Retrato identificado como J. S. Bach, 1715. Atribuido a Johann E. Rentsch el Viejo.
Cuando oímos hablar del Cuaderno de Notas de Anna Magdalena Bach, nos parece percibir los suaves roces de maravillosos vestidos de seda; música ejecutada ante un grupo reducido y exquisito de oyentes, a la luz de brillantes candelabros, y tal vez, ¿por qué no?, la propia Anna Magdalena cantando suavemente, con su voz de soprano bien reconocida.
Pudo ocurrir algo parecido en la vida de su titular; sólo parecido y sólo durante cierto tiempo, sin duda, muy poco.
Anna tenía veinte años cuando conoció a Johan Sebastian Bach, del que se enamoró de inmediato y con el que se casó muy pronto, abandonando su carrera musical, para convertirse en la segunda esposa del gran compositor, que, viudo para entonces, tenía a su cargo cinco de los siete hijos del primer matrimonio con su prima María Bárbara.
Retrato auténtico de Bach, a los 63 años. Elias Gottlob Haussmannen 1746, Museo de la Ciudad de Leipzig. Muestra la partitura de un Canon a Seis Voces.
Anna Magdalena Wilcken, había nacido en diciembre de 1701, pero es poco lo que sabemos de ella antes de su matrimonio. Alemana, nacida en Zeitz, su padre era, Johann Caspar Wilcken, trompetista en la corte de Zeitz, que se trasladó a Weissenfels, donde permaneció hasta su fallecimiento, a finales de noviembre de 1731. Su madre, Margaretha Elisabeth Liebe –cuyo padre era organista–, falleció a su vez, en marzo de 1746.
El entorno musical en el que se desenvolvía la familia, hace creer en la posibilidad de que Anna conociera a los Bach cuando actuaba junto a su padre, como soprano, en la capilla de Zerbst, desde 1721. Tendría alrededor de 20 años y era reconocida su calidad como soprano, cuando fue contratada en Köthen –en el pequeño principado de Anhalt-Cöthen–, donde también trabajaba Bach, que, por entonces tenía 36 años y había pedido a su esposa, María Bárbara, el año anterior.
En la época, el hecho de casarse con un viudo, obligaba, como poco, a guardar las formas; porque no estaba bien visto, aunque tampoco estaba prohibido, siempre y cuando la boda se celebrara de forma privada, así que el príncipe Leopold de Anhalt-Cöthen – experto en clavecín, violín y viola da gamba–, les dio permiso para casarse en su residencia, y así lo hicieron, el 3 de diciembre de 1721.
Tuvieron trece hijos entre 1723 y 1742, de los cuales siete murieron siendo muy pequeños. Entre los que superaron la infancia, están los compositores Johann Christian y Johann Christoph Friedrich. Residieron en dicho palacio hasta que el príncipe Leopold contrajo matrimonio a su vez, con una princesa Anhalt-Bernburg, de la que se dice que no era aficionada a la música y que consiguió de su esposo, que los Bach abandonaran su residencia, aunque sobre este asunto hay distintas informaciones, pues algunos autores creen que cuando Bach abandonó el palacio, la joven princesa Anhalt-Bernburg, ya había fallecido.
Anna organizaba las veladas musicales en las que participaban tanto el compositor, como sus hijos, llegando estas a constituir un notable evento en la ciudad de Leipzig.
También se considera el hecho de que Bach, habiendo sido invitado a su corte por el Margrave de Brandemburgo, aceptaría entonces, después de dedicarle los celebérrimos Conciertos de Brandemburgo. La ciudad reunía, sin duda, mejores condiciones para procurar la educación y el futuro de sus hijos.
Parece probado que podemos hablar de un matrimonio por amor, seguramente por ambas partes, en el que nada supusieron para Anna ciertos factores, como la notable diferencia de edad entre ambos –dieciséis años–; el hecho de que ella ya tuviera su propio trabajo, bien remunerado, o la existencia de los hijos del anterior matrimonio del compositor. El sucesivo nacimiento de trece hijos más y los Cuadernos del compositor dedicados a Anna, muestran un excelente entendimiento entre ellos.
En realidad, Bach dejó cuatro Cuadernos, de los cuales, dos, los Notenbüchlein für Anna Magdalena Bach, de 1722 y 1725 respectivamente, fueron dedicados a ella, mientras que el titulado Clave-Büchlein de 1720 fue escrito para su hijo Wilhelm Friedemann, y el Orgel-Büchlein, empezado hacia 1714, estaba dirigido a un organista que empezaba su carrera.
Se supone que el amor y el buen entendimiento reinaron durante la vida matrimonial de Anna y Johann Sebastian; aunque no se escribió sobre el amor en sus crónicas.
La obra transcrita por Anna –cuyos rasgos gráficos llegaron a ser tan similares a los del compositor, que en ocasiones es difícil distinguirlos–, demuestra que en el terreno artístico no existieron diferencias entre ellos, lo que hace que nos cause cierta estupefacción el hecho de que los hijos del primer matrimonio, no sólo no la aceptaron –aunque esto no se puede documentar–, pero sí, como veremos, la abandonaron a su suerte, o, más bien, a su desgracia, en los momentos más difíciles y tristes de su vida, lo cual sí está bien documentado.
Vamos a recordar las condiciones en que Anna Magdalena hubo de afrontar la enfermedad y el fallecimiento de su esposo. Aunque podemos adelantar que Bach nunca debió tener la oportunidad de equilibrar sus ingresos y sus necesidades; una triste realidad que se puede constatar de forma muy gráfica.
Observamos la famosa escultura de bronce del músico, a la entrada de la iglesia de Sto. Tomás en Leipzig, realizada por Carl Seffner.
Más cerca… la elegancia y equilibrio del conjunto: J. S. Bach posa ante un órgano.
Más cerca. El bolsillo del compositor vuelto del revés habla por sí mismo.
Fotog. Concha Díaz. Blog de Arte Cuaderno de Sofonisba
Fotog. Concha Díaz. Blog de Arte Cuaderno de Sofonisba
Bach sufrió un grave empeoramiento de su salud a primeros de junio de 1749, lo que provocó su inmediata sustitución en el cargo de Thomascantor y director musical. La pérdida creciente de la vista fue otro gran problema que un cirujano inglés intentó resolver, sin éxito, en la primavera del año siguiente. A partir de entonces su salud decayó completamente, hasta su fallecimiento, el 28 de julio de 1750, a los 65 años.
Poco antes de su muerte, parece que recuperó la vista, o al menos así lo creyó Anna Magdalena, cuando le mostró una rosa roja y que Bach pidió a sus hijos que le cantasen una hermosa canción sobre la muerte.
Bach no debió considerar importante la idea de dictar un testamento, en vista de sus escasos bienes, y Magdalena quedó en situación desesperada, ya que el genio no dejaba más que algunos instrumentos musicales y libros; Biblias, y obras de Martin Lutero y Flavio Josefo, pero apenas algún dinero –sus últimos ingresos se fueron agotando a lo largo de su enfermedad–, y, por otra parte, tampoco existía la más lejana posibilidad de que Anna percibiera alguna ayuda o pensión.
En realidad, a la viuda le correspondía un tercio de los bienes del esposo, pero los escasos ahorros de Bach apenas alcanzaron para pagar el entierro e intentar sobrevivir con cinco hijos aún menores –uno de ellos con una enfermedad mental y, según algunos biógrafos, también con una hija del primer matrimonio –Catharina Dorotea–, con más de cuarenta años, que aún vivía con ellos, si bien, poco después, su hijo enfermo fue entregado a una familia que lo llevó a vivir a Naumburg y Johann Christian fue acogido en la casa de Carl Phillip Emanuel, en Berlín.
Si el Estado no contemplaba en modo alguno la posibilidad de proporcionar alguna ayuda a la viuda, sí se otorgaba el derecho de imponer algunas condiciones, muy difíciles de comprender, entonces y ahora, como era la de que, si se volvía a casar, perdería la custodia de los hijos.
Finalmente, se descubrió que a Bach se le debían seis meses de sueldo desde hacía casi treinta años, pero también salió a la luz el hecho de que el músico no se había presentado en su trabajo en la fecha que especificaba el contrato, por lo que, de la pequeña cantidad resultante, se le descontó la parte correspondiente a aquellos días y Anna recibió una suma lastimosa.
Johann Sebastian Bach fue enterrado en el antiguo cementerio de San Juan, en Leipzig, pero sin ninguna placa ni indicación acerca del nombre al que correspondían aquellos restos, hallados e identificados un siglo y medio después, cuando fueron depositados en la cripta de iglesia de San Juan, que a su vez fue totalmente destruida durante uno de los bombardeos aliados en la Segunda Guerra Mundial, por lo que, al fin, fueron trasladados a la de Santo Tomás, de Leipzig, donde se custodian actualmente.
Thomaskirche
Otra consecuencia de la desaparición de Bach fue la obligación por parte de Anna y su familia, de abandonar su vivienda en la Academia de Santo Tomás. Para entonces, la situación de Ana era tan desesperada, que conmovió al Concejo, que le compró algunas de las partituras del compositor y tomó la decisión de hacerse cargo del traslado de la familia y sus enseres, a una pequeña casa que Anna encontró en Haynstrasse, donde se instaló llevando consigo cierta cantidad de maíz, también donado por el Consejo, con el que ella y sus hijos pudieron alejar el hambre durante algún tiempo, transcurrido el cual, Anna pasó a la indigencia sin paliativos, sobreviviendo con donativos y limosna de los vecinos y otros ciudadanos.
Los hijos del primer matrimonio no conocieron o no quisieron conocer aquella situación y Ana murió, el 22 de febrero de 1760, siendo registrada como Mujer pobre de 59 años, pero sin haber accedido jamás a deshacerse de las partituras y escritos que le quedaban de su marido; al contrario que algunos de aquellos hijastros que vendieron o regalaron muy pronto de las que les correspondieron a ellos.
Cuatro de los hijos de Bach, procedentes de ambos matrimonios, despuntaron en el mundo de la música, mientras que Johann Gottfried Bernhard abandonó pronto el arte, al parecer, para estudiar Derecho en Jena, de donde se vio obligado a huir a causa de sus numerosos deudas. Murió a los 24 años.
Wilhelm Friedmann, el mayor y en el que más confiaba su padre, mostró sin embargo, gran falta de interés por la obra heredada; hallándose en su poder, desaparecieron algunas partituras que contenían Pasiones, probablemente, de la misma calidad que las que conocemos, como las compuestas, Según San Mateo y Según San Juan, conservadas por Carl Philipp Emanuel.
Wilhelm Friedemann Bach (1710-1784), de Wilhelm Weitsch
(del primer matrimonio.)
Fue organista en la Sophienkirche de Dresde hasta 1746, cuando se convirtió en organista y cantor de la Liebfrauenkirche en Halle, donde escribió Cantatas como su padre, pero se involucró en ciertos conflictos con sus empresarios y tuvo que renunciar su puesto en 1764, sin tener otro empleo. En 1770, se trasladó a Brunswick y cuatro años más tarde a Berlín, donde intentó hacer carrera como intérprete de órgano, pero no tuvo éxito, ni logró llevar un vida estable, aunque sobrevivió gracias al apoyo financiero de su alumna Sara Itzig Levi, hija del Ministro de Hacienda de Federico el Grande y tía de Felix Mendelssohn.
Tenía excelentes cualidades como organista y compositor, aunque no acostumbraba a escribir y, mucho menos a publicar sus brillantes improvisaciones. Finalmente, tras vender las partituras que había heredado de su padre, recurrió a las falsificaciones. Murió en 1784.
Carl Philipp Emanuel Bach (1714-1788), del primer matrimonio de Bach.
Carl Philipp Emanuel, de carácter más estable que Wilhelm Friedemann, vivió en la corte de Potsdam hasta 1766, cuando sucedió a Telemann como director musical de Hamburgo. Era también un virtuoso del teclado y componía Cantatas, a veces con ayuda de las obras de su padre. Tras cosechar un notable éxito como compositor, murió en Hamburgo en 1788.
En 1747, cuando tenía 62 años, J. S. Bach visitó a Federico II de Prusia en su palacio de Potsdam, donde se encontraba Carl Philipp Emmanuel. Federico II lo presentó diciendo: Señores: el viejo Bach acaba de llegar a Berlín. No se refería con aquel término a la edad del compositor, sino a la evolución que para entonces habían sufrido las formas musicales en las que se encuadraban las creaciones del maestro, así como su interpretación.
Johann Christoph Friedrich Bach (1732-1795),
y Johann Christian Bach(1735-1782), del segundo matrimonio.
Dos hijos de Anna Magdalena fueron también músicos y compositores de éxito; Johann Christoph Friedrich, músico de cámara en la corte Bueckeburg, donde permaneció hasta su muerte en 1795.
Johann Christian, el hijo menor de Bach, fue muy célebre. Se fue a Italia donde mantuvo una relación amorosa con una cantante italiana y fue conocido como Giovanni Bach. Allí conoció al padre Martini y trabajó como organista en Milán. Tras una estancia breve y habiendo logrado el éxito como compositor de ópera en Nápoles, volvió a Milán. Después vivió en Londres, donde tuvo bastante fama como compositor de ópera y música de cámara. En 1764 visitó a Mozart, que ejerció una clara influencia sobre él. Sin embargo, y, a pesar de sus éxitos iniciales, su música pasó pronto de moda, cayendo él en el alcoholismo, y acumulando deudas considerables hasta que murió a los 46 años, en 1782, antes que sus hermanos mayores Friedemann y Emanuel.
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Johann Sebastian Bach había nacido en Eisenach el 21 de marzo de 1685. Apenas tenía nueve años cuando fallecieron sus padres, con ocho meses de diferencia –el compositor fue el octavo hijo–. Continuó entonces los estudios musicales, en los que le había iniciado el padre, pero ya en casa de su hermano Johann Christopf, organista de profesión, quien le inició a su vez en las obras de Pachelbel, Lully o Frescobaldi, entre otros grandes compositores.
Durante su infancia y adolescencia, más que las Humanidades, parecen haber dejado huella en su espíritu los estudios de Teología, que, como luterano ortodoxo, no abandonó jamás.
Tenía 18 años cuando fue contratado como violinista en la Orquesta de Cámara del Duque de Weimar y como Organista de Arnstadt, pasando a los 22 a ser organista en la iglesia de San Blas en Mulhausen, donde además de restaurar el órgano, se encargó del coro y la orquesta, e impartió clases particulares.
A los pocos meses de su estancia en Mühlhausen, se casó, el 17 de octubre de 1707, con su prima María Bárbara Bach y empezó a componer de forma definitiva, produciendo obras del calibre de la Toccata y fuga en Re menor.
Entre los años 1708 y 1717 se estableció en la corte de Weimar, donde desempeñó distintos cargos en la capilla palatina del duque regente Wilhelm Ernst. En aquel momento, compone, sobre todo, Cantatas.
Desde 1717 hasta 1723 se instala en Köthen como maestro de Capilla del Príncipe Leopold de Köthen, con quien mantiene una sincera amistad; allí compone los seis Conciertos de Brandemburgo; la primera versión de La pasión según San Juan y la primera parte de El clave bien temperado, entre otras obras.
Sonata para violín nº 1 en sol menor. BWV 1001. Autógrafa.
La barroca escritura de Bach se parece a su música.
Es allí, como hemos apuntado, donde fallece su primera esposa y aparece en su vida, Anna Magdalena, con la que se casa inmediatamente, trasladándose ambos a Leipzig, en 1723, donde Bach es nombrado Kantor de la Thomasschule, en el que permanecerá hasta su muerte.
De ese año es el Magníficat en re bemol mayor; al que seguirán, por ejemplo, la Pasión según San Mateo, en 1727; Pasión Según San Marcos, en 1731 y Según San Juan, en 1738.
Ya de 1742 son la Variaciones Goldberg –dedicadas a Gottlieb Goldberg, uno de sus mejores alumnos-, y de 1744, el Clave bien Temperado.
Tan pronto como en 1750, la enfermedad terminaba con su vida, como sabemos, empezando entonces para Anna Magdalena una vida de dolor, soledad y miseria.
El Cuaderno de 1725 lo escribió Bach también en Leipzig y ha pasado a la historia de la música como un homenaje, que si no sirvió para mejorar su existencia, hizo que el nombre de Anna Magdalena, brillara justamente para la posteridad. Encuadernado en verde, contiene, entre otras cosas, Cinco Continuaciones Francesas. Bach escribió en su portada el nombre de Anna Magdalena Wilke en tinta china, adornando la escritura con tinta de oro.
El manuscrito consta de 67 páginas, que se conservan casi al completo. En su redacción participó Anna transcribiendo sus partituras preferidas, así como los hijos músicos del primer matrimonio, colaboraron con algunas de sus primeras composiciones; en total, 45 piezas o fragmentos, entre los cuales aparecen intercalados textos musicales de otros compositores, como Couperin. Se entiende que Bach lo empleaba en la enseñanza musical de sus hijos.
De los dos Cuadernos, redactados en 1722 y 1725 respectivamente, se suele reconocer como de Anna Magdalena, el último de ellos; la diferencia radica en que el primero contiene obras de Johann Sebastian Bach –así, la mayoría de las Suites francesas-, en tanto que, el segundo, es una compilación musical hecha por el propio Bach, de otros compositores de su época. Es, pues, un interesante testimonio de la práctica de la música en el siglo XVIII y, sobre todo, de los compositores preferidos por la familia Bach.
Bach con tres de sus hijos: posiblemente Gottfried Heinrich, del segundo matrimonio y Carl Philipp Enmanuel y Wilhelm Friedemann, del primero.
Mendelssohn dirigió la primera interpretación completa de La Pasión Según San Mateo de Bach, a los 20 años, en 1829; un siglo después de su composición, un período durante el cual, Johan Sebastian Bach había pasado prácticamente al olvido.
Félix Mendelssohn a los 30 años, de James Warren Childe.
Bach, figura máxima de la música barroca, compuso un total de 525 obras vocales y 494 instrumentales, con especial representación de Cantatas –224– y Corales –188–.
La música de Bach es un ejercicio aritmético del espíritu.
Gottfried Wilhelm Leibniz