Resulta interesantísimo visitar esta exposición (La vida en la pintura rusa del siglo XX, en la Sala Municipal de Exposiciones del Museo de la Pasión de Valladolid hasta el 28 de febrero), que tiene como origen la que se mostró en el año 2000 en el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid y que, en un formato o en otro, ha circulado ya por varios lugares de España. Se trata de una selección de la extensa colección de pinturas reunida por Dolores Tomás para la Fundación Surikov, que tiene como objetivo la divulgación del arte ruso contemporáneo.
No es exacto el título de la exposición, pero en este caso es lo menos importante. Paisajes, escenas, retratos, etc., componen una buen antología de pintores rusos de excepcional calidad del pasado siglo (la muestra recorre desde 1917 hasta 2003). Aunque solo un pequeño puñado de lo mostrado tiene carácter ideológico, es inevitable pensar en el peso del realismo soviético y el control del poder sobre el arte en la Unión Soviética en casi todo el siglo XX y su peso posterior. Dolores Tomás aclara cómo en sus visitas a Rusia pudo comprobar que grandes pintores tenían su producción almacenada en sus talleres y podían considerarse colecciones casi inéditas. Y fuera de las fronteras del bloque socialista apenas eran conocidos muchos de estos pintores. Por eso mismo, enfrentarse con un centenar de cuadros desconocidos pintados a lo largo de casi un siglo por diferentes manos y con estilos cambiantes es casi como descubrir un nuevo continente con el que poner en comparación la producción europea de esos mismos tiempos. Supongo que habrá quien conozca estas obras pero para la inmensa mayoría del público aficionado a la pintura es un catálogo casi desconocido de obras que soprenden por su gran calidad más allá del contexto en el que fueron pintadas. De ahí el interés y oportunidad de esta exposición itinerante que no debería perderse nadie.
