No hay miedo
más profundo y frio que el que siente un padre ante una grave enfermedad de su
hija. Ni vacío más desolador que el que deja su muerte. Estas son las
circunstancias que rodearon a Charles Darwin
durante buena parte del proceso de gestación de su obra “El origen de las
especies”. Éste es el núcleo central de la novela “ La caja de Annie ”que
Randal Keynes, tataranieto del propio Darwin, publicó hace unos años motivado
por el encuentro de una pequeña caja de la niña que contenía cuadernos de notas
y cartas de Charles y que heredó de sus
antepasados. Posteriormente, el propio Randal participó en el guión de la
película “ La duda de Darwin ” (Creation, 2009) que dirigió el británico Jon Amiel.
La película,
no estrenada en las salas comerciales de España, está impecablemente
interpretada por Paul Bettany y Jennifer Connelly, matrimonio en la pantalla y
en la vida real, junto a la adorable niña Martha West, que hace el papel de
Annie, la desafortunada hija mayor del matrimonio que falleció con 10 años de
edad. Cuenta además con una banda sonora excelente de Chistopher Young y una
cuidada producción en la que participa la BBC.
El film no
es una biografía del famoso naturalista y deja al margen aspectos importantes
como su conocido viaje a bordo del Beagle, o la repercusión social que tuvo la
publicación de su libro; se centra en la dramática relación con su hija y como
influyó en sus ideas sobre la naturaleza de la vida. Rodeado de un ambiente cristiano,
le costará conciliar su dolorosa experiencia
con la idea de un dios generoso que permite la crueldad y la implacable lucha
por la existencia que observa en la realidad. Sus dudas sobre el creacionismo y
la interpretación literal de las Escrituras le acarrearán conflictos en su
interior y en su entorno social. ¿Estamos ante un plan divino que explica el
destino de los seres vivos, o lo importante es una cuestión de supervivencia y
de selección natural? Son las dudas que consigue vencer el naturalista inglés
para proponer la teoría más revolucionaria de la historia del pensamiento.
Darwin
desconocía los mecanismos de la
herencia, precisamente uno de sus quebraderos de cabeza, y se sentía culpable
de que Annie heredara su delicada salud,
aunque parece que la niña murió de tuberculosis, mientras él padecía una
misteriosa enfermedad que en la actualidad algunos atribuyen a una infección
contagiada en Sudamérica en su famoso viaje con el Beagle.
Sus dudas,
sus entusiasmos, su mala salud, la fuerza de sus afectos y de su dolor van fluyendo
a lo largo de una narración repleta de flash backs que intentan entender la
complejidad de una de las mentes más influyentes de la historia de la ciencia.
Sus ideas tuvieron repercusión mucho más allá del campo de la biología y resultan fundamentales para poder comprender la naturaleza humana. Por esto, y sin
parecerme una película redonda, creo que es muy oportuno recomendar esta
interesante y desconocida película.