Comentario en torno a la novela Patria, de Fernando Aramburu, para la lectura colectiva de La Acequia, dirigida por Pedro Ojeda.
Llueve y aquí estoy de nuevo con el libro de la lluvia en el cristal que desdibuja una silueta negra con paraguas rojo. Es martes de Carnaval, el de la ventana gotea también. Mejor quedarse en casa releyendo y comentando Patria, no mires más las ramas de los tilos que las tijeras municipales cortaron sin piedad. Llegará la primavera y arreglará el desaguisado. Mientras tanto, el geranio abre también su paraguas.
-Y tú abre el libro por donde quieras. A la vista de las anteriores entradas, no te conformarás con releer y comentar un poco de la novela sino que añadirás algún recuerdo personal.
-¡Austri! No sabía que estabas ahí. Sí, es el poder de Patria. ¿Me das alguna idea?
-¿Por qué no le escribes a Gorka? Sé que te gusta el personaje.
-¡Buena idea! Pero nos turnamos y lo hacemos entre las dos. Yo empezaría:
Kaixo Gorka!
Te felicito por amar tu tierra y tu cultura, sin dejarte arrastrar. No lo tienes fácil.
Ganas un premio de poesía en euskera, convocado por la Caja de Ahorros Provincial de Guipúzcoa y ello, en lugar de acercarte a los tuyos, va a hacer más evidente tu alejamiento. Diez mil pesetas por tu poema "Mendiko ahotsa" y una entrevista con foto para "El Diario Vasco". Los demás periódicos dan también la noticia. Quién más se alegra de tu triunfo, modesto pero triunfo, fue Joxian, tu aita. Los amigos bromean, de como siendo tú un tarugo salga aquella eminencia de chaval. ¿Los genes? Serán los de tu mujer.¿De esa? ¡Bah! El porrón lo paga de su bolsillo.
-Joxian vive la apoteosis cuando el patrón en persona le da la enhorabuena junto al mismo horno de fundición y él se ha de quitar el guante renegrido para estrechar aquella mano blanca y poderosa, con reloj de marca.
-Tu ama, apenas deja entrever la satisfacción, inflada como una esponja llena de líquido. Llegas a casa y ella te transmite las enhorabuenas de tal y de cual. ¿Al escritor? Más bien al de las diez mil pesetas y la foto en el periódico. Miren siente en todo su cuerpo "una callada contracción de gusto", un placer que tiene no poco de resarcimiento. Piensa que ya es hora de que también os envidien.
-Arantxa, tu hermana, te aconseja, por teléfono, que tengas cuidado. Por supuesto que se alegra, mucho, aúpa campeón, siempre ha creído en ti. Pero te dice que no te expongas demasiado, que lo mejor es que escribas tus cosas y no dejes que nadie se aproveche de tu talento. Te hace ver que nadie se ha interesado por el poema, que ninguno lo ha leído. A nadie le importa la voz de la montaña.
-Ahora comienzas a entender y recuerdas su advertencia mientras vas a la iglesia porque tu madre te dijo que don Serapio quería darte la enhorabuena. Vas encogido y tímido. Nunca antes habías estado a solas con el cura, te rascas la nariz para huir de su pestilente halitosis y escuchas su discurso sibilino, en euskera pulcro y añejo de seminario.
-El pueblo vasco, aventurero, valiente y piadoso."Hemos" trabajado madera, piedra y hierro, "hemos" andado por todos los mares pero "hemos" prestado poca atención a las letras. ¡La voz del pueblo vasco es don Serapio! Dios te ha concedido talento y vocación y te pide, en su nombre, que "pongas tus capacidades al servicio de nuestro pueblo". Los jóvenes sois la salvaguardia de nuestra lengua y el euskera necesita apoyarse en una literatura propia, con grandes escritores que lleven el idioma a su máximo esplendor. Un Cervantes en euskera, eso sí sería maravilloso. Es una misión muy hermosa, una responsabilidad.
-¿A dónde va a parar el cura? ¿Misión sagrada? ¿Elegido? Te parece raro que no te haya preguntado por Joxe Mari, que no te reproche que vas poco a misa, que no haya mostrado interés por tu poema. Te acuerdas de lo que te dijo Arantxa por teléfono.
Días después, ya nadie te habla del premio ni tu madre te viene con la lista de felicitadores. Conque tranquilidad, o eso es lo que crees. Menos mal, ya estás harto de enhorabuenas y bromas, palmadas sinceras o de pitorreo. Y, por encima de todo, estás harto de tu poema que, de pronto, en la soledad de tu cuarto, te parece flojo.
-Ya no te molestan y entras un sábado por la tarde en la Arrano Taberna. Cada vez te desagrada más la foto de tu hermano gudari preso en carcel española y que te pregunten por él. Odias el humo, el ruido, el olor, los vasos mal lavados, a veces con restos de pintalabios. Pero los amigos arrastran y vas, que si no vas, se nota. Y si se nota, malo.
-Te toca ir a la barra a buscar los vasos para la cuadrilla, una nueva ronda de calimochos. Patxi, al otro lado, te clava una mirada dura, se inclina sobre ti y sentencia:
"Te estás equivocando y eso no me gusta"
Te quedas paralizado y te da miedo enfrentarte a los ojos del tabernero. Preguntas qué pasa, pues. La respuesta te deja helado:
"Que sea la última vez que hablas para un periódico fascista y que aceptas dinero de una entidad bancaria explotadora de los trabajadores. Lo primero ya no tiene solución. Espero que no se repita. Lo segundo se puede arreglar. ¿Sabes qué es esto?"
¡Y eso que no era El País! Delante de tu cara asustada te planta sobre la barra húmeda la hucha de los presos y te indica.
"Aquí caben exactamente diez mil pesetas."
-Estás sentenciado, Gorka. Como dices : "O me voy del pueblo o sigo los pasos de Joxe Mari".
Pides a tu hermana alojamiento unos días en su casa de Rentería, con su marido Guillermo. Sólo tienen una cama, la suya, pero no te importa acostarte con una manta y una toalla. Arantxa te pregunta si vienes escapando de la policia. No. "¿La cuadrilla entonces? La cuadrilla y alguno más"
-No hay más alternativa, te presionan, les pareces blando, dicen que los libros te están comiendo el coco y se ríen de ti. Te llaman Kartujo y lo peor es que te obligan a hacer cosas con las que estás en desacuerdo. No tienes a ningún amigo con quien puedas sincerarte. "Y lo de anoche ha sido la gota que colma el vaso".
¡Lo de anoche! Cuentas que tu amigo Peio te susurró que guardaba cuatro cócteles molotov en un escondite. Guille te pregunta que quién es Peio. Contestas que uno de la cuadrilla que cada día es más radical. Arantxa agrega detalles, que su padre, ya muerto, era el borracho mayor del pueblo.
Por lo visto, Patxi había dejado a Peio llevarse unas botellas vacías. El chaval consiguió la gasolina, sacándola con una sonda de coches y camiones. Hizo los cócteles, es muy fácil, dices. Peio agregó aceite de motor para que el fuego fuera más pegajoso. Estuvo practicando a solas en la cantera. Dices que tiene mucha fascinación por las armas y la lucha, que acabará en ETA.
-Peio propone una "ekintza" para cuando oscurezca. No se le ocurre el objetivo y pregunta, a Juancar y a ti, quién tiene una idea. La Casa del Pueblo muestra las quemaduras de la última vez, el "batzoki" no, que es donde el padre de Juancar juega al mus. Callas, esto se está poniendo feo de verdad, ves a tus dos amigos con las pupilas brillantes del alcohol. A Peio le gustaría tener bronca con los cipayos y asar a dos o tres. Hablan de pegar fuego a algún enemigo de Euskal Herria.
-De tanto hablar y gesticular toda la taberna está al corriente y Patxi os sugiere que os vayáis a dar un paseo, porque en la Arrano él no quiere problemas. ¡Qué hipócrita! En esto, como de pasada, os insinúa y os dice sin decir "por aquí hay uno que tiene camiones".
Peio y Juancar enseguida saben que Patxi está señalando al Txato. Tú estás más pendiente de largarte que de otra cosa y tardas más. Arantxa explica a su marido quién es el Txato. Es el de la empresa de transportes, uno que no se arruga ante las amenazas de ETA, no paga el impuesto revolucionario o no paga los suficiente, no sabe. Le han montado una campaña de acoso para aminarlo y tiene a toda la gente del pueblo en su contra.
-Es un buen hombre. Como dice tu hermana, para tu padre es un hermano y para vosotros casi como un tío. Ahora no os habláis con él ni con su familia, aunque no os ha hecho nada. "Este es un país de locos".
Te sientes acorralado por Juancar y Peio. Que no, que te tienes que ir, te insisten, como mucho es una hora. El plan es sencillo: "tirar los cuatro cócteles, vuelta al pueblo y tú a los putos libros". Patxi mete el cucharón, qué hostias pasa, Kartujo que no viene, es un rajado, parece mentira que sea hermano de Joxe Mari.
-Patxi se vuelve hacia ti y : "Mira chaval, en un grupo, cuando uno conoce el plan de acción, sigue hasta el final y no traiciona". Te han relacionado con "traicionar" y de ahí a chivato hay muy poco. El sinvergüenza del tabernero os insta a que os vayáis a rematar la faena: "hospa de aquí los tres". Si os portáis bien, igual os perdona las consumiciones, el premio para unos aprendices de gudaris.
Te sientes corroído de vergüenza, "como un muñeco despreciable" y te horroriza que noten tu tristeza. Te recriminan con el argumento de Patxi y tú: "bien, ya vale, vamos". Os vais a buscar las botellas incendiarias. Ellos achispados: "gora ETA, amnistia osoa y demás".
-Es hora oscura, pero todavía con una franja morada. Acordáis lanzar cada uno un cóctel, Peio dos. La verja está cerrada y es demasiado alta. Mala suerte sólo hay dos camiones, joder qué lejos, es imposible acertar desde fuera de la explanada y no veis por dónde vais. Peio, impaciente, lanza el primero muy alto, estalla en el asfalto, ahora el resplandor permite ver mejor el camión. Te dicen que te toca a ti, tienes claro que al camión no le das. ¡Si Peio también había fallado!
Y de repente, mientras encendéis el trapo, se oye una voz gritar: cabrooones, cabrooones. Un tiro, el Txato que se acerca corriendo, otro tiro, tiene una pistola. Echáis a correr, lleváis la cara al descubierto pero está muy oscuro. No os sigue, se queda a apagar el fuego. Para ti que si quiere os deja secos a los tres. No has podido dormir en toda la noche, llevas horas andando de un lado para otro y agradeces que Guillermo y Arantxa te dejen estar en su casa de Rentería unos días. Luego ya verás la manera de marcharte del pueblo. Como sigas allí, tienes claro que terminas como Joxe Mari. Llamas a casa y le cuentas a los aitás...no puedes contar lo de ayer, dices que te quieren pegar o algo así.
-Encuentras refugio en la soledad, te distancias de los amigos, estudias, lees, escribes versos y relatos. Es tu "Movimiento de Liberación Personal". Veintiún años y aún en la casa familiar. Tu padre te cree raro y se apena. Asistes a presentaciones de libros, mesas redondas, te arrimas a otros escritores y conoces a unos cuantos. No vas a la biblioteca del pueblo, pasas las tardes en la Biblioteca Municipal de la Parte Vieja de San Sebastián. No te puedes desasir del pueblo mientras vivas con tus padres, te ejercitas en el escaqueo, en el disimulo. En las manifestaciones de asistencia inexcusable te colocas en lugares estratégicos para darte el piro en el momento oportuno.
A menudo te ausentas del pueblo y te instalas en el piso de Arantxa, para despegarte de la cuadrilla. Allí no estás de parásito, les echas una mano en lo que puedes. Limpias, pintas o intentas enseñarle euskera a tu cuñado, un negado, tarea imposible.
-La suerte se tropieza contigo un día. Encuentras trabajo de dependiente en una librería de San Sebastián, no bien pagado, pero de tu gusto. Te permite perder de vista a diario el pueblo sin tener que dar explicaciones, todo el mundo sabe a dónde te diriges cada mañana al montar en el autobús.
Por los tiempos en que eres librero, publicas reseñas de libros en euskera, alguna pieza literaria breve en revistas y, de forma esporádica, artículos de asunto cultural en el Egin. Publicar en el Egin te sirve de salvaconducto en el pueblo.
-El euskera se convierte en tu principal fuente de ingresos, tienes para ir tirando. Haces de todo: folletos, pequeñas traducciones, incluso un librito para niños. El editor, a última hora, te lo cambió de título, te lo dejó en Piraten itsasontzi urdina. Te deja un sabor agrío aquella injerencia en tu obra. ¡Ya eres todo un escritor!
Arantxa te anima a escribir para niños, así te dejarán tranquilo, ay de ti si te metes en "líos de la tierra". La buena suerte se encariña contigo y se cumple tu sueño de abandonar para siempre tu pueblo natal. Una tarde conoces a Ramuntxo que se queda anonadado de tu buen euskera. Congeniáis y dos meses más tarde te instalas con él en Bilbao. La idea inicial es que trabajes como secretario, también como redactor de textos radiofónicos. ¡Porque Ramuntxo trabaja en una emisora de radio! Te pone a vivir con él en su piso, te asigna un dormitorio y un despacho. Te paga bastante más que los de la librería y te prohibe escribir para Egin.
-Compones textos tan hermosos, tan profundos y bien escritos que Ramuntxo te incorpora a la emisora...y a su vida. Lees de maravilla, te expresas con fluidez, tienes un dominio enorme del idioma y una buena voz. Pasas a hablar al micrófono, te gusta horrores el trabajo, sobre todo entrevistar a los buenos escritores. Tienes para ti solo un programa de media hora de literatura vasca, todos los días, salvo sábados y domingos. Eres feliz por fin. No te estás equivocando y me gusta.
Nos despedimos del personaje Gorka y ahora, María Ángeles, cuenta tus recuerdos personales, esos que reviven al leer Patria.
-Ahora me doy cuenta de que Gorka es un chico de la EGB, que pudo ser contemporáneo de mis niños de Legazpi. A través de las redes sociales he sabido de algunos de ellos. Estudiaron más que sus padres y los estudios medios y universitarios dejaron de ser algo "para ricos". Los hay de todos los oficios y profesiones, hay quien trabaja en la misma fábrica que el aita y la cocina es algo muy serio en aquellas tierras. Lo importante es que sean felices, como lo fueron en su niñez, así me lo parecía y así me lo expresó uno de ellos: "lo pasábamos muy bien jugando en la calle, en Urtaza, en Lau Bide". En su adolescencia, tal vez algunos fueran arrastrados por Patxi o Peio y participaran en la kale borroka. Si alguno acabó en ETA, no me consta. De Juana Chaos, natural de Legazpi, uno de los más sanguinarios, era de un tiempo anterior. Alguien me comentó que ya estaba algo zumbado aquel niño, hijo del médico que vivía junto al cuartel de la Guardia Civil. De niño jugaría con los hijos de los guardias, seguro.
Muchos volvieron con sus padres a tierras burgalesas, navarras o extremeñas. En Legazpia el que no era de la zona de Villahoz era de Fustiñana o del Valle de la Serena. Me costaría creer que alguno de mis alumnos vascos vascos, los caseritos que venían en autobús desde Brínkola, hubieran dado en gente violenta. Eran unos niños encantadores y muy tranquilos, debía ser el efecto de vivir en el campo.
Pasan los años y yo sigo en un colegio que ya no es el mismo. Muchos compañeros se han marchado fuera de Euskadi. El euskera, joya lingüística, milagro de supervivencia, es usado para fines bastardos, uno de ellos el quítate tú que me pongo yo. Afortunadamente, hay muchos vascos reales, como el ficticio Gorka, que aman su pueblo y su cultura pero no la utilizan como bofetada política. Mas la mala suerte quiso que fueran los Peios y no los Gorkas... ¡Y aquello fue la guerra civil!
Mis alumnos son ahora los mayores, los de los últimos cursos de EGB. Se considera mejor para la euskaldunización de los pequeños que sus maestros sean todos euskaldunes, el euskera ya no es solo una asignatura. Del plan A pasaron al plan B y del B al D porque no hay C. Me adjudican buena parte de las clases de lengua española, han decidido que sea yo la que pelee con tildes, determinantes y escritos de importantes escritores. Una especialidad que voy adquiriendo con la práctica, haciendo de la necesidad virtud.
Porque yo oposité por Ciencias Sociales en 1982 y tuve un momento tonto cura Serapio, ay, en mi exposición oral del tema "La expansión atlántica". Me explico. Yo hablaba de los viajes de Colón y demás, con su enfoque pedagógico. Me pareció necesario precisar, por si las moscas y el tribunal del PNV, que había que evitar los triunfalismos. Un poco más y digo "españolismos". ¡Ay María Ángeles, María Ángeles, que eso no lo dirías si te examinaras en Burgos! Por lo demás: "El nuestro ha sido un pueblo emprendedor y aventurero...hemos andado por todos los mares".
Un gran pueblo que ha tenido mala suerte y al que yo deseo, de corazón, lo mejor. Me alegré mucho cuando empezaron a reírse de sí mismos en programas como "Vaya semanita". Me pareció una buena señal. Más tarde fueron los "Siete apellidos vascos" y demás.
Bueno, Austri, no hemos dicho quién mató al Txato. Lo dejamos para la reunión de la lectura presencial. Gracias a Fernando Aramburu por su mensaje, en Facebook:
"Muchas gracias, María Ángeles, por tu esfuerzo certero y hermoso. Un abrazo"
Un esfuerzo que mereció la pena si un buen escritor lo llama "certero y hermoso".
Un abrazo de María Ángeles Merino y de Austri.