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sábado, 24 de mayo de 2008

Coqueteo, ligoteo, regateo (Marruecos III)

Hay muchas cosas que llaman la atención al turista que viaja a Marruecos: los niños descalzos que aparecen en medio de la nada para pedirte un dirham o un boli; los encantadores de serpientes en medio de la plaza más céntrica de Marrakesch; hombres de negocios con traje occidental que rezan mirando a la Meca en medio de un pasillo en el aeropuerto de Casablanca... Pero más allá del exotismo y de las obvias diferencias religiosas y económicas, hay algo que todo turista que va a Marruecos experimenta y/o sufre en sus carnes: el regateo.

El zoco de la ciudad de Ressani

A muchos les cuesta entender que las cosas no tengan un precio fijo. Están tan acostumbrados a nuestro práctico método de "esto es lo que vale y si quieres te lo llevas y si no te vas" que no caen en la cuenta de lo lógico que es el regateo. Porque, para empezar, eso del precio fijo es una quimera, las cosas valen lo que le habrán costado a cada comerciante y eso depende de multitud de factores. Además, ni siquiera nosotros tenemos un precio fijo, o si no, ¿de qué las rebajas?, ¿las liquidaciones?, ¿los outlet?

Aclarado esto daré una clave esencial para triunfar en el regateo: hay que tomárselo como una conquista amorosa. ¿Cómooooo? ¿Es que es lo mismo entrarle a una chica embutida en un top de lentejuelas en un bar de Huertas a las dos de la mañana mientras suena de fondo Bisbal que intentar comprar una cartera de piel por 30 dirhams a un mercader con bigote y pocos dientes en un zoco mientras suena de fondo la llamada al rezo del muecín? Pues sí. Estos son los puntos en común entre un regateo y un coqueteo:

1. Tomárselo con sentido del humor. Pase lo que pase, tanto el comienzo como el final de un regateo o de un coqueteo debe caracterizarse por el buen rollo. Si el mercader se siente ofendido (o se hace el ofendido) hay que pedirle perdón, echándole tanto teatro como él. Hay que ser doplomático, por ejemplo quedas muy mal si dices que algo no vale su precio porque ofendes al vendedor, estás acusándole de estafador. Pero si comentas con una sonrisa de oreja a oreja que el precio es "para americanos" y tú eres español y te mereces un descuento, entonces probablemente te bajará el precio. Ir de sobrado no ayuda. Lo mismo sucede por las noches en los garitos, la táctica del simpático siempre funcionará antes que la del chulito.

2.Tener muy claro tu objetivo. De nada sirve estar dos horas regateando (y quien dice regatenado dice hablando con un chico con pinta de moderno en un bar de Malasaña) si en el fondo no quieres comprar. El regateo, al igual que el ligoteo, es un arte para gente decidida. Indecisos abstenerse o confiad en el amigo/a lanzado/a.

3. Disfrutar el proceso en sí. Ligar y regatear son juegos, tienen sus reglas propias, sus códigos y sus fases. Así no puedes pretender ni llevarte a la cama a nadie en 5 minutos, ni tampoco cerrar un trato en 5 minutos. Es más, sé de algunos mercaderes que cuando un extranjero ha dicho que sí, que paga 200 dirhams por una cartera de piel el mercader inmediatamente ha dicho "¡190!" ¿Por qué? porque le gusta disfrutar del proceso, sentir que se ha ganado la compra. A la inversa también sucede, es decir, si el chico con pinta de moderno malasañero al final se va del bar sin haberte pedido el teléfono no importa, tú has disfrutado el rato que has estado tonteando con él.

4. Comprobar el material para impedir la estafa. ¿Quién no ha dicho alguna vez "tierra trágame" la mañana siguiente de haberse llevado a casa a alguien que ha conocido en un bar de Alonso Martínez? Por la noche las cosas se ven de otra manera, y en el zoco ocurre igual, te empeñas tanto en querer conseguir la puñetera cartera de piel que luego llegas a casa y te das cuenta de que no es de piel o que está rota. En ambos casos conviene comprobar el material detenidamente ante un buen foco de luz.

Pese a todos estos puntos comunes, regatear es más difícil que ligar por una razón muy simple: el oponente siempre es mejor que tú. Así, dos amigas con las que hice el viaje a Marruecos y yo misma arrasamos en un puesto de carretera que vendía bisutería y antigüedades de los bereberes. Nuria se compró un candil, Marije una ballesta, yo un collar, todo por menos precio del que el mercader ofrecía y, además, conseguimos cada una unos pendientes de regalo. Nos sentíamos satisfechas de nuestras compras, que hasta le hicimos una foto al mercader.




Sin embargo, cuando llegamos al hostal, Nuria descubrió que el tipo le había dado el cambiazo y le había envuelto un candil más viejo y pequeño que el que ella quería comprar.

Si después de leer esto alguien quiere usarme como interlocutora en un regateo o como amiga lanzada en un ligoteo, por favor, no lo hagáis. Yo sólo domino la teoría, la práctica se me da de pena.

domingo, 20 de abril de 2008

el desierto rojo (pero no el de Antonioni)

Marruecos es un lugar muy cinematográfico, y no sólo porque las fotos salgan bonitas aunque seas la mar de torpe...:Las dunas de Erb Chebbi, rojas, que no el desierto rojo de Antonioni (Antonioni, caca).

...es que es verdad que allí se han rodado montones de películas. En los estudios Atlas, un guía que no habla español pero sí francés e inglés y a una velocidad digna de lo de "sinosonmicromachinesnosonlosauténticos", te explica que aquí a la derecha se rodó Kundun, y se trajeron a 300 extras del Tíbet que estuvieron viviendo aquí 3 meses, que se rodó parte de "Gladiator" ahí enfrente y allá, a lo lejos, una reproducción de Jerusalén para "el reino de los cielos". Igual era por culpa del mal estado de los decorados, desconchados de forma que veías el corchopan que había debajo, pero el caso es que el guía era un descreído de la vida que decía cosas como: "construir todo esto para que luego sólo sean 10 minutos de película, vaya desperdicio".

Si piensas con mentalidad de productor, Marruecos te viene bien muy bien para rodar: hay playa, montaña, desierto, ciudad... sin demasiada distancia de un sitio a otro. Hay precios competitivos y estudios equipados. Pero si piensas con mentalidad de turista cinéfila también es inevitable que te acuerdes de muchas películas. Aquí mi momento Lawrence de Arabia, montada en Jimmi Hendrix, el camello (¿o dromedario? nunca sé cuál es cuál) que abría paso en nuestra excursión por el desierto. Por delante sólo el guía y las dunas, era fácil hacer sonar de fondo la banda sonora de Lawrence de Arabia e imaginarse que estábamos a punto de unir a las tribus árabes en su lucha contra los turcos.

La que está de espaldas, divina con un pareo de playa a modo de turbante, c'est moi. El de rojo es Mohamed,nuestro guía bereber.

Pero el desierto, según a qué hora del día deja de ser rojo y pasa a ser amarillo clarito. Entonces recuerda a Tatooine, el planeta de Luke Skywalker. Pero aún hay más, es que en Marruecos hay montones de jedis:

Aquí Arturo, uno de mis compis de viaje con pose de reportero de guerra aunque sea fotógrafo aficionado, y rodeado de caballeros jedis.

Y lo que es mejor, cuando un camello "habla" o "bala" o "muge" o lo que quiera que haga un camello, suena igual que Chewbacca.

Pero, oh qué chasco, ninguna de estas películas se ha rodado en Marruecos. "Lawrence de Arabia" se realizó en Almería y en Arabia Saudí. Y "La guerra de las galaxias", en Túnez.

"Bichos raros" sigue paseándose por el mundo. El lunes 21 de abril, a las 20:30 se proyecta en la sala de Caja Segovia, dentro del festival Contraplano, en Segovia.
Y, noticias frescas, este fin de semana lo proyectan en el festival de curtmetratges (qué difícil es escribirlo en catalá, cullons) de Celrá, en Girona.
Si sois tan afortunados de estar ahora mismo en Cuba, lo proyectan en el muestra paralela del festival de cine pobre. Con ese nombre y seleccionados fuera de competición, está claro que no nos invitan...

Pero ya lo harán, ya. En un paso más por convertirnos en el próximo lobby del cortometraje (Vigalondo, Cobeaga, Sánchez Arévalo, temblad) aquí va el trailer de "La aventura de Rosa", corto realizado por Ángela Armero guionista y sin embargo amiga, ya estrenado en el festival de Medina del Campo y próximo rival y sin embargo amigo en los festivales. ¡Mucha suerte, Ángela!

domingo, 30 de marzo de 2008

Marruecos es del Barça

Ya estoy aquí. Ya he vuelto.

He visto cosas que no creeríais, atacar naves en llamas más allá de Orión... bueno, eso no, pero sí parkings de burros, dromedarios que se llamaban Jimmi Hendrix o Bob Marley, tormentas de arena y mujeres completamente embozadas. He vomitado en un autobús, he atascado por cagalera varios baños a la turca (es decir, sin papel higiénico ni cadena), he regateado en cuatro zocos distintos, he viajado con otras seis personas en un taxi normal con capacidad para cinco. En definitiva, he estado en Marruecos.

Y como "Bichos raros" ya está dando sus últimos coletazos en cuanto a selecciones de festivales y los poquitos que nos seleccionan no nos premian, me veo obligada a dedicar tooooodo este post a mi viaje. Y amenazo con repetirlo en el futuro, porque Marruecos da mucho de sí.

Me ha impresionado lo árabe, lo africano y lo pobre que es el país. Pero sobre todo, me ha dejado pasmada la pasión futbolera de los marroquíes por el Barça.


La obsesión por el fútbol, en general, llega hasta el punto de que todos los hombres se reunen alrededor de la pantalla de plasma del bar más grande del pueblo para ver un partido normalito de la liga española. Y si un día no hay partido, no hay problema, que para eso están las ligas inglesa o italiana.

La pasión específica por el Barça roza el surrealismo. La situación es tal que así: te paseas por un zoco, para los vendedores no solo resulta evidente que eres turista y occidental (eso es evidente para cualquiera), sino que además huelen que eres española. Igual que seamos los turistas que más y más alto hablan ayuda. En ese momento, y si eres chica, usan dos tácticas:

A. la del saludo: ¡Hola!

B. llamarte por un nombre genuinamente español: ¡María! ¡María José!

Ambas tienen un objetivo claro, llamar tu atención, que te gires y, en ese momento, invitarte a que entres en su tienda "sólo para ver" y, en cuanto fijes tu mirada durante algo más de un segundo en cualquier cosa, intentar vendértela.

Otro día hablaré del laborioso y teatral proceso del regateo, hoy me quedo en la fase de la llamada de atención porque una vez que te has girado y saben que eres español un 80% de los marroquíes dicen lo siguiente: ¡Visca Barça! y eso casi siempre viene seguido de tres coletillas más: "¿eres de Barcelona?" "¡Viva Zapatero!" "Barcelona es bona si la bolsa sona". Nombrar continuamente a Barcelona se puede deber a la gran cantidad de turismo catalán que hay. El gusto por Zapatero a las recientes elecciones y a que ZP favorecerá la emigración, y todo en general se justifica por la locura colectiva por el Barça.

La obsesión se traduce en carritos como éste de aquí abajo, pero pintados con los colores del Barcelona, y sin señor dormido dentro...


...en bares decorados con fotos de jugadores del Barcelona, en niños que por la calle te piden dirhams o camisetas del Barça, en pueblos en medio del desierto, sin asfaltar, sin alumbrado, pero con un ciber y un club del Barça.

Una vez le pregunté a un dependiente del zoco de Marrakech el porqué de esa pasión y se me quedó mirando como si estuviera loca, como si no hubiera otra opción en el mundo que ser del Barça. Como a mí el fútbol sigue sin interesarme, al menos hasta que empiecen las olimpiadas, de momento pasaré de hacerme del Barcelona.