Una vez hubieron terminado bajaron las escaleras rápido, sobre todo Alma, pues le asustaba la sensación que tenía ante el hecho de pensar que tenía que salir a la calle.
Va, vámonos. Apresuro a sus padres.
Una vez hubo bajado, los espero en el último rellano. No quería salir sola.
Juntos salieron fuera. Los tres en sus regazos portaban bultos de libretas y libros.
Alma apresuro el paso. Quería salir lo antes posible de allí. No le gustaba lo que sentía. En su interior se adueñaba la inquietud.
Conforme se iba alejando. Cuanto más cerca estaba del coche, más tranquila se sentía.
Sus padres iban a la vez acelerados, pues Alma los llevaba prácticamente al troten.
Cuando llegaron al coche, guardaron los libros en el maletero y se dispusieron a volver a casa. Alma estaba deseosa.
Al entrar en el vehículo sintió un profundo alivio.
De camino a casa, recordaba el día que había pasado cargado de emociones y de sensaciones para ella totalmente inexplicables.
Dejándole una mala sensación.
Todo el camino fue absorta.
Su madre la vigilaba desde el retrovisor. Estaba preocupada, pues se había dado cuenta de los brotes de ansiedad padecidos por su hija. No sabía si lo que pudiera haber sentido la podrían haber perjudicado.
El padre iba en sus pensamientos. Un poco enfadado. Se había percatado de las reacciones de su hija, pensando que quizás había sido un poco pronto para ir a los lugares que habituaba antes del suceso.
Cada uno con sus pensamientos, no terciaron ni una palabra durante el trayecto.
Así que llegaron sin darse cuenta a su casa.
Bajaron del coche, abrieron el maletero y cogieron todos los bultos que pudieron. Adentrándolos dentro de casa.
Dejándolos encima de la mesa, se dirigieron cada uno a sus habitaciones. Se cambiaron de ropa, quedándose en ellas, para descansar. Había sido un día de mucho nerviosismo. Y estaban agotados.
Alma, una vez se hubo cambiado ni tan siquiera se levanto de la cama, se recostó al instante, entrando en un profundo sueño.
Al rato de estar dormida, empezó a vivir secuencias en forma de un sueño, que hicieron que se empezara a intranquilizar. Moviéndose en la cama con cierta ansiedad.
Estaba en un lugar oscuro. Sentía una presencia extraña. Los ruidos que escuchaba fuera del lugar la atormentaban. Eran golpes profundos. Su cuerpo a cada golpe, se estremecía. El último siempre más cercano, notando el peligro que le procedía.
Temblando de terror, sentía mucho frio. Procuraba protegerse con las manos. Pues no encontraba su ropa por ningún sitio. Notaba la presencia de alguien cada vez más cerca.
Una mano fuerte tiro de ella, encontrando, otro cuerpo junto al de ella. No podía verlo.
Su mente en ese momento se bloqueo.
Despertando del sueño en ese preciso instante.
Cubierta de sudor, con el corazón palpitando a cien por hora y con dificultades para respirar.
Abrió los ojos enseguida, pensando que era real.
Miro a su alrededor, dándose cuenta enseguida de que había sido una pesadilla.
Incorporándose, se quedo sentada en la cama. Empezó a respirar profundamente, le costaba, pero lo intentaba. A su pensamiento le vino la respuesta de lo que podía significar ese tipo de sueños, que ya había tenido más de una vez.
No pudo evitarlo la angustia le sobrevino. Un peso enorme en su pecho se implantaba.
Sin poder eludir el llanto. Este asomo a sus ojos, a la vez, que la congoja.
Lloro y lloro, hasta que se quedo relajada, asimilando lo que podía ser.
Al fondo se escucho el teléfono. Ella ni lo tomo en cuenta.
Al poco rato su madre abrió la puerta con lentitud, pensando que Alma estaba durmiendo.
Encontrándola sentada encima de la cama.
¿No duermes Alma? Pensaba que lo hacías.
¡Ha llamado Carmen! Quería hablar contigo.
Luego la llamo. Contesto Alma.
¿Te pasa Algo? Continúo la madre.
Bueno estoy un poco nerviosa. He tenido una pesadilla, pero ya estoy bien.
Luego la llamo, mama.
Carla con la respuesta de su hija, se dio cuenta que no tenía ganas de hablar, así que se marcho.
Una vez se hubo marchado su madre, se quedo un rato abstraída en el pensamiento, con lo que había notado en el sueño.
Tenía mal cuerpo, sentía ganas de vomitar.
Pero en medio de todo esto, se fue tranquilizando sobreviniéndole otra vez la somnolencia, cayendo irremediablemente.
Al rato, su madre la despertó. Pues había pasado toda la tarde dentro de la habitación e iban a cenar.
Había anochecido y Carmen había vuelto a llamar. Fue lo que le dijo, para que esta se levantara.
Alma se incorporo con esfuerzo y decidió bajar enseguida.
Se encontraba mucho más relajada. Pero a la vez se encontraba muy agotada.
Cuando llego al comedor, llamo inmediatamente a Carmen.
Está le dijo que había plegado antes del trabajo. Preguntándole si le apetecía tomar un café.
Alma, le fue sincera.
“La verdad Carmen no me apetece en absoluto, pero a la vez necesito salir, moverme”.
Alma se lo pensó por un momento. Necesitaba respirar aire fresco, salir de casa, se encontraba intranquila, así que quedaron para después de cenar.
En la cena hubo un silencio absoluto, todos estaban cansados, quizás el día había sido algo duro, para unos más, que para otros.
Eran las 21:30h, Carmen fue puntual. Llamando al timbre, hizo que estos se agilizaran a recoger la mesa.
La hicieron pasar, siendo el único momento en el que entablaron conversación todo el grupo. Se hablo de cómo había ido el día.
Carmen noto por las palabras del grupo familiar y la forma de cómo lo decían, que no había sido, todo lo agradable que les hubiera gustado.
CONTINUARÁ...
ENLACE donde podréis leer los capítulos anteriores:
http://maricmasi.blogspot.com/2010/06/narracion-encuentro-con-un-ser.html
FRASE DEL DÍA:
"Lo que a veces pensemos o creamos no quiere decir que así sea". maricmasi.
LUNA SERENA.
Comentarios
Cuando pueda leere toda la historia, por lo pronto, me gusto lo que leí.
Nos vemos.