Te apareciste en demasiadas veladas
-incalculables por los números-
tantas, como estrellas hay en el firmamento,
en la intimidad de una noche sin
palabras.
Asimismo, caí derrotada incontables
veces
algo así como los excesivos instantes
que roídos, hilvanan raíces de soledad
en el encaje del tiempo más frágil.
En la fantasía de obviar la muerte
mi corazón se forzó a detenerse
cual vaciado tren desbocado
en una estación sin rieles.
Mejoré lo justo y tomé lo preciso
para mi iris dirigir a lo puro
y partí al inexplorado hogar del hoy,
ese cierto, sin ayer ni futuro.
No, no eras tú quien me enamoraba
-y me indagaba- nunca lo fuiste...
hoy lo sé, inocente sigues en mi alma
tu nido, tu castillo, tu útero.
Mi razón de ser y continuar...
no, ya no busques un cuerpo en el mundo,
mejor, quédate intacto, oriundo
que con tu solo aliento, tibio y cierto,
haces que yo pueda respirar, lo justo.
Me he concedido tu amor
me he facultado a vivir
me he consentido ser yo
me he visado seguir.
Si no es por y para un bien mayor
ya no codicio poseer más
que sentirte en mí.
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P-Car
Paty Carvajal-Chile
N°1658– 21.04.2024
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