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jueves, 1 de abril de 2010

"...no sé más de gobiernos de ínsulas que un buitre"


Un buitre no sabe de gobiernos de ínsulas.
Segunda parte del comentario al capítulo 2,43 del Quijote, publicado en "La acequia"

Por ahora, se acabaron los consejos que, al aconsejado, le parecen “cosas buenas, santas y provechosas”. Pero al desmemoriado escudero no le sirven porque, aparte de lo de las uñas y lo de casarse otra vez, no se acuerda ni se acordará de ninguna. Que se lo den escrito, para que se lo lea su confesor, puesto que Sancho no sabe leer ni escribir.

¡Tanto consejo para llegar al analfabetismo del futuro gobernador! Gran falta es esa, que delata su origen humilde o su indisciplina. Al menos, ha de aprender a firmar.

¿Firmar? Eso sí, sabe firmar con letras como de marca de fardo. En su pueblo, le aseguraban que aquellos torpes trazos decían su nombre. Sancho para todo tiene remedio: fingirá que tiene “tullida la mano derecha”, otro firmará por él. Y como es el que tiene el mando y el palo, si le calumnian irán a por lana y saldrán trasquilados. ¿Con los refranes otra vez? Y le siguen unos cuantos que provocan la cólera de don Quijote.

Maldito sea, que se lo lleven “sesenta mil satanases”. ¡Qué tormento! Lo llevarán a la horca, sus vasallos le quitarán el gobierno, habrá entre ellos “comunidades”. ¡Como aquellos castellanos con el emperador Carlos! A ver si se asusta lo suficiente, la ínsula de sus sueños en peligro…

¿De dónde saca tantos refranes y cómo los aplica? Que para decir y aplicar uno, su amo asegura sudar como si cavase. Un poco exagerado, el hidalgo que nunca ha cavado, seguro.

Sancho no entiende, su señor se queja de “bien pocas cosas”. Sus refranes son su riqueza, y de ella se sirve. Se le ocurren ahora cuatro que vienen “pintiparados”, mas no, no los dirá… “a buen callar llaman Sancho”. Don Quijote le replica que ése del buen callar, no puede ser él. Pero movido por la curiosidad, pregunta qué cuatro refranes se le ocurren ahora, tan al pelo.
Al final los suelta: «entre dos muelas cordales nunca pongas tus pulgares», «a idos de mi casa y qué queréis con mi mujer, no hay responder», y «si da el cántaro en la piedra o la piedra en el cántaro, mal para el cántaro». Está claro, que el que manda, manda y a callar.

Intenta explicárselo a su señor ¡con tres refranes más! La mota, la viga, la muerta, la degollada, lo que sabe el necio en su casa. Deja al necio, que el necio no sabe nunca nada, ni en su casa, ni en la suya.

“Dejemos esto aquí” dice, él ya ha cumplido con sus consejos, que Dios le guíe y gobierne en su gobierno…”a este costal lleno de refranes y de malicias”.

El escudero no ve muy seguro a su señor y le habla claro. Alto ahí, si no le considera adecuado para el gobierno, igual se sustentará como Sancho a secas que como Sancho gobernador. Con pan y cebolla o con perdices y capones.

Con gran sinceridad le confiesa que no sabe “más de gobiernos de ínsulas que un buitre”. Y si por gobernador le ha de llevar el diablo, prefiere “ir Sancho al cielo que gobernador al infierno”.

Don Quijote ahora considera que merece ser gobernador, y no de una sino de mil ínsulas, por su buen natural.

Con encomendarse a Dios y tener propósito de acertar, es suficiente. El cielo favorece los buenos deseos y le favorecerá.

Y se van a comer, que los duques esperan. Sancho ha vencido frente a los recelos de su amo.

Un abrazo de María Ángeles Merino, para todos los que pasáis por aquí.



Pedro Ojeda dijo en "La acequia":

"Abejita de la Vega, sin secundarios pero con buena voz, comenta el capítulo de esta semana. La primera parte de su comentario, excelente en texto y nutritiva en imagen, desde luego. En el segundo, ve el argumento que convence a don Quijote, todo presidido por un buitre..."

Leer más: http://laacequia.blogspot.com/#ixzz0kzQBo4td
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Gracias por lo de la buena voz.