A veces, pensamos, sin pensar, es en ese silencio, junto la penumbra que satura, una penumbra que se incorpora instante a instante, no es único, no es individual, son los tiempos, los momentos, que se viven, respuesta de un pasado, de un presente realizado en común, sin fuerza subyacente conjunta para contrarrestar, priorizar, lo mejor. Es, en ese silencio, en ese momento, cuándo abruma, cuándo uno se da cuenta, de la ideología, de lo formado, tanta mezcla, sin valores, sin enseñanzas intrínsecas, para la formación de la buena vida, de lo idóneo, para cada uno de nosotros, en prioridad, del bienestar, qué ahora, llegamos a ese punto de encuentro, en el cuál nos hallamos. Ya, sin espera, resultados, de un desvío, organizado o no, que nos influye, nos encarrila, a todos para bien o para mal, sabiendo. Qué el bien esta ahí de frente, para quienes con sus pensamientos, esencias, palabras, sin juicios, se lo han labrado, aún no se pueda, ver, a sim...
Entra en un mundo real. La otra realidad.