Los hechos existen.
Los hechos son los hechos. Aunque una mente pueda interpretarlos a su manera y elaborar
un relato a posteriori que se acomode a sus intereses o a sus expectativas, aunque
pueda recordarlos con muchos matices añadidos para evitar disonancias
cognitivas, los hechos existen.
A medida que pasa el
tiempo, la memoria selectiva de los hechos ofrece oportunidades para
tranquilizar la conciencia, para recomponer recuerdos y ofrecer una historia
que permita cargar de razones que refuercen la autoestima y la superioridad
moral.
Pero en un lugar y en
un tiempo concreto, los hechos, desnudos, suceden como suceden. No sé si me
entienden.