Estas son mis filloas, así me las contó mi madre y así las sigo haciendo.
Ingredientes para la pasta:
Poner la leche y el caldo en un recipiente hondo, añadir la harina y mezclar bien, echar los huevos de uno en uno y seguir batiendo para que quede una pasta fina.
Cuando todo esté bien mezclado pasar por un colador para que la pasta quede finísima y dejar reposar un ratito.
Poner una sartén al fuego y untar el fondo con un trozo de unto o tocino, echar un cacillo de la crema y repartir rápidamente por todo el fondo, dejar cocer hasta que le salgan ojillos a la pasta, unos 2 minutos más o menos, y darle la vuelta con una espátula para que se haga por el otro lado.
Después las vamos pasando a un plato. Con estos ingredientes salen unas 24 filloas.
Hay muchas recetas para hacer la crema pastelera pero yo sigo utilizando la sabiduria materna.
Con esta scantidades se rellenan 8 filloas de forma generosa:
- ½ litro de leche
- 3 yemas
- 80 g de azúcar (10 g más o menos según te guste el dulce)
- 2 cucharadas de harina de maíz
- una cuchara de mantequilla
- la piel de ½ limón
Poner la leche al fuego con la piel de limon y calentar, mientras mezclar las yemas con el azúcar y la harina de maíz.
Cuando la leche esté caliente añadir poco a poco a la mezcla y batir bien para que se deshagan los grumos que puedan quedar. Hecho esto, poner al fuego sin dejar de remover para que no se pegue.
Cuando empieza a espesar retirar del fuego (no debe hervir) y batir deprisa, añadir la mantequilla y dejar enfriar.
Rellenar las filloas, enrollar, cortar los bordes para que queden igualaditas, poner encima un poco de azúcar y quemar.
En el momento de servir se vierte por encima un poco de aguardiente, que se habrá calentado para quemarla.
También se pueden rellenar con helado y fruta, con fresas con nata, con miel caliente y dobladas a la mitad y otra vez a la mitad.
En tiempo de matanza, por lo menos en mi pueblo, a la crema de las filloas se le añadía un poco de sangre del cerdo, y estas no se rellenaban con crema, simplemente se les echaba azúcar y se enrollaban sobre si mismas, el propio calor fundía el azucar, lo que las hacía especialmente jugosas, que ricas estaban.
Espero que os gusten.