Los días de verano son una perpetua invitación al viaje. Pero no hay viaje mejor que el que lleva de un verso hasta otro verso, de un sueño a otro. Con ayuda de la poesía, durante los domingos de julio y agosto, viajaremos por el espacio y el tiempo en un mágico vehículo hecho de tinta y papel de periódico. La primera etapa de este estival periplo tiene lugar junto al Lago Sin Nombre, el más melancólico de China desde que en sus aguas se suicidó el poeta Quan Yuan. Está en los jardines de
AIRE DE PRIMAVERA
(Li Po)
Allá en el norte hay campos de jade,
aquí moreras que curvan sus verdes ramas.
Mientras que tú preparas el regreso
a mí se me quebranta el corazón.
El aire de primavera, sin pedirme permiso,
aparta las cortinas de seda de mi cama
y a mi lado se tiende y en vano
ofrece sus caricias como dulce consuelo.
CANCIÓN DE LA FRONTERA
(Wang Changling)
Tras beber, cruza el caballo las aguas del otoño.
El arroyo está frío y es una espada el viento.
Lejos, muy lejos, tras la desolación del llano,
anochece en Lin Tao y hay fiesta en sus jardines.
Al pie de la Gran Muralla , cuántos héroes han muerto.
Sobre sus huesos blancos, en la tierra amarilla,
crece por todas partes la maleza.
(Li Po)
La clara luna se alza sobre la Montaña Celeste ,
nada puede contra ella el batallón de nubes.
El viento furioso llega desde muy lejos
y golpea en los muros del Paso de Jade.
Las tropas del emperador se abren camino
por los estrechos pasos de la cordillera.
Junto al Lago de Aguas Azules acampan los tártaros.
Este lugar ha sido campo de infinitas batallas,
quienes lo pisan no suelen regresar.
Los militares de la fortaleza fronteriza,
cuando el viento concede alguna tregua,
cierran los ojos y escuchan los suspiros
de la que, sin dormir, aguarda allá en su alcoba.
UN VIEJO PESCADOR
(Liu Zongyuan)
Un viejo pescador pasó la noche aquí,
bajo la roca de la Montaña Oeste.
Al amanecer, sacó agua del cristalino río Xiang
y encendió fuego con los secos bambúes.
Cuando salió el sol y se disipó la niebla,
pareció haberse disipado con ella.
Río abajo hacia el horizonte,
golpes de remo en las verdes aguas,
una barca alejándose.
Quizá, más afortunado que yo,
tenga un lugar donde alguien le espere.
(Zang Jiuling)
En tu noche y la mía se alza la luna.
Sobre este mar y sobre los lejanos campos,
sobre tu cabeza y ante mis ojos,
se alza la misma luna.
Apago el candil para verla mejor,
me pongo el abrigo para evitar la helada
y subo a lo alto del acantilado.
Dejo que me acaricie la luz que te acaricia
y luego vuelvo a la cama
para gozarte en sueños.
RECORDANDO A MI HERMANO
EN UNA NOCHE DE LUNA
(Tu Fu)
Los viajeros se apresuran a desaparecer
al escuchar el tambor de la fortaleza fronteriza.
Solo un ganso solitario gime en el otoño.
Hoy se inicia la Temporada del Rocío Blanco.
La luna en mi tierra ha de ser muy hermosa.
Hermanos míos perdidos y dispersos,
¿a quién podría preguntar si seguís vivos?
Ni siquiera en tiempo de paz llegaban las cartas,
¿qué puedo esperar entre tantos desastres?
ATARDECER DE OTOÑO EN LAS MONTAÑAS
(Wang Wei)
Tras la reciente lluvia, la montaña solitaria
alza su fresca frente en el ocaso;
el pinar se ilumina con la brillante luna
y cristalinas aguas corren sobre las piedras.
Los bambúes se agitan de alegría
con las lavanderas que regresan a casa;
y las hojas de loto, con los barcos de pesca.
Todos se fueron cuando se fue el verano,
Pero yo quisiera quedarme
para siempre en este lugar,
cuanto más solo más hermoso.
PARA EL MINISTRO ZHANG
DESDE EL LAGO DONG TING
(Meng Haoran)
En este agosto lunar han crecido las aguas del lago,
se extienden hasta el horizonte, se confunden con el cielo.
La densa niebla domina los pantanos Yung y Meng
y las olas agitan la ciudad de Yue Yang.
Quisiera cruzar a la otra orilla,
pero no encuentro bote ni remo.
En esta época de sabios gobernantes,
yo estoy condenado a la ociosidad.
Sentado contemplo a los pescadores
y admiro a los peces que no se dejan engañar
y siguen su viaje.
MENSAJE A WANG WEI
(Meng Haoran)
Con paciencia envejezco. ¿Cuánto tiempo aún
he de seguir esperando en vano?
Se ajetrean los amigos en la ciudad distante,
olvidan sus promesas, el vino compartido,
las charlas y el silencio a la luz de la luna.
Más que el oro y el jade la amistad escasea.
Solo la soledad nunca me niega
su amarga compañía.
Cerraré para siempre la puerta
de este viejo jardín.
VISITA EN EL ARROYO DEL SUR
AL SACERDOTE CHANG
(Liu Changqing)
Camino por la estrecha vereda.
Sigo las huellas de otros caminantes
inquietos por saber su destino.
Pinos reverdecidos por la lluvia,
hierbas de primavera,
el arroyo tranquilo
que remonto hasta el manantial,
hasta la cabaña en que habita
toda la sabiduría.
Cualquier pregunta
aquí tiene respuesta,
aquí donde me olvido
de todas las preguntas.
REECUENTRO JUBILOSO CON UN VIEJO AMIGO
(Wei Yingwu)
Vivimos en Jiang-Han,
lejos de nuestra tierra,
cada vez que nos encontramos
bebemos hasta emborracharnos.
Desde la última vez
diez años han transcurrido
en la corriente que incesante fluye.
Reímos y charlamos, sin querer ver
nuestro cabello cano, los huesos que se encogen
hacia la sepultura. El vino todavía
tiene el mismo sabor.
DESPEDIDA A LI DUAN
(Lu Lun)
En nuestra tierra natal,
cubierta de hierbajos amarillos,
cómo me pesa nuestra separación.
Volviendo de vez en cuando la cabeza,
te alejaste por el camino más allá de las nubes
y yo regresé solo, pisando la nieve de la noche.
Huérfano desde niño, di vueltas por el mundo,
pasé penalidades pero tuve la suerte
de encontrar un amigo, de verdad un amigo.
Ahora lloro ocultando la cara entre las manos.
HIERBAS
(Bai Juyi)
Las hierbas de la orilla del camino
se marchitan y reverdecen cada año.
Ni el fuego logra exterminarlas.
Resucitan con la brisa de la primavera.
Su fragancia alivia al caminante.
Enlazan ciudades con su verde esplendor.
A mi amigo lo han destinado lejos,
al reino de la nieve, entre montañas.
Como la hierba la amistad, indestructible.
OTRO OTOÑO
(Tu Fu)
Los pájaros sobrevuelan
el islote de arenas blancas,
en el bosque las hojas
caen arrasadas por el viento,
las aguas del inmenso Yantsé
todo lo arrastran a su paso.
A tres mil millas de mi tierra
me encuentra un nuevo otoño.
La nieve que corona mi cabeza
invade ya mi corazón.
Ni el vino me consuela.