viernes, 24 de enero de 2025

Al servicio de quien me quiera: Lo vivido y lo soñado

 

Sábado, 18 de enero
CONTRA LA LIBERTAD

La libertad es el bien más valioso cuando no se tiene. Cuando se tiene, nos damos cuenta de que está sobrevalorada, de que no es más que una pesada carga.

Qué descansada vida la del que, desde que se despierta hasta que se acuesta, tiene programado, no ya al  minuto, al segundo, todo lo que ha de hacer sin necesidad de tomar ninguna decisión.

Yo me he esforzado siempre en acercarme a ese ideal. Una red de minuciosas rutinas me sostiene cada día. Pero no hay día en el que no aparezca algún agujero negro. Todavía –y llevo ya viviendo veintisiete mil treinta y cinco días, si mis cálculos son exactos--  no he conseguido un día igual a otro.

Pero muchos bastante parecidos, algunos casi iguales a los otros, eso sí. Tampoco me puedo quejar.

Domingo, 19 de enero
LOS NEGOCIOS SON LOS NEGOCIOS

Antes de entrar a ver La semilla de la higuera sagrada, la película de Mohammad Rasoulof sobre las revueltas iraníes en contra del velo, leo Identidad nómada de J. M. G. Le Clézio con un creciente sentimiento de bochorno.

¿Cómo se puede publicar una cosa así salvo en vergonzante edición privada? La razón la encuentro en la cubierta (lo único que se salva) debajo del nombre del autor: “Premio Nobel de Literatura”. Ese premio parece un pasaporte para cualquier insignificancia. Ni siquiera Cela, en los tiempos de Marina Castaño, cayó tan bajo.

Los capítulos iniciales sobre su nacimiento en Niza durante la Segunda Guerra Mundial y su posterior traslado a África quizá puedan salvarse, aunque parecen más la transcripción de una entrevista periodística que un texto literario. Y digo quizá porque las pocas anécdotas están trufadas con reflexiones de este estilo: “La guerra no es heroísmo, es la muerte de las personas mayores y los niños. Ellos son las primeras víctimas. Creo que si quisiéramos definir qué es la guerra, yo diría que es un crimen contra los viejos y contra los niños”.

No hay página sin una insignificancia, una obviedad, una nadería: “El hablante que soy tiene una vida más corta que la lengua, La lengua continúa y evoluciona”.

            Le Clézio nació en 1940, tiene diez años más que yo, parece un poco cruel decirle estas cosas a un venerable anciano. Y no se las diría personalmente, por supuesto. Pero la crueldad mayor está en no disuadirle de publicar estas muestras de un talento en ruinas.

Los negocios son los negocios, sin embargo. Este libro no es un libro, no pertenece a la literatura, es solo un producto editorial. De “intenso y refulgente” lo califica Valérie Marin en Le Point, según leo en la contraportada. Deberían incluirse en el código penal semejantes formas de la estafa.

            Lo comento con un amigo al que me encuentro al cruzar el parque de Santullano cuando salgo del cine. “Por lo menos, la película te habrá gustado”, me dice.

---Es un eficaz panfleto contra el régimen iraní, con abundante material documental (esos vídeos verticales grabados con el teléfono), que de pronto se convierte en un cuento de terror con mazmorras, laberintos y padre convertido en ogro que quiere devorar a sus hijas. No he perdido el tiempo, como con el libro “refulgente” de Le Clézio. Espero contar con buenos amigos que, cuando llegue a su edad, me desaconsejen seguir publicando.

---No te preocupes, que no te pasará algo así. Lo que tú escribes no es negocio, a nadie le interesará dar a conocer tus borradores. Y a propósito de negocios creo que ya hay ensayos muy avanzados de utilización de la Inteligencia Artificial para ayudar a los escritores famosos en los años de decadencia. Bien entrenada con sus obras anteriores, la Inteligencia Artificial produce nuevas obras que, si no sorprenden por su originalidad al menos no abochornan como, según tú, esa Identidad nómada de Le Clézio. 

Lunes, 20 de enero
NO HAY MAL QUE POR BIEN NO VENGA

---No te veo muy triste por la vuelta de Trump, Martín. Más bien creo adivinar una sonrisita de satisfacción.

            ---¿La vuelta? Yo creo que nunca se ha ido. De Biden podía olvidarse la prensa algunos días, pero de él no se ha olvidado nunca. A veces daba la impresión de que la administración norteamericana anterior, más que ocuparse de los problemas del mundo, se ocupaba de Trump.

            ---A mí no me engañas. Tú le detestabas como yo y toda la gente decente hasta que llegó la pandemia. Cambiaste de opinión cuando se opuso al uso indiscriminado de mascarillas y a la imposición de las vacunas.

            ---Exacto. Cuando la tontemia que acompañó a la pandemia, cuando nos encerraron en casa y luego nos dejaron salir todos juntos y a la misma hora, cuando nos obligaron a llevar mascarillas incluso al aire libre y en lugares solitarios, cuando me castigaron sin ir al cine (a pesar de que las salas estaban vacías, por el miedo inculcado), aunque no a ir al supermercado (aunque estuviera lleno de gente) por no querer vacunarme, pues dejé de creer en los políticos que nos imponían tales chorradas con el pretexto, no de proteger nuestra salud, sino la de los demás.

            ---Y te pasaste a la presidenta de Madrid y a Trump.

            ---Más bien dejé de pensar que la verdad esté de un solo lado. Durante la tontemia y la pandemia, para qué nos vamos a engañar, estuve más cerca de Vox, que llevó al Tribunal Constitucional algunas de las normas más lesivas contra la salud y la dignidad, que de Pedro Sánchez. Ahora ya he vuelvo a estar con él y hasta con Barbón, a quien llegué a llamar Caligulín cuando lo de los “cierres perimetrales”. Con Trump estoy muy de acuerdo en algunas cosas, como su deseo de acabar cuanto antes con la guerra en Ucrania, una guerra más de defensa de las regiones rusófilas que de invasión.

            ---¡Lo que hace la edad! Parece mentira que sigas leyendo todos los días El País. Qué poco provecho le sacas! Con lo clarito que dice todo lo que hay que pensar. ¡Te has pasado al enemigo!

            ---Pero solo en aquello en que el enemigo tiene razón. Ni un paso más.

Martes, 21 de enero
YO HABRÍA HECHO LO MISMO

Como fugaz presidente del gobierno de Asturias, la labor en que más empeño puso Álvarez-Cascos fue en pisotear el Niemeyer, ese proyecto que tanta ilusión había generado en Avilés, y no solo. A punto estuvo de hundirlo para siempre. Costó que volviera a levantar cabeza, ya convertido en otra cosa de la que soñamos en los buenos tiempos de Natalio Grueso.

            Natalio Grueso, por cierto, anda ahora en busca y captura porque no fue muy estricto con las cuentas y en sus viajes de trabajo, o de vacaciones disfrazadas de trabajo, se llevó con él algún familiar. Le condenaron a largos años de cárcel por un puñado de euros.

Esté donde esté, ahora disfrutará bastante con el juicio a Álvarez-Cascos por pasar a las cuentas del partido que él fundó hasta la compra de un cepillo de dientes o de papel higiénico, además de otros tejemanejes como algún alquiler más o menos ficticio.

            Yo, que fui uno de los que participaron en las guerras a favor del proyecto avilesino cuando Marcos Vallaure, el consejero de Cultura del gobierno de Cascos, se dedicó minuciosamente a patearlo, me alegro ahora de ver a quien fue fichado como salvador de Asturias, al parecer con todos los gastos pagados, en el banquillo.

            Pero de pronto algo me hace simpático a este viejo político en el peor sentido de la palabra. Resulta que, cuando estaba en Asturias primero como dirigente de Foro y luego como presidente del Principado, además de pasar los fines de semana en Madrid, todos los martes y los jueves se desplazaba a la capital, recogía a sus hijos del colegio, les daba de merendar y luego los llevaba con su madre. Iba y venía en el día. Con los kilómetros que recorrió en esos trayectos, podía haber dado cinco vueltas al mundo.

            La verdad es que yo habría hecho lo mismo. Con una pequeña diferencia: me habría pagado, y muy a gusto (¡eran para estar con mis hijos!) esos viajes. También los cafés que tomara por el camino.

Miércoles, 22 de enero
UNA MISMA COSA SON

Con los años aprende uno a saldar cuentas. Hoy le toca el turno a mi pueblo, Aldeanueva del Camino, que no tenía biblioteca cuando yo nací y en el que siempre me sentí un tanto fuera de lugar. No había libros en mi infancia, y yo era un ávido lector casi desde antes saber leer (aprendí solo, por cierto, antes de ir a la escuela), pero había otras cosas, que valían más que el oro, aunque yo tardara en darme cuenta. De algunas de ellas, hablo en el pequeño libro del que hoy me llegan los primeros ejemplares. En él están las coplas que le escuché cantar a Amancio Prada y que no recordaba haber escrito: “Lo vivido y lo soñado / una misma cosa son. / O no son ninguna cosa / si quieres más precisión”.



 

12 comentarios:

  1. Vaya, todo lo que me has censurado sobre Natalio Grueso para que ahora lo nombres.
    El problema es que si cometes un delito al menos da la cara ante el juzgado.
    Estaba en prisión, se fugo con un permiso.
    Ni el Lute.

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  2. Vaya, todo lo que me has censurado sobre Natalio Grueso para que ahora lo nombres.
    El problema es que si cometes un delito al menos da la cara ante el juzgado.
    Estaba en prisión, se fugo con un permiso.
    Ni el Lute.

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  3. No sé porqué te alegra que gane Trump. Vamos a meterte en Guantanamo con Natalio Grueso.

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  4. La victoria de Trump es la victoria de América.

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  5. Muy acertada la analogía entre Natalio Grueso y Álvarez Cascos. Yo también me alegro de ver a Cascos tratando de blanquear sus trapos sucios en el banquillo.

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  6. Sin querer pasar por abogado del diablo, Cascos, el delito no es el mismo. Moralmente desechable, pero a ver a qué condenan a Cascos.
    Inventas Foro y te llevas la pasta hasta para las pizzas.

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  7. Hace muchos, muchos años que me hablan a mi de competencias.
    Así el pequeño bote que es un niño, tiene que adquirir competencias lingüísticas, matemáticas, culturales,
    artísticas, musicales, de aprender a aprender...

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  8. A este profesor le debo una. Me obligaba a escribir, lo que está ni bien ni mal.
    Pane lucrando, Martín, sabes de sobra que nunca me voy a meter contigo fuera de estos comentarios.
    Salud

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  9. Lo digo en serio. A mi el "Glory Glory Halleluya" me ha hecho saltar las lágrimas. Como a Lincoln

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  10. No voy a las tertulias. No salgo. No escribo poesía. No bebo.

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  11. Libertad carajo. Y por eso ganaremos.

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  12. Voy a escribir aquí algo que no he escrito en otras partes, durante mucho tiempo
    La Segunda Guerra Mundial no se ha ganado todavía. Fascismo y comunismo están en Europa.

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