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lunes, 20 de octubre de 2014

Poema seis


1975 para Amarneciendo


Poema seis

Ya no suenan las hojas muertas,
ya no suena ninguna tristeza,
ya no se oyen las lejanías
de las calles húmedas de la lenta nostalgia,
ya no caen las hojas muertas
en esta súbita existencia de nuestra calle Príncipe, 
de nuestra angustia.

Junio, 1990

A Freud y escuchando a Pepe Utrera al piano.


Poesía: Miguel Ángel Andés (Diario de poesía "Pepe Utrera, después", abril 1990-marzo 1993)
Dibujo: Miguel Ángel Andés, cedido por Guillermo Álvarez para Amarneciendo



Contacto: [email protected]

martes, 9 de septiembre de 2014

Sentencias poéticas (III)




niños paraAmarneciendo


Cada vez que siempre, apareces acontecido en un azar.


Autor: Miguel Ángel Andés
Dibujo: Miguel Ángel Andés, cedido por Guillermo Álvarez para Amarneciendo, serie niños IV

Contacto: [email protected]

miércoles, 2 de julio de 2014

Sentencias poéticas (I)





No hallarte en mi particular absoluto.



Autor: Miguel Ángel Andés. Transcripción del casete-diario de poesía "Pepe Utrera, después" (1990-1993)

Dibujo: Miguel Ángel Andés.  Óleo sobre papel. (enero 1974)



Contacto: [email protected]

domingo, 18 de mayo de 2014

Miguel, Justo y Pepe



Miguel, Justo y Pepe para Amarneciendo


Lo mejor de este proyecto es descubrir. 

La foto de la entrada de hoy pertenece también al álbum personal de Miguel, de una de sus últimas páginas. En ella aparece junto a Justo Sotelo y Pepe Utrera. Estas dos personas están relacionadas también con uno de los lugares que Miguel más frecuentaba, las famosas Cuevas de Sésamo en la calle del Príncipe de Madrid. En sus cuadernos también aparecen anotaciones de sus andanzas por aquel local subterráneo y emblemático de Madrid, donde se reunía una tertulia literaria todos los lunes y miércoles, un grupo variopinto en el que Miguel también participaba leyendo poemas. Las Cuevas de Sésamo sigue siendo muy conocido, fundamentalmente por su decoración, donde las citas célebres que adornan sus paredes, los libros y el piano creaban un ambiente del cual yo mismo disfruté en algunas ocasiones en mi juventud, allá por los 80. Realmente, Sésamo era un bar singular, donde gente de todo tipo buscaba un tranquilo rincón donde tomar una sangría y poder charlar sin las estridencias de otros locales de la época en los que la música pregrabada atronaba los oídos.

Pepe Utrera murió poco tiempo antes que Miguel. Sabemos que fue músico y, aunque no era el pianista oficial de Sésamo, sí que solía tocar a menudo aquel piano, lo que hizo que su fama trascendiera de las paredes de aquel local. Su amistad con Miguel debió de ser muy intensa y dedicaremos más adelante una entrada a este personaje con algunos poemas inéditos que Miguel escribió tras su muerte y que reunió en uno de esos casetes de los que ya hemos hablado y que él mismo bautizó como productos de su “laboratorio de poesía”.

El otro personaje es el que justifica el título y la primera frase de este post y del que hoy solo quiero dar unas pinceladas, Justo Sotelo, profesor de universidad y escritor. Conocí a Justo en los días posteriores a la muerte de mi tío y no había vuelto a verle desde entonces. Al principio de nuestro proyecto, Rita y yo creamos un listado de las personas que pensamos que habían tenido alguna relación con Miguel. La idea era buscar información e intentar contactar con ellas. Cuán grande fue nuestra sorpresa cuando Rita descubrió que Justo Sotelo había publicado una novela en 2012, titulada “Las mentiras inexactas”, una novela donde Miguel Ángel Andés es uno de los protagonistas (un arquetipo, en palabras de Justo) y cuya acción transcurre en su mayor parte por el barrio de Las Letras de Madrid, donde se encuentran las Cuevas de Sésamo.

El caso es que me reuní el otro día con Justo y fue una delicia charlar de nuevo con alguien que conoció a Miguel y confirmar que nuestro artista, a pesar de estar viviendo sus últimos años, era una persona que tenía muchos amigos, amigos que admiraban su obra y su sabiduría poética, gente que le apreciaba tal como era. Hablamos de la vida, de su novela, de Literatura... Me contó muchas cosas de Miguel, pero para no alargar este post solo voy a intentar resumir la anécdota de su primer encuentro.

Justo frecuentaba Sésamo desde hacía años. Un día, debió de ser de 1989 o 1990, apareció Miguel por allí y se dirigió a él así: ¿Tú eres “complutense”? Justo afirma que nunca olvidará ese saludo, el saludo de alguien cuya universidad fue otra muy distinta a esas en las que algunos afortunados hemos podido estudiar..., y conseguir títulos. Según mi madre, Miguel abandonó sus estudios, a pesar de ser el más brillante de todos sus hermanos, que antepuso su vocación de artista a cualquier otro intento de “poner los pies en el suelo”, expresión utilizada también por Justo. Miguel, desde muy joven y hasta su último día, decidió que su mundo sería el del arte, el Cine, el Teatro, la Pintura, la Literatura... Justo me contó que en aquellas tertulias, no había poeta, español o extranjero, del que Miguel no supiera algo.

Esta foto contiene muchas más historias y Justo se ha ofrecido a seguir colaborando con este proyecto. La imagen que guarda de Miguel y de Pepe es la de “los dos últimos bohemios” del Madrid de Valle Inclán. Su novela, a pesar del título y de situar a Miguel en una época que no vivió, cuenta, según él, muchas “verdades” de nuestro protagonista. 

To be continued...


Fotografía: Álbum personal


Contacto: [email protected]