El cielo aquí, no es azul e infinito
ni de noche cuento mil estrellas.
Aquí no se oye un río cercano
ni aves entonando su canto.
Los días aquí, son idénticos:
tardíos, famélicos, apagados.
La ladera donde duermo
no es de herbaje frondosa. Ella
no conoce el color de las rosas.
De esta dura tierra supura
aroma a lágrimas frescas
que mi temple derrumba.
Sin embargo es aquí y no
en remoto huero paraíso
donde mi alma te busca,
susurra, implora y llora,
sujeta, cuida y glorifica.
A ti, solo a ti, siempre a ti,
de todas las cosas concebida
¡parida por la vida para todos!
amada poesía… eterna mía…
¡incomparable tesoro!
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P-Car
Paty Carvajal-Chile
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