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Wednesday, October 26, 2022

Este jueves, un relato: "Noche de ánimas" La joven soriana de la cinta azul

 


La joven de la cinta azul -narcisista y mal criada- Beatriz de nombre, no dudó y a su primo enamorado, Alonso -el gil- puso en peligro manipulando su débil voluntad y poco juicio; de ella enamorado, el pobre, como estaba, hasta los tuétanos.

Intercambiarían regalos: Alonso,  el conservado y valioso broche de su madre;  ella, la cinta azul que extraviara alguna vez  antaño, en el Monte de las ánimas.
 




 
Partió entonces Alonso  desoyendo   a su razón y  a sus instintos que le gritaban se quedara, que era una locura. Pero no, él,  presa de amor, -loco total-,  fue en busca de la cinta a pedido de la joven  precisamente aquella  noche marcada (la noche de los muertos en la que las ánimas no elevadas a la Luz salen de los sepulcros a vagar  por el monte de las   ánimas),  venciendo el miedo que enraizaba en su interior  en un futil  intento de ganarse su helado y perverso  corazón. 

El no regresó jamás, habiendo perdido la vida en esa empresa.
Ella enloqueció, dicen que de dolor, arrepentida.

Viajantes inexpertos que por error no evitan pasar cerca del Monte,  juran haber visto a Beatriz (desgreñada, sucia, las vestiduras raídas, la mirada hueca) vagando por el bosque entre tinieblas    en busca de su tumba (la de Alonso)  como alma maldita cargada de pecado. Un pecado difícil de expiar.



225 palabras


Convocatoria de Maga de Qamar desde su blog "La Trastienda del pecado" con el tema: "Noche de ánimas". Más relatos aquí.
 
 
 
 
 

Wednesday, November 16, 2011

De la "Sonata de Otoño" de Valle-Inclán al "Cortinado carmesí" de Barbey d'Aurevilly y algo llamado intertextualidad en una breve comparación - Parte 1

"El cortinado carmesí" cuyo título original es "Le rideau cramoisi" (texto enlazado aquí) es una novela corta escrita por Jules de Barbey d'Aurevilly,  que forma parte del conjunto de seis publicadas  en 1874: "Les Diaboliques"  aunque algunas de ellas ya habían sido publicadas anteriormente de forma independiente. Dicho sea de paso, el título de ésta compilación hace alusión al tipo de mujeres representadas por  Barbey en cada una de las novelas  que daría de por sí para un análisis aparte.

De 52 años, el vizconde de Brassard -nombre ficticio que emplea el narrador para, supuestamente, preservar su identidad-   relata a su compañero de viaje un recuerdo, al detenerse  el carruaje tirado por cuatro caballos en el  que ambos viajaban a causa de una avería justo  frente a una casa con una ventana de  cortinado carmesí,  que  es la que dispara el recuerdo de una trágica experiencia vivida por el Vizconde cuando éste tenía 17 años y  -el ahora Capitán- era subteniente del Ejército Francés en la época del Imperio de Napoleón I. La voz narradora es la del receptor de este recuerdo que nos lo narra intercalando diálogos con el vizconde que nos traen al presente, para que no  perdamos la locación temporo-espacial que enmarca relato.

Según lo que  Leda Schiavo menciona en el prólogo de la Ed Austral, 2009  de la Sonata de Otoño que manejo, en su momento Valle-Inclán fue acusado por algunos críticos de su época  de plagiar esta historia en la que bien pudo haberse inspirado y aún ido un poco más allá estableciendo con ella un diálogo  intertextual. Es más, yo diría que es prácticamente imposible que al estar nosotros en permanente en contacto con el medio no seamos estimulados por nuestras lecturas, películas que visionamos, música que oímos, actualidad, publicidad, etc, etc.  y no tomemos inspiración en aquello que despierta nuestro gusto e interés o,  profundizando, establezcamos un diálogo con una obra que nos llega al alma o  a la que queramos trascender re-escribiéndola  transgrediendo límites, aportando una mirada nueva, crítica, satírica etc. El profesor Pedro Ojeda   nos ha hablado de ésto en varias ocasiones, por ejemplo, al referirse a  los juegos intertextuales de  Cervantes  con su propia obra   o  a  los de Bécquer con obras anteriores. Es más, Pedro afirma que no hay clásico sin intertextualidad, un canibalismo necesario y muy nutritivo.

Suponiendo que éste hubiera sido el caso  de la idea central de la novela de Barbey, Valle-Inclán va mucho más allá convirtiendo a la Sonata de Otoño en - como dicen Leda Schiavo y Pedro Ojeda  cada uno a su manera y con sus palabras- en una re-escritura de la escritura en la que siendo la suma y burla de los tópicos finiseculares novocentistas lo parodia todo.  No solo juega con el romanticismo del texto francés, sino que añade además elementos  nuevos como  el fetichismo, lo macabro y el esperpento, etc, lo que convierte a la Sonata de Otoño -junto a las otras tres sonatas que aún no he leído- en lo mejor de la prosa modernista española y en un producto original por lo novedoso y transgresor. Al menos para mí ésta lo es de pleno derecho.

Obra:

Le Rideau Cramoisi (en adelante Rideau) Novela corta de 43 folios, según el texto que enlazo aquí.
La Sonata de Otoño de 27 capítulos de libro o entregas en periódicos de la época, (en adelante Sonata)

Personajes:

Rideau:  Vizconde Brassard a los 17 años, en ese momento subteniente del Ejército Francés.
            Alberte (Albertine) de 18 años, que regresa de la Escuela  de señoritas en la que había estado internada.

            Padres de Albertine, llamada Alberte: muy mayores
            Coronel, jefe del subteniente.
          Receptor  del relato que hace el vizconde de 52 años ya, narrador de la historia y compañero de la diligencia   en la que viajaban .

Sonata: Marqués de Bradomín, otoñal.
           Concha: la prima moribunda que lo llama a su lado, al Palacio de Brandeso en donde ella está.
           Tio: Don Juan Manuel que vive cerca de Concha.
           Paje Florisel
           Criadas la  mayor Candelaria y otra nueva.
           Prima Isabel, que  viene al palacio trayendo las dos hijas de Concha.
           Las dos hijas de Concha.
           Marido de Concha, ausente , lejos.

Argumento: 

 Rideau:  El subteniente visconde Brassard llega con la guarnición en un poblado en el que busca alojamiento. Lo encuentra en la casa de la ventana con la cortina carmesí. Allí vive un matrimonio mayor que le alquila una habitación al muchacho. Pasado unos  meses de vida tranquila en la que él se encontraba con el matrimonio solo a las horas de las comidas -almuerzo y cena- llega un día la hija de éstos: Albertine, llamada luego Alberte. Aquí es cuando empiezan los problemas para el joven subteniente. Alberte no se sienta a la mesa al lado de sus padres -como era de esperar- sino cerca suyo y no solo eso, sino que pasa provocativamente por debajo de la mesa su mano acariciando la  del joven y luego el pie. Actos éstos que despiertan en el imberbe muchacho su instinto sexual, hasta el momento dormido. Fluyen entonces  todas las emociones como una catarata y él debe esforzarse  frente al matrimonio por mantener  la compostura. Pasan seis meses y ella no le da "ni la hora" mientras que él, ciego de pasión,   sueña y delira con poseerla, llegando  hasta  odiarla por su inexplicable indeferencia. Sin embargo, un buen día aparece ella en la habitación del subteniente. Hay más del argumento pero eso lo veremos mañana.


Sonata: Concha moribunda y con su marido muy mayor que ella  y bien lejos, llama al gran amor de su vida y  primo el Marqués de Bradomín a su lado para que la acompañe hasta morir. El llega y comparte -como sabemos- con ella ese tiempo en el que ambos están muy unidos. El tío Juan Manuel la visita también  e incluso tiene un accidente al caer del caballo que montaba. También llegan a Palacio la prima Isabel, junto con las hijas de Concha.

Marco y espacio temporal:


Rideau: El recuerdo está situado en  Francia, en un poblado del que no se dice su nombre, en la época  Imperio I francés de Napolón I alrededor de 1813 y el relato del recuerdo sucede en ese mismo pueblo,  35 años más tarde.


Sonata: La acción está situada en Galicia, España, a finales del siglo XIX.


Contribución a la lectura colectiva virtual que hacemos bajo la conducción de Pedro Ojeda desde su blog La Acequia.

© Myriam Goldenberg

Thursday, August 25, 2011

El Beso de Bécquer, mejor dicho, del francés..... de Luz del Olmo y la réplica del marido burlado



¡¿Con que el beso fue vuestra perdición, desvergonzado?! (Leer antes el texto  enlazado aquí de Luz del Olmo, alias Ele Bergón)

¡Pues os diré que deseasteis holgaros con la mujer que es mi esposa desde hace veinte años, dueña de mi corazón, madre de mis retoños y señora de mi cama y  os atrevéis además -¡¡habráse visto!!-  a acercaros a ella frente a mis gélidas narices que, aunque rocosas hoy, ¡huelen de lejos la perdición de mi honra!. 

¿Y como os atrevéis  -espantapájaros-  a arrojarme vino a la cara?. Si fuerais caballero como yo y yo no estuviera encadenado a esta roca, ¡os hubiera retado a duelo!. Pero no os merecéis honor tal, cuando llegáis hasta mis aposentos   y nos alteráis con vuestras obscenidades, hablando una lengua extranjera, en ese disfraz que traéis por vestimenta, más ese ridículo penacho de plumas de vuestro bonete y chupándoos beodo, hiperbeódo, más que beódo. ¿Creéis, acaso,  que estamos en una fanfarria?

Merecido tenéis lo que os pase  y aprended la lección que hoy os imprimo con mi guante mordaz. Prohibido está acercarse a  la joya que no pertenece a vuestros arcones, sino al más noble caballero de Toledo. ¡Calláos ahora y  devolved  a este lugar la paz que tan ruinmente habéis querido robar,  tal como habéis desvalijado esta Iglesia! ¡Aprended, bastardo, que Doña Elvira es mía y solo mía!

¡Ay de mí, si supierais, lo duro que es tenerla a mi  lado dia tras dia y noche tras noche, sin poderla besar, ni-ni!

¡Volad a Dios ahora mismo!
¡¡¡¡PLAAAAFFFF!!!!

Don Gonzalo de Altamira,
Grande de España, 3er Conde de los Ruiseñores del Prado, Asturias y las Islas Caribe, con viento en popa y una bella flor en el ojal. ¡Chan, chan! ¡¡qué nadie os dió -ni os dará jamás-  vela en mi sepulcro!!.


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© Myriam Goldenberg

Foto: Cuadro de Gustav Klimt -

Nota: para ir al enlace a la Leyenda de Bécquer "El Beso" pulsar aquí

Sunday, August 21, 2011

El corcel del jinete que no sabía quien era

                                                      Gustavo Adolfo Bécquer                                                           

He buceado por los rincones de mi niñez perdida, ausente, denigrada en la que solo el recuerdo amargo se abre como fruta madura que destila hiel y canto de un dolor liberado ya hace  mucho tiempo. María de los Angeles despierta mi motivación para leer la leyenda de Bécquer "Creed en Dios" y sin darme cuenta siquiera, me encuentro cabalgando el pura sangre de mi infancia y juventud en esos raros momentos de felicidad arrancados a mi tristeza. "Colorado" se llamaba.

Aquel día estival me había levantado temprano, como solía en el campo. Varios chicos nos habíamos juntado para jugar a los  criollos e indios. Yo era el indio tehuelche  Cipriano Catriel que dejaba de ser esa niña dolida para transformarse en un indómito cacique y entonces la fuerza, la alegría, el valor recorrían vibrantes mi cuerpo que  apretaba rodillas ceñido a la silla de mi Colorado y  tomando las bridas, volaba al galope. 

 Varios criollos me perseguían pero yo, que no era yo,  armada de arco y flecha, atacaba y vencía,  como poseída por una extraña potencia viril.  El viento arisco sopla de pronto, recuerdo, se arma un remolino de  tierra, mezclado con indios y criollos a caballo, todos gritando, cuando algo golpea a mi Colorado que corcovea  espantado y  se aleja  de la caterva de "bochincheros chiflados"  a campo traviesa en desenfrenado galope. Sintiendo que pierdo el control, tenso las riendas y me afirmo a la grupa de mi caballo que como bala penetra en el bosque,  temo estrellarme contra algún algarrobo, pero no, pegada al corcel lo más gacha posible, lo atravesamos saliendo al sendero de atrás.  No soy yo,  tampoco soy indio, quizás un espectro o corcel y jinete sin nombre en corrida feroz; más  adelante corta el camino un bebedero de vacas, me preparo para  saltar el objeto pero  al verlo mi caballo baja la marcha,  aprovechando el instante  brinco a tierra desde donde feliz, empolvada y sudada, veo como  Colorado muy campante se aleja.


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© Myriam Goldenberg

Tuesday, August 16, 2011

De la leyenda de Bécquer "EL rayo de luna" a mi cuento "A la luz de la luna" escrito hace algunos años y que al leer la leyenda, recordé:


La Noche había sido larga, interminable, tormentosa. Se despertó completamente transpirado. Su corazón palpitaba muy a prisa, la boca completamente seca.  Se levantó  a tientas, hasta prender la luz que tenía al lado de la cama.

Otra vez, el mismo recurrente sueño... mas que sueño...pesadilla.... Se hallaba en un oscuro callejón corriendo detrás de una mujer de larga y espesa cabellera cobriza, vestida con una túnica de gasa blanca... casi a punto de alcanzarla, ella se daba vuelta sugestiva.....  en ese preciso instante, comenzaba a caer en un oscuro pozo...... hasta hacerse añicos en el piso............ entonces despertaba.

Fue a la cocina, abrió la heladera y se sirvió un vaso de cerveza y encendió un cigarrillo. Salió al balcón, la brisa que corría esa tibia noche estival, le hizo sentirse mejor.

Comenzó, casi sin percatarse de ello, a meditar sobre su vida. La luna, la pálida luz de la luna, comenzó a despertar sus recuerdos......

Había alcanzado la cima de su carrera médica, como jefe del Departamento de Cirugía Cardiovascular del Hospital Manchester, EE UU. Era miembro  de la Sociedades  Americana  y Británica de Cirugía Cardiovascular. Había sido condecorado como miembro honorario, con la orden británica al mérito por servicios prestados a la Corona.  Y lo tenía todo....... O eso creía..... Pero ¿era así? ..... ¿Qué oscuridad lo atormentaba?  

Ahí estaba ella,  la mujer que aparecía en sus sueños.
_ Acércate_ le dijo con voz dulce...... Acércate.... recorre conmigo este sendero, atrévete a  descender a la profundidades del abismo..
_ ¿Qué quieres de mi? ¿¿¿¿Quién eres????
_ Alejandro, no tengas miedo, ven......
Y lo tomó de la mano.

Y vió su propia imagen como en un espejo reflejado en el hilo de luz lunar que golpeaba en la baranda del balcón. Vio cómo había traicionado a todos cuanto le habían una vez amado. Vió cómo no acudió a atender a su madre enferma, porque estaba muy ocupado en un Congreso. Vió como abandonó a  Isabel, la que había sido su novia tantos años, siempre con falsas promesas de un amor que nunca concretó. Vió como la obligó a que abortara ese hijo que llevaba en el vientre, ya que se interponía en su carrera,  porque en ese entonces tenía que viajar a Londres a operar a un miembro de la familia real...Vió como ella, cansada y herida, finalmente  lo abandonó . Vió cómo engañó al que había sido su mejor amigo, cuando le robó los créditos de la investigación que habían comenzado juntos.

_  ¿A dónde te han llevado todos estos hechos, Alejandro?
_ He logrado el éxito en mi carrera. Soy mundialmente famoso... ¿te parece poco? ¡Llegué a amasar una fortuna! Me solicitan,  por mi pericia como cirujano, en todas partes. Coordino varios equipos. ¡¡¡Tengo mi cátedra en la Universidad!!!

_ ¿Y con quién compartes la vida?
  Alejandro no pudo contestar........
_ ¿Y que has hecho con aquellos que te amaron?
_ Era necesario. No podía detenerme. Tenía que alcanzar la meta.
_ ¿Y a dónde te ha llevado ese camino?

Alejandro comenzó a llorar amargamente. El dolor se agolpaba en  su pecho. Se contorneaba al liberar las emociones tanto tiempo aprisionadas.
Y entonces comprendió.........

_ La esencia del Ser es el amor_ le dijo la mujer. ¿A quién has amado?
_ No tuve tiempo. Tenía que alcanzar el éxito, pero ahora me doy cuenta de que eso sólo era un espejismo.  Me siento vacío........ mi alma está quebrada.
_ Acepta tu sombra, concíliate con ella. Para poder cambiar, primero es necesario que reconozcas lo que debes modificar. Y hecho ésto......... renace al amor...
_ Pero...¿cómo puedo amar?
_ Comienza por amarte a ti mismo, a aceptarte, comienza a amar  la vida, a la naturaleza, a tus pacientes, a tus colaboradores. Renace, renace.......
_ ¿Y cómo?
_ Ese es un  proceso lento y largo, pero enriquecedor....... ya verás.......


Alejandro  volvió en sí del trance, estremecido miró a su alrededor....... estaba sólo..... Pero... ¿con quién había hablado? ¿Quién era esa enigmática mujer? ¿ A dónde se había ido?

La noche se hizo día, se levantó de la silla en la que había quedado dormitando, con una extraña sensación........ sin explicárselo,  sintió que era Uno con el Universo y por primera vez, sintió que estaba vivo.


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Monday, August 8, 2011

De "La corza blanca" de Bécquer a "La ninfa y el Sátiro" de Cabanel, pasando por mis inspiraciones en una tórrida noche de verano



Yo, Constanza, la ninfa del bosque que a veces toma forma de corza, garza,  pato o delfín,  he sentido como me has estado observando  noche tras noche, cuando  bajaba alegre al cristalino manantial azul, para reunirme con mis hermanas del lago. Me has seguido por las hondonadas cubiertas de hierba y los bosquecillos de setas y  fresnos; madreselvas, laureles, celosías, cipreses y algunos bellos narcisos en flor, perfumados.

He podido sentir el vaho de tu respiración entrecortada muy cerca mío y el peso de tu mirada, cuál sátiro no invitado, aunque siempre querido. El latido de tu corazón marcando el pulso a mis pasos quedos sobre la tierra húmeda, que rebosante se entregaba a tus vibrantes pisadas.

He deseado, Sileno-Garcés, que me abraces.  He deseado Sileno-Garcés, que me alcances, donde crecen las zarzas, dónde anidan los sueños, donde arropan las hadas y despiertan los grillos. Solo fundirnos en un abrazo profundo. Solos tú y yo  bajo un manto de luna. Crispada la emoción, tembloroso el deseo, que pide tu beso y vierte en el lago fulgores de estrellas. 

Mas ¡oh, tristeza sin fin!, ¡oh, dolor que penetra desgarrador en el alma, socavando mi fuerza, drenando mi sangre, marchitando mi nombre, desvaneciendo mi vida,  al despertar yo - sola - en mi cama, toda sudada y herida!.

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© Myriam Goldenberg

Thursday, July 21, 2011

Una leyenda de Bécquer que no me gusta nada - Parte 2

 Continuación de ayer

Si   en "Maese Pérez el organista" Bécquer escribe una leyenda sublime que me transporta al Séptimo Cielo, con la "Rosa de pasión"  me transporta al Séptimo Infierno. En efecto, en ésta Bécquer se nutre de la tradición presente en el imaginario colectivo para dar forma en la figura del judío Daniel a los aspectos más ruines del ser humano. Pero, entendámoslo bien: tuyos y míos porque en este arquetipo está tu propia sombra, la mía también. La  de todos. Reconocerlo  nos hace mejores seres humanos porque contribuye a borrar las diferencias, o los blancos y negros, o " yo bueno" " tú malo".

Siempre he creído y creo que  el creador de un producto artístico, tiene un compromiso social que marcha de la mano con la obra que produce más allá de su mero valor estético, porque la obra tiene  de hecho, un contenido que no es inocente, sino que posee intrínseca una ideología. Bécquer no lo vió así. Por eso, si él viviera hoy me gustaría pedirle que se manifestara sobre  el dolor,  indignación  y asco que yo - como lectora judía -  siento al leer este producto suyo, porque sé - me consta -  que su mensaje  fortalece esas falsas creencias - semillas de odio hacia otro pueblo - tan  tristemente arraigadas en la tradición aunque hoy, en España, sean cosa del pasado.

Sin embargo, hoy esta obra suya se lee en los colegios viéndose, supongo, como una inocente leyenda en la que una joven judía se enamora de un cristiano y da su vida por él,  a causa de la intolerancia de su padre y vecinos judíos, tal   como lo podemos observar en este trabajo realizado por alumnos de 4A  (pulsar aquí). Pero.... ¿explica, acaso, el docente a su alumnado  que los rasgos del personaje central de Rosa de Pasión están basados en estereotipos racistas y completamente falsos? ¿Qué éstos han sido utilizados con fines perversos por determinadas ideologías?  ¿Enseña el docente lo que es un libelo de sangre?. De sobra sabemos, que si no se hace un estudio crítico del contenido de la obra que se enseña,  quedándonos solo con su  estética,  esos mensajes perversos penetran en el inconsciente del inexperto receptor de manera subliminal, es decir, sin que ni siquiera se percate de ello. Las técnicas de propaganda (y la publicidad), saben muy bien utilizar este recurso.  

Adolfo Hitler y su ministro de propaganda Joseph Goebbels se basaron entre otros, en "El mercader de Venecia" de Skakespeare para armar bien el arquetipo del judío muy similar a éste de Bécquer.  La pieza  fue representada en todo el territorio alemán después de La fatídica noche de los cristales rotos para incentivar el odio hacia los judíos.  Paradigmática así mismo fue  la película alemana "Der Evige Juzz (EL eterno judío)" libelo que  los nazis presentaban como un documental.

Estas "inocentes" semillas de odio plantadas en el pasado siguen perviviendo en nuestro presente no solo a través de obras literarias o fílmicas,  también lo hacen a través del lenguaje y de expresiones populares y ésto es verdaderamente lamentable, tanto como que por la tradición se sigan  por ejemplo,  al son de las matracas, "matando judíos" en Semana Santa en alguno que otro  pueblo de España tal vez  aún hoy en día. Para mí, que con ello en la actualidad no se pretenda odiar al otro o infligirle daño,  no es excusa para no hablar y expresarse de manera responsable.

La fuerza del lenguaje es mucho mayor de la que suponemos. Una mentira o calumnia que se repite una y otra vez, termina creyéndose como verdadera, por ejemplo. Las técnicas de propaganda se basan en ésto.  En cualquier caso, el objeto de esa calumnia o injuria es: un ser humano que tiene sentimientos hoy y también los tenía en el Siglo XIX.

Por todo ésto, no me gusta  nada esta leyenda de Bécquer que opaca a mis ojos, su magnífica producción artística.


© Myriam Goldenberg, Análisis de "Rosa de Pasión" de Gustavo Adolfo Bécquer.

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Nota: La leyenda de Rosa de Pasión en la página del Ayuntamiento de Toledo.
 

Wednesday, July 20, 2011

Una leyenda de Bécquer que no me gusta nada - Parte 1



La rosa de pasión


En un jardín de Toledo, una tarde de verano una muchacha que besaba las hojas y los pistilos que iba arrancando uno a uno de una flor que da origen a la leyenda, se la cuenta al Bécquer-narrador. La flor existe en realidad  y en este enlace se puede ver. Para  la conformación de esta leyenda  que Bécquer publicó en “ El Contemporáneo” en 1864,  cuyo texto completo enlazo aquí, se basa  Bécquer en las creencias populares provinientes de  la Edad Media explotando así esta veta de tradicionalismo a las que les agrega su toque personal romántico y simbólico. Es posible que el mismo Bécquer jamás se hubiera cruzado con un solo judío en su vida, ni su objetivo fuera provocar daño explícito, pero sí tiene muy clara dentro suyo - y la utiliza a fondo -  la representación estereotipada presente en la tradición popular con la que hábilmente perfila  el personaje central. La estructura narrativa es lineal y consta como en la mayoría de las leyendas de Bécquer de una Introducción, planteamiento del conflicto, desarrollo con nudo y desenlace. Finaliza con un Epílogo.

Daniel Levi, el personaje central,  vivía  en un “tugurio, “en una habitación raquítica, tenebrosa y miserable como su dueño”. “Era este judío rencoroso y vengativo, como todos los de su raza, pero más que ninguno, engañador e hipócrita”.  “Dueño, según los rumores del vulgo de una inmensa fortuna aunque  se lo veía todo el día acurrucado en el sombrío portal de su vivienda componiendo y aderezando cadenillas de metal [...]” “Sus labios, delgados y hundidos, se dilataban a la sombra de su nariz, desmesurada y curva como el pico de un aguilucho; y aunque de sus ojos, pequeños, verdes redondos y casi ocultos entre las espesas cejas brotaba una chispa de mal reprimida cólera.”  "Un mugriento bonetillo cubría su cabeza".  "Aborrecedor   de los perros cristianos", "enemigos de su religión".

Las viejas devotas de la feligresía se santiguaban al pasar por el umbral  de su puerta, como si viesen al mismo Lucifer en persona. Daniel se ríe de manera extraña y diabólica.  EL barquero también le dice Sara que “anda revuelta toda esa endiablada raza de judíos y se pregunta si no tendrán cita con Satanás y que después de llegar a La cabeza del Moro, “el diablo y ellos sabrán a dónde se dirigen”.  Para el sacrificio hacen "un círculo infernal".  Daniel arrastra a la hija hacia la Cruz  "como poseído por un espíritu infernal". En total son   siete las  alusiones demoníacas en las que el judío o los judíos se equiparan con Satanás.

La asistencia de Daniel al templo para rezar, Bécquer la presenta como asistencia “al oculto Sanedrin (cuerpo judicial de la Antigua Judea que además era público) de nuestros rabinos” como si fuera algo maligno y secreto. Cosa que repite al final de la leyenda cuando acusa a la hija de “revelar nuestros misteriosos ritos”.


 En resúmen: Daniel no es solo engañador e hipócrita, mugriento, avaro, de nariz corva, etc, etc,   que el narrador generaliza en la expresión  “como todos los de su raza”,   lo asocia además al mismísimo Rey de las Tinieblas y -  como no podía ser de otra manera con una  asociación  de ese calibre - Daniel comete un crimen ritual - junto con los demás judíos de Toledo -  matando a su propia hija que se transforma en la Roza de Pasión, símbolo de la Pasión de Jesucristo.


El nudo de la acción ocurre justamente en la Noche de viernes Santo, para más INRI. Cuenta Bécquer que los habitantes   de la ciudad "después de haber ido a la  Catedral se entregaban al sueño o  referían al amor de la lumbre consejas", mejor dicho libelos de sangre, como la historia de El Niño de La Guardia, por cuyo crimen se acusó a judíos  para justificar las  persecuciones y matanzas de éstos durante la Edad Media.

Sara de 16 años,  es el  hermoso vástago brotado de aquel ruin tronco” (Daniel), por si aún en la narración no nos quedara  claro que Daniel no era trigo limpio.  Su hija va  descubriendo poco a poco la sed de venganza del padre por  matar a su enamorado por el cual ella, hacia el final de la leyenda becqueriana en un gesto de amor inmenso,  se ofrece  en sacrifico en su lugar, revelando también que se había hecho cristiana.

“No hay duda – Sara pensaba entre sí – mi padre ha sorprendido nuestro amor  (el amor de ella con un cristiano) y prepara una venganza horriblepiensa la Joven recordando la aterradora historia "del Niño crucificado que ella hasta entonces había creído una grosera calumnia, inventada por el vulgo para apostrofar y zaherir a los hebreos. Pero ya no le cabía duda alguna; allí delante de sus ojos estaban aquellos horrendos instrumentos de martirio”. Este personaje nos confirma frente a la prueba visual, la "veracidad" de la tradición, que en realidad, es un libelo de sangre. 

Los libelos o calumnias de (la) sangre son acusaciones en las que se afirma que los judíos realizarían crímenes empleando sangre humana durante sus rituales religiosos. Para la definición de libelo de sangre más completa,  pulsar aquí.    No deja de ser patéticamente irónico que se haya dado este fenómeno,  puesto que la sangre y otros fluidos del cuerpo humano se consideran, según la religión judía impuros:  ver Levítico 15 y 17 (12-13) y sobre los sacrificios humanos que realizaban los paganos en Canaán contrario a las creencias hebreas, ver Deuteronomio 12:31, 2 Reyes 16:3.

Para la de la el libelo específico  del Niño de La Guardia,  generado a finales de 1480,  pulsar aquí.

En una ocasión antes he dicho ésto que vuelvo a repetir aquí dada su relevancia: 

La animosidad y los prejuicios contra los judios de España,  [....] como sabemos, viene de larga data: recordemos las matanzas de 1391 incitadas por el arcediano de Ecija en Sevilla, Andalucía. La expulsión de los judíos a partir del Edicto de Granada firmado por los Reyes Católicos el 31 de marzo de 1492 y la conversión forzosa de los que quedaron. A tal efecto, los Reyes Católicos usaron el instrumento de la Inquisición al servicio de la Corona. Las causas de la expulsión fueron varias: 1- Considerar que los judíos tenían culpa perpetua por el Deicidio: haber matado a Jesús de Nazareth, considerado por los cristianos el hijo de Dios. 2- Acusación de que los judíos veneraban al Príncipe de las Tinieblas 3- Considerar a los judíos como lepra contagiosa que hay que extirpar porque sino enferma el cuerpo nacional. 4- Usura. (En sí eran muchas veces encargados de recaudar los tributos para el Rey, cosa que despertaba el odio de los pobres hacia los poderosos y cuando los judíos se dedicaron a la usura propiamente dicha, fue porque no podían poseer tierras, o tenían prohibido otro tipo de trabajo, o en vistas de una posible y cercana expulsión les resultaba mejor tener dinero y no propiedades. Por eso también solía haber más violinistas que pianistas judíos). 5- etc. 

Invito a ver la entrevista hecha al Profesor de Historia - especialista  en Medieval - por la Universidad Complutense de Madrid, Gonzalo Alvarez Chinilla en este enlace está el video . Luego de la expulsión de los judíos siguió, recordemos, la expulsión de los moriscos. Los estatutos de limpieza de sangre, que involucraban a ambas minorías, se mantuvieron vigentes hasta 1870. Ser cristiano nuevo en esa España era motivo de vergüenza y era algo que se trataba de ocultar.

Mañana la segunda parte de mi análisis  con mi valoración de la leyenda y consideraciones finales. 

Contribución a la lectura colectiva virtual que hacemos bajo la conducción de Pedro Ojeda desde su blog La Acequia. © Myriam Goldenberg.

Nota:
En Europa: La Expulsión de los judíos no fue un fenómeno privativo de España, sino que sucedió en otros países también, hasta terminar con la persecución y el exterminio - genocidio - en la Alemania Nazi durante 1933-1945 de 6.000.000 de judíos.


Thursday, July 14, 2011

Una leyenda de Bécquer que me gusta mucho - Parte 2

En el Templo, la consagración de la Hostia está por comenzar. Bécquer  nos ambienta describiendo  como una nube de incienso que se desenvolvía en ondas azules llenó el ámbito de la Iglesia”. Nos centra en lo espiritual con el aroma del incienso y luego nos hace partícipes expectantes  al expresar que:  “Las campanillas repicaron con un sonido vibrante, y maese Pérez puso sus crispadas manos sobre las teclas del órgano”. Para elevarnos literalmente de la Tierra al Cielo, por la virtud de sus palabras, sin que necesitemos de una droga alucinógena, al menos yo  al leerlo, vuelo al Séptimo Cielo, éxtasis puro:   Las cien voces de sus tubos de metal resonaron en un acorde majestuoso y prolongado, que se perdió poco a poco, como si una ráfaga de aire hubiese arrebatado los últimos ecos. Con el siguiente acorde,  es  el Cielo el que desciende al encuentro de la Tierra: A este primer acorde, que parecía una voz que se elevaba desde la tierra al cielo, respondió otro lejano y suave, que fue creciendo, creciendo hasta convertirse en un torrente de atronadora armonía. Era la voz de los ángeles, que atravesando espacios, llegaba al mundo”.

Con el abrazo de la Tierra y el Cielo,  se inicia  el Hieros gamos - unión mística - al que se suma el canto de los ángeles: “Después comenzaron a oírse como unos himnos distantes que entonaban las jerarquías de serafines. Mil himnos a la vez, al confundirse formaban uno solo que, no obstante, solo era el acompañamiento de una extraña melodía,”. Una melodía que es Luz Divina o semen cósmico:  “que parecía flotar sobre aquel océano de misteriosos acordes como un jirón de niebla sobre las olas del mar”. “Luego fueron perdiéndose unos cantos, después otros. La combinación se simplificaba. Ya no eran más que dos voces, cuyos ecos se confundían entre sí; luego quedó una aislada, sosteniendo una nota brillante como un hilo  de luz.”

Bécquer aquí nos presenta el climax del relato en la acción del sacerdote en la que se produce la Transubstanciación: “El sacerdote inclinó la frente, y por encima de su cabeza cana, y como a través de una gran gaza azul que fingía el humo del incienso, apareció la Hostia a los ojos  de los fieles,” en  simultáneoen aquel instante”, se produce el prodigio de maese Pérez: “la nota que maese Pérez sostenía tremanente se abrió, se abrió, y una explosión de armonía gigante estremeció la iglesia, en cuyos ángulos zumbaba el aire comprimido y cuyos vidrios de colores se estremecían en sus angostos ajimeces.”  Hieros gamos consumado en un orgasmo cósmico. ¿Puede alguna otra imagen ser más potente que ésto? No lo creo.

Luego sigue la resolución en la que el gran momento pasional se va calmando hasta diluirse...: “De cada una de las notas que formaban aquel magnífico acorde se desarrolló un tema, y unos cerca, otros lejos, éstos brillantes, aquellos sordos, diríase que las aguas y los pájaros, la brisa y las frondas, los hombres y los ángeles, la tierra y los cielos cantaban, cada cual en su idioma, un himno al nacimiento del Salvador”.

La multitud responde con un recogimiento reverencial: La multitud escuchaba atónita y suspendida. En todos los ojos había una lágrima; en todos los espíritus un profundo recogimiento”.

El sacerdote - nexo entre lo sagrado y lo profano - participa del Misterio Divino:“EL sacerdote que oficiaba sentía temblar las manos, porque Aquel que levantaba en ellas, Aquel a quien saludaban los hombres y arcángeles, era su Dios, era su Dios, y le parecía haber visto abrirse los Cielos y transfigurarse la Hostia”.

“El órgano proseguía sonando; pero sus voces se apagaban gradualmente, como una voz que se pierde de eco en eco, y se aleja y se debilita al alejar,  cuando de pronto sonó un grito  en la tribuna, un grito desgarrador, agudo, un grito de mujer”.

La música se diluye hasta silenciar totalmente,  junto con  la disolución de la vida de maese Perez:“El órgano exhaló un sonido discorde y extraño, semejante a un sollozo, y quedó mudo: en efecto,  maese Pérez había muerto.

III - Otra vuelta al Nudo: Pasó un año, otra  misa de Gallo en la misma Iglesia.

Las mismas dos vecinas del año pasado conversan. La chismosa anuncia que ha  venido a tocar para al misa de Gallo el organista  de San Bartolomé, “que siempre está echando pestes de otros organistas; aquel perdulariote, que más parece jifero de la Puerta de la Carne que maestro de solfa, va a tocar esta Nochebuena en lugar de maese Pérez”  y aclara que nadie había querido comprometerse a hacerlo, ni siquiera la hija de maese Pérez que era profesora de música y novicia.  El organista luego de haber tocado tan bien como maese Pérez, parte desencajado prometiendo no volver a tocar en ese órgano jamás, es que - lo sabremos más adelante - es el fantasma de maese Pérez quien toca, no él.

IV - Desenlace o resolución: ha transcurrido un año más.

“Toda Sevilla acudió en tropel a la Catedral esta noche” a escuchar al otro organista. En la Iglesia de Santa Inés la abadesa del Convento le pide a la hija de maese Pérez que toque ella el órgano esa noche.  La joven le  responde que tiene miedo de que suceda  algo sobrenatural.  La noche anterior el “horror había helado la sangre de las venas” de la hija, cuando había querido arreglar y templar los registros del órgano y vió allí al espectro de  su padre tocándolo. La abadesa, que no le cree, exclama:  “¡Bah! Hermana, desechad esas fantasías con que el enemigo malo procura turbar las imaginaciones débiles [...]”   Sin embargo,  en la ceremonia religiosa, todos los presentes ven al órgano tocar solo  como solo lo hacía maese Pérez o “como solo los arcángeles podían imitarlo ... en sus raptos de místico alborozo”.

Epílogo - La buena mujer que ya conocemos por sus  exabruptos de locuacidad” increpa a la otra que no estuvo anoche en la misa de Gallo de Santa Inés  diciendo  “ aquí hay busilis ( algo raro)  porque en toda Sevilla no se habla de otra cosa: de que  el alma de maese Pérez tocó su órgano  en Santa Inés y de lo enojado que está el Arzobispo por habérselo perdido  al haber ido a la misa de la Catedral a escuchar la cencerrada del organista de San Bartolomé.

Por la belleza de la narración de la prosa poética  de Bécquer, que me transporta al Séptimo Cielo, por la dulzura del personaje central,  que siendo pura bondad había sido tocado por los ángeles y recibido el don de ejecutar una música celestial, en contraposición  a los soberbios, mezquinos y envidiosos  otros organistas que solo lograban arrancar al órgano sonidos de cencerros. Por la forma tan creíble  y divertida de parloteo  de cotillas, por la ambientación histórica y mística.  Por todo ésto, me gusta muchísimo esta leyenda en la que el alma  de maese Pérez desde el Más Allá,   vuelve  para  tocar  una vez más en su querido órgano de la Iglesia Santa Inés.

El Arte ha vestido de palabra - con sus mejores ropajes - a los "extravagantes hijos de la fantasía"  de Bécquer,  a los que   el poeta  ha dado - sin ninguna duda - manifestación sublime y... ¡consumada!.




Contribución a la lectura colectiva virtual que hacemos bajo la conducción de Pedro Ojeda desde su blog La Acequia.

Nota: Imagen de la Red.

© Myriam Goldenberg, Análisis de "Maese Pérez, el organista" de Gustavo Adolfo Bécquer .


Wednesday, July 13, 2011

Una leyenda de Bécquer que me gusta mucho - Parte 1



"Por los tenebrosos rincones de mi cerebro, acurrucados y desnudos, duermen los extravagantes hijos de mi fantasía, esperando en silencio que el Arte los vista de la palabra para poderse presentar decentes en la escena del mundo. [....]"

"Y aquí dentro, desnudos y deformes, revueltos y barajados en indescriptible confusión, los siento a veces agitarse y vivir con una vida oscura y extraña, semejante a la de esas miríadas de gérmenes que hierven y se estremecen en una eterna incubación dentro de las entrañas de la tierra, sin encontrar fuerzas bastantes para salir a la superficie y convertirse al beso del sol en flores y frutos. [...]" Introducción sinfónica, por Gustavo Adolfo Bécquer.

Maese Pérez el organista

Esta leyenda fue publicada el 27 y 29 de Diciembre de 1861 en el diario “ El Contemporáneo”. Consta de una introducción en la que Bécquer nos advierte que  lo que va a relatar es una tradición que él (voz  narradora) oyó a una demandadera del convento de Santa Inés en Sevilla antes de que comenzara la misa de Gallo a la cual él asistía. En ella el narrador  nos  advierte que ese prodigio o portento milagroso ya no se produce en la actualidad.

Bécquer luego nos cuenta la leyenda por boca de la demandadera.  La acción  está situada en tiempos de Felipe II y hace expresa mención a los  galeones del rey  con los que “podría formar una escuadra suficiente a resistir a la del Gran Turco” en clara  alusión a la Batalla de Lepanto de 1571.  El tiempo es cíclico, porque  relata los sucesos que ocurren  tres años durante la misa  de Gallo en la misma Iglesia, de forma convencional:  Planteamiento I,   a continuación,  el desarrollo del conflicto con nudo II y  otra vuelta al nudo III  y desenlace o resolución del conflicto IV. Finaliza con un corto epílogo.

I - Planteamiento: Toma la voz narradora la demandadera del convento, encargada de hacer los recados de las monjas del Convento que fuera  fundado en 1375. Ella   cotillea  en el atrio de la Iglesia, antes de entrar al templo con  la nueva vecina y le va diciendo a ésta  quienes son los personajes que se acercan: El Marqués de Loscoso, viudo y padre de una doncella a quien ha querido casar, sin buen resultado,  con el hijo de un hombre muy rico;  el dueño de la colosal fortuna, padre de la doncella en cuestión, luciendo la encomienda (condecoración) que brilla en su pecho;  los Veinticuatro Caballeros (concejales del antiguo régimen);  las gentes del Duque de Alcalá;  El Arzobispo “hermosote con sus hábitos morados y su birrete rojo” y los “hipotricones” duques que se acercan a besarle el anillo.  Luego cuenta la chismosa que hace de cicerone a su vecina nueva:  “que buenas gangas tienen las monjas con su organista. ¿Cuándo se ha visto el convento tan favorecido como ahora?”  en alusión al organista que toca tan bien que todos vienen a la Iglesia a escucharloTambién le cuenta como es el organista: santo varón, pobre, con una hija por único pariente, ciego de nacimiento, humilde, misma profesión que su padre, con sonrisa de ángel, siempre toca bien, siempre, tiene gran devoción por la misa de Gallo y en el momento de la Consagración de la Hostia,  exactamente a las 12 de la media noche, “las voces de su órgano, son voces de ángeles”. Finalmente,   la doña cotilla “atravesó el atrio del Convento de Santa Inés, y codazo en éste, empujón en aquel, se internó en el templo, perdiéndose entre la muchedumbre que se agolpaba en la puerta”.

II -  Nudo: Dentro de la Iglesia, el mismo año de la presentación.  Comienza con una descripción de la Iglesia,  de su luz y de como estaban ubicados los concurrentes  a la expectativa de la misa que se demoraba en comenzar, cosa que impacientaba a los concurrentes:  Los caballeros Veinticuatro formaban  como un muro de contención que protegía a “lo mejor de la nobleza sevillana de la plebe” y ésta  "se agitaba en el fondo de las naves como un rumor parecido al del mar cuando se alborota”.

Pasado unos momentos de  tensión en aumento, alguien anuncia que el Maese Pérez se ha puesto malo y que no podrá tocar esa noche. Un organista envidioso se ofrece a tocar en su lugar.  Esto no es necesario: de pronto aparece “pálido y desencajado” maese Pérez  quien se hizo llevar en un sillón para tocar la que él  intuía sería su última vez. Comienza ahora sí la misa , se suceden: el Introito, el Evangelio, el Ofertorio, llegando al momento de la Consagración de la Hostia en la que ocurre el prodigio musical de maese Pérez, segmento en el que me voy a detener porque además de ser central al relato, es de una delicia poética sencillamente sublime:

 Continúa mañana 

Contribución a la lectura colectiva virtual que hacemos bajo la conducción de Pedro Ojeda desde su blog La Acequia.  © Myriam Goldenberg.  

Thursday, July 7, 2011

Hoy no publico Bécquer porque Blogger borró mi borrador bien larguito y estoy que trino (Malum Signum: más bien muerdo)




Cuando pueda reconciliarme con  mi blog, volveré a escribir sobre "Maese Pérez el Organista": una  leyenda que me gusta y sobre  " La Rosa de pasión":  una leyenda que no me gusta y les cuento los  por qué de una y otra.

Hasta pronto, me voy a tomar una ducha a ver si refresco mis neuronas y me calmo.

Yo, la pánfila.

Thursday, June 23, 2011

Lo apolíneo y lo dionisíaco en la poesía de Bécquer: un ejemplo en la Rima 42, III.




Que mejor ejemplo para mostrarlo que en la rima 42, III: una rima perfectamente estructurada  en dos cuerpos, en la que primero define a la inspiración como: "Sacudimiento extraño, que agita las ideas como huracán que empuja las olas en tropel [...]" conectándola   de esta manera con la pasión, lo desmedido, lo caótico, lo orgiástico de Dioniso, dios del vino. Estos sentimientos los enfrenta a la razón a la que define  en los siguientes versos como:  "Gigante voz que el caos ordena en el cerebro y entre las sombras hace la luz aparecer [...]"  En la razón impera lo medido, lo racional, la belleza de las formas en justa proporción representadas en Apolo, dios del sol.

Para al final de la rima mostrarnos como ambas fuerzas están siempre en lucha de la que solo el genio surge como vencedor. El genio es capaz, según Bécquer,  de equilibrar ambas fuerzas atándolas a un yugo. Me imagino al genio,  como al cochero de un carro tirando de ambos corceles, uno el de la inspiración y otro el de la razón.


Contribución a la lectura colectiva virtual que hacemos bajo la conducción de Pedro Ojeda desde su blog La Acequia.© Myriam Goldenberg.

Foto de la Red: Retrato de Gustavo Adolfo Bécquer pintado por su hermano Valeriano.

Wednesday, June 15, 2011

El dolor en la poesía de Bécquer: Como hoja de acero en la entrañas


Desde mi más tierna juventud y mi primera aproximación a las Rimas de Bécquer, las que más calaron en mi recuerdo y penetraron mi alma, fueron aquellas en las que él manifiesta el más crudo dolor. Un dolor que nada tiene de romántico y mucho, a mi juicio, de realista. Para mí, es bien gráfico, al leerlas lo siento en mi cuerpo. ¿Qué más punzante y asesino que un frio cuchillo de acero clavado en las entrañas? ¿O el amor como el hierro arrancado de las entrañas? ¿No es acaso ésta una muy vivida representación en palabras del más profundo dolor visceral?

16, XLVIII
Cuando me lo contaron sentí el frío
de una hoja de acero en las entrañas;
me apoyé contra el muro, y un instante
la conciencia perdí de donde estaba.

Cayó sobre mi espíritu la noche
en ira y en piedad se anegó el alma....
'Y entonces comprendí por qué se llora,
y entonces comprendí porque se mata!.
....

1, XLVIII
Como se arranca el hierro de una herida,
su amor de las entrañas me arranqué,
aunque sentí al hacerlo que la vida
me arrancaba con él.
....

28, XXXVII
Antes que tú me moriré; escondido
en las entrañas ya
el hierro llevo con el que abrió tu mano
la ancha herida mortal.
.....

Pero no solo la magnitud de su dolor me impactó entonces, también su magistral forma de plasmar en sus rimas esa sensación de chock (pérdida de conciencia, caida de la noche sobre su espíritu) y el remolino de emociones ( en su revuelta cama) en las que el dolor lo invade por completo y golpea con la fuerza de un tsunami, dejándolo mudo, inmóvil, más viejo y en puro llanto.

34, XLIII
Dejé la luz a un lado, y en el borde
de la revuelta cama me senté,
mudo, sombrío, la pupila inmovil,
clavada en la pared.

¿Qué tiempo estuve asi? No sé; al dejarme
la embriaguez horrible del dolor,
expiraba la luz y en mis balcones
reía el sol.

Ni sé tampoco en tan horribles horas
en qué pensaba o qué pasó por mí;
sólo recuerdo que lloré y maldije
y en aquella noche envejecí.

Dolor tan real, tan genuino, tan intenso, como en la vida misma. Doy fé.

Contribución a la lectura colectiva virtual que hacemos bajo la conducción de Pedro Ojeda desde su blog La Acequia. © Myriam Goldenberg.