Ya hemos hablado hace tiempo de este
maravilloso cuaderno de dibujo, del cual llegué a decir que es mi
obra favorita de Miguel Ángel Andés. Es nuestra intención
mostrarlo íntegramente más adelante. También dijimos que no hay
prisa en este proyecto, que cada semana iremos mostrando una pequeña
faceta de nuestro artista. Y qué mayor placer que compartir esta
aventura tal cual se va desarrollando. Así pues, hoy traemos un
nuevo dibujo de ese cuaderno datado en 1975 en la ciudad de Göteborg.
Lo hemos elegido por su singularidad, es de los pocos que contiene
algún elemento de collage adicional.
En este otro post titulado “Mi dibujofavorito” empecé ya a contar parte de la historia de aquella
visita de Miguel a la segunda ciudad de Suecia. A través de
Guillermo Álvarez hemos sabido que, posiblemente, aquel viaje supuso
un antes y un después en la vida de Miguel. Aunque en 1972 había
estado ya en París, aquel verano en el país escandinavo, según
Guillermo, fue toda una experiencia para Miguel, algo que le marcó
para siempre y que dejó claro que nuestro artista no era un
personaje común. El objetivo de aquel viaje, y de otros previos que
Guillermo había hecho en veranos anteriores, era “trabajar”, con
todo el sentido de la palabra. Se trataba, pues, de conseguir dinero
suficiente para vivir el resto de año dedicándose a lo que
realmente cada uno deseaba más. Guillermo y Cruz nos cuentan que
ellos consiguieron vivir unos cuantos años en Londres con el dinero
que ganaron aquellos veranos en Göteborg. ¡Qué historias! Espero
que Guillermo nos cuente mucho más en persona en nuestro próximo encuentro.
El caso es que Miguel no supo, o no
pudo, adaptarse muy bien ni a aquel clima ni al objetivo marcado para
el viaje de 1975 que le propusieron sus amigos, los cuales ya
contaban con la experiencia de veranos previos. Sus limitaciones,
fundamentalmente de competencia en inglés, le llevaron a fracasar en
varios trabajos para los que Guillermo y otros habían mediado para
conseguirle. Hay que añadir algo que ya hemos contado: Miguel era un
ser excepcional, pero a la vez muy frágil; aquellos empleos
requerían de un esfuerzo físico importante. Según Guillermo, eran
unos trabajos estupendos, donde la responsabilidad y el estrés
síquico no existían. Camareros, lavaplatos, limpiadores..., en
hoteles, residencias, restaurantes..., esas eran las profesiones que
en aquel entonces ocupaban aquellos jóvenes y locos españoles en
aquel país. Qué paradójico es pensar que hoy en día, casi ya en
2015, muchos otros jóvenes de nuestra España (en su mayor
parte universitarios) están realizando esas mismas tareas en
ciudades como Londres, Berlín...; pero, eso sí, esta vez conducidos
por unas causas y motivaciones totalmente distintas de las de
aquellos jóvenes de hace cuarenta años. :-/
Esta imagen del álbum personal nos
muestra a Miguel con dos personas que debió de conocer allí. Hay
un par de fotos más donde vuelven a aparecer los tres acompañados
de un nutrido grupo de chicas, todas también con bata blanca, que
trabajarían en el edificio de atrás, posiblemente un hotel o una
residencia. La actitud de Miguel y su pose parecen la de alguien que
se está despidiendo; no lo sé. Pero lo que sí sabemos es que los
dibujos de Miguel de aquel veranos son, posiblemente, lo mejor de su
obra gráfica.
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