lunes, 6 de septiembre de 2010

912.- CHRISTIAN UETZ


Christian Uetz nació en 1963 en Egnach, Suiza. Entre otros estudios adelantó la carrera de Filosofía. Es un poeta experimental y performer. Ha publicado los libros de poemas Lyrikbände Luren (1993), Reeden (1994) y Nichte Droschl (1998). En 1999 fue editado su CD Nichte und andere Gedichte. Es considerado uno de los poetas experimentales más promisorios de la Suiza actual.



de CONSTELACIÓN EN FUGA



Traducción: Clara Janés
http://www.adamaramada.org/libro.php?poesia08







Y POR TI el dolor se estrella en almapiedra,
para que el final sea infinito.
Tú muda muerteluz
tú temblorosa nada,
¿qué estorbo será aún para nosotros?
Dardo de luz que por los poros todos fluye,
para empañar el ahogarse.
Y ansiainstante se hará más verdadero
el sueño que el espacio,
la exaltación más fuerte que la vida,
la intemporalidad más profunda que el tiempo,

y más pura que el mundo la herida.






PERO AHORA YACE el ángel en mi cama.
De Rainer el verdadero, perfecto,
más brillante, más hermoso ángel.
Adormecido y ausente y soñado,

lucérico y lascivo y ligero.







TU ORACIÓN CREANDO,
hacia ello me inclino en el poema,
tú eres mi poema,
lo que eres en la oración,
lo que me creas en la oración,
lo que soy en el poema.

Nuestro uno es nuestro
uno y uno
es uno.









AMOR NO SIENTES si sientes amor,
sino si sientes lo que es amor,
si te portas como se comporta
y así te desvaneces.
Si no quieres porque quieres,
sino porque sabes que es amor,
si quieres porque la palabra amor te dice
que es amor si quieres,
como la palabra amor te lo dice.
Entonces sientes un amor,
que es mil veces más grande
que todo el amor, que sientes,

cuando infinitamente su conmover
te entiende.





Y SI NOS QUEREMOS O NO
no hay diferencia.
Y si vivimos o no,
solos o no,
no hay diferencia,
por cierto, por cierto.

Hay sólo un rebasar,
dolorhermoso,
tristereir,
luzcordial.

¿POR QUÉ NO NOS SOLTAMOS?
En absoluto nos soltamos,
y no está en absoluto resuelto.
De este modo no lo podemos dejar.
Es mejor que lo dejemos todo tal cual,
para que sólo nada quede,
aunque quede eternamente

toda la noche.
Christian Uetz (Suiza, 1.963)


Traducción: Clara Janés




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Inéditos en español
Heroína de cerebro celeste


1
Ella no puede ser la palabra.
En esta palabra no se ahonda.
No puede ser la palabra
que no puede ser.
En esta palabra no se ahoga.
Pues la palabra no es.
Pero ella no es la palabra.
Esto no es un estiracabezas.
No tiene que írsele la cabeza,
tiene que no ser, como la palabra.
No puede ser la palabra, ni siquiera
lo quiere ser, quiere no serlo.
No ser, quiere no ser la palabra,
quiere. Además, no quiere ser nada
ni nadie más, y no puede querer nada
ni nadie más. (Quiere borrarla.
¡Emborráchala! Quiere derretirla.
¡Derróchala!) Aunque quiera,
no tiene que, tiene que no poder
ser la palabra, la que le falla,
la que le llama su falo. Tiene que liarse
a hacerlo lengüilargamente,
libar el fallo, hilarlo libidinosamente.
Ella no tiene para nada que ser
la palabra que no es; faltando,
faltando, falleciendo tiene que no ser
la palabra que no es. Pero,
¿cómo viva y no muerta?
La palabra viva, no lo quisiera ser;
no la muerta, que ni siquiera
puede estar viva, la palabra viva,
que ni siquiera puede estar muerta,
no lo quisiera ser.

2

¿No puede ayudarse?
¿No puede ayudarle su palabra?
¿Puede no ayudarle nadie?
Ella se interesa por su no ser,
se interesa por el ser de su no.
En la palabra, tiene ser su no;
en palabras que siempre aíslan,
en la palabra aislamiento
–que ya como palabra es el aislamiento–,
tiene ser su no. Aquí, en el apuro,
en eco puro, que no es un vado
al otro lado, aquí no quisiera llegar al allá,
a la aldea de allá, allá al castillo,
allá a la palabra, al no allá,
que no excremexiste.
Lo más excitante suele ser que el placer
excesivo de la sexistencia ya la vuelva
a derretir. La suspira, no la expira.
La irrita ridiculonamente no a la palabra,
no al vacío y no al no. Cuando no la ahoga,
no ahonda en ella, ella no se ondea
hacia la palabra. ¿Qué cráter,
si le pidiera morbo, le daría sorbo?
¿Si verbo, ser? Glotea en el propio lugar loco.
En el verborrachero espasmo.
Cuanto más voceante no la aguanta,
más aullante no la aguanta.
Le desembriaga el vino.
Le embriaga la palabra.
Le agiganta como enamoramiento
la heroína sin heroína. Esto,
lo más real de todo, le animaliza lo más irreal
y delírico. Animiza la otra irrealidad
en ella misma; heroína de cerebro celeste.
Se le hace posible, en la no reunión,
ser siempre más borrachornosa
y timisobria, siempre más delirosa
y onírica. Toda delirio; toda lírica.
¿Puede imaginarse que ninguna música
vuelva a no tocarse siempre de nuevo,
que así celeste no sea? No hay ningún
no aquí. Celesticerebral como celestiforme;
y de pronto se le despierta el aliento íntimo,
cálido y ardiente, y quiere venir derecha
al nuncaquí. Acá abajo reclama
la aquídealidad, que al instante
anuncia buena travesía e ingenio fervoroso
a los navegantes de pluma.
Su encuentro primero y en absoluto.
Su verótica en sentido estricto y su porética
no en sentido amplio. Umbría primero
y ebria no por último. Siempre en lo más
hondo del fondo.

Traducción de Rita Catrina Imboden




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