Un relleno donde la berza gallega ha sido el
ingrediente más importante.
Todo empezó con un potaje de vigilia y mi fobia a las espinacas. Tenía
pensado utilizar acelgas, como otras veces, pero por suerte aparecieron estas
berzas que tenía congeladas y que dieron un resultado espléndido.
Después del potaje sobraba una cantidad generosa y preparé una mezcla para
hacer también una empanada de berza con bacalao exquisita, sí, fuera falsas
modestias, exquisita.
Aún después de la empanada, quedaba suficiente mezcla como para hacer algo
más y así nacieron estos canelones que resultaron deliciosos.
Aproveché para probar ese tomate frito que me regaló Aneto. ¡Increíble!, un
tomate frito como los de casa. Nada nuevo si digo que en Aneto, en el Salón del Gourmet de Madrid 2014 , me sentí, una vez más, como en casa. Una vez más, saludé a
los amigos de siempre y le puse cara a Josep, mi primer contacto con la marca,
y que no estaba cuando visité la fábrica.
Un placer compartir unos momentos de agradable conversación y comprobar que
el entusiasmo de las personas que trabajan en Aneto no es casualidad, es un
hecho.
Tan sólo pedirles que ese tomate frito que he tenido la suerte de probar,
no se quede en una prueba, que llegue a los mercados, porque es increíble. Comparado
con cualquiera de los que hay en el mercado actual no tiene parangón. Es mi
opinión y con esto, no quiero faltarle el respeto a otras marcas.
Y ya, a lo que interesa: los ingredientes de este relleno.
Más que los ingredientes, su elaboración.
Primero, hice un sofrito con:
- 2 Cebolletas
- 1 Pimiento rojo
- 1 pimiento verde
- 1 Pimiento amarillo
Por otro lado, piqué la berza que estaba tan sólo
escaldada antes de su congelación.
En una sartén con aceite doré dos dientes de ajo, añadí unos 50g de piñones,
unas vueltas y la berza. Dejé saltear
todo junto unos minutos y mezclé con el sofrito anterior.
Una manzana y una pera salteadas con mantequilla y un poco de aceite,
pasaron a formar parte de la mezcla anterior.
Por último, bacalao desalado y desmigado, no recuerdo la cantidad, pero
generosa, sin olvidar que la berza es lo que ha puesto el color y el sabor en
estas propuestas.
Por último, me arriesgué, y añadí una cucharada de harina, un ramillete de
eneldo y 200ml de nata líquida. Mezclé bien y conseguí un relleno de empanada
diferente y delicioso. Aún así, sobró y aquí están estos canelones.
Poco que contar.
Fondo de la fuente con mantequilla y unas cucharas del rico tomate frito,
encima los canelones bien rellenos. Una bechamel clarita para cubrir toda la
superficie. Por encima generosa cantidad de queso rallado. Otro poco de tomate
frito repartido a cucharadas por la superficie junto con unos trocitos de
mantequilla. Y luego, su momento de horno a 180°.
Un relleno muy digno, que a pesar de olvidarme de hacer la foto finish, no
merece ser olvidado, por eso la foto principal no es un plato de canelones,
pero sí un canelón con rango de pincho que hemos disfrutado tan ricamente.
Hay que ver lo que han cundido estas berzas que falaban galego puro y duro.
Su origen: Petín de Valdeorras, mi pueblo.