Querida Mar, que
enorme placer viajar contigo por tierra de reinas y faraones. Una cultura con
una historia apasionante que estudiaba con entusiasmo, sin duda mi asignatura
favorita, Historia del Arte.
Sobre su
gastronomía he buscado, he leído, he comparado, he vuelto a buscar, he vuelto a
leer, a releer y he llegado a una conclusión: cualquier receta, da igual que
sea dulce o salada siempre es diferente aunque se llame igual, algo que me ha
confundido bastante con una “excepción” desde luego entre comillas… “baklava” un pastel tradicional de la
cocina árabe. Por lo menos todas las recetas coinciden en que lleva capas de Gulash,
hojaldre especial que desconozco, frutos secos, mantequilla, almíbar, en fin,
unos ingredientes que sin duda varían dependiendo de la zona donde se elabore.
Conclusión, un
poco de aquí, un poco de allá, y algo de más allá han conseguido que mi baklava
quedara para chuparse los dedos.
Ingredientes:
- 200g de coco
rallado
- 150g de pistachos
- 100g de azúcar
- plancha de hojaldre
(de Lidl)
- Mantequilla
Para el almíbar:
- 7 partes de
azúcar
- 2 partes de agua
- 2 cucharadas
soperas de agua de azahar
La mantequilla en
punto pomada.
El coco, el
azúcar y 100g de pistachos troceados en un cuenco, bien mezclados.
La lámina de
hojaldre la corté en 6 trozo iguales y los estiré de uno en uno hasta el
aburrimiento pero sin que se rompiera por ninguna parte de su superficie.
En una fuente de
horno, bien embadurnada por todas partes con mantequilla, coloqué la primera
capa de hojaldre y encima unas cucharadas de la mezcla de coco, azúcar y
pistachos.
Repetí lo mismo
hasta terminar con la sexta lámina de hojaldre y lo metí en la nevera para que
se enfriara.
Después, encendí
el horno a 175º.
Fundí unos 100g
de mantequilla que después de trocear mi baklava, vertí por toda la superficie
y dejé que reposara 30 minutos antes de meter en el horno, donde pasó unos 30 minutos, hasta que toda la
superficie estuvo bien dorada.
Mientras, preparé
el almíbar, agua, azúcar y agua de azahar en un cazo cociendo durante cinco
minutos.
A la hora de
añadir el almíbar no tenía muy claro si mi baklava tenía que estar caliente o
fría, otra de mis muchas dudas dependiendo de la receta. Así que, opté por
añadirlo cuando mi baklava ya no quemara
pero sin estar fría. Antes, esparcí por toda la superficie el resto de los
pistachos muy picaditos. Dejé que reposara toda la noche.
Al día siguiente,
sólo quedaba quitar aquellas delicias del molde, me moría por probar y probé…
¡espectacular! No se me ocurre otra palabra que defina mejor el resultado de mi
baklava mix.
Tan sólo falta
continuar viajando por los platos
elegidos por los bloguers participantes. Excursiones gratuitas, descubrimientos
gastronómicos de nuevos sabores y colores, dignos de una reina.
(Pintura de la tumba de Nefertari)
Se terminan las
vacaciones pero seguimos viajando ¿a dónde? ¡Francia! ¿Fácil verdad?
Hacer la reserva
y animaros a mandar vuestras recetas de este país que está lleno, entre otras cosas, de buena gastronomía.
Os recuerdo las
culpables de estas cocinas del mundo: