Vamos a quiniela

Vaya por delante que Jeddah Corniche me parece un vertiginoso insulto a la inteligencia, una rapidísima meada fuera de tiesto y la eyaculación apresurada de unos ricachones que tendrán talonario pero no tienen pajolera idea de qué significa la Fórmula 1. Capamos en su día la 130R de Suzuka por motivos de seguridad, cometimos sacrilegio con la Parabólica de Monza —hoy Michele Alboreto—, vamos a «retocar» Le Raidillon en Spa-Francorchamps, pero la FIA y Liberty Media han dado el placet al horroroso ejercicio de ratonera al lado del Mar Rojo que han firmado Tilke senior y junior.

No hay sitio para correr en el circuito de Arabia Saudí —entendiendo «sitio» como espacio para circular veloz con posibilidad de corregir y reaccionar seguro—, y os juro que he salido pitando de Twitter por evitar seguir leyendo a los hijos de la PlayStation y los modernos juegos y simuladores de carreras, y es que da lo mismo que, en vez de muros de hormigón, Jeddah disponga de kilómetros de TecPro: no hay sitio y lo hemos podido comprobar esta tarde.

Se viene Sochi

 

Conviene no olvidar que mañana entraremos en capilla con el Gran Premio de Rusia, que se disputará en el afamado circuito de Sochi, a orillas del Mar Negro y cerca de la vertiente occidental de la cordillera del Cáucaso. 

Cthulhu perfectamente podía residir allí echando las horas hasta su despertar definitivo sentado en una mesita de playa, ataviado con chancletas, bermudas, una holgada camisa hawaiana, gorra y gafas de sol de marca, pasando desapercibido mientras se refresca bebiendo un daikiri, vamos, pero Lovecraft no conocía Sochi. En realidad pocos conocían la ciudad rusa hasta que el COI la marcó en el mapa como sede de los Juegos Olímpicos de Invierno 2014. 

Fool's overture reprise [Yeongam]

Yeongam es uno de esos circuitos que a mi modo de ver sobran en el calendario, pero allí se celebra el Gran Premio de Corea del Sur —hay que explicar a qué Corea nos estamos refiriendo para que entendamos por qué no se vio por ninguna parte a Kim Jong-un, nieto del mítico ‪Kim Il-sung‬ e hijo del no menos mítico Kim Jong-il, y por qué a cambio vimos al cantante Psy liándose con la bandera a cuadros al dar término a la prueba—. 

El trazado es un tilkódromo pata negra, una consecución de rectas de todo pelo y condición, que se entrelazan a través de una serie de curvas tiradas con bigotera y compás, eso sí, dibujadas en sentido contrario al que siguen las agujas del reloj por aquello de darle algo de gracejo al asunto, sospecho. En origen estaba previsto que estuviese rodeado por una ciudad de ensueño, pero se ve que la crisis aprieta en todos los puntos del globo, porque de momento, Yeongam surge de la nada y hunde sus raíces en la nada, de forma y manera que podemos decir, que entendiendo estas particularidades que acabo de relatar, es comprensible que allí nadie entienda de qué va la F1, y que ésta sea la razón por la cual los comisarios no sepan qué hacer con un coche (el de Rosberg) varado en el lugar adecuado, que los muros resulten amenazantes en algunas zonas, que haya polvo a mansalva por doquier, o que las alfombrillas de hierba sintética acaben en cualquier sitio menos donde deberían estar.

El libro de la selva

Bernie tiene la facilidad de insinuar que nos lleva a cualquier parte del globo con su F1, para demostrar una y otra vez que lo que pretende es que no nos movamos de casa. Nos lleva a Turquía, un ejemplo, y no vemos Turquía por ninguna parte, sólo vemos a su amigo Tilke. Nos lleva a Abu Dhabi, y lo mismo, vemos de nuevo a Tilke. 

Bernie nos lleva a Singapur y apaga la luz de manera que podríamos estar en cualquier moderna ciudad cosmopolita sin que nos demos cuenta, porque Tilke es patrimonio del mundo, ubicuo, transfronterizo, universal y asimilable como Lagy Gaga, vivo exponente de este occidente supremo que no se siente caduco y sigue erre que erre colonizando lo que toca porque se cree el quinto jinete del apocalipsis.