Biografía de Xi Chuan:
Chuan Xi (alias junio, Liu) nació en 1963 en la provincia Jiangsu (China), pero se mudó a Pekín desde muy joven y comenzó a estudiar pintura en tinta china tradicional.
Se graduó de Bei Da con una tesis sobre el uso de la literatura china por Ezra Pound. Junto a Chen y Jiang Ouyang Dongdong, Xi Chuan fue fundada en los años ochenta, una revista oficial que a pesar de la corta vida ha tenido mucha influencia en China : Tendencia (Qingxiang). Trabajó como editora de la revista Huanqiu (Globe), y recientemente profesor de literatura clásica china Inglés y del Instituto Central de Bellas Artes desde mediados de los años ochenta, ha recogido varias apariciones literarias en Occidente. En la última década, el trabajo de Xi Chuan se manifiesta de una manera más clara en una serie de secuencias en prosimetro como Zhijing (Onda, 1992), Eyun (la adversidad, 1996), Ying de Huayue (Discursos de ' Eagle, 1999). Las colecciones de sus obras contienen meigui de Zhongguo (La Rosa de China 1991), de Yinmi Huihe (secreto de Convergencia, 1997), Rang mengmianren shuohua (dejar sobre el hombre enmascarado, 1997), ru Dayi allí (Esta es la "Idea, 1997 ) Xugou de jiapu (dummy Genealogía, 1997).
Murciélagos al atardecer
En los cuadros de Goya traen pesadillas
al artista. Volando hacia arriba, hacia abajo,
a derecha y a izquierda, murmuran
furtivamente sin llegar a despertarlo.
Una felicidad indecible aparece en sus caras
casi humanas. Estas creaturas que parecen
pájaros pero que no lo son, completamente negros
se funden con la oscuridad, como semillas que nunca florecerán
Como demonios sin esperanza de redención
ciegos y crueles, llevados por su voluntad,
cuelgan a veces boca abajo de las ramas
igual que hojas secas, excitando nuestra lástima
En algunas historias
se concentran en húmedas grutas;
cuando el sol cae tras la montaña es su momento
para salir de caza, parir, luego desaparecen
Pueden obligar a un sonámbulo a unírseles,
arrebatarle la antorcha de su mano y apagarla;
pueden alcanzar a un lobo merodeador
y hacerlo caer mudo por un precipicio
En la noche, si un niño no puede dormir
es sin duda porque un murciélago
evadiendo los ojos hinchados del guardia
llegó hasta su lado para hablarle del destino
Uno, dos o tres murciélagos,
no tiene riqueza ni patria, ¿cómo puede ser
que traigan felicidad? La luna creciente y menguante
gastó sus plumas. Son feos, sin nombre.
Su corazón de piedra nunca pudo conmoverme
hasta que un verano hacia el atardecer
al pasar por mi vieja casa vi unos chicos jugando
y sobre sus cabezas aún más murciélagos
El atardecer arrojaba sombras sobre la calle
y doraba el cuerpo de los murciélagos
Revoloteaban sobre las puertas descascaradas
pero nada tenían para decir sobre el destino
Entre las cosas antiguas un murciélago
es de aquellas que generan una especie de nostalgia.
Su postura pausada hizo que me detuviera un largo tiempo
en ese barrio, en la calle donde crecí.
Traducción Miguel Angel Petrecca
http://comounamoscadelargaszancas.blogspot.com/search/label/Xi%20Chuan
Nota: Los chinos creen
Nota: Los chinos creen
que los murciélagos traen suerte,
porque una de los caracteres
porque una de los caracteres
de la palabra murciélago suena
igual que la palabra felicidad
igual que la palabra felicidad
y se escribe parecido
Invierno
Este es el momento en que el pelo se vuelve blanco, el momento en que la constelación de Orión pasa cerca nuestro, las almas se deshidratan y la nieve cae fuerte sobre la oficina a la entrada de la fábrica, una muchacha sentada recibe una invitación y atraviesa el suelo del salón de baile con sus luces fantasmagóricas, un escritor aficionado deja de escribir, y comienza a preparar el alimento para los gorriones del amanecer.
La nieve cae, la bosta de caballo se congela. El contador de pueblo bailando entra a la ciudad.
Un gato se detiene a medio camino, se debate utilizando dos voces.
Un cuadro no comprendido durante la infancia permanece incomprensible.
El taxi cubierto de nieve parece un oso polar. Su motor está roto, la temperatura ha bajado hasta cero. No soporto verlo rendirse, por eso escribo con un dedo en su ventanilla: “Te amo”. Cuando mi dedo se desliza por el vidrio este emite un ruidito “chchch” de felicidad, como una muchacha que, esperando un beso, despide un brillo.
Las enfermedades no se ponen de moda en el invierno, las enfermedades tiene su propio plan.
La canilla congelada ahorra cada gota de agua; el mar congelado nos ahorra nuestra muerte.
Cada vez que me despierto en medio de la noche, justo es el momento en que el fuego de la estufa acaba de apagarse. Bajando de la cama descalzo camino hacia la estufa, juego con las tenazas hasta que la llama (que se había ido sin despedirse) regresa al mundo con un chisporroteo, entibiando el aliento y la saliva de la noche. Para el hombre que ahora está soñando con una manada de lobos, mi fuego puede ser su salvación. Tengo ganas de decirle: que incluso en el corazón del invierno el fuego sigue quemando; que si la manada de lobos le teme al fuego, sin duda, es porque entre ellos hay alguien que en el pasado se quemó con fuego.
Héroe que irrumpís en mi cuarto rompiendo la puerta: podés llevarte el dinero que guardo bajo mi cama, podés llevarte el fuego de mi estufa, pero no podés llevarte mis ojos ni mis pantuflas- no podés simular que sos yo viviendo en este mundo.
Una dirección sin nombre y apellido me deja largo rato en silencio, una cara ha sido olvidada, y sin embargo: otra vida, otra manera de pasar el tiempo, ha creado la sangre y la carne de otra parte mía. Con la dirección en la mano camino por la calle llena de viento y nieve, ¿por qué persona seré rechazado o bienvenido?
Restos de flema: señal de vida.
El frío ha subestimado nuestra resistencia.
La nieve cae, la bosta de caballo se congela. El contador de pueblo bailando entra a la ciudad.
Un gato se detiene a medio camino, se debate utilizando dos voces.
Un cuadro no comprendido durante la infancia permanece incomprensible.
El taxi cubierto de nieve parece un oso polar. Su motor está roto, la temperatura ha bajado hasta cero. No soporto verlo rendirse, por eso escribo con un dedo en su ventanilla: “Te amo”. Cuando mi dedo se desliza por el vidrio este emite un ruidito “chchch” de felicidad, como una muchacha que, esperando un beso, despide un brillo.
Las enfermedades no se ponen de moda en el invierno, las enfermedades tiene su propio plan.
La canilla congelada ahorra cada gota de agua; el mar congelado nos ahorra nuestra muerte.
Cada vez que me despierto en medio de la noche, justo es el momento en que el fuego de la estufa acaba de apagarse. Bajando de la cama descalzo camino hacia la estufa, juego con las tenazas hasta que la llama (que se había ido sin despedirse) regresa al mundo con un chisporroteo, entibiando el aliento y la saliva de la noche. Para el hombre que ahora está soñando con una manada de lobos, mi fuego puede ser su salvación. Tengo ganas de decirle: que incluso en el corazón del invierno el fuego sigue quemando; que si la manada de lobos le teme al fuego, sin duda, es porque entre ellos hay alguien que en el pasado se quemó con fuego.
Héroe que irrumpís en mi cuarto rompiendo la puerta: podés llevarte el dinero que guardo bajo mi cama, podés llevarte el fuego de mi estufa, pero no podés llevarte mis ojos ni mis pantuflas- no podés simular que sos yo viviendo en este mundo.
Una dirección sin nombre y apellido me deja largo rato en silencio, una cara ha sido olvidada, y sin embargo: otra vida, otra manera de pasar el tiempo, ha creado la sangre y la carne de otra parte mía. Con la dirección en la mano camino por la calle llena de viento y nieve, ¿por qué persona seré rechazado o bienvenido?
Restos de flema: señal de vida.
El frío ha subestimado nuestra resistencia.
Xi Chuan
Traducción Miguel Angel Petrecca
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Caballos del sur
Los caballos del Sur
sueñan que la nieve sella la puerta
El dueño se mete en la cama
igual que un oso para hibernar
Al atardecer
la yegua da a luz
y el dueño nisiquiera
ha traído una lámpara
Tres caballos en fila corren
hacia la meseta nevada
Tres estrellas se encienden
brillantes a lo lejos
A la mañana en el camino
huellas que nadie reconoce.
Xi Chuan
Traducción Miguel Angel Petrecca
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Anales del mosquito
Diez mil mosquitos unidos conforman un tigre, nueve mil mosquitos unidos, en cambio, sólo conforman un leopardo, y ocho mil mosquitos un orangután de escasa movilidad. Un mosquito, por último, es solamente un mosquito.
Los mosquitos, junto con las sanguijuelas y los vampiros, pertenecen a una misma clase; a esta pueden agregarse los burócratas, los terratenientes y los capitalistas. Todos los seres vivientes pueden clasificarse de acuerdo con sus costumbres alimenticias, en carnívoros, herbívoros y chupasangres.
En los intersticios de la Historia, por todos lados se encuentran mosquitos. Presenciaron e incluso participaron de ejecuciones y descuartizamientos, sabotajes y venta de niños; sin embargo, a lo largo de las 25 dinastías, no hay ni una sola mención a los mosquitos.
Los mosquitos con los que nos topamos hoy en día son los descendientes de los mosquitos de la época de Nuwa (Nuwa era una hermosa mujer, o al menos eso se afirma en La creación de los dioses). Nuwa, por naturaleza, amaba los mosquitos, pero en La creación de los dioses no se dice una palabra de esto.
La vida de un mosquito, sin embargo, es limitada, comprendida casi entre un amanecer y un atardecer, o dos amaneceres y atardeceres, por lo cual un mosquito, en promedio, puede ver durante su vida unas cuatro o cinco personas, o unos veinte o treinta cerdos, o un caballo. Esto explica por qué que los mosquitos nunca han sido capaces de elaborar la noción del bien y del mal.
Hay personas que no abren las ventanas, las puertas, por temor a que entren los mosquitos: estas personas se encuentran, de hecho, bajo la custodia de los mosquitos. Otras, al entrar a un baño público, son picadas por un mosquito, y descubren que la picazón, aunque terrible, les resulta tolerable.
Uno de los propósitos de mi venida al mundo es para ser mordido por los mosquitos. Insertan sus jeringas en mi piel, se reúnen en mi sombra a gozar del fresco, pierden el conocimiento y mueren en mi respiración envenenada.
En la noche profunda, un hombre tendido en su cama, a medias despierto, a medias dormido, se da a sí mismo una cachetada. No es que esté reflexionando sobre sus propios errores, sino que ha escuchado el zumbido de un mosquito. Cuanto mayor es la fuerza con la que se golpea, más alta la probabilidad de matar un mosquito, más serio parece su mea culpa.
Entonces, ¿en quién se convierte un mosquito después de muerto? Ese hombre que pasa volando histéricamente frente a mí, zumbando, debió ser un mosquito en su vida anterior.
Proteger a la naturaleza, significa proteger a los mosquitos y demás, incluido el dios de la malaria. Proteger la naturaleza, y al mismo impulsar la industria de las cremas antiinflamatorias: es hacer el esfuerzo necesario para expulsar a los mosquitos de la naturaleza. Pero la realidad demuestra que esto es extremadamente difícil.
Traer un mosquito consigo en el avión, en el tren, trasladarlo hacia una tierra extranjera, puede contribuir a hacer más fuerte nuestra nostalgia, e incrementar nuestra identificación con el planeta. Cada vez que abrimos una valija, un mosquito puede salir volando de ella.
Los lugares en los que se ha posado un mosquito y aquellos en los que nunca se ha posado uno, en apariencia, no tienen ninguna diferencia, de la misma forma que entre los lugares tocados por un ladrón y los no tocados tampoco parece existir diferencia. Al examinar detenidamente las pisadas de un ladrón, utilizando una lupa, sin embargo, se observa la presencia de un mosquito muerto.
Traducción Miguel Angel Petrecca
http://comounamoscadelargaszancas.blogspot.com/search/label/Xi%20Chuan
Los mosquitos, junto con las sanguijuelas y los vampiros, pertenecen a una misma clase; a esta pueden agregarse los burócratas, los terratenientes y los capitalistas. Todos los seres vivientes pueden clasificarse de acuerdo con sus costumbres alimenticias, en carnívoros, herbívoros y chupasangres.
En los intersticios de la Historia, por todos lados se encuentran mosquitos. Presenciaron e incluso participaron de ejecuciones y descuartizamientos, sabotajes y venta de niños; sin embargo, a lo largo de las 25 dinastías, no hay ni una sola mención a los mosquitos.
Los mosquitos con los que nos topamos hoy en día son los descendientes de los mosquitos de la época de Nuwa (Nuwa era una hermosa mujer, o al menos eso se afirma en La creación de los dioses). Nuwa, por naturaleza, amaba los mosquitos, pero en La creación de los dioses no se dice una palabra de esto.
La vida de un mosquito, sin embargo, es limitada, comprendida casi entre un amanecer y un atardecer, o dos amaneceres y atardeceres, por lo cual un mosquito, en promedio, puede ver durante su vida unas cuatro o cinco personas, o unos veinte o treinta cerdos, o un caballo. Esto explica por qué que los mosquitos nunca han sido capaces de elaborar la noción del bien y del mal.
Hay personas que no abren las ventanas, las puertas, por temor a que entren los mosquitos: estas personas se encuentran, de hecho, bajo la custodia de los mosquitos. Otras, al entrar a un baño público, son picadas por un mosquito, y descubren que la picazón, aunque terrible, les resulta tolerable.
Uno de los propósitos de mi venida al mundo es para ser mordido por los mosquitos. Insertan sus jeringas en mi piel, se reúnen en mi sombra a gozar del fresco, pierden el conocimiento y mueren en mi respiración envenenada.
En la noche profunda, un hombre tendido en su cama, a medias despierto, a medias dormido, se da a sí mismo una cachetada. No es que esté reflexionando sobre sus propios errores, sino que ha escuchado el zumbido de un mosquito. Cuanto mayor es la fuerza con la que se golpea, más alta la probabilidad de matar un mosquito, más serio parece su mea culpa.
Entonces, ¿en quién se convierte un mosquito después de muerto? Ese hombre que pasa volando histéricamente frente a mí, zumbando, debió ser un mosquito en su vida anterior.
Proteger a la naturaleza, significa proteger a los mosquitos y demás, incluido el dios de la malaria. Proteger la naturaleza, y al mismo impulsar la industria de las cremas antiinflamatorias: es hacer el esfuerzo necesario para expulsar a los mosquitos de la naturaleza. Pero la realidad demuestra que esto es extremadamente difícil.
Traer un mosquito consigo en el avión, en el tren, trasladarlo hacia una tierra extranjera, puede contribuir a hacer más fuerte nuestra nostalgia, e incrementar nuestra identificación con el planeta. Cada vez que abrimos una valija, un mosquito puede salir volando de ella.
Los lugares en los que se ha posado un mosquito y aquellos en los que nunca se ha posado uno, en apariencia, no tienen ninguna diferencia, de la misma forma que entre los lugares tocados por un ladrón y los no tocados tampoco parece existir diferencia. Al examinar detenidamente las pisadas de un ladrón, utilizando una lupa, sin embargo, se observa la presencia de un mosquito muerto.
Traducción Miguel Angel Petrecca
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Mi abuela
Mi abuela tosió, y mil gallos se despertaron.
Mil gallos cacarearon, despertaron a diez mil personas.
Diez mil personas salieron del pueblo, y los gallos del pueblo aún cacareaban.
Tosiendo aún, mi abuela hablaba de su abuela, su voz cada vez más débil.
Parecía la voz de la abuela de mi abuela cada vez más débil.
Mi abuela habló y habló hasta que se detuvo, cerrando los ojos.
Pareció como si la abuela de mi abuela hubiera muerto recién entonces.
Traducción Miguel Angel Petrecca
http://comounamoscadelargaszancas.blogspot.com/search/label/Xi%20Chuan
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Leyendo una revista vieja de 1926
Navegar por las páginas afeitado disparos
Marchito al otro lado del río,
sin angustia ver el otoño puesta de sol
en 1926 hubo un joven
que hojeando una revista aún más usados
maní masticar como el jade
en la orilla occidental del Pacífico,
lotes aislados en barbecho el monzón
sombrero de paja doblada del poeta
muchas cosas deben masticarse lentamente
durante años, esas cosas
todavía están frescos
son todos cerca de nosotros
día y noche, el suelo bajo
nuestros pies, el techo sobre tu cabeza
Estoy a la ventana al principio de la primavera
He leído una revista vieja hasta el amanecer
Traducido por A. Russo
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