sábado, 27 de mayo de 2023

En la retaguardia: Con lengua de serpiente

 

Sábado, 20 de mayo
TEORÍA DE LA CANCELACIÓN

¡Qué mal lo pasé viendo en el cine de mi barrio el Don Giovanni que ahora se está representando en Nueva York! Si amas a Mozart —le diría a mi amigo neoyorquino—, no se te ocurra ir a verlo. Y no porque Peter Mattei, Federica Lombardi y los demás cantantes lo hagan mal. Todo lo contrario. Pero es difícil recrearse con la música cuando la puesta en escena de Ivo van Hove se esfuerza en subrayar todo lo que rechina en el cuento que se nos cuenta. ¿Fueron alguna vez tan estúpidas las mujeres como en Don Giovanni? Pues bien merecidos tendrían en ese caso todos los engaños que les hace ese tarambana. A Ivo van Hove, un modernillo del siglo pasado, no se le ocurre otra que traer la obra a nuestro tiempo vistiendo a los personajes con ropa contemporánea. Da grima escuchar a Zerlina pedirle a su prometido que la golpee todo lo que quiera para castigarla por sus devaneos: "Batti, batti, o bel Masetto, / la tua povera Zerlina: / starò quie come agnellina / le tue bòtte ad aspettar". Como una mansa corderina recibirá ella la paliza que le corresponde por su mal comportamiento. ¿Cómo va uno a disfrutar de las bellas melodías escuchando tales palabras? Y luego eso de que a don Giovanni le baste quitarse la corbata y a Leoporello ponérsela para que una ardiente enamorada —tonta de capirote— confunda al uno con el otro. Esas inverosimilitudes las aceptamos en una fábula que pasa en otro tiempo, no cuando se trasladan al nuestro. ¿Y eso de plantar una flor en medio de la calle y luego colocar un papelito delante de ella y entonces se convierte en la tumba del comendador? ¿Y lo de que varios de los personajes, sin razón ninguna, aparezcan de pronto en traje de época? ¿Para qué seguir? Los pacientes aficionados a la ópera están acostumbrados a que en la puesta en escena se sustituya el rigor por el capricho, la creatividad por las ocurrencias. Y tan contentos, que los que protestan son unos antiguos.

O sea que, según tú, habría que cambiar el argumento para que fuera más respetuoso con las mujeres o, mejor aún, prohibir volver a representar esa ópera tan machista, de acuerdo con la teoría de la cancelación.

            —Qué tontería. Bastaría con situarla en su época, un siglo XVI imaginado desde el XVIII, y en unas convenciones teatrales que no son las nuestras. Bastaría buscar un director de escena que no fuera tan tontorrón como para creer que, para modernizar una obra, basta con poner a los personajes trajes de hoy (aunque lo cierto es que así se ahorra mucho en vestuario).

Domingo, 21 de mayo
MIENTRAS TENGAS VIDA

No sé por qué, o quizá lo sé demasiado, a menudo me viene a la cabeza un poema de Seifert, o al menos atribuido a él en uno de mis libros. "Eres viejo, / lo peor ha quedado atrás", se repite como estribillo. Y al final, Dios, o el demonio, opina lo contrario: "No. Mientras tengas vida, / lo peor está por venir". 

Lunes, 22 de mayo
DE MEMORIA

Como los gatos, soporto mal estar mucho tiempo fuera de casa. Debo de ser la persona más sedentaria del mundo. Tres noches en Europa, una semana en América: ese suele ser el límite de mis viajes. Pero como vuelvo con cierta frecuencia a los mismos sitios conozco bien ciertos barrios de ciertas ciudades y cuando una novela pasa en alguna de ellas me gusta acompañar a los personajes en su itinerario. Si el autor mete la pata y pone una plaza o una iglesia donde no debe estar, ya no puedo seguir leyendo. Manías mías. Restitución, de Mario Martín Gijón comienza en Venecia: "Había estado sesteando en Campo San Polo, mirando a los alemanes tomarse sus Aperol Spritz y sus cervezas, con cierta envidia, no voy a negarlo". Me preparo para un confortable ir y venir por la ciudad, pero a las pocas páginas me llega el primer tropezón: "Ya uno de los primeros días tiré a contracorriente, hacia el norte, a la izquierda de la ferrovía, como dicen los venecianos, hasta la iglesia de San Jeremías, con su frontón barroco y su falta de torres, templo castrado, de esa blancura de sepulcro meridional que deslumbraba mis ojos". ¿Tiró a contracorriente? Pero si la calle que lleva desde la estación hasta el Campo San Geremia, Lista de Spagna, es la más concurrida de Venecia, siempre llena de turistas que arrastran sus maletas. Hacia el otro lado, solo está el Piazzale Roma, la parada de taxis y autobuses. En San Geremia, visita el cadáver de Santa Lucía, que allí se conserva como reliquia, y luego siente vértigo "al subir al puente de Los Descalzos". ¿Al puente de Los Descalzos? Pero ese puente está delante de la estación. El que lleva hasta la Strada Nova y hacia San Marco, el que está al lado de San Geremia, es el Ponte delle Guglie, sobre el canal del Cannaregio. Me da la impresión de que ni el autor ni el personaje saben por donde andan y yo ya no puedo seguir leyendo. Sigo paseando, sin embargo, a mi aire y entro, antes de cruzar el puente, en el parque Savorgnan, donde depositamos, hace ya algunos años, las cenizas de Trisca, la gata de Silvia Ugidos que adoptó la tertulia, y luego paso al otro lado para adentrarme en el gueto. 

 Disfruto más con estos paseos por la memoria que con cualquier ficción, sobre todo si no acabo de creérmela. Y hasta que con cualquier viaje.

Martes, 23 de mayo
LO QUE ME FALLA

La teoría, en lo que a la felicidad se refiere, me la conozco al dedillo. Hasta podría ganarme la vida escribiendo manuales. Lo que me falla es la práctica.

Miércoles, 24 de mayo
ENTRE RIPIOS ANDA EL JUEGO

Jon Juaristi nos manda, para que lo comentemos en la tertulia, un soneto que acaba de escribir. Lo titula "Astenia primaveral" y dice así: "Mayo de las batallas, no eres para los viejos. / A gusto escaparía pitando de Madrid, / allende los países donde medra la vid, / adonde el Hiperbóreo, o yo que sé: bien lejos. / Pero este año me pilla muy bajo de reflejos / ("¡Albricias, Alvar Fáñez!", cantaba Mío Cid, / saliendo de Vivar hacia Valladolid, / ¿o acaso era hacia ¿Burgos? ¿Fatal juego de espejos / retrovisores?). Nada me agradaría tanto / como tener arrestos para salir de naja / al quinto o sexto o incluso a Guadalaja- / -ra, que de (¡ay!) Jalisco es orgullo y espanto. / Pero ni a la alcarreña llegaría, vecinos: / Me quedaré en mi cuarto, pariendo alejandrinos".

Los contertulios habituales lo elogian mucho, pero a mí me parece una laboriosa nadería. ¿Qué pinta en esos versos Mio Cid y qué pinta Valladolid, puesto ahí solo para la rima? Pero lo que más disuena es esa Guadalajara convertida en "Guadalaja" para rimar con "naja" y el hemistiquio que sigue, el más cacofónico que se haya escrito nunca: "ra, que de (¡ay!) Jalisco".

A un Juaristi que no lleva bien que le pongan algún reparo (en eso es como cualquier otro poeta), lo que le preocupa no son semejantes tropezones, sino que sea un hemistiquio de seis sílabas y no haya manera de convertirlo en heptasílabo. Yo le digo que no, que tiene siete porque al ir "¡ay!" entre paréntesis forzosamente se produce una pausa tras "de" que evita la sinalefa. Se defiende como puede, acumulando disparates.

            La poesía moderna no es oral, es escrita, no importa que ese "ra" inicial sea de difícil pronunciación.

            —Si fuera así, ¿qué importa si hay sinalefa o no?

Cambiamos luego de conversación, pero él parece que sigue rumiando mis reparos y, tras abandonar la tertulia para hacer la colada (según dice), se desahoga con un soneto y me lo envía de inmediato. "Cada ser de este mundo, de la ameba al cetáceo, / practica de lo suyo por gusto o afición", se lee en los cuartetos, y luego, tras afirmar en el octavo verso, que algunos "no superan la fase del babeo", ejemplifica: "Obsérvese, por caso, a García Martín: / se diría un humano de la especie sapiente / por más que hable y razone con lengua de serpiente / (no es raro que se trabe leyendo a Moratín). / Ahora, lo que es saber (y no busco hacer befa), / no sabe qué es un ripio ni qué una sinalefa".

Él, en cambio, sabe de sobra lo que es un ripio: y ahí está ese Moratín que se cuela de pronto para rimar con Martín, que no me dejará negarlo.

Jueves, 25 de mayo
ADULAR

Me temo que voy a ser de esas personas que se hacen viejas —ya me queda menos— antes de llegar a adultas. ¿Cuándo aprenderé a no arremeter contra cualquier disparate o entuerto que me salga al paso? ¿Cuándo aprenderé a adular a quien convenga para medrar en la cucaña de la vida?

Nunca, espero. Me divierto más así.

Viernes, 26 de mayo
LO QUE DIJO EL FANTASMA
 

—Morir es una lata, pero qué cómodo estar muerto.



 

 

viernes, 19 de mayo de 2023

En la retaguardia: Pienso, luego insisto

 

 

Sábado, 13 de mayo
AÚN NO

“El día es un mar hondo que hay que cruzar a nado”, me repito con Borges cada mañana al levantarme. Sé que algún día me faltarán las fuerzas. Pero todavía no. Todavía no.

Domingo, 14 de mayo
A PARTIR DE CIERTA EDAD

“A partir de cierta edad —leo en Paul Léautaud—, la vida empieza a carecer de argumento”. No estoy yo muy seguro.  Lo que ocurre es que somos los guionistas de nuestra propia vida y a partir de cierta edad nos convertimos en guionistas desganados y rutinarios.

Lunes, 15 de mayo
YO, COMISARIO

“¿Así que andas por ahí intrigando para que te nombren comisario de la exposición que se va a dedicar a Carlos Bousoño con motivo de su centenario? ¡Y luego presumes de estar al margen de prebendas institucionales!”, se burla por teléfono un amigo.

            Pobre Bousoño. Los escritores a su muerte suelen entrar en el purgatorio antes de pasar, los menos, a la gloria de los manuales e ingresar la mayoría en el infierno del olvido. A él ese paso le tocó antes, bastante antes. Qué rápido se apolillaron sus versos y sus teorías críticas. Yo, tan injusto y tan radical siempre, pronto dejé de admirarle para más bien ridiculizarle. No me extraña nada la respuesta de Ruth Bousoño cuando oyó pronunciar mi nombre.

            El director de la Biblioteca de Asturias me contó que, a finales de año, pensaba dedicarle una exposición a Carlos Bousoño y que prefería que el comisario viviera en Asturias, para mejor coordinarse. La nostalgia de aquellos años setenta en que asistía a sus clases y tanto le citaba, además de una cierta mala conciencia, me hizo decir: “Yo podría encargarme de ella, sería una buena ocasión de separar lo valioso de su obra de los pegotes posteriores con que él mismo fue estropeándola, pero la viuda ni siquiera quiere oír hablar de mí”. “Se lo propondré en cualquier caso”, me respondió.

            Esas fueron mis intrigas de las que se burla Abelardo. Se lo cuento al director. “Pues no sé cómo lo sabe porque yo no he hablado de esto con nadie. Es cierto, como tú suponías, que no me dejó ni terminar de decir tu nombre. Gritó un ‘no’ tan rotundo que creo que retumbó en toda la biblioteca. El comisario va a ser un catedrático de Castellón que ya publicó un libro sobre Bousoño en el RIDEA”.

            “De buena me he librado”, pienso yo. Seguro que también lo piensa ella. Y parece que le gusta propalar su victoria a los cuatro vientos.

Martes, 16 de mayo
EL RUDO CAÑÓN RETUMBA

Una antología de Las peores poesías de la lengua española, encontrada al azar, me sugiere la idea de comentar algunos malos poemas célebres en la tertulia de mañana. Es una antología que carece de autor y está hecha sin rigor ninguno. Se atreve a incluir entre los peores poemas a un maravilloso soneto de Sor Juana: “Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba, / como en tu rostro y tus acciones vía / que con palabras no te persuadía, / que el corazón me vieses deseaba”.

            Encontrar los peores poemas es tan difícil como encontrar los mejores, o quizá más: es mayor la competencia. Pero lo que no hay duda es que en ninguna selección de los peores dejaría de figurar la famosa oda de Bernardo López García: “Oigo, patria, tu aflicción / y escucho el triste concierto / que forman tocando a muerto / la campana y el cañón”.

            Parece que Josep Borrell ha propuesto que en la próxima visita de Zelenski a Bruselas para exigir imperativamente más armamento todos los parlamentarios se pongan en pie y, llevándose la mano al corazón, canten ese poema, adaptado para la ocasión creo que por Javier Cercas: “Y van roncas las mujeres  / empujando los cañones; / al pie de libres pendones / el grito de ¡Patria! zumba, / y el rudo cañón retumba / y el vil invasor se aterra / y al suelo le falta tierra / para cubrir tanta tumba”. El estribillo pone lágrimas en los ojos de todos: “Mártires de la lealtad / que, del honor al arrullo, / fuisteis de la Patria orgullo / y honra de la Humanidad, / en la tumba descansad. / Que este parlamento entero / jura con rostro altanero / que hasta que Europa sucumba / no pisará vuestra tumba / la planta del extranjero”.

Miércoles, 17 de mayo
EN LA TERTULIA

—Pero es que para ti cualquiera que no piense como tú es simplemente que no piensa, me reprochan en la tertulia de los miércoles.

            —No, Cereijo, no. Hay gente que no piensa como yo, en política, en literatura o en lo que sea, y gente que simplemente no piensa. Y no hace falta entrar en la escandalera de Twitter o de cualquier otra red social para darse cuenta. Basta echar una mirada cada mañana a los periódicos de siempre, a los periódicos serios, a los que presumen de rigor informativo. Primero fue lo de la ley del “solo sí es sí”. Durante un tiempo, nos desayunábamos cada mañana con la lista de violadores o de delincuentes sexuales que habían salido de la cárcel o habían visto reducida su pena gracias a esa ley. Y de pronto dejó de hablarse de ello porque era más rentable electoralmente que el rebaño se alborotara con otra cosa: los terroristas que van en las listas de un partido político que ha apoyado alguna ley de Pedro Sánchez.

            —No hagas trampas, Martín, no me seas demagogo. Te recuerdo que la llamada “ley del solo sí es sí”, a pesar de la resistencia de los socios del gobierno a hacerlo, fue corregida en el parlamento gracias al apoyo de los populares.

            —Y yo te recuerdo, amigo Rodríguez Rodero, que ese cambio de la ley no tiene efectos retroactivos. Que el demagógico aumento de las penas, que ya eran lo suficientemente alta, solo se aplican a quienes delincan después de aprobada esa reforma. O sea que sigue habiendo rebajas de penas, si los jueces —mayoritariamente conservadores— continúan aplicando la ley del sí a sí tal como la aplicaban, pero eso ya no aparece en los periódicos y por lo tanto no escandaliza a nadie. Pero las mayores manipulaciones no se dan cuando la derecha mediática quiere arrinconar a la izquierda pusilánime, sino cuando izquierda y derecha se ponen de acuerdo.

            —¡Ya salió la pandemia, que tú llamas tontemia, o lo que es peor la guerra de Ucrania!

            —¿A nadie le extraña que los misiles que se lanzan desde la zona del Donbás solo causen víctimas civiles, a ser posible niños, y nunca alcancen objetivos militares? ¿A nadie le extraña que los misiles de la OTAN jamás causen daños colaterales, solo maten soldados rusos y bien rusos? Leed, leed a los periódicos serios, y veréis que esto es rigurosamente cierto.

            —Eso es por la precisión del armamento norteamericano, cada vez más inteligente.

            —En la guerra la primera víctima es la verdad. Aquí se vetan las noticias de uno de los bandos y se nos vende como verdad la propaganda del otro, el que nos han hecho aceptar como nuestro. Y el rebaño traga sin siquiera un balido de duda. Si eso es pensar, amigo Cereijo, que venga Descartes y lo vea.

Jueves, 18 de mayo
EL RACISMO DE NUESTRA INFAMIA

“Nos ha tocado en suerte, me decía un argentino ilustre y entusiasta, el mejor lote de la América meridional, y nos hemos formado con el núcleo europeo más puro… sin indios casi, sin negros”.

            Leo estas palabras en el libro en el que Adolfo Posada cuenta su segundo viaje a Argentina. Es un hombre de la Institución Libre de Enseñanza, un español ilustrado, pero las recoge sin ningún comentario. Seguramente le parece también una suerte que en Argentina no haya negros, que haya aniquilado a casi todos sus indígenas y que la inmigración sea blanca y europea. Ahora ya nadie se vanagloriaría de ello, pero seguro que muchos siguen pensado lo mismo que hace un siglo. Borges todavía lo pensaba y no tenía inconveniente en decirlo.

Viernes, 19 de mayo
ALTO AHÍ

Con tu afán de llevar la contraria, te estás pasando, Martín. Vas a acabar defendiendo a Putin y a los terroristas, si es que no lo defiendes ya.

            ¡Alto ahí! Yo no defiendo a los terroristas de un lado ni a los del otro. Solo digo que si alguien afirma públicamente que Bildu incluye terroristas en sus listas está acusando de un grave delito a jueces y fiscales que permiten tal hecho y a la junta electoral que lo autoriza y a la Constitución. Pero eso no es así. Cada partido incluye en sus listas a los candidatos que cree convenientes y que no han sido privados de sus derechos a elegir y ser elegidos. Una obviedad, que ya parece que acepta hasta Feijoo. Y el que yo esté en contra del exigente Zelenski y del sumiso Borrell no quiere decir que esté a favor de Putin. De lo que hacen los dos primeros me siento responsable porque como ciudadano español participo en la financiación de su barbarie. De la del otro, no.



 

sábado, 13 de mayo de 2023

En la retaguardia: Entro en campaña

 

Sábado, 6 de mayo
INCREÍBLE, PERO CIERTO 

Como novela, sería completamente inverosímil; como guion de una serie de televisión, quizá lo aceptaran. Vamos a ver uno de los episodios. La policía española está investigando la entrada de cocaína en España a través del puerto de Barcelona. El 22 de junio de 2010, en un buque de bandera panameña que trae un cargamento de chatarra, se descubren 186 kilos de cocaína. Y quien desde su oficina estaba monotorizando la descarga de ese barco era Josep Mestre, presidente de Tercat (Terminal Catalunya), la principal empresa dedicada a la carga y descarga de contenedores. Mestre fue inmediatamente detenido y poco después una comisión judicial se desplazó hasta Pedralbes para registrar la mansión del empresario. Allí inventariaron los coches de lujo, los cuadros de Miró, Tàpies y Nonell, los jamones y los vinos exclusivos de la bodega, los miles de euros, libras y francos suizos guardados en la caja fuerte para pagos en metálico. Pero eso no fue lo que más les sorprendió, no era nada que no esperaran encontrar en la casa de un narco. Había además fotos de Mestre con gente conocida. En una de ellas aparecía con José Montilla, entonces presidente de la Generalitat, recibiendo un premio al Mejor Empresario Nacional Logístico, y con Vicente Álvarez Areces, presidente del Principado de Asturias, que recibía otro premio. Las fotos que más abundaban, sin embargo, era con Juan Carlos de Borbón, entonces jefe del Estado español, y la mayoría no estaban tomadas en actos oficiales, sino en fiestas privadas, muchas de ellas en la propia mansión del empresario. “¡Hostia, tío! ¡La hemos cagao! ¿Pero os dais cuenta de a quién hemos detenido?”, me imagino yo que pondría el guionista de la serie en boca de los asombrados funcionarios.

            Las fotos desaparecieron, al ilustre traficante la Audiencia Nacional le condenó a doce años de prisión que el Tribunal Supremo redujo a nueve y de los que cumplió once meses. Los amigos son los amigos.

            Demasiado inverosímil para una serie de televisión. Pero parece que cierto. José María Olmo y David Fernández lo cuentan en su libro King Corp. El protagonista se supera a sí mismo en cada capítulo. Uno creía estar curado de espanto, pero no. Y no son las canalladas del personaje principal las que más nos sorprenden, sino su innata capacidad para ensuciar todo lo que toca y convertir en cómplice a cualquiera que se le acerca.

            Si la mitad de lo que en ese libro se cuenta fuera cierto, la familia Borbón debería pensar en prescindir de un apellido infamado para siempre.

            ¿Y no habría también que cambiar el nombre del país —no el Reino de Marruecos ni Corea del Norte, sino una democracia avanzada, según dicen— que le rio las gracias durante treinta años y calló con amenazas y dinero público a quienes podían descubrir la verdad? 

Domingo, 7 de mayo
FALSA VANIDAD

Siempre he dicho, por mi afán de llevar la contraria, que en lugar de practicar la habitual falsa modestia, yo practico la falsa vanidad. Ahora sé que es también por otra razón. En uno de los puestos del Fontán encuentro una edición de El criterio de Balmes, publicada en 1862. Lleva la firma de Ramón Álvarez Buylla, sin duda abuelo o bisabuelo del Ramón Álvarez Buylla, exiliado en la Unión Soviética y luego en México, hijo de Arturo Álvarez Buylla, fusilado en el 36, y padre del Arturo Álvarez Buylla que fue premio Príncipe de Asturias en 2011.

            Comienzo a leer El criterio y quedo asombrado de su modernidad y buen sentido ya desde las primeras líneas: “Si deseamos pensar bien, hemos de procurar conocer la verdad, es decir, la realidad de las cosas. ¿De qué sirve discurrir con sutileza, o con profundidad aparente, si el pensamiento no está conforme con la realidad? Un sencillo labrador, un modesto artesano, que conocen los objetos de su profesión, piensan y hablan mejor sobre ellos que un presuntuoso filósofo que en encumbrados conceptos y altisonantes palabras, quiere darles lecciones sobre lo que no entiende”.

            Hojeo el libro mientras tomo un café y enseguida encuentro que habla de mí.: “La exageración del amor propio, la soberbia, en los hombres de temple fuerte y de entendimiento sagaz, es orgullo; en los flojos y poco avisados, es vanidad. El orgulloso sin vanidad tiene la hipocresía de la virtud; el vanidoso tiene la franqueza de su debilidad. A la altivez satánica del orgulloso, opone el vanidoso su constante súplica del elogio. El vanidoso no desprecia a los demás, los respeta y quizá los admira y teme”.

            Nos cae mejor el vanidoso que el orgulloso y de ahí mi falsa vanidad, aunque no sé si engaño con ella a mucha gente. Me esfuerzo todo lo que puedo por disimularlo, pero creo que algo se me nota mi desprecio por el vulgo municipal y espeso tan fácil de engatusar y aterrrar y encerrar y llevar al matadero o a donde convenga.

Lunes, 8 de mayo
ELOGIO DEL ENEMIGO

Lo bueno de los enemigos es que, al contrario de los amigos, jamás abusarán de nuestra confianza. Entre los enemigos, no hay ningún Judas.

Miércoles, 10 de mayo
NADIE ES PERFECTO

Cada uno es como es. He hecho el propósito de mostrarme educado y paciente en la tertulia de los miércoles, de dejar hablar hasta el final, aunque el interlocutor se entretenga en darle vueltas a una idea —o similar— que ha quedado clara desde sus primeras palabras. Pero nada, no hay manera. En seguida acabo rebatiendo con vehemencia a unos y a otros. Termino agotado tras tres horas y media de esgrima verbal en la tertulia. A Abelardo Linares trato de demostrarle que lo mejor que puede hacer con el libro que ha publicado sobre Brines es retirar la edición y destruirla por completo: pocas veces se ha escrito nada tan denigrantemente repulsivo sobre un escritor. Pero él dice que no se cuenta nada que no esté ya en sus poemas, que a Paco no le habría molestado. ¡Y presumía de conocerle bien y de ser buen amigo suyo! Por suerte los muertos no tienen la costumbre de leer lo que se escribe sobre ellos.

            Con José Luis Piquero discrepo a propósito de un poema de un afamado poeta (y ahora novelista) que a él le parece una maravilla y a mí una idea tópica realizada toscamente. Con todos, sobre si debe considerarse censura retirar de las lecturas escolares los textos que ofendan a cualquier minoría o adaptar a la sensibilidad contemporánea los cuentos tradicionales. “¡Es que a este paso no vamos a poder hablar de nada!”, claman. ”Pues si es para ofender, mejor callar”, replico yo, que no sé si predico con el ejemplo.

            La verdad es que al rebaño de los que aplauden cuando hay que aplaudir, se escandalizan cuando hay que escandalizarse y se encierran en casa sin rechistar cuando lo manda la autoridad, cada vez lo respeto menos. Yo respeto a todas las minorías, pero no a esa inmensa mayoría. Nadie es perfecto.

Jueves, 11 de mayo
HACER LAS MALETAS

Paso por la notaría de Manuel Tuero —cordialidad y encanto antiguos con vistas al Campo de San Francisco— porque quiero retocar mi testamento. Desaparece la idea de una fundación a la que legar piso, libros y papeles. Las fundaciones literarias acaban viviendo todas del dinero público y sirviendo como medio de vida de su director o directora. Y cuando quieren hacer algo crean otro premio de poesía, como si no hubiera bastantes para entretener a los aficionados y profesionales del verso.

            Nada de fundación: mis libros y papeles con algún interés pasan al legado que ya hice a la Biblioteca de Asturias; el resto, después de que se queden los amigos como recuerdo lo que les pueda interesar, que se lo lleve alguna librería de viejo, que es donde mejor están los libros viejos (¡cuántos descubrimientos, y por muy poco dinero, he hecho yo —buen lector, pero nada bibliófilo— en ellas!). Y así se evitan problemas como los de la nonata fundación Ángel González. Afortunadamente, yo no dejo viudas. Indico también en el testamento algo muy importante para mí, que la propiedad intelectual de todo lo que he publicado pasa al dominio público. No voy a esperar ochenta años para ser como Cervantes, Virgilio o Garcilaso.

            Un testamento nada complicado el mío. Ser pobre tiene sus ventajas.

            En lo material, poco recibí y poco dejo. En otros aspectos, ya me gustaría a mí dejar tanto bueno como afortunadamente recibí.

Viernes, 12 de mayo
CAMBIO DE VOTO

Comienza la campaña electoral. Por primera vez no voy a votar a los que he votado siempre. Ando todavía moralmente resentido de los palos que me dieron con el pretexto de una pandemia que dejó de tener importancia en cuanto Putin se puso en marcha para ayudar a los rebeldes de Ucrania y el negocio armamentístico sustituyó al de la industria farmacéutica. Por primera vez dejaré de votar a los socialistas y votaré a la izquierda.



 

sábado, 6 de mayo de 2023

En la retaguardia: La piedad peligrosa

 

Sábado, 29 de abril
SOLO EL PRETEXTO

Encuentro al azar, mi mejor guía de lecturas, Vida de un rey, las memorias del duque de Windsor, y descubro con sorpresa que la causa de su abdicación no fue el que se le impidiera casarse con Wallis Simpson, sino un paraguas.

            Bueno, tampoco hay que exagerar. Además del paraguas hubo unas monedas y unas líneas añadidas al final del primer discurso.

            Comencemos por el principio. Cito textualmente, no vaya a creerse que se trata de un cuento: “Fue el incidente con un paraguas lo que realmente hizo que me diese cuenta de los riesgos inherentes a las más pequeñas divergencias de las costumbres de los reyes”. Tenía que asistir a una reunión sobre las fincas del ducado de Cornwall. Las oficinas estaban a dos minutos a pie del palacio. Aunque llovía, en lugar del Daimler, el solemne coche oficial, pidió que le trajeran el sombrero hongo y un paraguas y salió acompañado del almirante Lionel Halsey, ataviado más o menos de la misma manera. La cosa no habría tenido importancia si no hubiera habido un fotógrafo apostado para sacar una de tantas fotos del rey. Se la hizo mientras cruzaba la calle. “El resultado fue una escena que sin duda se repitió muchas veces aquel día en Londres: dos hombres en traje de calle, uno con una cartera, el otro con el cuello levantado, que caminaban bajo sendos paraguas para asistir a una cita de negocios”. La fotografía tuvo gran difusión y su espontaneidad, que sin duda agradó a mucha gente, no gustó al gobierno. Un diputado, persona de confianza del primer ministro, en una comida de sociedad se acercó a Wallis y le dijo muy gravemente: “¿Vio usted la fotografía de su Majestad saliendo del Palacio bajo la lluvia? Puesto que usted conoce al rey, ¿quiere decirle que en el futuro cuide de que no le saquen fotografías así?”

            Un día se presentó en Palacio el subdirector de la Casa de la Moneda acompañado de dos dibujantes. A la hora de escoger el retrato que se iba a utilizar en las nuevas monedas, observó el rey que todos le presentaban por el lado derecho y él creía que quedaba mejor por el izquierdo. “Imposible, Majestad. Es antigua costumbre cambiar el lado al que mira el perfil del soberano de un reinado a otro. Su abuelo, el rey Eduardo VII, miraba a la derecha y su padre miraba a la izquierda, de modo que ahora le toca a usted mirar a la derecha”. El rey decidió no seguir esa costumbre: “Después de todo es mi cara la que se va a usar. ¿No es razonable que se me conceda por lo menos el privilegio de decidir qué lado se va a exponer?”. Era muy razonable, pero las nuevas monedas se retrasaron tanto que nunca llegaron a aparecer: el rey había abdicado antes.

            Y luego estaba el discurso, el primero que pronunció por radio, el uno de marzo de 1936. El gobierno le entregó el borrador, él lo retocó un poco, y luego lo devolvió. A última hora, se le ocurrió incluir unas líneas que no le pareció necesario enviar al gobierno: “Me conocéis mejor como príncipe de Gales, como el hombre que durante la guerra y después ha tenido la oportunidad de conocer a los pueblos de casi todos los países en todo género de circunstancias. Y si bien os hablo en este momento como rey, soy todavía el mismo hombre que ha tenido esa experiencia y cuyos constantes esfuerzos consistirán en seguir fomentando vuestro bienestar”.

            ¡Atreverse a salir a la calle con paraguas como un ciudadano más, querer cambiar de lado el perfil de las monedas, añadir por su cuenta unas palabras en un discurso! Al gobierno no le gustaba aquel rey que no daba la talla y al rey no le gustaba el encorsetado trabajo de rey. A ambas parte les vino muy el conflicto constitucional que ocasionó su deseo de casarse con una divorciada. Un matrimonio, por cierto, que no corría ninguna prisa, que podía haber esperado hasta que el rey hubiera moldeado la institución a su gusto y tuviera otro gobierno.

            En fin, que esa romántica historia de amor fue el pretexto, no el verdadero motivo. Y que si el rey se empeñó en casarse de inmediato, antes de la coronación, fue porque eso le daba la ocasión de largarse honorablemente —o eso creía él— de un trabajo que no le gustaba y seguir viviendo a su aire, disfrutando de la vida sin compromisos serios. 

Lunes, 1 de mayo
HUIR

A primera hora, subo con unos amigos hasta lo alto del Naranco. En la zonas quemadas, se alzan ya los nuevos brotes. La vida vence siempre a la muerte, al menos en el mundo vegetal. Veo la ciudad desparramada, algunas nubes bajas, el cielo muy azul, el aire limpio y de una especial transparencia. Al Norte, la distante línea del mar que se confunde con el cielo; al Sur, como cercanos gigantes protectores, las cumbres de la cordillera. La noche fue mala, como las últimas noches, con la sensación de haber caído en una de esas trampas que nos tiende la bondad y de la que nos negamos a salir para no tener que aceptar que nos hemos equivocado, que sobrevaloramos nuestras propias fuerzas, que en ciertas ocasiones huir mientras aún queda tiempo es la única solución inteligente.

Martes, 2 de mayo
LOS LIBROS O LA VIDA

Últimamente se me amontonan las bajas de amigos o de quienes creía amigos. Y casi siempre por la misma razón, por algo que he dicho sobre algunos de sus libros. Subrayo unas frase de Ernst Jünger, cuyos diarios de la Segunda Guerra Mundial he comenzado a releer: “Más confortables que los elogios son para mí los análisis objetivos o también los rechazos bien argumentados. Me resulta grata la crítica que se me enfrenta con buenos argumentos. Un reparo puesto a la obra nunca debe tomarse como una ofensa personal”.

            No todo el mundo piensa lo mismo, y quizá tengan razón: señalar las insuficiencias de esa obra en la que hemos puesto tanto esfuerzo e ilusión equivale al más doloroso ataque personal.

            Hasta ahora, al hablar de un libro, nunca tuve en cuenta mi relación con el autor, si era amigo o enemigo, conocido o desconocido. Pero algo voy aprendiendo: procuraré no ocuparme de los libros de quien no aprecia que me ocupe de sus libros.

Miércoles, 3 de mayo
TRATO DE HUIR

En la vida real, como en los cuentos de hadas, como en las viejas leyendas, hay seres de luz y seres de tiniebla. No creo en el demonio, pero creo en las posesiones diabólicas. He jugado a ser San Jorge, me he enfrentado con el dragón para liberar a la princesa. Pero no había princesa, era solo un disfraz del dragón. Ahí la dejé en sus garras, mientras yo escapé para salvar mi vida. He jugado a ser héroe, pero hay cosas con las que no se juega. Al diablo le gusta disfrazarse de pobre diablo para que te confíes, pero pobre de ti como lo hagas.

            En sueños escapé, saltando del caballo, que cayó herido y de inmediato fue devorado por la bestia. En la vida real, trato de hacerlo, pero aún no estoy seguro de conseguirlo.

Jueves, 4 de mayo
EL CLUB DE LOS NEGOCIOS RAROS

Yo no digo nada para que no me llamen terraplanista o cosas peores, pero leo el artículo “Polonia y otros países de la UE quieren renegociar con Pfizer las vacunas contra la covid” y quedo aterrado. No entro en la utilidad de esas vacunas, sino en cómo se compraron. Los contratos son secretos. Pero por lo que se sabe se hicieron a lo grande, tan a lo grande que en España —uno de los países donde más se obligó, con artimañas diversas, a vacunarse: eso daba votos— hay 103 millones de dosis a punto de caducar. Multiplíquese esa cifra por veinte y se verá cuántos euros tiraremos a la basura. Pero la historia no acaba ahí. Ya están encargadas muchos más millones de vacunas. Se sabe que no se van a necesitar tantas. Se quiere renegociar. Y Pfizer dice que sí, que permite —aunque podría no hacerlo, el contrato es así de leonino— que se rebaje el número de dosis, pero abonando la mitad del precio de las canceladas, diez euros. O sea, que deja de fabricar, por ejemplo, trescientos millones de dosis pero esas dosis no fabricadas, pero encargadas por Europa, las cobra a diez euros. Supongo que, como a mí, a muchos les resultará imposible de creer. Pero que se informen y verán.

            ¿Y  por qué no se investigan esos contratos? ¿Y por qué no se denuncia por malversación y estafa a quienes los han firmado? ¿Y por qué se sigue exigiendo el pasaporte de vacunación en Estados Unidos? Pues para ayudar a hacer caja —y qué caja— a uno de los principales donantes del Partido Demócrata, respondería yo a lo último si no tuviera miedo de que me apedrearan por conspiranoico. Y en cuanto a los contratos de la UE, pues ya se sabe que donde hay patrón no manda marinero, como estamos viendo en la guerra civil de Ucrania. Y eso de guerra civil, comenzada en 2014 y apoyados ambos bandos cada vez más por potencias extranjeras —una obviedad—, sospecho que soy yo el primero que se atreve a decirlo.

Viernes, 5 de mayo
QUÉ CERCA

Qué cerca están infierno y paraíso. Por eso yo huyo de ambos como del infierno.


e ambos como del infierno.