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viernes, 16 de octubre de 2009

EN LOS SINDICATOS NO HAY CRISIS


Los sindicatos encuentran su razón de ser, únicamente, en la sola defensa de los intereses puramente laborales de los trabajadores. Su única misión está en negociar con los empresarios unas condiciones de trabajo aceptables para todo el colectivo obrero y los emolumentos que deben percibir estos a cambio del trabajo. Para defender otras cosas, ya están los partidos políticos.
Actualmente en España, los sindicatos mayoritarios tienen una dedicación más prosaica, pero mucho más lucrativa para los cuadros que viven del cargo sindical. Cuando se necesita a los sindicatos, no están ni se les espera, pero a vivir bien, no hay quien les iguale. Desde la llegada de Zapatero a la Moncloa, abandonaron su objetivo universal, como es la defensa del mundo del trabajo, y se dedican únicamente a medrar personalmente. Los cuadros directivos de estas centrales sindicales se han prostituido de tal manera que aceptan cualquier cosa a cambio de beneficios personales. Tanto la UGT como CC OO carecen de empacho a la hora de buscar descaradamente ese medre obsceno a la sombra del poder y a costa de aquellos a quienes, en teoría, debieran defender.
Estas centrales sindicales, por lo que parece, solamente están al plato y a las tajadas, sin que les importe un bledo que trasciendan sus trapicheos. Se comportan como auténticos mamporreros, a quienes no les bastan las millonarias subvenciones que les da Zapatero para pagar su bochornosa sumisión. Si hay otras ventajas o euros de por medio, traicionan sin miramiento alguno a las personas que dicen representar. Ahí está, por ejemplo, como se aprovechan de aquellos trabajadores que tienen la desgracia de verse sometidos a un expediente de Regulación de Empleo (ERE).
Algunos ERE al menos, según se ha podido constatar últimamente, han supuesto para la UGT y CC OO todo un pingüe beneficio: mil euros por trabajador. Por lo visto, es el precio que cobran estos teóricos defensores de los trabajadores a las empresas y a los propios compañeros por su intervención en las negociaciones que les van a llevar al paro. Según esto, la recesión, para estos sindicatos, ha sido una auténtica bendición que les ha reportado cuantiosas ganancias. Todo un formidable negocio, vergonzoso, eso sí, pero negocio rentable como pocos.
El primer caso que trascendió fue el de la empresa FIBRACOLOR, empresa participada por INDITEX en un 40% y por el Gobierno catalán en un26%. Los defensores de los obreros cobraron de esta empresa, en el proceso de Regulación de Empleo suscitado, la cantidad de 280.000 euros, mil euros por barba. En un principio, el ERE de esta empresa afectaba solamente a la mitad de la plantilla, pero el comité de empresa, dando ese “ejemplo de responsabilidad” que atribuye Zapatero a los sindicatos, logró extenderlo a la totalidad de la misma. De este modo se llegó al cierre definitivo de la empresa y con todos los trabajadores en la calle.
Es también llamativo el caso de la empresa MENAJE DEL HOGAR. El plan de viabilidad de esta empresa se concretó en el despido de 95 trabajadores. La empresa, como agradecimiento por la colaboración prestada en el ERE, abonó 6.500 euros a CC OO y otros 6.500 a la UGT. ¿Qué empresa obtiene estos beneficios sin exponer capital alguno?
A lo que perciben estos sindicatos de las propias empresas, hay que añadir muchas veces hasta un 10% que detraen de las indemnizaciones que se abonan a los trabajadores al ser despedidos. CC OO confirma este extremo. Dice este sindicato que, con carácter general, su participación en los ERE es gratuita, pero que cobra por expediente contencioso un 5% si hay conciliación y un 10% si el proceso termina en juicio y recurso.
No sabemos lo que la empresa URECHE de San Sebastián abonó a los sindicatos por el ERE de extinción de plantilla, que terminó sin acuerdo. El expediente presentado por esta empresa, dedicada a la explotación del mármol, afectó a toda la plantilla del grupo, 163 trabajadores, de los que 43 son de la cantera de Espejón (Soria) y el resto de los negocios que URECHE tenía en el país vasco. Pero si sabemos que los trabajadores despedidos se quejaron amargamente del 9% que les cobraban los sindicatos sobre el importe de las indemnizaciones que les abonaba FOGASA, empresa encargada de indemnizarles.
No hay empresa más rentable que la de estas dos centrales sindicales. A pesar de la crisis y por decisión del Gobierno de Zapatero, inflan sus cuentas hasta límites insospechados con tanta ayuda y tanta subvención. En lo que va de año, cada uno de estos sindicatos, ha recibido ya casi 11,5 millones de euros por ese concepto. Y, a tenor de los datos que hemos visto, no son baladíes los beneficios que les reporta la destrucción de empleo. Beneficios también millonarios, si es que en todos los Expedientes de Regulación de Empleo se sigue el mismo proceso que en FIBRACOLOR, en MENAJE DEL HOGAR y en URECHE.
No olvidemos que, en los ERE presentados ante la Dirección General de Trabajo en el año 2008, había cerca de 50.000 trabajadores afectados. Y el año 2009 es aún peor. Solamente en el primer semestre de este año se registraron 10.382 ERE, con nada menos que 325.456 trabajadores involucrados. Y los sindicatos atentos, ¡pero para pasar factura!

Gijón 11 de octubre de 2009

José Luis Valladares Fernández

sábado, 25 de julio de 2009

DISLATES AUTONOMICOS

No hay nada peor para un país que dar el poder a una persona intelectualmente mediocre. Estas personas, con el BOE en sus manos, tratarán, por todos los medios, de aparentar lo que en realidad no son. Y esto les hace extremadamente osados y peligrosos. Y si van de iluminados, terminan por creerse que pueden regular por ley hasta los mismos fenómenos atmosféricos. Este es, hasta cierto punto, el pecado político que los españoles, por torpes, estamos ahora expiando.
Zapatero, tan pronto se vio investido presidente, comenzó a entrar a saco en todas las instituciones españolas, sean estas estatales o no, con el ánimo de influir en cada una de ellas, alterando así su normal funcionamiento. Por lo que parece, le importaba un comino que lo que funcionaba más o menos bien, comience a funcionar mal como consecuencia de su intervención. Y no digamos lo que ya marchaba mal, como es el caso de las Autonomías. Con la mediación de Zapatero van directamente al desastre.
Los padres de nuestra Constitución de 1978 pecaron de incautos con el establecimiento del denominado Estado de las Autonomías que, a la larga, ha resultado ser todo una calamidad manifiesta. Con toda la buena fe del mundo, pensaron que, con la descentralización y la cesión de competencias a las regiones, se solucionaba el problema creciente del separatismo de alguna de ellas. Pero lejos de solucionar el problema, con esa cesión de poder, excitaron aún más los instintos independentistas de los caciques autonómicos. Y el problema grave de una de las regiones se propagó de inmediato a otras zonas españolas donde ese movimiento estaba más latente.
Con la llegada a la Moncloa de Zapatero, el problema se complicó enormemente. Con su memoria histórica y su filosofía política de comenzar nuevamente donde acabó la República, dio nuevos ánimos a los oportunistas y advenedizos de la cosa pública. Y de este modo comenzó nuevamente la carrera política para ver quien llegaba antes, al menos, a las cotas de poder alcanzado en aquellos desgraciados momentos de nuestra historia. Aparecen por doquier nuevos Sabinos Aranas, predicadores incansables, que cantan a los suyos las excelencias y bondades de una posible independencia.
Surge, de este modo, una efervescencia absurda por la elaboración de nuevos Estatutos que prescindan de la Constitución Española, den más poder a las regiones, y las conviertan en presuntas naciones soberanas. Comenzó Cataluña la fiesta, pero diversos y encontrados intereses nacionalistas propició que terminara en fracaso. Es aquí cuando aparece otra vez en escena, vestido de hada madrina, el presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero. Llama a la Moncloa a Artur Mas y comienza un tutelaje absurdo de un Estatuto que, diga lo que diga el Tribunal Constitucional, es claramente anticonstitucional.
Como nadie quiere ser menos, todas las regiones se aprestan a seguir los desatinados pasos del Estatuto catalán. Y los que logran ponerse de acuerdo y redactan nuevos Estatutos, votados eso sí por una escasa minoría, todos pecan de anticonstitucionales, aunque los distintos próceres políticos traten de disimular esa anticonstitucionalidad con rebuscados y simples subterfugios gramaticales.
El estado de las autonomías, desde el punto de vista económico, digan lo que digan unos y otros, es totalmente inviable. Duplica cargos que cuestan un dinero que no tenemos y que se necesita para cubrir otras necesidades más básicas y primarias. Además del empobrecimiento progresivo a que nos lleva el mantenimiento de tanta taifa, el proceso ha modelado unas regiones tremendamente insolidarias que no dan ni el agua que les sobra y prefieren que se vierta al mar antes que la aproveche quien no la tiene y la necesita. Y ha vuelto la hora del caciquismo regional que es más propio del cantonalismo del pasado que del momento actual.
Comienza de este modo una carrera loca para ver quien gasta más y de modo más absurdo. Como no abunda el dinero, se buscará la manera de recabar fondos a costa de otras regiones más pobres, utilizando para ello la complicidad de un gobierno incapaz y que saben que necesita apoyos políticos puntuales para mantenerse de un modo medianamente decoroso. Y gastan tan desaprensivamente que la deuda de las Comunidades Autonómicas sufrió un aumento de nada menos que de un 20% solamente en el primer trimestre del año actual. Tanto que, según el Banco de España, llegaron a acumular una deuda de 73.385 millones de euros, lo que supone el 6,7% del PIB, y en un momento tan delicado como este por nuestra crisis económica. Nunca antes se había alcanzado una deuda tan alta y desorbitada.
Lo malo de todo esto es que se despilfarra el dinero del contribuyente de una manera insultante, entre otras cosas en abrir embajadas diplomáticas autonómicas en vez de mejorar los servicios deficientes de sanidad, educación, justicia y en diversas y necesarias infraestructuras. E incluso en solucionar, de una vez por todas, la dichosa Ley de Dependencia, de la que el Gobierno del PSOE solamente se acuerda en periodo electoral.
Es bochornoso que, a finales de junio de este mismo año, las Comunidades Autonómicas contaran con 196 embajadas, frente a las 116 del Estado español, lo que no deja de ser un despropósito intolerable. No sé si, posteriormente a esa fecha, el independentista Rovira ha abierto alguna nueva embajada catalana. Es cierto que estos caciques de poco pelo no las llaman embajadas y emplean eufemísticamente el nombre de delegaciones, pero estos centros no hacen otra cosa que invadir las competencias diplomáticas en asuntos que constitucionalmente corresponden en exclusiva al Gobierno central.
Está fuera de toda duda que las 46 delegaciones diplomáticas catalanas, que estaban en funcionamiento a finales de junio pasado, se dedican con ahínco a propalar la idea de que Cataluña es una nación aparte de España. Cataluña, lo mismo que el país vasco, utilizan estas delegaciones diplomáticas para recabar, de un modo descarado, el mayor número de apoyos posibles para su causa separatista. Todas ellas, y las delegaciones gallegas principalmente, se dedican también a procurar para el nacionalismo el voto cautivo de los emigrantes españoles.
Estas embajadas autonómicas les sirven a estos dictadorzuelos regionales para disimular sus abundantes corruptelas y colocar en ellas a los familiares, los amigachos y a los conmilitones más allegados.
Con Zapatero, y casi sin darnos cuenta, se ha puesto en práctica un tipo de política incompetente, claramente tabernaria, que nos lleva sin remisión al despropósito y a la ruina y a la desaparición irremediable de la idea de España. Despropósito y ruina que se acrecentará y acelerará aún más con el nuevo tipo de financiación que ha impuesto ahora el Gobierno. ¿Cuánto tiempo tardarán los catalanes en pedir más dinero?

Barrillos de Las Arrimadas, 19 de julio de 2009

José Luis Valladares Fernández

lunes, 20 de julio de 2009

LOS PAGANOS DE LA CRISIS

Las clases medias, mientras Zapatero esté en la Moncloa, lo tenemos muy crudo. Estamos destinados a pagar los platos rotos de la insensatez de un gobernante irresponsable. Y ahora, con la financiación de las Comunidades Autónomas, quizás piense que ha puesto una pica en Flandes y, en realidad, no ha hecho otra cosa que agrandar considerablemente el roto de nuestra economía.
Dada nuestra complicada situación económica, Zapatero debiera ser mucho más cauto y abandonar, de una vez por todas, sus aires de Rey Mago. Que ahora se ha metido de lleno en el charco, como es su costumbre, lo certifica la postura adoptada por Esquerra Republicana de Cataluña. Los independentistas catalanes se han jactado de su victoria, y confiesan abiertamente que han obligando al presidente del Gobierno a ceder a Cataluña 3.855 millones de euros del fondo adicional previsto por el nuevo modelo de financiación autonómica. Cantidad que se corresponde, con exactitud, con la petición de ERC.
Con este acuerdo de financiación de las Comunidades Autonómicas, se ha hecho trizas la tan cacareada solidaridad interterritorial de la que, hasta ahora, tanto ha presumido el PSOE. Precisamente, una de las comunidades más ricas y, sin lugar a dudas la más insolidaria, se lleva ella solita casi el 40% del total del fondo previsto. Y hay que precisar que, con respecto al resto de España, ni en número de personas, ni en términos de PIB, van más allá del 18% y el 16%. Atendiendo únicamente al número de personas, con la cantidad asignada a Cataluña, les corresponde un 64% per cápita con respecto a la media del resto de España. Quizás encajaría mejor el reparto si se hubiera hecho atendiendo al número de embajadas abiertas en el extranjero, en vez de haber tenido en cuenta el número de personas, su dispersión y otras zarandajas disculpatorias.
Desconocemos aún las cantidades concretas de recursos que, al final, van a recibir las distintas comunidades, ni cómo evolucionará posteriormente el nuevo sistema ideado, ya que está basado, de un modo primordial, en la cesión de lo que cada taifa comunitaria recaude por los tributos puestos al cobro. Pues no podemos olvidar que, en la actualidad, los ingresos fiscales han sufrido una caída aproximada de un 30% con respecto al ejercicio pasado. Y todo esto como consecuencia de la baja actividad económica registrada.
Se mire como se mire, como dijo Rajoy, se trata de una gigantesca chapuza, ya que beneficia, de un modo escandaloso, a unos territorios españoles a costa de otros. Quizás se actúa de una manera tan frívola por la necesidad política de Zapatero de buscar, de un modo prioritario, su propia sostenibilidad antes que la del sistema. Su debilidad, en términos de apoyos en el Congreso, actúa como un lastre muy pesado que impide que nuestra economía abandone su marasmo actual.
El nuevo sistema de financiación autonómica se fue formando a base de ir creando distintos fondos, de acuerdo con las exigencias que iban planteando las comunidades. De todos ellos, los más importantes son el fondo de competitividad y el fondo de cooperación. El primero de ellos tendrá en cuenta la fiscalidad de cada comunidad, mientras que el segundo tratará de compensar el desfase que ocasione este nuevo sistema. El fondo de cooperación surgió como respuesta a las exigencias de Chaves, cuando aún era presidente de Andalucía, para contrarrestar las significativas ventajas que se llevaba Cataluña. Las comunidades autonómicas, discriminadas con esta financiación, son claramente chantajeadas y obligadas a recoger unas simples migajas, si no quieren correr el riesgo de perder futuras e hipotéticas mejoras.
Esta nueva forma de financiación de las comunidades autonómicas, injusta a todas luces en cualquier ocasión por lo que tiene de discriminatorio de una regiones a costa de otras, no puede ser más inoportuna. Nuestras circunstancias económicas exigirían una contención significativa del gasto público, tanto por parte del Estado como por parte de las entidades autonómicas. Y llega precisamente en una situación de crisis, cuyo final no hay modo de prever. El Fondo Monetario Internacional acaba de realizar unas previsiones tremendamente pesimistas para la economía española. Augura para nosotros el declive más acentuado de todos los países desarrollados, con una caída del PIB del 4% para este año y de un 0,8 para el año siguiente. Los males derivados de la financiación y el recorte generalizado del crecimiento, dadas las particularidades de nuestro sistema económico, son mucho más graves en el caso español. Y la culpa de todo esto hay que buscarla en la escasa productividad de nuestro modelo, la falta de competitividad y al acelerado incremento del paro.
Este modelo de financiación, puesto en marcha con la mayor de las frivolidades, comporta un aumento del gasto público, al menos en 11.000 millones de euros. Todo esto, además de romper el techo de gasto que aprobó el Parlamento, viene a aumentar el déficit público y un aumento notable del paro. Y esto, más pronto o más tarde, se traducirá en una subida considerable de los impuestos que, como siempre, soportarán las clases medias. Esto servirá para que el Ejecutivo alardee de justicia social, como ha hecho otras veces, con el pretexto de subir los impuestos a los ricos, cuando son los asalariados y los pensionistas normales los que en realidad y desgraciadamente pagan el pato de la actuación de un presidente y unos ministros que no dan la talla y les cae muy grande el traje del Gobierno.

Barrillos de Las Arrimadas, 15 de julio de 2009

José Luis Valladares Fernández