Pio Baroja publicó primero en forma de folletín en 1904 los dos primeros libros de su trilogía "La lucha por la Vida"
(La busca, Mala hierba y Aurora roja) y el tercero de entrada como
libro. En esta trilogía como lo venimos viendo en la lectura que dirige Pedro Ojeda desde su blog La Acequia, la semana pasada en esta entrada (pulsar aquí) hablé de como Baroja había tratado algunos de los muchos personajes femeninos en esta Trilogía. Hoy, trataré algunos de sus muchos masculinos.
Manuel:
Quien es Manuel: Es el personaje principal a través del cual el escritor teje toda la Trilogia, o mejor dicho, es el hilo conductor que aglutina esta descarnada y ácida -a veces, incluso con humor- crítica social en este universo barojiano. Ya hemos visto desde el inicio de la Trilogia, en La Busca, (LB, P1, C2) que Manuel el hijo mayor de la Petra había regresado del pueblo en donde estaba, al igual que su hermano menor Juan, con unos tíos que lo habían tratado hasta entonces con la mayor de las indiferencias, a un suburbio pobre en las afueras de Madrid, a la Pensión de Dña Casiana, en donde su madre trabajaba limpiando. El carácter de este personaje definido por Baroja al inicio de La Busca como "ligero, perezoso e indolente" va a contrastar con el de su padre muerto "que había sido un hombre enérgico y fuerte, y en la última época de su vida, malhumorado y brutal" y con el del hermano menor Juan "que era de un sentimentalismo enfermizo que se desbordaba en lágrimas por la menor causa", personaje al que volveremos más adelante. Manuel llega entonces, sintiendo una "verdadera angustia", a Madrid. A partir de la llegada de Manuel a Madrid la madre lo coloca en distintos empleos, que Manuel cumple porque lo mandan, hasta que no puede más y por un motivo u otro lo deja. Empieza el vagabundeo de Manuel y su falta de voluntad, se hace tangible, pero también su desarrollo vital.
Influencias en la vida de Manuel y su carácter bondadoso y sensible: A lo largo de ese vagabundeo en el que se sume, no obstante, Manuel va recibiendo un aprendizaje vital, así del Trapero, el Sr.Custodio, por ejemplo, aprende que hasta la más humilde basura porta el germen de una nueva vida, siempre y cuando tome las riendas de su vida. Aunque Manuel llega al final de La Busca sin haber podido gobernar su vida, la influencia generosa que sobre él ejerce su amigo Roberto, personaje al que volveremos más adelante, resulta también beneficiosa para Manuel por cuanto lo impulsa siempre a actuar, a buscar y buscar; a no quedarse inmóvil. O La Salvadora e Ignacia (hna viuda de Manuel) que poco a poco le organizan su vida de manera efectiva y perdurable. Sin embargo, Manuel siente que le desagrada y le da miedo la vida de personajes violentos, marcadamente antisociales, como el Bizco o sus primos Leandro y Vidal a los que sigue por un tiempo, pero luego el destino trágico de ambos (ambos mueren), hace que se separen. Así pues, cuando su primo Leandro arma la trifulca con Valencia en el bar, Manuel se escapa por detrás (LB, P2, C8). Tampoco le gusta la vida de ladrón. Desde chico Manuel odiaba la violencia. Juan, su hermano, recuerda por ejemplo, y le cuenta a La Salvadora, como Manuel peleó fuerte con un chico que había cazado una mariposa y prendido con un alfiler, liberando la mariposa, igualmente le relata, como Manuel había construido un carrito para un chico enfermo al que llevaba a pasear (AR,P1,C4) Vemos como defiende con ahínco a La Fea, hermana de Jesús, de la explotación y burla de sus hermanos en (MH, P2,C3) etc, etc. Si al principio de la Trilogía, que era más joven, lo podíamos a veces percibir facilmente manejable, poco a poco va definiéndose y sabe lo que quiere hacer de su vida, tal como se lo expresa a su hermano Juan cuando Manuel le cuenta que quería una Imprenta de traspaso y le pregunta Juan (AR,P1, C7) "¿Tantas ganas de ser propietario tienes?" Manuel le responde "Pues yo si; me gustaría tener un solar, aunque no sirva para nada, solo para ir allá y decir esto es mío". Y solo un Manuel maduro, que ha evolucionado, puede responder a Jesus -ante sus quejas de que "Entre tu hermana y esa otra te han hecho un roñoso.....un mal compañero... la otra tiene la culpa, ....( La Salvadora) te domina"- Solo un Manuel maduro y seguro de si mismo, digo, puede dar esta respuesta: _"Bueno, hombre, me domina, que le vamos a hacer?" O como, ante la plañidera de Jesús, Manuel le contesta "Si; soy un pobre huerfanito como tú". En si, todo ese diálogo es digno de mención, completo. Manuel ha internalizado, se ve claramente en este ejemplo, los cambios benéficos en su vida, aunque hayan sido propiciados en él por otros.(AR,P2,C3).
Amores de Manuel: Siente los primeros punzasos del amor, al sentirse enamorado de la aprendiza de costurera (LB P1C4), un amor adolescente que no se realiza. Luego se enamora de la hija del trapero, La Justa, que lo trata injustamente y se va con el hijo del carnicero. Una mujer que él igual, ama y por la que quiere cambiar de vida y hasta consigue trabajo estable, cuando se vuelven a reencontrar y ella ya es una mujer de la vida. La tercera mujer en su vida, La Salvadora, ejerce sí, una influencia benéfica en él desde el inicio del encuentro entre ellos, influencia que le hace organizar su vida definitivamente y con la cual al final de la Trilogía se casa. Si hay una fuerza que estimule a Manuel, es justamente el amor. En el caso de la pareja anterior, era él quien quería salvar a la prostituta, en el caso de la pareja con La Salvadora, es ella quien lo salva a él. Si bien al principio protestaba porque sentía que lo dominaba como una hermana o una madre, conforme avanza la Trilogía, lo vemos cada vez sentirse más a gusto con ella: juntos como un equipo, resuelven el asunto de la bomba que había traído el terrorista "amigo-desconocido" de Juan a la casa de ellos.
Las interrogaciones de Manuel sobre su vida y sus deseos: En LB, P3,C1 Manuel se plantea, al darse cuenta de que la vida de El Bizco y Vidal, su primo, le daba miedo, que su vida tenía que tomar un nuevo giro, pero no tenía idea de que o como (LB, P3, C1). Cuando su madre muere, piensa seriamente en su vida y siente la lucha interna entre lo enseñado por su madre respecto del trabajo estable, y su instinto "antisocial de vagabundeo" (LB, P3,C6) Al vivir con el Trapero y de su ejemplo, pensó (y sintió deseos de) tener una casucha igual a la de él, carro, borricos, gallinas perros, hasta una mujer que lo quisiera (LB,P3,C6) y comienza a flirtear con La Justa, hija del Sr Custodio. Ese despertar sexual, lo sumían en rachas de lujuria y pensamientos negros y tristes, la seguridad de un destino adverso, tristeza, amargura y luego atonía. Su deseo de vida estable fuertemente influenciado por el Sr Custodio, sigue luchando con sus instintos nómades y fantasea hasta con hacerse marino. Hacia el final del primer libro de la Trilogia, siente el dolor de saber a La justa con el Carnicerín, pero es impresionado por una frase que oye a un Municipal hablando con un viejo sobre los golfos "Estos ya no son buenos" que le sirve de detonante para que Manuel, estremecido, se cuestione sobre su vida. llegando a la conclusión que "no tenía remedio que corregirse y hacerse mejor". Igualmente deduce que hay dos Madrides; el diurno trabajador y el nocturno vicioso. Al comienzo de Mala Hierba, "hallábase Manuel con decisión para intentar seriamente un cambio de vida" y de hecho va a buscar a Roberto para que lo ayude, quien le da un montón de consejos como tantas otras veces lo había hecho: "buscar, buscar y buscar, luego, trabajar hasta echar el alma por la boca"; "convierte tu vida estática en dinámica", pero Manuel sentía solo desánimo y que ambos hablaban idiomas distintos.
Cuando Manuel consiguió ubicarse como "hijo" de la Baronesa, se encontró en aquella casa en el Paraíso, hasta que tuvo que volver a la triste realidad y dejarla con mucho dolor. "¿Habrá venido la buena?" se interroga en MH, P3,C1, y el ofrecimiento de su primo Vidal de trabajar de golfo, después de la introducción que su primo le hace sobre su propia lucha por la vida, la conciencia de Manuel habla por su boca "No sé que decirte, chico. Si hay que hacer una granujada casi prefiero vivir así" sin embargo, lo intenta por un tiempo. Después del asesinato de Vidal, en manos de El Bizco "Fuera por el terror producido por la muerte trágica de Vidal o por impulso íntimo, Manuel sintió en su alma bríos para comenzar una vida nueva: buscó trabajo y lo encontró en una imprenta en Chamberí" incluso llega creer que "al fin se emancipaban de la miseria y la deshonra", pero es abandonado por la Justa y se echa a llorar. (MH,P2,C5). Es en Aurora Roja, el tercer volumen de la Trilogía, en donde Manuel logra establecerse.
Cuando su amigo y vecino Perico le pregunta "¡Y qué emprenderías tú si tuvieras dinero?" Manuel le responde, "¡Hombre!, tomaría una imprenta" (AR,P1,C1). Y, con la ayuda económica de su amigo Roberto, logra concretar su sueño. Meditando sobre su recorrido vital, Manuel ve su vida pasada "como un laberinto de callejuelas que se cruzaban se bifurcaban y se reunían sin llevarle a ninguna parte en cambio, en cambio su vida actual, con la preocupación constante de allegar para echar el ancla y asegurarse un bienestar, era un camino recto, la calle larga que el iba recorriendo con su carretoncillo poco a poco." (AR,P2,C1). Desarrolla sus ideas políticas, también, la anarquía le gusta -como le dice a su hermano Juan a quien su aburguesamiento molestaba- siempre que sea "para darle a cada uno los medios de tener su casita, etc" pero si es para hablar, hablar y hablar, como hacía Juan y los de su grupo, no. El socialismo de los obreros sindicalizados de su fábrica, lo mataban, porque hacían que las ganancias de su imprenta fueran muy lentas. Finalmente, el clamor angustioso frente a la pérdida de su hermano, deja la puerta abierta para -ahora que Manuel está establecido económicamente y ha fundado una familia- avance evolutivamente, hacia un nivel superior de La Lucha por la Vida.
Leandro: Es el hijo mayor de el tío de Manuel, Ignacio, el zapatero, casado con La Leandra, el menor es Vidal. Leandro desde el principio encarna un personaje violento al que le cuesta dominar sus instintos, que insulta y denigra a Milagros y a la madre (y ellas a su vez a él) porque estando enamorado de Milagros ésta lo había abandonado por el Lechuguino, una afrenta al machismo bruto e instintual de Leandro dificil de digerir. Por tanto, maquina su venganza; si no es de él, (como una cosa de la cual es propietario) no sería de ningún otro, La busca y la mata. No sin antes preguntarle a Manuel (LB,P2,C8) "¿Tú crees que si una mujer le engaña a un hombre no tiene uno el derecho de matarla?". Una construcción mental, por cierto, que eliminaría su posible defensa por "emoción violenta" (que se considera legalmente en momento de ira y profundo dolor por grave e injusta provocación), puesto que su venganza es premeditada y ha tenido tiempo de pensarla. Y luego, intenta matar al Lechuguino, pero cercado por la guardia civil, se suicida.
Vidal: Desde siempre ha mostrado una conducta de vago antisocial, juntos con su amigo El Bizco, amante de la vida facil, sin trabajar y con dinero, se va a dedicar a robar primero en las afueras de Madrid y luego, se establece como golfo más sofisticado e intenta arrastrar a Manuel a esa vida. Al igual que su hermano, Vidal tiene una actitud de machista con respecto a las mujeres, y a Manuel le molestaba, además, la forma en que él hablaba de las mujeres asignándose superioridad, experiencia (LB, P2, C1) Para él solo hay dos opciones en La lucha por la vida: trabajar o engañar y robar. Según él (MH.P3,C1) hay dos castas de hombres "los que viven bien y roban... y otros, que viven mal y son robados". Para Vidal, negociar y robar es lo mismo, pero "en el primer caso eres una persona decente y en el segundo, vas a la cárcel". Termina su vida asesinado por el Bizco.
Juan, hermano menor de Manuel:
Ha dejado el seminario en que iba para Cura, porque dejó de creer en los curas, con decisión de no volver allí (AR, prólogo) firme, inquebrantable. Lee mucho -libros prohibidos que le abren la mente, como "Los, misterios de Paris", libros de Marco Aurelio, "Los Comenatrios del Cesar", "El judío errante" "Los Miserables" de Victor Hugo, etc. Sin retroceder nunca, va siempre hacia adelante, algo que se repite a si mismo varias veces en su viaje a pie, con destino -dice- a Barcelona. Ninguna de las viscisitudes que pasó, lograron desanimarlo, ni que casi lo metieran en la carcel por un conejo que no había robado, ni los tres perdigones que recibió en su hombro, ni la gran tormenta que se avecinaba. Siempre adelante. Y sabía que quería ser dibujante "Adelante, no me paro por ésto" se decía y seguía. Hasta que luego, lo vemos llegarse hasta la casa de Manuel que había rastreado (AR, P1,C1), su hermano al que no no había vuelto a ver en 15 años. Cuenta su historia. Cuenta que estuvo en Paris, Bruselas, Londres y volvió hecho un artista, alli, cuenta, "cuesta llegar, pero el que tiene talento, sube". En esos lugares "La sociedad no desperdicia la inteligencia de nadie". Y mientras modelaba en barro el busto de la Salvadora, hablaba, "Esto no pasa en ningún lado, solo aquí hay este afán de y de molestar a la gente.... este espíritu provinciano muy desagradable" (AR, P1, C5) y se desengaña de sus colegas pintores y escultores con los que llegó a intimar en Madrid, a quienes consideraba "intrigantuelos, llenos de ansias de cruces y medallas sin un asomo de nobleza con todas las malas pasiones de ,los demás burgueses" (AR, P2,C1) y como Juan era de decisiones rápidas y apasionadas, al retirar la fe en los artistas la puso de lleno en los obreros, "el obrero era para él, un artista con dignidad, sin egolatría del nombre y sin envidia...." El narrador nos aclara: "como tampoco notaba que les faltaba en general también el sentimiento del valor. de la dignidad y de la gratitud" (AR, P2,C1) (Recordemos aquí como los obreros bailan en la imprenta de Manuel disfrazados, cuando éste está enfermo, AR P1 C7). El anarquismo de Juan "tenía un carácter entre humanitario y artístico, casi nunca leía libros anarquistas, sino que sus obras favoritas eran las de Tolstói e Ibsen". Funda su grupo "Aurora Roja" en el café Aurora, en donde pasaba largas horas, hablan, y discutiendo con otros compañeros; discusiones que no conducen a ninguna parte. La razón de su grupo era según él "para hablar, discutir, pedir libros prestados, para hacer propaganda y si llegaba el momento de ejecutar individual o colectivamente, cada uno lo que su conciencia le dicte" ( AR, P2, C1) Así lleva a la casa a un terrorista del hermano que quiere hacer un atentado, que Manuel y Salvadora desbarajustan. En su discurso público (AR, P3,C3) Juan puntualiza su ideología anarquista: el anarquismo es amor; el Estado, juez, mili, cura, tiene que desaparecer; el hombre es bueno por naturaleza; solo lo libre es hermoso; la cuestión social es una cuestión de dignidad; el desheredado tiene un gran deseo de cariño. De Manuel, siempre le molesta que se haya convertido en burgués. "Qué hermoso (pensaba Juan) sería sacar a estos hombres de las tinieblas de la brutalidad en que se encuentran y llevarlos a una esfera más alta más pura.... Seguramente en el fondo de sus almas, hay una bondad dormida ...." (AR, P3, C4) Y con esa pasión, con ese sueño, se fue consumiendo en una tuberculosis que lo mató. Demás está decir que toda su líbido estaba puesta en este sueño.
Roberto, amigo de Manuel:
Manuel y Roberto se conocen desde que ambos vivían en la casona de Dña Casilda, donde vivía y limpiaba, La Petra, madre de Manuel en donde también vivía Kate, la hija de La Baronesa con la madre, Kate era su amor de siempre y con quien se casa hacia el final de la trilogía y tiene un hijo. Roberto en el momento en que ambos, Manuel y él se conocen, era obviamente, muy pobre. En el inicio de la Trilogía (LB P1 C4) Baroja lo describe como "Un razonador dogmático seco, rectilíneo que no se desviaba de su punto de vista nunca, hablaba poco, pero cuando lo hacía era de un modo sentencioso" preocupado por el porvenir, ambicioso. "Tengo el convencimiento absoluto que voy a ser millonario. Estoy construyendo la máquina que me llenará de dinero". Cuando uno de los huéspedes de la pensión se rió de él, Roberto replicó de forma "Tan violenta y agresiva" que el huésped "se descompuso y balbuceó una porción de excusas". Para Roberto, de antepasados ingleses, para triunfar era fundamental tener voluntad (en grande) y energía (dosificada en pequeñas dosis, fracciones). Manuel no entendía las parrafadas que le largaba con sus ideas, según él, extravagantes, incluso más de una vez llegó a pensar que Roberto estaba "chiflado", pero escuchaba igual y lo acompañaba a donde quería y hasta le seguía el juego, porque lo consideraba de buen corazón. En efecto, Roberto le dice "he de ser rico y cuando lo sea, recordaré con gusto a mis amigos" o como cuando le pregunta a Manuel "¿Tú crees que te voy a dejar comer en el Cuartel (a donde él iba también a comer gratis cuando no tenia nada) cuando tenga millones?". La maquinaria que estaba construyendo era el armado de su caso para hacer el reclamo por una herencia que le correspondía en Inglaterra. Le cuenta a Manuel que sus familiares siempre han tenido voluntad y decisión y le realata la historia de su herencia. Los amigos se separan, cada uno sigue con sus andanzas y volvemos a saber de Roberto, cuando Manuel lo rastrea hasta encontrar (MH P1,C1) en la guardilla trastera baja de techo en donde compartía cuarto con un escultor. Roberto vivía con poco y trabajaba mucho, traducía, daba clases en una academia y seguía, suponemos bien, con lo de su herencia, causa que llevaría luego, ante los tribunales en Londres. A Manuel le da consejos "Pues, hijo, para vivir no hay más remedio y es lo que debes hacer tú, buscar, preguntar, correr, trota; algo encontrarás" y repite: "Ya te he dicho lo que tienes que hacer: "Buscar, buscar, buscar, buscar, luego trabajar hasta echar el alma por la boca", "Convierte tu vida estática en dinámica" (que tenga voluntad) Manuel consigue entonces el trabajo de "hijo" de la Baronesa. Al final igual, Roberto le consigue a Manuel trabajo de cajista en una imprenta (MH, P2,C1) su primer buen trabajo y que le va a gustar.
Es Manuel quien lleva una carta de Roberto a Kate, él que los conecta. Cuando la pareja se encuentra, ambos hablan muchísimo. Kate lo "escuchó a Roberto, con el alma en un hilo" "muy atenta" y él fue "el colmo de respetuoso". Y Manuel fue el confidente de ambos. Una historia de amor, se estaba tejiendo. Lo que no impidió que Roberto, que tan gran corazón tenía, consolara a un par de mujeres, a la mujer de su amigo Bernardo (según decían las malas lenguas), aunque se indignara por la actitud vaga, egoísta e inmadura de Bernardo, y a Esther, a quien aconseja que deje a su marido y a quien a su vez, le deja en claro que él ama a otra mujer con la que se va a casar. Hechos, al menos el de Esther (porque vete tú a saber si las cotillas decían la verdad), que muestran que Roberto es humano, no una máquina, y por tanto, falible. (MH, P2,C4)
El gran corazón de Roberto se pone de manifiesto, cumpliendo así las promesas hechas de que lo ayudaría si llegaba a ser rico, cuando efectivamente, ayuda a Manuel a adquirir la máquina para establecer su imprenta. Y al final de la Trilogía, en el último encuentro, le regala su parte, haciéndole entrega -en nombre de Kate y de su suegra, La Baronesa- de la escritura correspondiente.
En AR, P2, C4, (AR es la parte de la Trilogía en la que se desarrollan y discuten entre los personajes distintas teorías políticas, como el anarquismo y sus distintas vertientes, el socialismo, etc.) no podía faltar una profundización de las teorías de Roberto, tal como el personaje las expresa "Yo soy una mezcla del individualismo inglés de los manchesterianos y del individualismo español, agresivo y cabileño". Para Roberto, debajo de las ideas (a las que le da poca importancia), están los sentimientos y los instintos; cree que todos experimentamos la fatalidad de la raza, que somos el resultado del clima, de la alimentación; que Manuel es un buen chico, de poca voluntad, de buenas intenciones y lo sería igual, "siendo carlista, protestante o mahomentano". La anarquía no sirve, dice él, lo que vale es "una oligarquía de hombres selectos", en el que "cada uno sea una conciencia, entre ellos, la libre elección, la simpatía, lo regirán todo".
Hemos visto a través de estos personajes que analizo y de muchísimos otros secundarios que aparecen en la Trilogía, como "la lucha por la vida" "se ensaña" con cada uno, o debiera quizás decir, son fagocitados por ella. Algunos de los muchos personajes, (que no he traído aquí de LB y MH) muestran un grado tal de degradación que es imposible para mi encontrar algún epíteto, que supere la cruda, grotesca, deforme, descripción caricaturizada de Baroja, otros como Leandro y Vidal, el uno violento y malviviente y el otro "chulo" y antisocial, ambos tienen un destino trágico por muerte provocada. Roberto, en cambio, que ha sido firme en sus convicciones y no ha dejado de luchar por sus objetivos, los ha conseguido, por tanto, de la miseria logra ser millonario y casarse con el amor de su vida, sin olvidar a sus amigos para con quienes muestra generosidad. Juan muere consumido por la tisis y la pasión idealista de su sueño anarquista. Manuel, ha logrado en su itinerario vital de la miseria y falta de afecto familiar, a ser empresario y formar una familia. Asegurada su supervivencia, le queda ahora el siguiente nivel evolutivo en su lucha por la vida, tal como nos lo hace percibir el autor, en el angustioso clamor ante la muerte de su hermano.
Es Manuel quien lleva una carta de Roberto a Kate, él que los conecta. Cuando la pareja se encuentra, ambos hablan muchísimo. Kate lo "escuchó a Roberto, con el alma en un hilo" "muy atenta" y él fue "el colmo de respetuoso". Y Manuel fue el confidente de ambos. Una historia de amor, se estaba tejiendo. Lo que no impidió que Roberto, que tan gran corazón tenía, consolara a un par de mujeres, a la mujer de su amigo Bernardo (según decían las malas lenguas), aunque se indignara por la actitud vaga, egoísta e inmadura de Bernardo, y a Esther, a quien aconseja que deje a su marido y a quien a su vez, le deja en claro que él ama a otra mujer con la que se va a casar. Hechos, al menos el de Esther (porque vete tú a saber si las cotillas decían la verdad), que muestran que Roberto es humano, no una máquina, y por tanto, falible. (MH, P2,C4)
El gran corazón de Roberto se pone de manifiesto, cumpliendo así las promesas hechas de que lo ayudaría si llegaba a ser rico, cuando efectivamente, ayuda a Manuel a adquirir la máquina para establecer su imprenta. Y al final de la Trilogía, en el último encuentro, le regala su parte, haciéndole entrega -en nombre de Kate y de su suegra, La Baronesa- de la escritura correspondiente.
En AR, P2, C4, (AR es la parte de la Trilogía en la que se desarrollan y discuten entre los personajes distintas teorías políticas, como el anarquismo y sus distintas vertientes, el socialismo, etc.) no podía faltar una profundización de las teorías de Roberto, tal como el personaje las expresa "Yo soy una mezcla del individualismo inglés de los manchesterianos y del individualismo español, agresivo y cabileño". Para Roberto, debajo de las ideas (a las que le da poca importancia), están los sentimientos y los instintos; cree que todos experimentamos la fatalidad de la raza, que somos el resultado del clima, de la alimentación; que Manuel es un buen chico, de poca voluntad, de buenas intenciones y lo sería igual, "siendo carlista, protestante o mahomentano". La anarquía no sirve, dice él, lo que vale es "una oligarquía de hombres selectos", en el que "cada uno sea una conciencia, entre ellos, la libre elección, la simpatía, lo regirán todo".
Hemos visto a través de estos personajes que analizo y de muchísimos otros secundarios que aparecen en la Trilogía, como "la lucha por la vida" "se ensaña" con cada uno, o debiera quizás decir, son fagocitados por ella. Algunos de los muchos personajes, (que no he traído aquí de LB y MH) muestran un grado tal de degradación que es imposible para mi encontrar algún epíteto, que supere la cruda, grotesca, deforme, descripción caricaturizada de Baroja, otros como Leandro y Vidal, el uno violento y malviviente y el otro "chulo" y antisocial, ambos tienen un destino trágico por muerte provocada. Roberto, en cambio, que ha sido firme en sus convicciones y no ha dejado de luchar por sus objetivos, los ha conseguido, por tanto, de la miseria logra ser millonario y casarse con el amor de su vida, sin olvidar a sus amigos para con quienes muestra generosidad. Juan muere consumido por la tisis y la pasión idealista de su sueño anarquista. Manuel, ha logrado en su itinerario vital de la miseria y falta de afecto familiar, a ser empresario y formar una familia. Asegurada su supervivencia, le queda ahora el siguiente nivel evolutivo en su lucha por la vida, tal como nos lo hace percibir el autor, en el angustioso clamor ante la muerte de su hermano.
Hay, para finalizar, un tema recurrente a lo largo de la Trilogía: y es el de la lectura como abridora de mentes, como la llave que abre la puerta a otras realidades, por las que se puede, con voluntad, transformar la realidad presente. Así en la obra de Baroja vemos al alemán Karl de la tahona en la que trabaja Manuel por un tiempo, leer y releer los dos únicos libros que trajo consigo, Vemos a Manuel cuando copiaba cartillas a un periodista que le prestaba novelas, que el muchacho devoraba. Vemos luego a Manuel, en casa del Trapero, y a ambos recoger todo material de lectura de la basura. Y a su hermano Juan que lee libros prohibidos en el seminario, libros que van a ser el detonate entre otras cosas, para que deje el Seminario. Roberto, no solo lee, conduce toda una investigación que concluye de forma exitosa y de la cual obtiene un gran beneficio. El mensaje de Baroja es claro (al menos para mi): Es la lectura diversa -implícito el acceso a la educación y a la cultura- lo único que unido a la acción solidaria, nos puede mostrar el camino -y conducir- para poder luchar de tal manera, que, cumplidos los requisitos de supervivencia, podamos crear un mundo mejor, al acceder a un nivel más alto en Lucha por la vida.
Concluye aquí mi aporte a esta lectura colectiva.
Nota: Enlace a la Foto premiada World Press 2013 realizada por Micah Albert de mujer joven en Nairobi, Kenya, leyendo sentada en una montaña de basura, que a sugerencia de Pancho agrego aquí:
Contribución a la lectura colectiva virtual que hacemos bajo la conducción
de Pedro Ojeda desde su blog La Acequia. © Myriam Goldenberg