Sábado, 18 de enero
CONTRA LA LIBERTAD
La libertad es el bien más
valioso cuando no se tiene. Cuando se tiene, nos damos cuenta de que está
sobrevalorada, de que no es más que una pesada carga.
Qué
descansada vida la del que, desde que se despierta hasta que se acuesta, tiene
programado, no ya al minuto, al segundo,
todo lo que ha de hacer sin necesidad de tomar ninguna decisión.
Yo
me he esforzado siempre en acercarme a ese ideal. Una red de minuciosas rutinas
me sostiene cada día. Pero no hay día en el que no aparezca algún agujero negro.
Todavía –y llevo ya viviendo veintisiete mil treinta y cinco días, si mis
cálculos son exactos-- no he conseguido
un día igual a otro.
Pero
muchos bastante parecidos, algunos casi iguales a los otros, eso sí. Tampoco me
puedo quejar.
Domingo, 19 de enero
LOS NEGOCIOS SON LOS
NEGOCIOS
Antes de entrar a ver La
semilla de la higuera sagrada, la película de Mohammad Rasoulof sobre las
revueltas iraníes en contra del velo, leo Identidad nómada de J. M. G. Le
Clézio con un creciente sentimiento de bochorno.
¿Cómo
se puede publicar una cosa así salvo en vergonzante edición privada? La razón
la encuentro en la cubierta (lo único que se salva) debajo del nombre del
autor: “Premio Nobel de Literatura”. Ese premio parece un pasaporte para
cualquier insignificancia. Ni siquiera Cela, en los tiempos de Marina Castaño,
cayó tan bajo.
Los
capítulos iniciales sobre su nacimiento en Niza durante la Segunda Guerra
Mundial y su posterior traslado a África quizá puedan salvarse, aunque parecen
más la transcripción de una entrevista periodística que un texto literario. Y
digo quizá porque las pocas anécdotas están trufadas con reflexiones de este
estilo: “La guerra no es heroísmo, es la muerte de las personas mayores y los
niños. Ellos son las primeras víctimas. Creo que si quisiéramos definir qué es
la guerra, yo diría que es un crimen contra los viejos y contra los niños”.
No
hay página sin una insignificancia, una obviedad, una nadería: “El hablante que
soy tiene una vida más corta que la lengua, La lengua continúa y evoluciona”.
Le Clézio nació en 1940, tiene diez años más que yo,
parece un poco cruel decirle estas cosas a un venerable anciano. Y no se las
diría personalmente, por supuesto. Pero la crueldad mayor está en no disuadirle
de publicar estas muestras de un talento en ruinas.
Los
negocios son los negocios, sin embargo. Este libro no es un libro, no pertenece
a la literatura, es solo un producto editorial. De “intenso y refulgente” lo
califica Valérie Marin en Le Point, según leo en la contraportada.
Deberían incluirse en el código penal semejantes formas de la estafa.
Lo comento con un amigo al que me encuentro al cruzar el
parque de Santullano cuando salgo del cine. “Por lo menos, la película te habrá
gustado”, me dice.
---Es
un eficaz panfleto contra el régimen iraní, con abundante material documental
(esos vídeos verticales grabados con el teléfono), que de pronto se convierte
en un cuento de terror con mazmorras, laberintos y padre convertido en ogro que
quiere devorar a sus hijas. No he perdido el tiempo, como con el libro
“refulgente” de Le Clézio. Espero contar con buenos amigos que, cuando llegue a
su edad, me desaconsejen seguir publicando.
---No
te preocupes, que no te pasará algo así. Lo que tú escribes no es negocio, a
nadie le interesará dar a conocer tus borradores. Y a propósito de negocios creo
que ya hay ensayos muy avanzados de utilización de la Inteligencia Artificial
para ayudar a los escritores famosos en los años de decadencia. Bien entrenada
con sus obras anteriores, la Inteligencia Artificial produce nuevas obras que,
si no sorprenden por su originalidad al menos no abochornan como, según tú, esa
Identidad nómada de Le Clézio.
Lunes, 20 de enero
NO HAY MAL QUE POR
BIEN NO VENGA
---No te veo muy triste por
la vuelta de Trump, Martín. Más bien creo adivinar una sonrisita de
satisfacción.
---¿La vuelta? Yo creo que nunca se ha ido. De Biden
podía olvidarse la prensa algunos días, pero de él no se ha olvidado nunca. A
veces daba la impresión de que la administración norteamericana anterior, más
que ocuparse de los problemas del mundo, se ocupaba de Trump.
---A mí no me engañas. Tú le detestabas como yo y toda la
gente decente hasta que llegó la pandemia. Cambiaste de opinión cuando se opuso
al uso indiscriminado de mascarillas y a la imposición de las vacunas.
---Exacto. Cuando la tontemia que acompañó a la pandemia,
cuando nos encerraron en casa y luego nos dejaron salir todos juntos y a la
misma hora, cuando nos obligaron a llevar mascarillas incluso al aire libre y
en lugares solitarios, cuando me castigaron sin ir al cine (a pesar de que las
salas estaban vacías, por el miedo inculcado), aunque no a ir al supermercado
(aunque estuviera lleno de gente) por no querer vacunarme, pues dejé de creer
en los políticos que nos imponían tales chorradas con el pretexto, no de
proteger nuestra salud, sino la de los demás.
---Y te pasaste a la presidenta de Madrid y a Trump.
---Más bien dejé de pensar que la verdad esté de un solo
lado. Durante la tontemia y la pandemia, para qué nos vamos a engañar, estuve
más cerca de Vox, que llevó al Tribunal Constitucional algunas de las normas
más lesivas contra la salud y la dignidad, que de Pedro Sánchez. Ahora ya he
vuelvo a estar con él y hasta con Barbón, a quien llegué a llamar Caligulín
cuando lo de los “cierres perimetrales”. Con Trump estoy muy de acuerdo en
algunas cosas, como su deseo de acabar cuanto antes con la guerra en Ucrania, una
guerra más de defensa de las regiones rusófilas que de invasión.
---¡Lo que hace la edad! Parece mentira que sigas leyendo
todos los días El País. Qué poco provecho le sacas! Con lo clarito que
dice todo lo que hay que pensar. ¡Te has pasado al enemigo!
---Pero solo en aquello en que el enemigo tiene razón. Ni
un paso más.
Martes, 21 de enero
YO HABRÍA HECHO LO
MISMO
Como fugaz presidente del
gobierno de Asturias, la labor en que más empeño puso Álvarez-Cascos fue en pisotear
el Niemeyer, ese proyecto que tanta ilusión había generado en Avilés, y no solo.
A punto estuvo de hundirlo para siempre. Costó que volviera a levantar cabeza,
ya convertido en otra cosa de la que soñamos en los buenos tiempos de Natalio
Grueso.
Natalio Grueso, por cierto, anda ahora en busca y captura
porque no fue muy estricto con las cuentas y en sus viajes de trabajo, o de
vacaciones disfrazadas de trabajo, se llevó con él algún familiar. Le
condenaron a largos años de cárcel por un puñado de euros.
Esté
donde esté, ahora disfrutará bastante con el juicio a Álvarez-Cascos por pasar
a las cuentas del partido que él fundó hasta la compra de un cepillo de dientes
o de papel higiénico, además de otros tejemanejes como algún alquiler más o
menos ficticio.
Yo, que fui uno de los que participaron en las guerras a
favor del proyecto avilesino cuando Marcos Vallaure, el consejero de Cultura
del gobierno de Cascos, se dedicó minuciosamente a patearlo, me alegro ahora de
ver a quien fue fichado como salvador de Asturias, al parecer con todos los
gastos pagados, en el banquillo.
Pero de pronto algo me hace simpático a este viejo
político en el peor sentido de la palabra. Resulta que, cuando estaba en
Asturias primero como dirigente de Foro y luego como presidente del Principado,
además de pasar los fines de semana en Madrid, todos los martes y los jueves se
desplazaba a la capital, recogía a sus hijos del colegio, les daba de merendar
y luego los llevaba con su madre. Iba y venía en el día. Con los kilómetros que
recorrió en esos trayectos, podía haber dado cinco vueltas al mundo.
La verdad es que yo habría hecho lo mismo. Con una pequeña diferencia: me habría pagado, y muy a gusto (¡eran para estar con mis hijos!) esos viajes. También los cafés que tomara por el camino.
Miércoles, 22 de enero
UNA MISMA COSA SON
Con los años aprende uno a
saldar cuentas. Hoy le toca el turno a mi pueblo, Aldeanueva del Camino, que no
tenía biblioteca cuando yo nací y en el que siempre me sentí un tanto fuera de
lugar. No había libros en mi infancia, y yo era un ávido lector casi desde
antes saber leer (aprendí solo, por cierto, antes de ir a la escuela), pero
había otras cosas, que valían más que el oro, aunque yo tardara en darme cuenta.
De algunas de ellas, hablo en el pequeño libro del que hoy me llegan los
primeros ejemplares. En él están las coplas que le escuché cantar a Amancio
Prada y que no recordaba haber escrito: “Lo vivido y lo soñado / una misma cosa
son. / O no son ninguna cosa / si quieres más precisión”.
Vaya, todo lo que me has censurado sobre Natalio Grueso para que ahora lo nombres.
ResponderEliminarEl problema es que si cometes un delito al menos da la cara ante el juzgado.
Estaba en prisión, se fugo con un permiso.
Ni el Lute.
Vaya, todo lo que me has censurado sobre Natalio Grueso para que ahora lo nombres.
ResponderEliminarEl problema es que si cometes un delito al menos da la cara ante el juzgado.
Estaba en prisión, se fugo con un permiso.
Ni el Lute.
No sé porqué te alegra que gane Trump. Vamos a meterte en Guantanamo con Natalio Grueso.
ResponderEliminarLa victoria de Trump es la victoria de América.
ResponderEliminarMuy acertada la analogía entre Natalio Grueso y Álvarez Cascos. Yo también me alegro de ver a Cascos tratando de blanquear sus trapos sucios en el banquillo.
ResponderEliminarSin querer pasar por abogado del diablo, Cascos, el delito no es el mismo. Moralmente desechable, pero a ver a qué condenan a Cascos.
ResponderEliminarInventas Foro y te llevas la pasta hasta para las pizzas.
Hace muchos, muchos años que me hablan a mi de competencias.
ResponderEliminarAsí el pequeño bote que es un niño, tiene que adquirir competencias lingüísticas, matemáticas, culturales,
artísticas, musicales, de aprender a aprender...
A este profesor le debo una. Me obligaba a escribir, lo que está ni bien ni mal.
ResponderEliminarPane lucrando, Martín, sabes de sobra que nunca me voy a meter contigo fuera de estos comentarios.
Salud
Lo digo en serio. A mi el "Glory Glory Halleluya" me ha hecho saltar las lágrimas. Como a Lincoln
ResponderEliminarNo voy a las tertulias. No salgo. No escribo poesía. No bebo.
ResponderEliminarLibertad carajo. Y por eso ganaremos.
ResponderEliminarVoy a escribir aquí algo que no he escrito en otras partes, durante mucho tiempo
ResponderEliminarLa Segunda Guerra Mundial no se ha ganado todavía. Fascismo y comunismo están en Europa.