, con Keynes y Duncan Grant. Los talleres se mantuvieron hasta 1920. 

Los artistas de Bloomsbury rechazaban la distinción tradicional entre las Bellas Artes, se puede ver en Charleston Farmhouse, cerca de Lewes, en Sussex, donde Vanessa Bell, sus hijos y Duncan Grant fueron a instalarse en 1916, para el resto de su vida.

La hostilidad del establishment hacia los postimpresionistas provocó una controversia en torno a Bloomsbury. Clive Bell atacó al post impresionismo en su libro Art, en 1914, fundando parcialmente su estética en el criticismo artístico de Roger Fry y la filosofía moral de G. E. Moore. La campaña por el voto de las mujeres, añadió polémicas en Bloomsbury, ya que Virginia Woolf y otros miembros del Grupo, aunque no todos, veían con claridad la relación entre los aspectos políticos del capitalismo, el imperialismo, la sexualidad y la estética.

Como todo el conjunto de la cultura moderna, el primer Bloomsbury se vio violentamente afectado en su desenvolvimiento, por la Primera Guerra Mundial. Ninguno de los hombres del grupo entró en combate, porque la mayor parte de ellos era objetores de conciencia, lo que, lógicamente, añadió controversias contra el Grupo. 

Políticamente, sus miembros se dividían entre el liberalismo y el socialismo, como se puede observar en las carreras y las obras respectivas de Keynes y de Leonard Woolf. Pero estaban unidos en su oposición contra el gobierno que los había protegido en la guerra, y luego la frágil paz.

Después de que la guerra dispersara al primer Bloomsbury, cada cual continuó su carrera. E. M. Forster prosiguió su éxito como novelista, con Una habitación con Vistas/A Room with a View (o, Con Vistas sobre el Arno), y Pasaje a la India/Passage to India. Sin embargo, le fue imposible publicar Maurice, porque se trataba de una novela autobiográfica que trataba la homosexualidad, de una forma que no terminaba en tragedia. 

En 1915, Virginia Woolf publicó, por fin, su primera novela, Fin de Viaje/The Voyage Out (La Travesía de las apariencias), que mostraba la influencia de las ficciones eduardianas de Forster. 

Y en 1917, los Wolf fundaron su editora, la Hogarth Press, que publicaría a T. S. Eliot, Gertrude Stein, Katherine Mansfield y muchos otros, incluida Virginia Woolf, así como traducciones al inglés, de Freud y de algunos clásicos de la literatura rusa. Las traducciones de Freud fueron obra de James Strachey; él mismo, psicoanalista y hermano de Lytton.


  
●Un jovencísimo T.S.Elliot en 1898 (St. Louis-Missouri, Londres, 1888-1965). 
●Gertrude Stein; (Pittsburgh, Pennsylvania, 1874 - Neuilly-sur-Seine, 1946) por Picasso, 1906 (1874-1946)
●Katherine Mansfield, en realidad, Kathleen Beauchamp (Wellington, Nueva Zelanda, 1888 - Fontainebleau, Francia, 1923).

En 1918, Lytton Strachey publicó su crítica del victorianismo por medio de cuatro biografías irónicas, reunidas en el conjunto titulado. Eminent Victorians/Victorianos Eminentes, obra que marcó una renovación en el arte de la biografía y que también se sumó a las polémicas sobre el Grupo, que siguieron el año siguiente, con los ataques de Keynes contra el Tratado de Versalles, -que ratificaba el citado Armisticio de Compiègne-, y que él calificó de “paz contagiosa”, en su best-seller, Las Consecuencias económicas de la paz.

Bertrand Russell dijo de Keynes: «Es la mente más aguda y más clara que jamás conocí. Cuando discutía con él, sentía que mi vida pendía de un hilo y raramente terminaba sintiéndome algo muy diferente a un estúpido».

El filósofo Bertrand Russell, el economista John Maynard Keynes y el biógrafo Lytton Strachey. 1921
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jueves, 25 de abril de 2019

EL REY MIDAS • LA CODICIA, veneno mortal


Nicolas Tournier Montbéliard, 1590 - Toulouse, 1639. 
Midas aux oreilles d'âne /con orejas de burro. Col. Part.

Con una mezcla de angustia y seguridad, el rey Midas sospecha lo que acaba de ocurrirle, pero todavía no percibe las consecuencias.

Midas, Μίδας. Fue rey de Frigia entre el 740 aC. y el 696 aC., aproximadamente. De acuerdo con la mitología griega, habría recibido el don de convertir en oro todo lo que tocara. Escribió Aristóteles, que, a causa de tan malhadado poder, terminó muriendo de hambre. 

En su historia se dice que fueron él y su padre Gordias quienes fundaron la ciudad de Gordio, como capital de Frigia, y también, los que idearon el famoso Nudo Gordiano: -aquel que lo desatara, reinaría en toda Asia-, relato que los sitúa antes de la Guerra de Troya. Quizás sea esta la causa por la que, a pesar de que Homero habla de otros reyes frigios, nunca menciona a Midas ni a su padre Gordias. 

Busto de Atis con el gorro frigio. Gabinete de Medallas. BNF

El Gorro Frigio se convirtió en un símbolo de libertad y aparece hoy en numerosas banderas y escudos, incluida la insignia del Senado de los EEUU, pero, curiosamente, en ocasiones fue empleado en circunstancias que no parecen tener relación con su origen.

Mosaico bizantino de los Reyes Magos. 
Basilica di Sant'Apollinare Nuovo de Ravenna: "I tre Re Magi". Detalle de "Maria col Bambino attorniata da angeli". Mosaico completado entre 526 d.C. del llamado "maestro di Sant'Apollinare.

Detalle del mosaico.

Los frigios tenían lazos de sangre con los macedonios, quienes se habrían instalado en Gordio, -Asia Menor- en las proximidades del Mar Negro. En el siglo XII a.C. Gordio era el antiguo centro de poder de Frigia -Anatolia-, y había recibido su nombre del humilde Gordio o Gordias, un campesino macedonio, elegido rey, porque en su persona se cumplió una profecía del Oráculo: el que cruce las puertas de la ciudad con un cuervo en su carro, será el hombre más poderoso y fundador de la nueva ciudad. 

De acuerdo con la misma leyenda, Gordio fue amante de la frigia Cibeles, divinidad de la fecundidad, de cuya relación nacería Midas.

Con respecto al intrincado Nudo Gordiano, estaba atado al yugo del carro de Gordio, e impedía moverlo. Se decía que aquel que consiguiera deshacerlo, se convertiría en dueño de toda Asia, y sería precisamente, Alejandro Magno (356-323 aC), quien, andando el tiempo, superaría la prueba, no sabemos si con justicia. El hecho es, que, el hasta entonces victorioso general, que, de acuerdo con Plutarco, confiaba en los mitos hasta la superstición, creyendo que sus conquistas no serían efectivas hasta que no acabara con el famoso nudo, lo intentó, pero al verse incapaz de deshacerlo, sacó la espada y lo cortó, diciendo: “Lo que no se desata se corta.” 

Donato Creti: Alejandro Magno corta el nudo gordiano;1710. Fresco.
Palazzo Pepoli Campogrande. Bologna

Donato Creti: Detalle


Midas se casó con una joven griega, y esto le llevó a convertirse en el primer rey, no griego, que envió ofrendas a Delfos, siendo, además, muy probable, que fuera durante su reinado cuando Frigia adoptó el alfabeto griego. Tuvieron una hija llamada Zoe.

Delfos (Nat. Geographic)

El reinado de Midas constituyó una época de esplendor para Frigia, que se extendió hacia el este, dominando gran parte de Asia Menor. Practicando el comercio, se convirtió en un país inmensamente rico, tanto, que pronto se interesaron por ella los griegos, que, pronto encontraron la forma de incluirlo en su mitología.
Frigia. Revista de Historia

Su avance solo se detuvo frente a Sargón II; sabiendo Midas que no podría enfrentarse a él, le mandó a sus embajadores llevando consigo una declaración por la que él mismo y Frigia, le ofrecían vasallaje.

Posteriormente, sufrió diversas invasiones de los cimerios, quienes llegaron a arrasar la capital del reino. Asegura la tradición, que entonces, Midas se suicidó y que con él terminó la hegemonía de Frigia.

La parte más conocida y mítica de la historia de Midas, es decir, que tenía orejas de burro y el hecho de que, durante un tiempo, convertía en oro cuanto tocaba; compone la historia que vamos a recordar en sus aspectos más llamativos y curiosos, de acuerdo con la narración de Ovidio -que no dudó en calificar al monarca de avaro y torpe-, en sus Metamorfosis

Botticelli se basó en una pintura perdida del pintor Apeles (siglo IV a.C.). En ella Midas, asesorado por la Sospecha y la Ignorancia, juzga a un hombre. (Nat. Geographic).

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La historia, en resumen, es como sigue: Por haber protegido a Sileno, Dioniso/Baco otorgó a Midas el don que este le pidió: el poder de convertir en oro todo lo que tocara. Una vez obtenido, Midas se dio cuenta de que, no solo no podía comer ni beber, sino que tampoco podía tocar a personas o animales, porque a su contacto, también se convertían en oro, como, según parece, le pasó a su hija. Entonces, Midas, rogó al dios que le liberara de semejante cualidad, que más bien, era una maldición. 

El olímpico, que desde el principio se había mostrado disgustado con la petición, accedió a retirarle el don del oro, a cuyo efecto -le dijo-, debía bañarse en el río Pactolus. Así lo hizo Midas, y desde entonces el río llevó oro en su caudal. 

Su historia ha constituido un tema importante para la pintura durante siglos.

Bartolomeo Manfredi. Ostiano, 1582 – Roma, 1622
Midas Se lava en la fuente del Pactolus.  c. 1617-19, o/l, Colección Privada.

Nicolás POUSSIN (Les Andelys, 1594 - Roma, 1665 ) Midas en la fuente del Pactolo. Palais Fesch. Ajaccio, Córcega.


N. Poussin: Midas se lava en el manantial del Pactolus, 1627. The Metropolitan Museum of Art, New-York.
y
N. Poussin,1627. (Otra versión) The MET


Midas. I (85 - 145)

Baco salió al campo con su acostumbrada cohorte de sátiros y bacantes, pero faltaba Sileno. Tambaleante de años y de vino, unos aldeanos frigios lo habían cautivado, y atado con guirnaldas, lo llevaron ante el rey Midas, el cual, en cuanto reconoció a su aliado y compañero de sacrificios, organizó una generosa fiesta por la llegada del huésped, que duró diez días, y sus noches. Y cuando ya las estrellas anunciaban el Lucero undécimo, llegó el rey, y su joven ahijado le entregó a Sileno.

Gillis van Valckenborch recreó en este óleo la fiesta que Midas dio en su palacio en honor de Dioniso y su compañero Sileno. Siglo XVII. Museo Pushkin, Moscú.

Contento por haber recuperado a su ayo, el dios ofreció a Midas que le pidiera un presente. Midas, que mal sabía usar de los dones, dijo: «Haz que cuanto con mi cuerpo toque se convierta en oro». 

Oyendo su deseo, le concedió el don -que para daño de él sería-, pero se dolió profundamente, de que no hubiera pedido cosas mejores.

El héroe se fue contento gozándose ya de su mal, y para comprobar la realidad del don, probó a tocar algunas cosas, y, casi no se lo podía creer: arrancó una rama de una encina y se hizo de oro. Cogió del suelo una piedra, y también amarilleaba en oro. Tocó un terrón, y a su poderoso contacto, se volvió de oro. Arrancó unos áridos tallos del trigo de Ceres y las mieses se hicieron oro. Arrancó de un árbol su fruto: y como si se lo hubieran ofrecido las Hespérides [cuidaban un jardín donde crecían manzanas doradas que proporcionaban la inmortalidad]. 

Cuando se lavó las manos en las líquidas ondas, el agua, en sus palmas era la envidia de Dánae [recibió de Zeus la “lluvia dorada”]. Todo se vuelve oro a su roce.

Sus sirvientes le pusieron las mesas con toda clase de alimentos escogidos, pero cuando él los tocaba quedaban rígidos y, si se los acercaba a los dientes para morderlos, inmediatamente, los envolvía una lámina de oro. 

Desconcertado ante la inmensidad de su mal; rico y mísero, deseó escapar de toda aquella riquezas, y lo que antes había pedido, ahora lo odiaba, porque nada podía aliviar su hambre o su sed, y su garganta ya ardía. Había merecido la tortura del oro mal deseado, y levantando al cielo las manos dijo:

-¡Oh dios, me equivoqué, pero conmisérate, te lo suplico, y quítame este gran daño. 

Tiernos son los dioses, y Baco, al que confesaba haberse equivocado, lo liberó del obsequio que él mismo le había solicitado:

-Para que no vivas envuelto en tu mal deseado oro, ve -le dijo-, al cercano caudal de la gran Sardes. Sube a su cima y toma el camino, hasta que llegues al nacimiento del río, y en su espumoso manantial, por donde mana más abundante, sumerge tu cabeza y tu cuerpo a la vez, y así lavarás tu culpa.

Midas hizo lo ordenado y su energía áurea tiñó la corriente, porque de su humano cuerpo pasó al caudal, que al recibir aquella semilla, en su discurrir, se volvían oro los húmedos terrones. 

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Pero los problemas no habían terminado para Midas, porque, tal como declara Ovidio, -su ingenio siguió siendo zafio, e igual que antes lo había hecho, siguió mostrando lo que había en su estúpida mente-, del mismo modo que se había equivocado al pedir su premio a Baco, volvió a hacerlo, al llevar la contraria al divino en cuestiones musicales. Ya fuera por soberbia, ya fuera por ignorancia, creyó, quizás, que no tendría consecuencias el hecho de que un humano contrariase a un divino.

Apolo. Representa fundamentalmente, la música y las Bellas Artes

Apolo/Ἀπόλλων, es una divinidad griega olímpica, de las más celebradas, al que se dedicaron muchos templos. Era hijo del mismísimo Zeus y de Leto, y hermano mellizo de Artemisa/Diana. Después de Zeus fue el dios más venerado de la Antigüedad Clásica. Apolo interpreta música con su lira.


Altorrelieve del dios Pan, conocido como «Satyre della Valle», descubierto cerca del teatro de Pompeya, en el Campo de Marte. Probablemente, del final de la época Helenística. 

Pan/Πάν es el semidiós de los pastores y rebaños en la mitología griega, y es especialmente venerado en Arcadia. En la mitología romana se identifica como un Fauno. Pan interpreta música con su flauta.


Midas II: Febo/Apolo y Pan/Fauno (146 - 193)

Midas, entonces, aborreció las riquezas, y honró los bosques, los campos, y a Pan, que vive en las cuevas de las montañas, pero su ingenio siguió siendo zafio, y como antes había pasado, siguió mostrando su estúpida mente. 

Oteando los mares ascendió una difícil pendiente; el Tmolo. Allí estaba Pan. Las tiernas ninfas lanzaban sus silbos y él modulaba suavemente, en su encerada caña, su canción, comparando su canto con el Apolo.

Midas acudió como juez, a un certamen dispar. 

Pan hacía sonar sus agrestes cálamos, y con su bárbara canción cautivó a Midas -que acompañaba al cantor-. Después de él, el sagrado Tmolo volvió su rostro hacia el de Apolo/Febo, que en su cabeza llevaba ceñido laurel del Parnaso; barría la tierra con su capa, y, sosteniendo con la mano izquierda su lira de gemas y dientes indios, sujetaba con la otra, el plectro. Su porte era el de un verdadero artista. Después, con docto pulgar hizo vibrar los hilos, cuya dulzura cautiva.

El juicio y la sentencia del dios, en favor de Apolo, complació a todos; excepto a Midas, que la consideró injusta. 

Y el dios entonces, no soportando que retuviera su figura humana, alargó sus orejas llenándolas de pelos blanquecinos y dándoles el poder de moverse. Todo lo demás de Midas siguió siendo de humano; excepto sus orejas, como las de un burro. 

Apolo vencedor de Pan. Jacob Jordaens. MNP

Cuando se dio cuenta, Midas deseó esconder las orejas con vergonzoso pudor y las cubrió con tiaras púrpura. Pero, el barbero que solía cortar sus largos cabellos, lo había visto. No deseaba publicarlo, pero tampoco quería callarlo, así se alejó al campo, hizo un agujero en la tierra, y en voz baja le contó su secreto. Después volvió a llenarlo de tierra. 

Pero, allí mismo, pronto surgió un bosque de temblorosas cañas, que cuando maduraron, movidas por el viento, susurraban el secreto de las orejas de Midas a todos los que por allí pasaban.

Andrea Schiavone (c. 1510-1563) El Juicio de Midas, c. 1548-50.
Proveniente del King's Gallery, Kensington Palace y adquirido por Holanda y West Friesland para la presentación de Charles II, en 1660

Abraham Govaerts – El Juicio de Midas

Abraham Janssens - The judgement of Midas

Adriaen van Stalbemt – El Juicio de Midas. Gemäldegalerie Alte Meister 

Hendrick de Clerck, - Midas - c. 1620 Rijksmuseum

'Apolo y el rey Midas' de Simon Floquet, c. 1634

Hendrick van Balen I - Midas' judgement

Jacob Jordaens - Het oordeel van Midas. BBAA Gante

N. Poussin: Midas y Baco, 1929-30. Alte Pinakothek, Munich

Émile Lévy-Jugement de Midas. Museo Fabre
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FILÓSTRATO EL VIEJO: GALERÍA - ΦΙΛΟΣΤΡΑΤΟΥ ΕΙΚΟΝΕΣ


XXL MIDAS.

    El sátiro duerme, hablemos de él en voz baja, no sea que se despierte y el cuadro se desvanezca como un fantasma. Midas lo encontró en Frigia al pie de esas montañas que ves: el rey había mezclado vino y agua de este manantial, al borde del cual el sátiro, todavía tumbado, vomitaba olas del vino mezclado con agua de esa fuente, durante su sueño. 
    
    Los sátiros nos complacen con su vivacidad cuando bailan, con su alegría bufonesca, cuando sonríen amorosamente, a los dignos personajes y con sus hábiles caricias reducen a su gracia a las mujeres lidias. He aquí todavía, otros rasgos que les convienen: formas secas, largas orejas, caderas estrechas, una cola de caballo; añadid el ardor de una sangre impetuosa, un aire de orgullo y de insolencia. El prisionero de Midas no se representa de otra manera.
    
    Pesado con el vino, tiene esa respiración penosa, propia de la ebriedad, bebería tranquilamente todo el agua de un manantial, como otro se bebe una copa. Las ninfas, aprovechando que el sátiro duerme, forman una cadena a su alrededor.
    
    Admira la suavidad y la indolencia de Midas; tiene gran cuidado de su gorro y de los bucles de su cabellera; lleva una túnica bordada de oro. Mira también sus largas orejas; son estas las responsables de la indolencia que parece invadir sus dulces ojos, con una languidez que apaga la amable vivacidad de su mirada.
    
    El pintor quiere recordarnos que la aventura ha sido divulgada, y que las cañas han hablado, porque la tierra no ha podido guardar el secreto que se le había confiado.
    
    COMENTARIO.
    
    Los sátiros, como divinidades del agua y de los jardines, tenían el don de la profecía, pero los profetas, en la antigüedad, no consentían hablar sino con sorpresa y violencia.
    
    Al rey Midas, que según ciertas tradiciones, había aportado el cultivo de la viña a Frigia, se le ocurrió mezclar vino en la fuente en la que bebía el sátiro, el amante de las ninfas. Ebrio por aquel nuevo licor, al despertar, forzado por las preguntas del rey, el sátiro culpó primero la fatal curiosidad de Midas y pronunció el famoso oráculo: "el primer bien para el hombre, es no nacer; el segundo, morir lo antes posible." 

    El sátiro, dice Filóstrato, dormía echado cerca del manantial cuyas aguas le habían dejado ebrio. El taumaturgo, según Filóstrato, vertió cuatro ánforas egipcias en el abrevadero del ganado, e invitó al sátiro a beber, añadiendo algunas amenazas secretas. Cuando quedó saciado, Apolonio dice; Ahora hagamos la paz con el sátiro, pues duerme. Y después de decir estas palabras, condujo a los habitantes del burgo hacia el antro de las ninfas que estaba a poca distancia; allí les mostró al sátiro dormido. 
    
    En el relato de Filóstrato; el sátiro ha vuelto al lugar en el que el vino se ha mezclado con agua; se ha dormido en el mismo sitio. 
    (Ph. Remacle)
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OVIDIO, METAMORFOSIS.

Estatua de Ovidio en Constanza, Rumanía, realizada por Ettore Ferrari

El poema Las Metamorfosis es la obra maestra de Publio Ovidio, quien, con más verdad que modestia, la termina vaticinando la gloria inmortal. Se ha dicho que este poema corrió riesgo de desaparecer en vida del poeta, por haberle quemado cuando la orden del destierro le obligó a salir para siempre de Roma, y que sólo á la circunstancia de haber alguna copia de él en ajenas manos, se debe su conservación. 

Se ha dicho también que el poeta no pudo darle los últimos retoques; pero otros aseguran, y parece lo más verosímil, que, durante los ocho años de su exilio en las orillas del Mar Negro, lo corrigió, empleando en ello y en escribir sus célebres Elegías, un tiempo para él tan desventurado. Llamaban á Las Metamorfosis en el siglo XV, la Biblia de los poetas. 


La magnitud del plan que contiene la historia más completa de la mitología y filosofía de la antigüedad pagana; la asombrosa unidad en la variedad inconcebible de sucesos y episodios, de personajes y de ideas que agrupa y oprime una imaginación vivaz e inquieta; el orden y armonía que reina en el aparente laberinto de fábulas; la solidez de tan extensa trama en que se cruzan los hilos sin confundirse ni enmarañarse; la erudición prodigiosa que acredita en Ovidio, necesitado de consultar y estudiar las obras de más de cuarenta y ocho autores; la elegancia de la dicción; la delicadeza del estilo; la inagotable variedad de frases, indispensable en un poema de 12.000 versos, son méritos sobrados para la admiración que inspira esta obra magna, monumento imperecedero de la poesía latina.

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