Cuándo se observa qué cada uno de nosotros somos bastante diferentes, con características desiguales por vivencias y circunstancias qué nos marcan en la vida, qué uno mismo es único, incomparable a ninguno, qué cuándo nos damos cuenta de cómo somos interiormente plasmándolo al exterior y a nuestras relaciones, y qué ello mismo nos pone en aprietos o sucesos complicados o dañinos, entonces, es cuándo vemos la necesidad de protegernos y tomar decisiones, a veces, drásticas. Somos "iguales"... pero no lo somos. Cuándo se es en amor y aunque no se sea, pero principalmente las primeras están más desprotegidas por su naturaleza, se debe saber qué podemos encontrarnos con personas qué van con formas muy diferentes, nada agradables, las menos pero existen, con intencionalidad o sin, de las cuales debemos de cuidarnos para no salir perjudicados o lo mínimo, y eso, lo vamos observando con las experiencias, las vivencias qué la vida nos presenta y qué en un principio no sabemos ...