Convocatoria de Mag desde su blog "La trastienda del pecado" en dónde hallarán más relatos sobre su tema propuesto "¿A qué te dedicas?" siempre que sean profesiones raras que escapan a las tradicionales. Y cuanto más rara, mejor, digo yo (al menos, rara para nosotros). Por eso, nos vamos al norte de la India, al Estado de Uttar Pradesh (por dónde está el Taj Mahal), a la ciudad de Kanpur, escenario de mi relato.
Langur en New Delhi por (c) Reuters/Reinhart Krause, 2010
La temporada de lluvias había concluido cuando me echaron de mi último trabajo en el que había sido sexador, discriminando entre polluelos machos y hembras en una granja de producción avícola. Yo, Dayaram, vivo en uno de los suburbios meridionales más pobres de la Ciudad, en la que según nuestras costumbres, entiéndase el join family system, en mi casa larga como un chorizo y de una planta, vivimos tres o cuatro generaciones a lo largo y a lo ancho simultáneamente, y los hombres o los jóvenes como yo, no despreciamos cualquier trabajo si es honesto pero que con él podamos contribuir a llevar unas rupias a la familia.
Cuando la Industria en la que me habían empleado cerró porque una inspección de Sanidad Pública decretó que vendía más antibióticos que pollos o huevos, la desesperación se apoderó de mi y eché a buscarme la vida. Soy un joven espiritual e inquieto intelectualmente, por eso estudio donde un sabio maestro un día entero a la semana, pero eso sólo me alegra el alma, necesito algo más terráqueo que le sirva a mi familia. Y es así, que después de mucho tratar, siempre con cosas menos peligrosas que las que elije mi hermano mayor Devak que es "lechero de serpientes", encontré finalmente lo mío, o mejor dicho, me encontró a mi. ¿Y qué es eso de ser "Lechero de serpientes'? me preguntarás, lector, ¿verdad? Bien, te lo explicaré: El trabaja para una empresa farmacológica extrayendo el veneno de las serpientes tal como si estuviera ordeñando una cabra. Las serpientes las caza otro y se las lleva a él. A mí eso me produce terror y asco. No, yo no quiero ni puedo. Además, lo reconozco, no soy valiente como él.
Como me gusta el arte, soy creativo y mi temperamento es volátil, lo digo por eso de andar meditando en una nube de pedos (aquí la polución es tremenda), decidí un día disfrazarme de macaco para divertir a los transeúntes con la idea de que el público apreciara mi actuación simiesca y en agradecimiento por arrancarles una sonrisa, dejaran caer algunas monedas en el cuenco que dejo a mi lado y de tanto en tanto sacudo para que entiendan. Aunque que va, recibo más frutas que rupias.
Pero hete aquí que un día, uno de mis espectadores resultó ser el secretario del Alcalde, quien después de venir un par de veces a ver mi representación digna de reyes, me dijo que al día siguiente fuera a la Municipalidad a verlo y es así que fui contratado como langur, especialista en espantar a los macacos que invaden las ciudades, los trenes, todo. Y me va realmente muy bien a la par de que me divierto como un niño.
¿Y ahora qué?
¿pa' dónde enfilamos?
Vídeo: https://www.youtube.com/channel/UCixvwLpO_pk4uVOkkkqP3Mw
(c) Wild Life India, en el que un macaco salva a su compañera después de casi haber sido electrocutada. No se lo pierdan, porque la fuerza del amor logra lo imposible.