Es más bien ahora lo que siempre fui.
Hay demasiados abrazos siempre.
Los poetas se ocupan de todo
inclusive después de nosotros.
Lo cotidiano me embriaga tiernamente
sus ruidosos quehaceres.
Dirijo demasiado mis manos
el amor eterno, y caigo
de nuncas, errante por el sol de la tarde.
Poesía: Miguel Ángel Andés, Amarneciendo (1978)
Dibujo: Miguel Ángel Andés, agosto 1973-74
Contacto: [email protected]
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