Imágen de Dorotea
Convocatoria de Dorotea desde su blog "Lazos y raíces"
quien nos explica que conoció a las plop mientras veía llover en un gran parque.
"Me fijé en que
cada vez que un goterón rompía la superficie de un charco, una burbuja
opaca saltaba y los anillos concéntricos se abrían desde el punto de
impacto hasta llegar a la orilla del charco donde desaparecían. Las
burbujas sin embargo, pequeños taponcillos de consistencia maleable,
nadaban de un lado a otro sin atenerse a las leyes conocidas de la
física, se reunían y separaban y pronto tuve la impresión de que me
observaban igual que yo a ellos."
Ante
semejante explicación no me queda más que decir que yo también las
conocí porque me contó sobre ellas una rana amiga y un día de buena
lluvia me las presentó. Fue entonces cuando me enteré de lo que
tramaban. Quedé pasmado. - ¡Croack, croack! me dijo la rana. - ¡Qué
valientes son, atreverse a eso!- le respondí y seguí concentrado en mis
quehaceres. Era casi la hora de la cena y tenía invitados. Pero en el
fondo, y a mi pesar, seguía pensando en lo que la rana me
había dicho. Las plop estaban desesperadas. No soportaban a los humanos
del edificio de al lado, ese que están remodelando con un gran
tractor insufrible que truena y ruge desorbitadamente cuando chupa y
escupe lodo, que les cae como granizo marrón, y que apenas tiene lugar de maniobra en el
reducido terreno de la propiedad hasta el linde.
Desde
esa zona de guerra al parque enfrente dónde estábamos nosotros
llegaron estruendos y risas. ¡Hemos ganado, hemos ganado! Oímos que
gritaban. La rebelión del pueblo de las Plop, entró entonces en los
anales de la historia de esa parte de la ciudad que rápidamente fue
vaciada, inexplicablemente, de humanos.
Este relato lo he escrito en forma conjunta con mi nieta Vera de 10 años.
Más relatos en el blog de Dorotea.
-Te
aseguro, eso es lo que me dijeron, continuó la rana amiga: -Mira que
querer hacer un estacionamiento subterráneo en el edificio habitado, cuando el edificio de al
lado, vacío, está por tirarse abajo y reconstruirse completamente a nuevo, y de
haber entrado en el mismo proyecto ambos habitáculos podrían haber hecho
una maravilla de estacionamiento compartido grande como un circo
romano. - Pero no - acotó la plop más sagaz - No sólo molestan los susodichos, nos agreden, nos
mancillan, nos quieren aplastar. En fin. Hemos decidido rebelarnos
nosotras, las cristalinas burbujas habitantes del pueblo plop con la
ayuda de nuestras amigas las ranas y de los sapos -si se nos suman- que como
primera medida croarán pidiendo lluvia. Una lluvia muy fuerte que
agrande los charcos y a nuestro pueblo plop para que crezca, crezca y
crezca como la espuma batida de la cerveza y, lento pero seguro, vaya ....
- ¿Con toda la gente adentro?- interrumpí asombrado.
- En efecto, nuestra venganza será tremenda, acotaron las plop y las ranas al unísono.
Decidí
que tal cosa no era lo mío. Aunque comprendía su angustia, no podía
aliarme con ellas así que tomé distancia, dando rápidos saltos antes
de que se armara la de San Quintín (que no sé quien es pero sé que la
lía parda) me alejé y desde un hermoso charco en el fabuloso parque de
enfrente al que me mudé, decidí observar atentamente lo que pasaba en el edificio con ayuda de unos potentes prismáticos que algún zombi
había dejado olvidados en un banco. A medida que mis amigos iban
llegando, se iban sumando como espectadores porque a cotillas nadie
les gana.
- ¡Impresionante!- Croaó Patisapa.
- ¡Imperdible!- aseguró Marisapa
- ¡Pan y circo! - exclamó Juliansapo
Y
así fue como vimos caer la lluvia que cada vez era más fuerte. El
pueblo Plop crecía y crecía, y se multiplicaba conforme iba ganando
en charcos. El Edificio y el tractor fueron inundándose. El agua
subía piso por piso a borbotones como marea brava. Se formaban
remolinos y olas. La gente desesperada gritaba, lloraba y pataleaba.
- Parécese al Diluvio de Noé - sentenció Pedrosapo con solemne voz de barítono.
- Pero sin barca, amigos. Me da que las Plop y las ranas no les van a dar tregua.
- ¡Miren allá! los humanos del estrafalario edificio están nadando.
- ¿Hacia a dónde?
-
¡Hacia allá, miren! ¡Miren! ¡No se lo pierdan!- excitada croaó Patisapa y continuó- Las
plop están bailando frenéticamente como si hubieran fumado peyote. Las
burbujas más grandes y poderosas los fueron deglutiendo uno a uno y
como pompas de jabón multicolores, desprendidas de la masa de agua
con su carga humana adentro, se fueron elevando despacito al
firmamento.
Este relato lo he escrito en forma conjunta con mi nieta Vera de 10 años.
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