El recientemente nombrado y ahora, después de 48 hs en el cargo, ex Concejal de Cultura y Deportes por la Comunidad de Madrid, Guillermo Zapata dijo:
Sobre la víctima del terrorismo Irene Villa, que perdió sus dos piernas en un atentado de la banda terrorista ETA: "Han tenido que cerrar el cementerio de Alcásser para que Irene Villa no vaya a por repuestos".
Sus disculpas: "En cualquier caso, te pido disculpas por el tuit. No pretendo banalizar una experiencia como la tuya u otras víctimas".
Sobre los judíos que fueron incinerados en los campos de Extermino Nazis dijo:
“¿Cómo meterías a cinco millones de judíos en un 600? En el cenicero”.
Sus disculpas: “Entiendo que no es lo mismo un tuit realizado por una persona anónima que la expresión de un representante público. Disculpas en ese sentido”
Y finalmente su justificación: “Siempre me ha gustado el humor negro y cruel. Lo considero una expresión sana para reírnos de los horrores que hacemos los seres humanos”.
Todo esto expresado en Tuits.
Pues va a ser que no. Eso no es humor negro ni cruel, es una injuria y falta de respeto hacia una víctima del terrorismo, hacia los millones de personas que fueron asesinadas sistemáticamente: fusiladas, hambreadas. gaseadas y luego incineradas, con la voluntad de exterminarlas. Una injuria hacia el sufrimiento de personas que nada hicieron para merecerlo sólo por la depravación de otros.
Estos, no son chistes inocentes. El inconsciente de la persona que los hace habla. Y lo hace con pristina claridad: “Me importas un pimiento", "te odio".
Existe un límite para la libertad de expresión: no puedes humillar, injuriar, insultar a otro ser humano. No puedes y no debes porque eso es moralmente inaceptable. Y lo es en todos los ethos sociales del mundo y por lo tanto, universal.
Humor blanco o negro, es reírse de sí mismo o de su pueblo en general, de creencias, de ideologías, de dogmas, de acciones y procedimientos, de situaciones, pero jamás lo puede ser de personas, ni de su sufrimiento (a no ser que esa persona sea uno mismo).
Quien así lo hace -sea persona pública o privada, porque de ser pública es una y la misma- es sin duda alguien que además de carecer totalmente de empatía, discernimiento y sensatez, alguien que destila odio (basado en sus prejuicios) y que goza con el sufrimiento ajeno, porque en ese sadismo, encuentra su placer.
Notas:
Citas del susodicho, tomadas de: Artículo en El País aquí