Mi hamaca, tu pulmón;
mi ventana, tu mirada.
Convivimos sin más verbos
que los latidos del corazón.
Aquí, los subterfugios no entran.
Aquí, danzan las transparencias.
Deseo puro eres cuando me evocas,
antes, ayer, hoy, ahora.
Me enternezco al darme cuenta…
y te acaricio suave por dentro.
Tú… sujetas tu pecho. Sonríes con paz.
Respiras tan profundo que me revuelcas.
Y entonces soy…
la agitada sirena de tus suspiros
en los mares apasionados de tu sangre.
Soy feliz…
A veces me duermo. Jamás parto.
Mi pretérita impotencia he roto.
Con ella…
hice un otoño.
Lo presientes, lo sientes.
Sin mí, el vacío sería hondo.
El silencio, negro y callado.
El desamor, un verdugo.
El amor, solo una palabra.
No quieres consciencia.
Eliges tu ruta y velocidad.
Trotar en el tiempo.
¿Hacia dónde vas tan rápido?
¿Quieres llegar antes a la muerte?
Hoy es tu mañana.
Mañana ya será hoy.
Hoy, pronto será nada.
El tiempo es eterno, el fin no se lo lleva.
A nosotros sí. Ningún ser lo vence.
Y nos vamos sin nada más
que los tesoros del alma.
Está bien, no sufras con mis palabras.
Basta uno, basto yo.
Yo… lo he comprendido.
Con lágrima, con ayuno, con filo.
Soy mujer, soy vigilia, soy poeta.
El milagro es este espacio secreto.
Tu pecho es mi hogar.
Mi conexión, la esperanza.
Mi paraíso, el infinito.
Mi ensueño, tu alma.
Aquí, cuido el nido y el sentido.
Aquí… tú no puedes entrar.
Aquí… te quiero y te amo.
Aquí vivo ¡mi libertad!
P-Car